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lunes, 28 de mayo de 2018

La ciudad de la lluvia. Alfonso del Rio

Quien lleva tiempo visitando este blog, sabe que hay temas recurrentes en él y porque no decirlo, también géneros, esta novela aúna ambas cosas, un tema que me apasiona la II Guerra Mundial y un género que hace mis delicias, el thriller. Con estas premisas comprenderéis que nada más ver la portada y la sinopsis me enamorara de una novela que a cada página me confirmaba ese amor a primera vista, ese flechazo y es que muchos son los aciertos que algún fleco suelto no puede desmerecer.

Este es un ejemplo de historia bien tramada, en dos tiempos , pasado y presente, con unos personajes bien dibujados física y sicológicamente, con una intriga que se mantiene desde el pasado al presente y que mantiene al lector pegado a sus páginas tratando de descubrir quien es el nexo de unión entre estas dos historias y porque un personaje ha decidido matar el aburrimiento tecleando su historia en una vieja máquina de escribir.

Un pasado muy vivo que vuelve para ajustar unas cuentas que tampoco sabe muy bien cuales son y que conforman una atmósfera negra en la que encontraremos allanamientos de morada, unos crímenes que pretenden ser perfectos, persecuciones que en ocasiones nos parecerán dignas de un film de acción. Muchos ingredientes, bien mezclados que dan como resultado un NOVELÓN, si en mayúsculas.

El autor:
Alfonso del Rio nació en Bilbao en 1980, licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto,
compagina sus facetas, de abogado, padre y escritor. Como abogado trabaja en un bufete internacional; es profesor de la Universidad del País Vasco y en la Universidad de Deusto; en 2017 ganó el prestigioso Forty under Forty a uno de los mejores abogados jóvenes de España, y ha sido coautor de distintos libros especializados.

Pero esos libros no saciaron su inquietud literaria. Aunque no planeara convertirse en escritor, Del Río sentía pura necesidad de escribir y de sumergirse en otras vidas. Comenzó a esbozar la historia de La ciudad de la lluvia hace más de diez años, pero no fue hasta hace tres que la retomó. De ahí surgió su gran debut literario.

La sinopsis:

En el Bilbao de principios de los años ochenta, Alain Lara, un joven y prometedor jugador del Athletic, descubre una vieja fotografía de los años cuarenta que su abuelo Rodrigo había mantenido siempre oculta. Entre todos los personajes que aparecen en ella Alain reconoce a su abuelo, junto a un también joven Ignacio Aberasturi, el gran empresario bilbaíno y actual candidato a la presidencia del Banco del Norte. La repentina, extraña y coincidente desaparición de ambos, junto con otros sucesos, lo llevará a una investigación que se remonta a un pasado oculto.

En un intento por entender lo que sucede, Alain contactará con Maria, la hija y heredera del imperio Aberasturi. Junto a ella, en busca de respuestas, tejeran los hilos del pasado que unieron a sus familias en los años del Berlin nazi. Pero lo que obtendrán serán más preguntas, más dudas, más sospechas.

¿Qué pudo unir más de cuarenta años a estos dos hombres cuyas vidas nunca más volvieron a cruzarse? ¿Quiénes son los demás personajes que aparecen retratados en la fotografía? ¿Quién anda detrás de ellos y por qué?

Mis impresiones:

Nos encontramos ante una novela que sabe aunar pasado y presente, una historia bien hilvanada, que no da puntada sin hilo, en la que todo acto tiene su consecuencia, lo que no está muy claro quien va a pagarla. Alfonso del Río hace gala de una prosa exquisita, reflexiva, que raya lo poético en algunas ocasiones y en otras muestra la crudeza de la ambición, también los bajos fondos donde se mueve la delincuencia tiene hueco y sus personajes hace uso del registro que les pertenece.

A caballo entre Bilbao y la Alemania nazi.

