Cuando me encaré a esta pagina en blanco me vinieron a la memoria las palabras de mi profesora de Redacción periodística, y es que allá por 1990 yo era una muchachita con una visión muy idealizada del periodismo que se encargo de tirar por tierra aquella buena mujer. Decía mi profesora que un periodista ante todo tiene que ser objetivo, intentar contar la información de la forma más veraz posible, sin que nuestros sentimientos, frustraciones y apreciaciones hicieran mella en el texto, para ello solo había que atenerse a la regla de las 5 W, muy asépticas y que te libraban de intercalar literatura ni opinión. Supongo que aunque no hayáis estudiado periodismo os serán conocidas las 5 W, para los despistados es ceñirse al quien, que, cuando, donde y porqué.
Esa regla de la objetividad debería regir en muchos más campos, como el de la critica literaria, o cualquier tipo de critica. Donde radica entonces el problema, en la cercanía al autor, a la editorial... y es que es muy complicado no mezclar sentimientos cuando se conoce al autor, o la editorial es un primor en el trato contigo.
Y toda esta parrafada es para informaros que me temo que no voy a poder ser objetiva ni imparcial. Y es que hace poco tiempo, relativamente, que pululo por ciao, se me ocurrió abrirme la cuenta allá por noviembre y no todo han sido mieles, pero reconozco que no me puedo quejar, al menos no demasiado. Un buen día recibí un comentario de John Andy, y por curiosidad me acerqué a su perfil y comencé a leer opiniones, me di cuenta de que es bastante irregular y que igual deleita con su prosa que desaparece por un tiempo, pero no miento si digo que sufrí un flechazo hacia el estilo de este compañero, y que me deleito con su prosa hable del tema que hable y eso que ultimamente entre el tema musical y de juegos de wii no he podido explayarme demasiado en los comentarios.
Y es que como muchos de vosotros ya sabéis detrás de Juan Andrés Moya Montañez, se esconde el cionauta John Andy, al que en poco tiempo he tomado mucho aprecio. Tanto que no dudé en apuntarme a la lectura conjunta cuando Kayena la propuso en su blog, y por suerte fui una de las agraciadas con un ejemplar de la obra en papel, que llegó con una nota del autor de lo más emotiva, deseando que la lectura nos hiciera experimentar todas las emociones que el experimentó al escribirla.
Creo que el propósito se ha cumplido con creces, en una primera lectura me empape de la historia y me sorprendió muy gratamente, y conforme cerré el libro me sentí huérfana, desamparada, tanto que lo volví a abrir por la primera página escrita, y me volví a sumergir, una vez conocida la historia me quedaban matices por aprehender y fui en busca de ellos, y no se si los encontré todos, pero seguro que pesqué muchos más que la primera vez. No pude reprimir el enviarle un privado finalizada la segunda lectura, no podía esperar a esta lectura conjunta para trasladarle algunas de mis impresiones, unas ligeras pinceladas que igual hoy con la lectura más reposada no soy capaz de plasmar.
Del autor poco se puede decir salvo que tiene un estilo muy peculiar, un sello propio que hace muy difícil el plagiarlo. Un estilo con un vocabulario muy rico y un uso de los adjetivos y de las figuras literarias en ocasiones abusivo, pero de gran belleza literaria, que te enamora y te pega a sus textos como una lapa. Desde aquí solo me gustaría expresar un deseo antes de comenzar con mis impresiones y es que tal y como le dije a él, me ha sabido a poco, a muy poco, quería saber más de los personajes, de la historia, creo que de este relato podría salir una bonita y emotiva novela, dura como la realidad que narra, pero sin duda un poco de luz ante uno de los episodios más negros de la historia argentina.
Argumento
Es un poco complicado hablar de un relato tan corto e intenso sin destripar nada, pero como considero que vale la pena descubrirlo por uno mismo, intentaré ser lo más escueta posible y no desvelar nada que pueda ser importante.
Lucia es una joven que ha vivido protegida por sus padres, primero en Argentina de donde es oriunda, y más tarde en España a donde emigran sin que ella sepa muy bien la razón. Su mundo perfecto empieza a desmoronarse cuando su padre relativamente joven sufre un derrame cerebral y se encuentra entre la vida y la muerte en un hospital de Madrid.
Esos días el tiempo pasa lento y se tercia a las conversaciones entre madre e hija, la esperanza de ambas se trunca cuando el derrame cerebral se repite y la situación del padre empeora hasta un punto en el que no hay vuelta atrás, nunca volverá a ser el mismo. Su pasado desfila por sus ojos, una visión idílica del padre, que se ve truncada con la visita de una vieja compatriota que rezuma odio por todos los poros de su piel y que abre los ojos de Lucia a una realidad para ella del todo desconocida.
