No es la primera novela que leo
de la editorial Funambulista y me sigue llamando la atención el formato de sus
libros, más pequeño de lo habitual, con tapas en mate en color azul o amarillo,
una pequeña fotografía y un titulo casi siempre poco habitual. Pero quizás lo
que más me sigue sorprendiendo es la calidad de las encuadernaciones, en una letra
aceptable y unos márgenes generosos, que para nada perjudican la vista.
El tamaño y la longitud lo hacían
ideal para los traslados laborales en
transporte público, y además la novela se encuadraba dentro de mi género favorito,
la novela negra. Tantas excelencias reunía que todavía no entiendo porque ha
estado en mi estantería dos largos años.
Reconozco que también me llamó la
atención su autora, a la que yo no
conocía, ni había oído nombrar a pesar de haber conseguido premios con sus
novelas anteriores. Una vez terminado el
libro puedo reconocer que me ha sorprendido tanto el contenido como el
continente. Me he encontrado con un soplo de aire fresco dentro del género, con
un análisis profundo del mundo marginal, con que la víctima disponía de
información que jamás podría ser conocida por los investigadores y además se
convierte en narrador activo.
Una novela narrada las más de las
veces en primera persona por protagonistas distintos que aportan una
heterogeneidad a veces caótica y al mismo tiempo tremendamente ordenada. No me
contradigo no creáis, me costó entender la forma en la que la autora nos expone
la trama, su fina ironía se mantiene hasta el final, y después de marear la
perdiz durante toda la historia, le da al lector un golpe que lo noquea, un
final que como poco sorprende y deja al desnudo la naturaleza perversa de la víctima,
la inocencia de un niño con retraso mental y el coraje de una madre. Todo un
retrato social de los bajos fondos, en los que la autora es una verdadera
especialista.
La autora:
Faïza Guène nació en Paris en
1985, de padres argelinos que emigraron a Francia. De pequeña ya contaba historias a sus compañeros a cambio de caramelos. Más tarde, en el instituto, participo en cursos de lectura y escritura. Durante años asistió a un taller de guiones en el centro cultural del barrio. Ha escrito diversos guiones y ha realizado cortos y mediometrajes. Mañana
será otro día, su primera novela, que fue un best-seller mundial traducido a 27
idiomas, la catapultó a los platós de televisión y estudios de radio en 2004,
pero Faïza Guène no ha desistido de su espontaneidad ni de su afán por dar
"otra imagen" de la vida de los barrios franceses donde viven las
clases menos favorecidas. En 2006 publicó Sueños para marginados, con mucho
éxito también. Ha dirigido diversos cortometrajes: La zonzonniére, en 1999, RTT
i Rummeurs, en 2002, Rien que des mots, en 2004. En 2002 realizó un documental
titulado Memoires du 17 octobre 61. En 2008 apareció El caso del Bar Balto
traducida también a muchas lenguas y que ha supuesto su consagración literaria.
Argumento:
En una población de mala muerte
de Francia, el Balto (el bar-quiosco-estanco del pueblo) es el punto de
encuentro de toda una serie de personajes maltratados por la vida, pero cada
cual a su manera. Joël Morvier, el amo del Balto, aparece apuñalado una mañana
en el bar, pero no se puede decir que sea una tragedia para nadie, vistas las
taras que acumulaba: racista, avaro, concuspisciente con las clientas...Igual que
el lector del libro, el policía encargado de resolver el asesinato se va
percatando de que la mayoria de los clientes del Balto tenían buenas razones
para haber matado un tipo tan poco recomendable. Uno por uno todos ellos van
desfilando para dar su propia versión de los hechos.
Con finura sicológica y humor
negro a raudales, Faïza Guène se mete en la piel de cada uno de los personajes,
recrea polifónicamente el lenguaje de cada uno de ellos al tiempo que nos
brinda una radiografía de la Francia más profunda... y real.
Como afirma Marianne Payot,
critica l'Express: "Es un análisis finísimo, de ritmo sostenido: rara vez
alguien habrá pintado la Francia de "abajo" con tanto acierto como
jovialidad".
