Lo primero que me llamó la atención fue su formato, yo diría que es un libro incluso más pequeño que el tamaño bolsillo, que simula un gran smartphone, aunque la puntas de este no son redondeadas. La portada ya nos deja entrever que vamos a encontrar, el gran protagonista el teléfono, por lo tanto una replica de este ocupa gran parte de ella, y luego una mujer mayor y un chico, enfrascados en su terminal.
Las sorpresas continúan dentro, puesto que si fuera podíamos ver el teléfono entero, en las páginas interiores ya solo vamos a ver la pantalla, en un tono azul claro, salvo el la parte superior y el faldón en los que se sube la tonalidad, en este último también veremos la línea sobre la que se empiezan a escribir los whatsapp. Supongo que la mayoría de nosotros ya manejamos la tecnología. y nos damos cuenta de que los mensajes que mandamos nosotros vienen en color y los que nos mandan en tonos de gris. Tenemos siempre la visión del terminal del hijo, por lo que los mensajes que envía la madre siempre están en tonos de gris, y los que envía el muchacho en verde.
Una vez entiendes la dinámica del libro solo queda disfrutar de una historia, tan corta como intensa, salpicada con mucho humor, en el que más de uno se verá reflejado, y que seguro que te arranca más de una carcajada. Al menos a mi me la arrancó y soy muy difícil para el tema de la risas en literatura, pero lo que más me sorprendió fue oír a mi hijo, este se partía literalmente la caja y me decía mamá mira como tú... menos mal que no soy el único que tiene más paciencia que un santo.
El autor:
teatral para la web cultural cuturopoing.com al mismo tiempo. En los últimos años Orsini ha colaborado en revistas de creación literaria, incluida la del Teatro de Rond-Point.
Su primera novela Mis whatsapp con Mamá, se originó en la plataforma Tumblr, donde durante un año publicó el divertido intercambio de mensajes entre una madre y su hijo.
Argumento:
"CijkiopplypM'po" es el primer whatsapp que una madre envía a su hijo con su nuevo smartphone. Recién iniciada en las nuevas tecnologías y entusiasmada con la facilidad de irrumpir en la vida cotidiana de su retoño, aprende a manejar el nuevo teléfono a costa de la paciencia del chico.
Moderno, fresco y divertido, este relato demuestra que hoy las historias también se escriben por whatsapp.
Mi opinión
Tengo whatsapp desde hace relativamente poco, tan poco como dos o tres meses, y la verdad es que era muy reacia a subirme a esta nueva moda, porque las tecnologías no son lo mío, me abruman, me cabrean, me sabotean... en fin con este panorama que os estoy dibujando ya podéis entender que este libro en muchos aspectos ha sido un espejo en el que me he reflejado, de ahí las risas, las carcajadas... incluso en ocasiones las lágrimas de alegría que me impedían seguir leyendo.
La originalidad comienza en este libro por la forma en que cuenta el conflicto generacional, ese tira y afloja entre progenitores y descendencia, pero también deja espacio para colar de rondón y mucha sutileza la crisis económica, a pesar de que el hijo trabaja, debe tener un trabajo precario puesto que siempre está pidiendo dinero a su madre. Y no menos original es la forma en que las emociones se van adueñando de esta historia, porque llamarla novela me parece muy fuerte, y tampoco es un relato.
Si el contenido rezuma originalidad, el continente no le va a la zaga, lo primero que llamó mi atención cuando lo tuve en las manos fue su tamaño, a mi modo de ver inferior a un libro de lectura de bolsillo, bien podría ser el de una tablet de 7 pulgadas o un poco más, hoy me he fijado en el teléfono de mi compañero de trabajo y el libro puede que sea un poco más ancho, pero de largo miden lo mismo. En todo momento contenido y continente están en consonancia, ya que la portada es un gran smartphone, protagonista absoluto de esta hilarante historia, y en un segundo plano o un plano inferior para ser más exactos podemos encontrar a madre e hijo enfrascados en la labor de sacarse de quicio mutuamente.
Y como ya he dicho antes el interior simula una pantalla de móvil con sus mensajes en globos y para diferenciarlos unos en gris, los de la madre y otros en verde, los del hijo, la pantalla que siempre tendremos a la vista será la del smartphone del sufrido chaval... al mismo tiempo se intercalan algunas ilustraciones que tienen relación con los whatsapp que intercambían y que siempre levantan alguna sonrisa o llegan a conmover en lo más profundo.