Los cimientos de su mundo comienzan a tambalearse y esa verdad que tanto ansiaba saber la destruye.
Impresiones
Lo primero que me sorprendió cuando recibí mi ejemplar es la extensión del mismo, no nos encontramos ante una novela, si no ante un relato largo, un relato que tomó vida propia según su propio autor y decidió como había de ser contado sin que en ningún momento nadie le pusiera cortapisas. No puedo decir a cuantas páginas me he enfrentado porque no están numeradas, pero si puedo decir que la letra es óptima, y el doble interlineado favorecen una lectura placentera, a pesar de la dureza de algunos pasajes.
Otro hecho que me llamó la atención es el registro en el que está escrito el relato, o bien debería decir la lengua, y es que me planteé que John pudiera ser argentino por lo bien que utiliza las palabras sin que suenen a una parodia en boca de sus personajes. Me ha gustado el hecho de que se ciña tanto al contexto que narra que incluso la forma de hablar sea fidedigna, tanto que se puede encontrar un ligero matiz entre los capítulos que transcurren en Argentina, con un vocabulario más cerrado y un acento más acusado y el de los que transcurren en Madrid con un acento y un vocabulario más difuso, quizás menos palpable en la vieja Rivada.
El relato comienza con un primer capítulo de una belleza inusual, retrotrayéndonos a la infancia de Lucia y a su visión admirativa de un padre capaz de coger el sol para su reina y presentárselo en un vaso de agua. Hasta nosotros sentimos admiración por este padre tan solicito, tan encantador, este primer capitulo que nos ubica en la historia en mi opinión tiene un uso abusivo de la metáfora, en ocasiones se hace complicado de seguir la trama porque nos perdemos entre los recovecos de las metáforas y la belleza del texto, quizás sería un tema a controlar en futuros relatos, novelas...
En el siguiente nos encontramos con una realidad bien distinta, el escenario cambia, Argentina deja de ser el enclave para trasladarse a Madrid y ese mismo hombre yace en una cama para desesperación de esa hija que se ha convertido ya en un mujer de treinta y pocos años. Una mujer que sigue idealizándolo, y que ve en él a un modelo, una mujer que se duele por su desgracia porque pierde lo que más quiere en este mundo.
Este hecho será una constante, se alteran los capítulos dedicados a Argentina con la situación que se vive en Madrid. De la luz y la esperanza se pasará a la oscuridad y al dolor. Quizás por ello creo que el título debería haber puesto de manifiesto esta dualidad, una dualidad que se manifiesta en otros ámbitos que después especificaré.
El trasfondo de este relato es uno de los episodios más negros de la historia de Argentina, entre 1976 y 1983, donde las juntas militares en posesión del poder no dudaban en secuestrar, torturar y asesinar a cuanto consideraran subversivo. Y en el centro de este relato un protagonista que en la actualidad da poco juego. Un hombre capaz de lo más bello y al mismo tiempo de lo más bajo y ruin. Un doctor Jeckill y Mister Hyde. La bondad y la maldad como dualidad dentro de un mismo ser, la parte amable y la oscura y es que Carlos Alberto Barda era un lobo con piel de cordero.... o un cordero con corazón de lobo según los ojos que lo miren.
La temática que subyace siempre me ha interesado sobremanera, hasta el punto de devorar cuanta novela ha caído en mis manos, quizás porque al ser una obra de ficción me sea más fácil de digerir que acercarme a las crónicas de la época y al dolor de las madres. Porque a los ojos de un lector no es lo mismo basado en hechos reales, que una autobiografía de un superviviente. Desconozco que empujo a John a escribir sobre este tema, quizás fue el juicio de Garzón, o quizás como a mí ese tema siempre le ha seducido. A esta negra historia se circunscribe lo más árido y duro de este libro, compensado al principio por la benevolencia y belleza del texto que conforme va avanzando se tiñe de tristeza y desesperación por la pérdida de una inocencia baldía.
Juan Andrés Moya hace un despliegue de medios colosal, con un uso profuso de los adjetivos que dan lugar a una prosa bella y apabullante por el dominio de un vocabulario rico y de los recursos literarios, donde predominan las metáforas que hacen fácilmente extrapolable este tema a nuestros días. Porque la dualidad está presente en muchos hombres, en muchos seres que son príncipes y verdugos al mismo tiempo, soberanos justos y tiranos déspotas, y quien no ha vivido eso en su ambiente cercano o se ha empapado de las noticias de la televisión.
También es la crónica del despertar a la vida adulta de una mujer que se había criado en un ambiente idílico, lejos de cualquier hecho que la pudiera incomodar, con una visión idílica y bucólica de su entorno familiar. Y es precisamente la visita de una compatriota la que llena de oscuridad su claro mundo, quien de un zarpazo certero derrumba su castillo de naipes, haciendo que se enfrente a una realidad dura y hostil, a un villano y no a un héroe. Y cuanta gente ha recibido ese zarpazo de forma inesperada.