La novela y yo:
A pesar de ser un género que
frecuento, que me gusta y proporciona ratos de autentico placer lector
reconozco que esta novela me chocó, me costó cogerle el hilo, un crimen, un
protagonista que nos cuenta su propia muerte como podría estar contándonos una
película o radiando un partido de futbol. Original, sí por supuesto, porque es
la primera vez que me encuentro a una víctima dándonos su visión del hecho,
incluso juraría que disfrutando del hecho de estar desangrándose, sintiendo una
pizca de orgullo por saberse en la prensa al día siguiente, e incluso de la
impresión que podría dar la simple visión de la escena en cuanto la
descubrieran los clientes del bar. El
personaje no se gana las simpatías del lector en cuando habla en primera
persona, pero tampoco cuando lo hacen el resto de personajes, sin duda era una
joyita digna de poner a buen recaudo, por ello ninguno siente la muerte del
dueño del bar y todos ellos se transforman en sospechosos.
Todos los capítulos están
narrados en primera persona, pero por un narrador distinto, cada uno de los personajes
incluso la víctima se presentan al lector, y nos dejan ver que sus relaciones
no siempre son cordiales, sin embargo son muy verosimiles porque todo no son
mieles entre amigos, vecinos, clientes... cada personaje tiene su propio modo
de hablar, y la autora es capaz de ponerse en la piel de cada uno de ellos y
crear registros distintos adaptados a la edad de cada personaje y su condición
social, todos ellos de extracto bajo, pero generacionalmente a años luz.
Un mismo hecho lo vemos desde
distintos puntos de vista, se trata de una comunidad pequeña, en la que todos
se conocen y todos interactúan entre sí, el punto de encuentro el Bar Balto,
así que por momento podemos darnos cuenta de cuan distintamente perciben cada
uno de ellos el mismo suceso, sin embargo todos coinciden en lo mismo, la
víctima merecía morir y la población no se ha perdido nada con su muerte.
Sabemos que ha habido un
asesinato porque el autor nos lo cuenta en el primer capítulo con una pizca de
orgullo. Una vez conocemos a todos y cada uno de ellos, y creedme que podemos
hacer una radiografía bastante buena de ellos sicológicamente hablando, nos
encontramos un artículo de la prensa, exponiendo los hechos, unos que el lector
conoce de primera mano y que la policía descubre más tarde.
De nuevo toma la palabra la
víctima, para explicarnos el momento estrella de su muerte, aquel en el que los
parroquianos descubren el cuerpo sin vida del que fuera el dueño del bar, es
desconcertante la forma en la que nos presenta el hecho, como mínimo el lector
se pregunta si realmente la víctima no tenía algún trastorno mental. Acto
seguido todos y cada uno de ellos vuelven a
tomar la palabra, como si contestaran a un interrogatorio policial, al
que le faltan las preguntas... y dan su visión de los hechos, explican sus
coartadas y vamos conociéndoles con mayor profundidad, y al mismo tiempo vemos
como se ven entre ellos, porque en el relato de uno van apareciendo otros
personajes. El lector se da cuenta de que todos se guardan un as en la manga
que no se lo cuentan todo a la policía y supongo que por ende esta también se
da cuenta.
Una vez terminada la ronda,
aparece una nueva noticia del caso, y se produce de nuevo una toma de palabra
de los personajes, aunque esta vez no la encabeza la víctima, puesto que ella
es quién tiene toda la información y cierra la novela. El orden en el que se
presentan los personajes y hacen sus distintas apariciones es aleatorio y no se
repite nunca, excepto la victima que toma dos veces la palabra en primer lugar
para luego cerrar la novela.
En esta última ronda somos
conscientes de que la policía ha hecho algún avance en la investigación, porque
algunos personajes como Yéva está absolutamente indignada, y contesta de malas
maneras, aunque en ningún momento ha colaborado de buen grado, cada personaje
saca el as que ha escondido en la manga y que en la mayoría de las ocasiones no
es más relevante en la investigación que descartarlo como sospechoso, así uno a
uno van cayendo todos menos uno... Una vez descubierto, la autora nos da el
golpe de gracia para en lugar de redimir a la víctima hacerla más odiosa a los
ojos del lector, no hay perdón, porque una persona de su calado no lo merece.
Aunque en ocasiones pueda parecer
un poco repetitiva, y no voy a negar que no lo sea, entre todos crean un buen
mosaico de un barrio marginal, en el que se respeta ya no tan solo la idiosincracia
de este, si no su forma de hablar, de expresarse y de comportarse, el trabajo
de la autora en este campo ha sido titánico, su forma de narrar fresca y su
manera de estructurar la trama cuanto menos original para involucrar al lector
en la investigación, o más bien en la unión de piezas.
