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miércoles, 29 de mayo de 2019

423 Colores

Hay títulos que llegan de forma inesperada por recomendación, no sabes muy que esperar de ellos porque nunca habías oído hablar de ellos, y además te proponen hacer una lectura simultánea., una gran responsabilidad porque no todos los libros son atractivos para comentar por las redes. Cuando comencé a leerlo se me encogió el alma, me dieron un pellizco en la boca del estómago y esa sensación duró toda la lectura.

Y es que salir de la zona de confort cuesta mucho, dejar de mirar hacía los lados y tirar balones fuera es toda una odisea y los autores de 423 Colores se propusieron llenar a modo literario ese apagón informativo al que está sometida Siria, su conflicto armado y los miles de refugiados, desde hace más de un año. Hasta que abordé está lectura no me di cuenta de lo muy equivocada que estaba sobre la situación previa que se vivió en el país y mucho menos de la actual.

Con motivo de la Feria del libro, el Club de lectura Cosas & Musas al que pertenezco bajo el lema Lecturas que mueven conciencias programó un par de encuentros literarios y en uno de ellos tuvimos la suerte de contar con Rafael Avendaño y oír de su propia voz que les impulsó a escribir el libro, que pretendían con 423 Colores. Pero no estuvo solo, le acompañaba una integrante de la ONG Rowing together, que nos narró el día a día en un campo de refugiados, unos campos sobredimensionados, preparados para dos mil o tres mil personas y en las que se hacinan hasta nueve mil y en algunos casos más.

Las dos horas aproximadamente que estuvimos con ellos me hice muy pequeña y pude disfrutar de otro modo esta lectura, me di cuenta de lo importante que es que estemos informados, que no dejemos que nos silencien ciertos hechos por más cómodo que nos pueda resultar, y me di cuenta sobre todo de lo afortunada que he sido de haber nacido en este país y en este tiempo, cosa que no pueden decir otras personas que por robarles, les han robado hasta la dignidad. Llega un momento en que cualquier dificultad que tu puedas tener te parece baladí con respecto a la que ellos afrontan a diario por una comida escasa y mala, por una higiene de igual o peor calidad y por una asistencia sanitaria que es a todas luces pobre porque no se tienen los medios necesarios.

Si el libro me había arañado el alma, la charla me rompió el corazón y al mismo tiempo me hizo sentir que yo podía poner mi granito de arena para que no cayeran en el olvido, y la única forma de hacerlo era recomendando y reseñando este libro, porque la lectura simultánea ya había terminado con una gran participación de #SoyYincanera a las que le quiero dar las gracias por volcarse día a día en este proyecto. 

Y ya sin más me meto en harina, a ver si soy capaz de contaros de forma amena porqué vale la pena perderse entre las páginas de este maravilloso libro que os llevará de viaje a una Siria que ni imagináis y a un mundo de sensaciones, olores, sabores... que seguro que os sorprenderá.

Los autores: 

Rafael Avendaño y Juan Gallardo son amigos de toda la vida. Han compartido juegos de infancia, complicidades y lecturas, incluso tocaron juntos en un grupo de rock alternativo...pero  lo que mejor hacen es escribir a cuatro manos.

Rafael Avendaño nació en Almeria en 1973, es ingeniero diseñador de redes de fibra óptica y autor en solitario de las novelas La decisión (Ficcionbooks, 2012) y los Eternos (Grupo Ajec, 2011)

Juan Gallardo también nació en Almeria en 1973, es consultor pedagógico en EEUU. Antes de colaborar con Rafael, su bagaje narrativo estuvo centrado en la critica musical y en la divulgación de materiales pedagógicos para profesores en EEUU.

Juntos han publicado Todo lo que nunca hiciste por mí (Grupo Planeta 2014), Las flores de otro mundo (Grupo Planeta , 2016), El prisionero (Grupo Planeta, 2016), La mitad invisible (Grupo Planeta, 2017) y El último viaje de Tisbea (Versátil, 2017).

Sinopsis:

En la Siria de 2011 la vida se desarrolla con toda la intensidad, la pujanza y el colorido de unos ciudadanos esperanzados en su futuro. Ghada, la protagonista de esta historia, tiene apenas ocho años y es ciega de nacimiento. Una noche, su padre la despierta con urgencia; tienen que ponerse a salvo porque un feroz dragón sobrevuela los tejados de la ciudad.