La transformación de Lucia, ese declive, esa caída libre al abismo es muy emotiva y sobre todo el autor nos la sabe transmitir, nos hace sufrir con ella, sentir su desazón, su asco interior, ese dolor porque ese hecho suceda cuando ya no puede recibir ninguna explicación. De un plumazo cierra la puerta de una infancia y adolescencia que se había alargado en el tiempo, para entrar en la vida adulta con el alma hecha jirones y la mirada vacía.
Hay un pasaje de este relato que me ha impactado muchísimo, por la forma de exponerlo del autor, por la belleza que emana, y al tiempo el dolor del que en ese momento es víctima y la victoria por parte del lector que ve un justo castigo a tanta maldad desplegada.
"Allende el sueño y la consciencia, lejos de la luz turbia de la vigilia, la mente estéril de Carlos entendió. Y a la comprensión le siguió el desgaste, y al desgaste, el remordimiento. Había ojos en su noche. Acechando. Avizores. Había un murmullo en su sordera que olía a culpa y a castigo. Recuerdos impropios, palabras ajenas, voces sin voz.
Contempló el vagar de las nubes del tiempo sobre el desierto del mar del olvido. Oyó las risas que había truncado, y el parloteo absurdo de la prole malograda. Amó a través de las bocas silenciadas y lloró con ojos en eternidad oclusos. Fue la piel de sus despellejados, y el perdón no concedido. Se vio a si mismo como una alimaña de alma carcomida y deshonra. Se odió con los odios de otros, y temió sentirse dentro de sí. Entendió el calvario de sus mártires, y no supo respirar. El hipo incesante hipó sin respuestas. Los picos agudos enfermaron de valles. Los dedos mohínos se contrajeron. Y, por fin, tras el bostezo asfixiado, la nada lo devoró"
Con que pocas palabras se hubiera podido decir lo mismo, sin embargo el texto hubiera deslucido bastante, y quizás no hubiéramos sido capaces de comprender la agonía de este hombre al saberse repudiado por su propia hija, la misma que cargó con la maleta de todas sus culpas y perdió para siempre el candor y la alegría de vivir, la misma que se sintió engañada por su padre y por ende por su madre, cuya actitud me da la sensación de que no comprende en ningún momento.
Quizás Gabriela, la madre de Lucía, sea el personaje que peor parado sale a ojos del lector que es incapaz de comprender como podía vivir con semejante monstruo, como no fue lo suficientemente valiente para abandonarlo. Y ella nos da la respuesta, en Argentina hubiera sido detenida y devuelta a su marido y cuando llegó a España la dualidad de su marido había desaparecido, el monstruo jamás salió de aquel país, y ello le dio fuerzas para seguir a su lado y para inventar un mundo idílico para su hija, quiso olvidar y supongo que no se la puede juzgar por ello, porque bastante duro debió ser.
Un sincero homenaje al hombre que ha hecho posible este relato, a Fernado Pironi Rivada, Argentina esta sembrada de Fernandos, de Fernanditos, de gente que fue acusada a lo mejor sin tener nada que ver con la subversión y que fue torturada y asesinada. El retrato del interrogatorio, es duro, es difícil no sentirte en la piel de la persona a la que le están aplicando la picana. Fernando me ha hecho emocionarme hasta el tuétano y odiar a la persona que lo estaba torturando. Me ha hecho comprender el dolor de quien perdía la libertad en aras de un sueño, de un futuro mejor, de quien veía desfilar la vida durante horas interminables sometidos a las vejaciones más increíbles.
Nos encontramos ante un relato con pocos personajes, y es que por la extensión no podían desfilar muchos más. Cinco personajes llevan todo el peso, cuatro en el presente y dos en el pasado, y no es que no sepa contar no, si no que uno de los del presente es omnisciente en ese momento y tremendamente activo en el pasado. El que menos me ha convencido la vieja, se que puede guardar odio y rencor mientras quede un aliento de vida, que uno puede regocijarse ante el dolor de la persona a la que odia, sin embargo que sentido tenía hacerle tanto daño a la hija, como fue incapaz de sentir un poco de clemencia con una persona que se estaba portando tan bien con ella. A mis ojos en ese momento se rebajó a la misma crueldad que Carlos Alberto Barda empleo con su hijo. No hace falta empuñar una picana para causar un dolor irreparable.
Conclusiones
Creo que podría estar muchas horas y no terminaría de transmitir matices e impresiones que he creído ver en este relato, corto, intenso, bello, y se podrían seguir enumerando adjetivos, un relato que es una delicia, una esencia que como tal se guarda en frasco pequeño, para las ocasiones más especiales.