Los personajes en sí son piezas
únicas, irrepetibles y representantes de distintas etnias, y generaciones
sociales. Resaltaría la labor que ha realizado Faïza con Yeznig, un chico con
retraso mental que no controla los tiempos, su forma de expresarse es caótica,
su mente la de un niño a pesar de la edad que tiene. La ternura con que trata
la figura de este personaje otorgándole la dignidad que merece es encomiable, y
posiblemente el mayor logro que le he visto a esta historia.
Conclusión:
Recomendar esta novela es un
tanto difícil, a mi me ha gustado, me ha parecido innovadora, fresca y distinta, un soplo de aire fresco dentro
de un género en el que suelen abundar los clichés y esta autora se libera de
todos y cada uno de ellos. Sin embargo creo que es una historia que tiene su
público, en la que el asesinato es solo una excusa para realizar una
radiografía social de las clases menos favorecidas.
La autora encuadra la acción en
una localidad inventada, cuyo nombre esconde una gran ironía ya en sí mismo,
porque es un juego de palabras, y en este pueblo cada cual sobrevive a su
manera, todos y cada uno de ellos son perdedores, gente a la que la vida ha
golpeado y que tratan de vivir de la forma más digna posible.
Y solo por ello y por descubrir
el enorme trabajo realizado por la autora para dotar de voz propia y al mismo
tiempo congruente a todos y cada uno de los personajes, merece la pena
acercarse a esta novela, también para descubrir que la ironía bien utilizada es
un arma más en manos de un escritor para dar a conocer una realidad que como
poco los gobiernos pretenden esconder. El humor es la mejor forma de destapar
aquello que permanece escondido por comodidad de unos y por conveniencia de
otros.
Y esta misma realidad la podemos
encontrar en cualquier zona marginal de España, estoy segura, no es necesario
trasladarnos a Francia para encontrar culturas que se dan de bruces, jóvenes
que fracasan en sus estudios y tienen problemas de violencia, con las drogas y
tontean con chicas populares que se disputa medio barrio...
Retos:
12 meses 12 libros
Cruce de caminos: negro y criminal
No conocía de nada la novela pero me la llevo apuntada que tiene buena pinta.
ResponderEliminarBesos!
No conocía esta novela y me has dejado con curiosidad. Siempre se agradece que se aparte un poco de los clichés habituales del género y sea algo más original. Así que la tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesotes!!!
No conocía esta novela y me has dejado con curiosidad. Siempre se agradece que se aparte un poco de los clichés habituales del género y sea algo más original. Así que la tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo hace tiempo que estoy enamorada del trabajo de esta editorial. Siempre son cosas diferentes, que merecen la pena y que son muy comodas de leer. En el ultimo mes ya llevo dos de ellos y seguire leyendolos, seguro. Aunque tampoco hace tanto que lo hago, por eso no me sonaba este titulo. Entre el genero (que es de mis favoritos), tu recomendacion y un poco de intuicion, me la llevo apuntada. Eso si, no se como de facil será conseguirla. Besos
ResponderEliminarNo me llama la atención
ResponderEliminarUn beso^^
Curioso descubrimiento, pero viendo tus impresiones y sobre todo esa horrorosa portada (se la podían currar un poquito más) creo que no hace para mí, aunque como bien comentas, nunca se sabe con estas cosas y probando, probando, quizás te gusta, jejejej.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues a pesar de tus dudas en cuanto a la recomendación, me resulta llamativa aunque no es la primera vez que encuentro un libro en el que el muerto cuenta su propio asesinato. En fin, si me topo con él, me lo llevo por probar la experiencia. Besos
ResponderEliminarNo conocía la novela ni la autora aunque el titulo de Mañana será otro día si que me sonaba, esta que nos traes hoy me llama mucho (no por la portada)me la llevo apuntada, besotes
ResponderEliminarEs una editorial diferente, yo leo todo lo de Yoko Ogawa,pero viendo que ultimamente no me gusta nada de lo que leo de ella, creo que no voy a repetir. Esta novela me la ofrecieron, pero no me animé con ella. Besos!
ResponderEliminarYa sabes que a mi me has tentado, así que a ver si llega el otoño y me pongo las pilas (aunque cada día lo veo más complicado).
ResponderEliminarUn beso.
Parece una propuesta arriesgada pero tentadora por lo innovadora que resulta la forma de contar la historia. NO la descarto así que me la apunto.
ResponderEliminarBs.