Narrada desde el rebosante universo sensorial de Ghada, que intenta comprender el mundo sin entender lo que es la luz ni el color ni los peligros que la rodean, 423 Colores es la conmovedora historia de un padre que lucha para proteger asu hija de una de las guerras más cruentas y tenebrosas de la era moderna, un tour de force de la imaginación para transformar una huida del horror en una emocionante aventura.

Mis impresiones:


423 Colores es un canto a la vida, a la esperanza, al amor a un país y a una hija. Ante todo nos encontramos ante una novela sensorial, el universo de Ghada, que lejos de ser una pobre niña ciega se nos presenta como una persona con una rica imaginación y con unas peculiaridades que para sí querrían muchos.

Me vais a permitir abrir un inciso, porque si no lo hago no sería yo, tendemos a compadecernos de las personas con disfuncionalidades, está claro que todos los sentidos son necesarios, pero solo quien sufre la perdida parcial o total de uno de ellos sabe hasta que punto se desarrollan todos los demás. En el caso de Ghada goza de un olfato y un oído privilegiado, y de una sensibilidad única para transmitirnos su día a día. Reconozco que eso fue lo que más me llamó la atención de la novela, la forma en que Ghada demostraba que con otras funcionalidades distintas se podía ser igualmente feliz.

La novela está narrada a dos voces, la de Khaled y la de Ghada, ambas en primera persona y tanto en presente como en pasado. Quizás es el uso de esa primera persona la que hace que esta novela nos toque el corazón y nos desgarre el alma, o quizás son las atrocidades que narra que ni siquiera la inocencia e imaginación de una niña pueden embellecer.

Khaled es el PADRE, si en mayúsculas, la vida lo ha golpeado donde más le duele, se ha llevado a su compañera de viaje y su hija perdió la visión por un exceso de oxigeno en la incubadora. Ello lejos de arredrarlo le da fuerzas para intentar que su hija sea independiente, que se valga por si misma, su arma es la imaginación porque ya que Ghada no puede ver la maldad del mundo, él le crea uno paralelo que la mente de una niña pueda asimilar, de ahí que en la bella Alepo haya barrios en los que campan las brujas, y lugares prohibidos para la niña. De la misma forma cuando empieza la guerra, Alepo ha sido invadida por los dragones, y disfraza la huida de la guerra en una gran aventura en búsqueda de una flor que los ahuyentará. No se le puede negar a Khaled imaginación y una fuerza de hierro.

Ghada a pesar de ser ciega es una niña despierta, que se va guiando de los olores, los ruidos y también de las sensaciones que siente en la piel. No conoce los colores, ni entiende conceptos como la luz, sin embargo, es capaz de llevar un día a día bastante normal, con la ayuda de otras personas que le hacen la función de ojos. Su gran sueño llegar a ser escritora, y para ello va al colegio, y así cuando empieza la gran aventura y comienza a echar de menos su país, amigos, vecinos que dejó por el camino inicia un diario que pretende sea su primera novela.

La novela la comienza en un tono amargo Khaled que mucho tiempo después le escribe una carta a Ghada explicándole que le obligó a tomar las decisiones que tomó, y a emprender el viaje, sin saber que hubiera pasado si hubiera tomado una decisión distinta. Y ya ahí percibes que la novela no te va a dar tregua, porque notas como una mano te aprieta el corazón , no demasiado, pero si lo suficiente para que la lectura no sea cómoda, porque te obliga a abrir los ojos a una realidad que por silenciada parece que no exista, que la hayamos dejado atrás hace mucho.

El relevo lo toma Ghada que con su inocencia, con su bondad, con la luz que emana ella entera te va contando cosas de Siria, de las personas que le rodean, y todo ello mientras afrontan una travesía en barca peligrosa de per se, con personas a las que no conocen y con realidades tan distintas a la la suya y la vez completamente similares. La voz de Ghada y de Khaled en ese momento usan el tiempo presente para llevarnos a ratos al pasado y explicarnos uno como han llegado a esa situación y la otra como era su vida antes de la aventura.

