Últimamente me cunde poco el tiempo de ocio, y es que con el cansancio que vengo arrastrando y las horas que paso delante del ordenador en el trabajo, no me quedan ganas de encenderlo cuando llego a casa, a veces me cuesta hasta coger un libro, por bueno que sea este, y me siento sin mas en el sofá a verlas venir, o con un libro en el que soy incapaz de concentrarme.
Supongo que eso va por rachas, por temporadas y yo estoy viviendo, desde hace meses ya, una que compromete al blog, así que hoy venciendo mi apatía intentaré contaros lo que dio de sí, un club de lectura al que le tenía muchas ganas. Perdonad mis lagunas porque el club tuvo lugar el pasado uno de diciembre y como siempre no tomo notas.
Carmen llegó sonriente, allí le esperábamos un grupo de lectores, mayoritariamente femenino, pero con alguna que otra representación masculina. Ella tuvo a bien en compartir con nosotros toda su bibliografía, comenzando por esa primera novela que escribió y con la que no sabía muy bien que hacer, así que su padre que regentaba una cantina le preguntó a un distribuidor de libros que solía almorzar allí. La solución que les dio aquel, es que tal y como estaba el mercado editorial lo mejor era que hiciera fotocopias y lo diera a leer a sus amigos.
Y eso hizo la joven Carmen, entre esos amigos una copia fue a parar a un periodista compañero suyo que le recomendó presentarse a premios, puesto que era la forma más fácil de llamar a la puerta de las editoriales y también de recuperar una copia si no resultaba ganadora. Y se puso manos a la obra y con aquella obra gano el II Premio Ateneo Joven de Sevilla, su título Para que nada se pierda.
Carmen siguió utilizando ese recurso de los premios cada cierto tiempo y en el año 2007 quedó finalista del Premio Nadal con Algo tan parecido al amor. En 2010 quedó finalista del Premio Planeta con La vida mientras tanto, que ella considera un privilegio porque el galardonado fue Eduardo Mendoza. Y en 2014 ganó el Premio Nadal con La vida era eso
Sin embargo, Carmen tiene los pies en el suelo, reconoce que todas sus novelas tienen un punto en común, una temática parecida, incluso una forma de desarrollarse semejante, solo una de ellas rompió los moldes El rayo dormido, y considera que fue una muy buena novela que tuvo una muy mala suerte, por el momento de crisis que estaba viviendo el país que no le dio la oportunidad de llegar a más lectores.
Eso me recuerda que yo la tengo pendiente de leer, y que es una novela que en su día me apeteció muchísimo y que después de oír la defensa que Carmen hizo de ella, se que más pronto que tarde la tendré entre mis manos.
Carmen nos deleitó con el proceso de escritura de sus novelas, con su faceta de madre, de periodista, de escritora y ahora de Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana, y todo ello uniéndolo a su labor creadora y sin dejar de mencionar a todas y cada una de sus criaturas, sus libros, porque de todos se siente especialmente orgullosa.
Comentaba Carmen que en el proceso de escritura y publicación de un libro, hay un tanto por ciento de magia, otro tanto por ciento de suerte y un gran trabajo detras de pico y pala, como ella llama a la documentación. Precisamente Basta con Vivir que era el titulo que nos ocupa considera que tuvo esa magia que no la visita con todos los libros que escribe. Y un día dando un paseo con su perro, delante iba una señora que le hablaba con un infinito cariño al suyo y a ella le sorprendió que ese animal tuviera nombre de humano. Así nació Pepa y su perro Ramón.
Para la otra historia que narra Carmen reconoce que guardo durante muchos años la historia de una niña africana que fue vendida por sus padres para casarse con un señor de su mismo clan, mucho mayor que ella y que vivía en España, esa niña se quedó embarazada pronto y fue rescatada de la vida que le esperaba. Carmen quiso escribir sobre esa historia pero las protagonistas pensaban hacerlo ellas y el proyecto se quedó en su memoria viendo pasar los años.
Pero aquel día en que se encontró con la señora y su perro con nombre de humano un flash se cruzó en su mente, de repente la historia cobró sentido, la niña africana vendida se transformaría en una joven rumana engañada para ejercer la prostitución y de esa forma nació Crina.
El resto fue un poco dejarse llevar, porque como dice Carmen ella escribe sobre lo que ve a su alrededor sobre las pequeñas miserias humanas, reivindica que no escribe ficción, si no que ficciona la realidad. Sin darse cuenta o muy conscientemente denunció la trata de blancas, el drama al que muchas mujeres se enfrentan y que nosotros desde nuestras cómodas vidas invisibilizamos, porque nos negamos a ver lo que ocurre a nuestro alrededor.
Carmen reconoció sentirse mejor persona, por lo menos había puesto su granito de arena para que no prejuzgaramos a esas mujeres, para que seamos capaces de humanizarlas, porque son personas como nosotros que un día se encontraron en el camino con criminales que les despojaron de dignidad.