Solo llegué a casa por curiosidad empecé a leer el libro, cuando me di cuenta había pasado hora y media, me faltaban unas diez páginas para terminarla y me dolía la mandíbula de tanto reír. Hace tiempo Lammermoor hablaba de los libros medicina, creo que este puede ser uno de ellos, de hecho lo he releído al azar y he seguido riéndome de igual forma. Quizás lo que más me sorprendió es que mis hijos se reían tanto como yo, incluso el pequeño todos los días coge un rato el librito
A pesar de lo mucho que me ha gustado, de lo original que me ha parecido, y de lo mucho que he podido vislumbrar de lo que se esconde entre líneas, yo le pondría un pero a este libro, y es que los whatsapp carecen de fecha y hora, por lo tanto se pierde información por el camino. Una conversación suele ir en una pantalla aunque solo hayan dos globos, aunque alguno de los dos no conteste. Si sabemos que no contesta enseguida es por el enfado que somos capaces de discernir en alguno de los dos. Hay momentos en los que me he sentido perdida, sin embargo el humor me ha compensado con creces, y los sentimientos me los ha removido en profundidad.
No nos encontramos ante una historia banal, si no ante una nueva forma de narrar atendiendo a las nuevas tecnologías que tendrá más o menos éxito en el futuro, supongo que en esta imperaba el factor sorpresa y novedad, no creo que se afiance como género y la verdad es que hora y media de lectura sale un pelin cara.
Aunque el humor es lo que impera, tampoco penséis que no cuenta nada, es factible entrever la relación madre, hijo, la relación de ambos con su entorno, como les afectan ciertas cosas.
No es una novela en la que hayan muchos personajes, y todos ellos a pesar de que no se pueden caracterizar de cierta manera podemos hacernos una imagen visual de ellos, y si no visual de su forma de ser, creo que en este sentido está muy logrado.
el hijo: Me imagino un joven de entre 25 y 30 años, con un primer trabajo mal pagado, eso sí en una oficina, con problemas para llegar a fin de mes, amante de la juerga, y al que le sacan de quicio algunas de las manías de su madre que luego echara a faltar y el mismo reproducirá.
La madre: Imagino a una señora no demasiado mayor, que ha descubierto las nuevas tecnologías y que llena la soledad y las horas muertas con el nuevo juguete, tampoco es que su hijo pase mucho por casa, así que es una nueva forma de mantener el contacto con él y de paso sacarlo de sus casillas. Esta mujer esta viviendo una segunda juventud, se ha enamorado de nuevo y aunque encuentra piedras en el camino sigue manteniendo el humor.
la abuela: buff este personaje hay que descubrirlo, a pesar de que aparece muy poco, me ha hecho reír y llorar de la risa... menudo pájaro, o habría que decir pájara....
El vecino Boris: Una suerte de arreglatodo, vividor y algo bohemio como reza la canción... Un cara dura que mantiene una relación con la madre... los puntos suspensivos los tendréis que descubrir leyéndola
Diane: La novia del chaval, a la que la madre no ve con buenos ojos al principio y mucho menos al final, las razones las tendréis que descubrir también.
Y aquí terminan los personajes, todos los vemos a través de los ojos de los dos principales, la madre y el hijo, y la verdad es que los whatsapp no tienen desperdicio, quizás lo que más pueda gustar es la cotidaneidad, en ocasiones hablan de naderias, otras de problemas tecnológicos, otras de la comida que no les gusta, o del vecino Boris, o de la novia del muchacho, de la infancia. El final cambia un poco el humor yo no diría que por las lágrimas pero si por la congoja, el nudo de la garganta era tan grande que respirar costaba. Sin querer moralizar, una moraleja si que sabrá entrever el lector avezado.
Pero como un libro de humor no puede terminar con lágrimas, este reaparece en un guiño en la última página.
Conclusión:
Si has leído hasta aquí sabrás que la novela me ha convencido, me ha gustado, y que te la recomiendo sobre todo si te encuentras bajo/a de tono, si como yo eres un/a negado/a para la tecnología, si tienes hijos que te solucionan tus bloqueos con las máquinas. Si quieres reír y no te importa que tus sentimientos se paseen en la montaña rusa hacía el final del libro.
No encuentro ningún motivo para no recomendartela, ni siquiera ese pequeño pero que le he encontrado, es un libro que se lee en un momento, que luego seguro que como yo abres en más de una ocasión y que es compartible con los hijos a partir de los doce o trece años, mi pequeño tiene menos y se lo pasa bomba con la madre sobre todo.
Si algo me ha quedado grabado en la memoria y seguro que seguirá ahí por mucho tiempo, fue cuando mi hijo riéndose como un loco me dijo mamá mira como tú, es que es calcadita a tí, como el no había leído más que unas páginas le dije no me tientes muchacho que yo también puedo ser tan borde como ella eh... Sin duda nos hemos echado unas risas a costa del libro, de vez en cuando le envio algun whatsapp como el que nuestra protagonista le envia a su hijo, lo suelo hacer cuando está en casa, y puedo o bien oirlo reír, o decir Mamáaaaaaaaaaaaaaaaaa.
En fin una lectura que tiene su momento idóneo para abordarla, no vas a perder mucho tiempo con ella y seguro que te saca alguna risa.
PD: Edito porque el autor ha tenido la amabilidad de escribirme un mail para comunicarme que había cometido un error en la foto que habia colgado. Asi que la he cambiado por la que el amablemente me ha facilitado, es un dibujo de Vivi Lablonde.