La decisión que toma Khaled es la que hubiera tomado cualquier padre que quiere preservar a su hija del dolor, de la maldad, inventar un mundo para ella es un acto de amor sin fronteras, hacerse cargo de un chiquillo que ha perdido a la única persona que lo cuidaba demuestra la integridad de un hombre que lo tenía todo, y lo pierde todo también, porque por perder, pierde hasta la dignidad y aún así tiene que seguir adelante, quizás esa sea su condena. Las páginas de las cartas que escribe a Ghada atenazan el corazón del lector, y nos sitúan en la realidad de Siria antes de la guerra, durante los primeros días, la huída, la llegada al campo de refugiados y de nuevo la huída hacía adelante en busca de una vida mejor para Ghada y Adnan.

La humanidad de ese padre dispuesto a todo por su hija se hace un hueco en el corazón del lector, el mundo sensorial de Ghada hace que la sonrisa aflore al rostro, que la presión amaine, que la dulzura de la muchacha impregne hasta los momentos más feos de esta historia, porque una guerra y un intento de salvar la vida no es baladí, poco espacio queda para la belleza y sin embargo los autores logran que el lector sienta que las páginas escritas por Ghada sean un remanso de paz, un oasis en medio de la guerra y la barbarie.

No os voy a negar que han sabido dar con el tono adecuado, con el equilibrio justo para que esta novela sea lo que pretende ser, una ventana abierta a Siria, a su guerra, al drama de los refugiados, a los campos de concentración con sus miserias, un altavoz en medio del apagón informativo al que que Europa ha sometido una realidad incomoda que se libra no tan lejos de nuestros hogares.

A pesar de todo cuando pensabas que no cabía más dolor, cuando tenías asumido que tu mirada no podría ser la misma, el mazazo que recibes te lo confirma, nunca más vas a poder volver a ver el conflicto sirio con los mismos ojos, porque Ghada y Khaled llegan al corazón del lector para quedarse, y el final duele, y la toma de conciencia del título resulta incluso cruel, no creo que haya lector que no se haya visto afectado por ese capítulo.

La cuestión del final fue uno de las cosas más comentadas en la charla y Rafa Avendaño reconoció que fue idea de Juan Gallardo, que después de mucho hablarlo se dio cuenta de que no podría ser otro, y que incluso a él le costó escribirlo, como no le va a costar al lector leerlo, como va a salir indemne de esas líneas.

Los autores han sabido crear unos personajes ricos en matices no solo los principales, también los secundarios, he quedado completamente prendada del viejo Ahmed y de su historia, de sus habilidades como perfumero, de los secretos guardados bajo llave, de su fortaleza para seguir adelante a pesar de todo el peso que sus hombros sin duda soportaban.

423 Colores es una historia de historias, cada uno de los personajes que transita esta novela tiene vida propia, un pasado y unos te atrapan más que otros, sin duda los de mayor protagonismo Khaled y sobre todo Ghada son los que se quedan en el corazón y eso lo puedo confirmar porque hace más de un mes que he terminado esta novela y siguen conmigo, de vez en cuando releo algún párrafo por puro placer.

La novela maneja un lenguaje sencillo, lleno de sensorialidad que atrapa al lector de tal forma que no puede dejar de leer, si acaso de vez en cuando necesita tomarse un respiro, pero a la vez necesita saber del sino de lo personajes. La alternancia de voces lo dotan de mucha agilidad de manera que la lectura fluye. Es lo primero que leo de los autores aunque no descarto hacerme con otras obras, se adivina tras esta novela una gran tarea de documentación. las descripciones de Siria, de la vida allí antes de la guerra, de los primeros días, de los campos de refugiados. Al mismo tiempo hacen un gran esfuerzo de mostrarnos el rico universo olfativo y auditivo de Ghada, y nos muestran que hasta las sensaciones sobre la piel son importantes para alguien carente del sentido de la vista.

Hace tiempo que no me compadezco de las personas que tienen funcionalidades distintas, las admiro por la fortaleza que muestran día a día, al mismo tiempo me doy cuenta de que para ser feliz solamente hay que proponerselo y que la perdida de un sentido no es motivo para no intentar serlo, y esta novela me ha hecho verlo claro una vez más y es algo que les agradeceré siempre a los autores.