Pienso que podría ser un buen boceto para desarrollar una novela de gran envergadura y con un desarrollo mayor en el que tendría que cuidarse el abuso de las metáforas para impedir que el lector salga huyendo de una lectura que le exige un esfuerzo grande.
Me confieso enamorada de la prosa de Juan Andrés, no tengo ningún reparo en confesarlo, porque es muy difícil dominar el uso de las figuras literarias y el lo hace sin ningún esfuerzo y a poco que domine la profusión de ellas y las sepa medir dentro de un texto será un gran escritor, al que le seguiré la pista con mucho gusto.
Buenas, siento no poder estar más activo en tu blog, pero son las cosas del trabajo.
ResponderEliminarOye, quizás la reseña sea más larga que el relato en si, jejeje. Si que te ha dejado tocada el texto.
A mi lo que más me gusta de tus reseñas es como nos explicas el antes de la lectura, jejeje, esas pequeñas escenas de tu vida que tanto me enriquecen.
Por lo demás, tener en cuenta al autor, pues me fío completamente de tu criterio, y, hija, no veas con la suerte que tienes, o quizás es que juegas en muchos, jejeje.
Pues nada, fantástica reseña, yo creo que tu objectividad está más que provada.
Saludos
Me ha encantado tu reseña. No conocía a este autor, pero por lo que cuentas, te ha transmitido muchas cosas.
ResponderEliminarBesos
Fantástica reseña! no me había pasado aún por ciao a leer todas las impresiones y por lo tanto la tuya tampoco, me ha encantado y estoy totalmente de acuerdo con todo lo que expones, es una obra que merece la pena leer, muy intensas y cargada de sensaciones
ResponderEliminarun beso!
Todos los comentarios que he leído acerca de la novela (relato largo) son muy positivas. Habéis conseguido llamar mi atención había el autor y su "Noche y Niebla".¡Espero que en el futuro se vuelva a plantear alguna oportunidad que me permita conocer esos dotes que aclamáis!
ResponderEliminarLa verdad que cuando un autor o editorial se lo curran tanto, no se puede decir que se parta con total objetividad. Lo que dices al principio de la reseña sobre el periodismo y la objetividad, son teorías que en la práctica no se cumplen del todo... A mí me dieron otra lección en la carrera y era la de la honestidad. Mucho más importante si cabe.
ResponderEliminarAhora sí, me parece que tu reseña es maggnífica y me has dejado con ganas de más. Enhorabuena por ello.
¡Muchos besos!
Ya te dije en su día que tu reseña me parecía fantástica, porque no se puede decir más ni mejor.
ResponderEliminarLa verdad es que no puedo estar más de acuerdo con todo lo que dices, pues tus impresiones son las mías, aunque yo no haya sabido explicarlo con tanto arte como el que tu derrochas.
Un beso.
A mí también me costó bastante escribir esta reseña, que no sabía ni por dónde ni cómo empezarla. Y creo que más o menos a todos nos ha ocurrido lo mismo...
ResponderEliminarA mí también me dejó con ganas de más. Es un libro tan bonito que se hace corto, desearías que tuviese mil páginas más.
ResponderEliminarY también me costó mucho escribir la reseña pero, en tu caso, el resultado ha sido espectacular.
Un besazo
¡Fabulosa reseña! Totalmente de acuerdo con todo. Hasta con la dificultad para reseñar esta gran relato. Yo aún no la he hecho, y además, con las grandes reseñas que estáis haciendo, más difícil lo estáis poniendo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Menuda reseña te ha quedado, la mar de completa y pormenorizada. Todas las que voy leyendo hasta ahora son muy positivas y habláis maravillas tanto de la obra como del estilo del autor.
ResponderEliminarEspero poder leerla en un futuro que anotada está desde la primera reseña que leí.
Musus.
Menuda reseña Carmina!!!
ResponderEliminarEstá claro que si veo este libro no lo dejaré pasar de largo :D
Muchísimas gracias por tus palabras, y por la generosidad con la que has escrito esta reseña. No sabes lo halagado y honrado que me siento. Muchas, muchas gracias!!, :)
ResponderEliminarHola guapa! No tengo mucho tiempo para leer la reseña ahora mismo pero me pasaré más tarde.
ResponderEliminarQuería comentarte (no sé si lo he hecho ya o no) que tengo un sorteo activo en el blog. He intentado pasarme por los blogs para informaros a todos pero es una locura y ya no sé donde he entrado y donde no. Al ver tu comentario me sonaba que no estabas apuntada así que te lo digo ahora. Pásate si te apetece. Participar es muy sencillo :-)
Besos!
Magnífica reseña. El libro merece la pena.
ResponderEliminarMuy buena reseña :) A mí también me ha gustado mucho, y me ha sorprendido.
ResponderEliminarUna historia con sentimiento y muy bien desarrollada.
¡Un besito!