Por eso Crina es una muchacha formada, con la carrera de medicina casi terminada, meterse en la piel de la joven rumana es cruel, porque ella tiende a disociarse, a verse desde fuera, porque solo de esa forma puede seguir viviendo, puede seguir luchando por salir de ese mundo, sin embargo la tienen atada con una de las peores cadenas que hay en la vida, la que más fuerte ata, el miedo a que puedan dañar a sus familiares más directos.
Aún así Carmen ponía mucho enfasís al asegurar que no es una novela sobre trata de blancas, a pesar de la mucha documentación que hay detrás, a pesar de las entrevistas con mujeres que habían ejercido la prostitución, de las entrevistas con miembros de la policía para documentarse sobre la forma de liberar a las mujeres.
Nos encontramos ante una novela oscura, con mucho dolor, una novela que habla de las pequeñas miserias de la vida y la forma que tiene cada uno de encararlas, pero lo hace con un rayo de esperanza, con un afán de superación, porque todos sus personajes son seres que caen y se levantan y que al final cambian su forma de ver la vida, pero no su carácter.
En un momento de la charla nos confesó que muchas veces le han recriminado que escribe libros de autoayuda. Y ella reconoce que sus libros a quien más le ayudan es a ella misma, porque se convierte en mejor persona, y en ese sentido leer es un buen ejercicio de autoayuda.
Quizás lo que más me sorprendió fue que siempre fuera con el portátil detrás por que necesita escribir, y lo hace en cualquier lugar, mientras come en su despacho de la Generalitat, en un descanso, mientras sus hijas juegan en su despacho de casa, porque ahora ya no necesita el aislamiento de los primeros años para escribir. Quizás por ese motivo Basta con vivir ha sido una novela que ha escrito con bastante rapidez una vez la ha tenido en su cabeza formada.
Basta con vivir es una novela sobre la solidaridad entre mujeres, pero no la solidaridad como la solemos concebir como una ayuda desinteresada. Si no como un acto egoísta, porque esa solidaridad que siente Pepa con Crina va a ser la que la va a salvar a ella misma de la quiebra emocional en la que se encuentra. No se si habré sido capaz de transmitiros algo que a mi me quedó muy claro mientras ella lo explicaba pero me ha costado mucho aprehenderlo hasta el punto de no ser muy capaz de explicaroslo.
Carmen fue muy atenta con las preguntas de los miembros del club, incluso cuando lo comparaban con otras novelas escritas, o cuando se le achacaba haber creado un personaje como Pepa que a más de una lectora le resultó odioso. No se cansó de darnos explicaciones e incluso cuando le apunté un pequeño pero a una novela que para mi es brillante en todos los aspectos, tomó nota, porque es la forma en que se aprende para futuros proyectos.
Incluso hubo tiempo para hablar de bibliotecas, archivos y lecturas, de la problemática en particular de la biblioteca de nuestro pueblo, ni en ese momento perdió la sonrisa, se mostró atenta con nuestra bibliotecaria y le ofreció su numero de teléfono.
Desde ese día me confieso más fan de Carmen Amoraga, me gusta como escribe, me gustan sus personajes, y sus temáticas, me suele tocar el corazón, novela a novela, y espero que en este club, en el que muchas personas solo habían leído Basta con Vivir se animen con otros de sus libros.
Incluso hubo tiempo para hablar de bibliotecas, archivos y lecturas, de la problemática en particular de la biblioteca de nuestro pueblo, ni en ese momento perdió la sonrisa, se mostró atenta con nuestra bibliotecaria y le ofreció su numero de teléfono.
Desde ese día me confieso más fan de Carmen Amoraga, me gusta como escribe, me gustan sus personajes, y sus temáticas, me suele tocar el corazón, novela a novela, y espero que en este club, en el que muchas personas solo habían leído Basta con Vivir se animen con otros de sus libros.
Y eso me recuerda Yincaneras, que tenemos pendiente la lectura Simultanea de Basta con vivir en los próximos días y que estoy deseando compartir con vosotros mis impresiones.
Como me hubiera gustado estar, me gusta mucho Carmen y estoy deseando leerla, besotes y gracias por contarnoslo.
ResponderEliminarVaya vaya, si algún día no puedo ir al club contigo estoy salvada. No te has dejado ni un detalle. Sigue así, nosotr@s te seguiremos leyendo😘
ResponderEliminarMuchas gracias por traernos a Carmen, no he leído ninguno de sus libros, pero no creo que pase mucho tiempo sin que eso cambie. Saludos.
ResponderEliminarMe hubiese gustado estar allí, las presentaciones son muy interesantes y nos aportan mucho a los lectores. A ver qué tal es la lectura que haremos en breve.
ResponderEliminarGracias
Gracias por compartir estos momentos. Tuvo que estar genial!
ResponderEliminarBesotes!!!
Qué encuentro tan agradable, qué envidia...
ResponderEliminarGracias por traernos la crónica de ese día.
Me ha encantado leer esta entrada a sabiendas de que hoy no conseguirías ponerme los dientes largos en lo referente al libro porque ya lo tengo ;) Deseando comenzarlo en breves, y por lo del club de lectura ya sabe, me das mucha envidia de la buena.
ResponderEliminarUn beso.