Conclusión:

Si habéis llegado hasta aquí, habréis intuido que la novela me ha llegado muy adentro y se ha quedado conmigo una vez cerrada la última página, y sigue conmigo más de un mes después, eso os puedo asegurar que lo han logrado muy pocos libros.

A destacar la humanidad de sus personajes principales y también de los secundarios, la narración en primera voz por un padre dispuesto a cualquier cosa por salvar a su hija de la guerra y la de una niña que ve el mundo a través de la imaginación de su padre, adornada por la suya propia que no se queda atrás.

No es una lectura cómoda porque nos obliga a abrir una ventana a una realidad que desde Europa han silenciado, los sirios han sido abandonados a su suerte y 423 colores pretende ser una ventana desde la que se puedan asomar los lectores para que ese olvido no sea total.

No puedo más que recomendaros que os perdáis en el universo sensorial de Ghada y en la mirada certera de Khaled y que después compartáis vuestra opinión, porque mientras que alguien hable de ellos y los tenga presentes no serán olvidados del todo.



martes, 21 de mayo de 2019

Todo lo que sucedió con Miranda Huff

Hace tiempo que asumí que no puedo leer todo lo que se publica en España, me atraiga mucho o no lo haga en absoluto, el tiempo es finito y yo no se muy bien como me las apaño pero ni cuando  parece que voy a conseguir arañar minutos y horas para mi computo de ocio, ese se evapora como por arte de magia obligándome a robárselo a Morfeo, que parece abrazarme y envolverme en sus brazos con más fuerza que nunca.

Por ese motivo no había leído nada de lo que hasta el momento había publicado Javier Castillo, y cuando desde #SoyYincanera se propuso esta lectura, pensé que al fin me adentraría en la pluma del autor. No se si porque tenía las expectativas muy altas, porque los thrillers americanos no acaban de convencerme ni aunque los escriba un nativo, la cuestión es que la novela no ha sido lo que yo esperaba y eso que en un principio me atraía muchísimo.

Y es que una a medida que el tiempo cotizaba en bolsa cada vez a precios más desorbitados tuvo que ir renunciando a algunos hobbies y entre ellos, como no, estaba el séptimo arte. Además dentro de Periodismo tenía un asignatura en la que estudiamos planos cinematográficos, fundidos en negro, en blanco, grandes genios de los planos imposibles, y puede que yo esperara algo muy diferente de lo que he encontrado en esta novela, y no hay nada peor que las expectativas por las nubes y una trama frustrada, la que yo había urdido en mi cabeza.

También me he dado cuenta mientras conversaba con Ana Kayena, que este tipo de lecturas, lo que yo llamo thrillers americanos, sean o no de autor nativo no me parecen verosímiles y por tanto no terminan de gustarme, y es que todas las lecturas que ha propuesto #SoyYincanera de este corte me han dejado fría, y sobre todo no han sido lo que yo esperaba. Creo que no acabo de entender su sociedad, su justicia...

Aún así no se puede negar que la historia se deja leer, que entretiene, y que engancha porque el autor tiene la habilidad de cortar el capítulo en el momento álgido y deja al lector con ganas de más, por lo que acomete con avidez el capítulo siguiente, y así sin darse uno cuenta si tiene por delante un fin de semana se encuentra al final del libro.

El autor:
Javier Castillo creció en Málaga y estudió empresariales y un Máster en ESCP Europe. Ha trabajado como consultor de finanzas corporativas, pero abandonó los números a raíz del éxito de su primera novela,El día que se perdió la cordura (Suma), convertida en un fenómeno editorial, publicada en Italia, México, Colombia, Argentina, Portugal y próximamente Turquía, Japón y Corea. Asimismo los derechos audiovisuales han sido adquiridos para la producción de la serie de televisión.
Su segunda novela El día que se perdió el amor (Suma), afianzó a Javier Castillo como maestro del suspense y ambas novelas llevan vendidos más de 300.000 ejemplares en España. Todo lo que sucedió con Miranda Huff es su tercera novela y supone su confirmación como uno de los mejores escritores del género.

Lo puedes encontrar en

Twitter: @JavierCordura

Instagram: Javiercordura


Sinopsis:


Un fin de semana en una cabaña en el bosque.
Un matrimonio en crisis
Una misteriosa desaparición
¿Qué ha sucedido con Miranda Huff?

Una pareja en crisis decide pasar un fin de semana de retiro en una cabaña en el bosque en Hidden Springs, pero cuando Ryan Huff llega para encontrarse con Miranda la puerta está abierta, hay dos copas de vino sobre la mesa, nadie en el interior y el cuarto de baño se encuentra lleno de sangre.

Todo lo que sucedió con Miranda Huff es un thriller psicológico de ritmo vertiginoso donde parece imposible encontrar a Miranda con vida. Lo que Ryan desconoce es que la desaparición de su mujer conecta con su historia con la de su mentor, el gran James Black, y con el descubrimiento del cadáver de una mujer desaparecida treinta años atrás en la misma zona.


Mis impresiones:

No sabría explicar las sensaciones que tengo con este libro, no ha sido lo que esperaba, eso lo tengo claro, la historia prometía, tenía buenos mimbres, avanzaba de forma ligera, sin embargo al llegar al final me ha faltado algo, y no se explicar muy bien que es, quizás me había formado una idea diferente de esta historia, quizás no se conectar con las americanadas como yo las llamo, quizás me ha parecido muy previsible, cuando había material para que no fuera así, quizás me ha cojeado la investigación, ambos policías me han parecido muy irreales y la investigación en sí cogida en pinzas, quizás no haya conectado con ninguno de los personajes, salvo con Jeff, el único que me parece puro en esta trama.

Nos encontramos ante una historia narrada a tres voces y en dos tiempos verbales, una historia en la que nada es lo que parece y en la que todos los personajes tienen  más sombras que luces, y ocultan fantasmas en el armario, todos tienen una cara oculta que termina saliendo a la luz. 

Ryan nos cuenta en primera persona y en presente la desaparición de Miranda, su mujer, con la que últimamente tenía un desapego importante, el matrimonio estaba en crisis y los unía únicamente una situación económica más que delicada. No es un personaje que atraiga al principio y cuanto más avanza la novela menos simpatía despierta, más bien repele porque esconde tantos secretos que dificulta la investigación.

Miranda también utiliza la primera persona, pero su relato nos traslada al pasado, a los inicios de su relación con Ryan, y así el personaje a ojos del lector va perdiendo simpatías, la evolución de ese joven graciosete y atento al Ryan actual se nos va dibujando de forma siniestra, esa cara que esconde y que en un principio Miranda obvia y no le da importancia termina siendo una losa que la ahoga y le hace tomar decisiones que cambiaran la vida de ambos.

James Black es la tercera voz, narrada en tiempo pasado por un narrador ominisciente, esta es la parte que a mi más me ha interesado, quizás porque he vuelto a mis tiempos de estudiante, y quizás por ello también es la que más coja se me ha quedado, porque me hubiera gustado que hubiera ahondado más en las bambalinas de la cinematografía, en lo que se estudiaba en aquella universidad y no tanto en el escarceo de un estudiante y su profesora, la parte que más he disfrutado ha sido el rodaje de la película, y quizás también la que más me ha sorprendido, la que más ha sacado caras ocultas y maldades bien disimuladas.

Posiblemente James Black sea el personaje al que más he odiado a lo largo de la trama, es una persona tóxica para todo con el que intima, egocéntrico a más no poder, no hay forma de empatizar con él, ni en la trama pasada que protagoniza, ni en la presente en la que es un vértice completamente necesario.

Como contrapunto a Black, está Jeff, un hombre de su misma edad, que también ansiaba ser director de cine y cuya carrera quedó truncada incluso antes de despegar, un hombre un tanto especial cuya deformidad te causa un poquito de repulsión, hasta que sabes que se esconde detrás de esa apariencia y sobre todo cuando descubres que es la única luz entre tanta sombra.

El resto de personajes está un poco difuminado, el autor no ha entrado a fondo en ellos, no se caracteriza Javier por grandes descripciones, son los hechos los que conforman a los personajes,. por lo que si aparecen poco simplemente están esbozados.

Como podéis comprobar mimbres hay, sin embargo, a mi no me ha llegado a convencer la ejecución, no se le puede negar al autor maestría en el arte de engatusar y enganchar al lector, lo mantiene pegado a sus páginas, quiere saber más y más, descubrir el paradero de Miranda, saber porque Ryan oculta información a todo el que conoce, saber más de Miranda que en un principio se pinta como un verdugo para convertirse en víctima.

Puede que la novela avance tan rápido que haya giros que no sea demasiado verosímiles y otros sean demasiado previsibles para un lector avezado de thrillers, pero el libro cumple su cometido, entretiene y sobre todo tiene una gran legión de seguidoras que no pueden estar equivocadas, así que pienso que posiblemente el que este tipo de lecturas no me acaben de gustar esté el la punta del iceberg de que el libro no me haya llegado tanto como a otros lectores.

Nos encontramos ante una estructura aparentemente compleja, tres personajes unidos en el presente al que conecta el pasado del más mayor y para ello utilizan tres voces y dos tiempos verbales, con la primera persona logran que el lector se sienta parte de lo que cuentan, como si intimara con ellos, con el presente esta acción es más patente,y con el pasado tiende más a la confidencia, al te voy a contar un secreto y me lo guardas. Y para romper un poco ese clima intimo llega la voz en tercera persona, ese narrador que todo lo sabe y que conecta pasado y presente de los tres personajes, aunque sobre todo se centra en el pasado de James.

Y aún con esta estructura, el autor maneja una narración sencilla, sin grandes alardes literarios, retrata la realidad cotidiana, las desavenencias matrimoniales, el amor, el desamor, la venganza, los egos profesionales, y retrata muy bien tanto el esplendor como la decadencia de Hollywood, una ciudad en la que no todo brilla como el oro, aunque a la vista de la gente parezca así. Un mundo en el que hoy estas arriba y eres Dios y  mañana nadie recuerda tu nombre, no puedo negar que esa parte me ha entusiasmado, que incluso las desavenencias matrimoniales me han parecido creíbles, pero el giro que dan las tornas me parece un poco forzado, con muchas casualidades que no me terminan de convencer.

Los diálogos dan agilidad y codidaneidad a lo que se cuenta, , la ausencia de descripciones contribuye a que la lectura fluya, los capítulos más o menos cortos que te dejan con la miel en los labios son todo un acierto que te lleva a ese un capítulo más solo, y se te va media tarde a poco que la tengas libre, o te pasas la parada del tren, metro o bus, o si te pilla cocinando da la comida por quemada. Es una novela muy visual, ante mis ojos pasaban los fotogramas, si en algún momento hacen una versión cinematográfica o una serie seguro que no se parece en nada a lo que yo me he imaginado.

Por ese motivo es un libro que se puede disfrutar después de una lectura larga y densa, porque te proporciona puro entretenimiento, al mismo tiempo que juegas con el autor y este juega contigo, si te gustan los thrillers psicológicos y lo americano no te echa atrás como a mí, será una lectura que disfrutarás mucho. Si no al menos te entretendrá unas horas y eso ya es mérito.


Conclusión:


Nos encontramos ante un thriller psicológico, narrado a tres voces en dos tiempos verbales, una trama que da varios giros que intentan en todo momento sorprender al lector, aunque conmigo no lo consiguieron, será que una ya tiene unos cuantos leídos y va encontrando las pistas que el autor va sembrando en el texto, que no es cuestión de sacarse en el último capítulo un as de la manga que no venga ni a cuento.

Los personajes son muy de andar por casa, con sus egos, sus malicias, sus pequeñas o grandes maldades, incluso sus bondades, una novela que trata del amor, del desamor, de la venganza, de la lealtad e incluso de la deslealtad, de hasta donde es capaz de llegar una persona por triunfar y por  mantener a su lado a la persona amada y si ello no es posible que es capaz de hacer para que no sea de nadie más.

Todos y cada uno de los personajes son reconocibles, seguro que conocemos a alguien semejante en nuestro entorno, no nos cuesta imaginárnoslos y eso hace que el lector pueda conectar con ellos o no hacerlo en absoluto, yo soy de las que no he podido conectar con ninguno, salvo con Jeff.

¿Y tu has has leído todo lo que sucedió con Miranda Huff? ¿Me cuentas tus impresiones?