Alfonso del Río crea un trama, o quizás deberíamos decir tres que en todo momento tienen un nexo de unión, ese pasado que nunca muere y siempre termina por volver a pedir explicaciones o a expiar nuestros pecados. Las tres historias tienen el mismo peso, el autor no le confiere mayor importancia a una que a otra, sin embargo seguro que el lector se sentirá  más atraido por alguna de ellas, en mi caso y a pesar de que las tres mantienen su intriga la que  más me llamó la atención fue la que se desarrolla en Alemania en 1941.

A pesar de ser una lectora habitual del periodo siempre voy a la caza de un soplo de aire fresco, de une enfoque nuevo a la hora de abordar unos hechos que forman parte de nuestra historia, pero nadie dijo que todos debíamos hablar sobre lo mismo y desde el mismo angulo. Cuando comencé esta lectura no sabía con que me iba a encontrar, pero puedo decir que me sorprendió muy gratamente, puesto que nos encontramos una figura enigmática El Extranjero, que da juego durante toda la narración, una maquina de cifrado de mensajes, y un personaje cuya afición a las mujeres ya conocíamos porque no es la primera novela que la trata, sin embargo emana ternura, y el descenso en paracaídas en zona aliada para emprender un plan suicida a espaldas del Führer. La lucha de egos y protagonismos en la Alemania de Hitler debió ser habitual.

Las dos primeras páginas sirven para introducirnos de forma magistral en la historia, encontramos a un hombre caminando bajo la lluvia perseguido por un pasado que le ha inoculado la oscuridad en su interior y lo convierte en presente a cada paso que da, para nuestra sorpresa ese paseo se produce en los años 70 y las tramas narran 1941 en Alemania y 1983 en Bilbao, sabemos que acaba de hacer algo de lo que no puede ni quiere arrepentirse, pero el qué queda suspendido en esa especie de introducción junto con la lluvia que baña sus páginas.

Y en todo momento hablo de tres tramas o de tres hilos argumentales y es que sin saber muy bien porqué después de esas dos páginas que quitan el aliento y pican la curiosidad del lector, nos encontramos con un cambio de registro, que rompe los esquemas del lector, al menos a mi me los rompió, porque cambia no solo la forma de narrar, en presente, y primera persona, también la tipografía, emula una máquina de escribir de las antiguas, así conocemos a otro de los personajes de esta novela a David Schaffer, su marco de acción se encuadra en el presente, en el Bilbao de 1983  comienza a contarnos su vida, pero no por el principio, si no por donde a él le interesa, ante nuestros ojos se perfila un personaje arrogante, ambicioso, de esos que desde el primer momento cae mal al lector o al menos le repele, y nos va llevando de la mano en esos capítulos fáciles de distiguir hacía el nexo que lo une con los otros dos hilos.

Y otro acierto sin lugar a dudas es situar la acción en Bilbao, una ciudad no demasiado explotada literariamente, en un año muy importante en la historia de la ciudad, por las inundaciones que se produjeron, pero también por el ascenso del Athletic toda una institución en la ciudad, las celebraciones y de la mano de ello aparece otro de los personajes importantes de esta novela Alain Lara y su abuelo Rodrigo Lezo. No puedo decir que sea aficionada al fútbol, tampoco puedo decir que entienda las pasiones que levanta,pero si se que no podía faltar en una novela ambientada en Bilbao y en el año 83 y que sirve para introducir un personaje cabal, demasiado maduro para su edad y que rompe los estereotipos del futbolista profesional, porque aunque un personaje de ficción en el mundo del balonpie existen personas con la cabeza bien amueblada y en su sitio.

Bilbao en el año 83 era mucho más que futból e inundaciones, ETA estaba en plena efervescencia, sin embargo Alfonso del Río tiene el buen tino de tocar el tema de soslayo, sin obviarlo porque es imposible, pero sin centrarse en él, poniendo el acento en otros acontecimientos y es muy de agradecer.

Una fotografía 

Nunca el pasado volvió en forma de fotografía para ajustar cuentas, y si lo hizo creo que no con tanta fuerza, Alain y su abuelo acaban de volver a Bilbao tras unos año en Valencia, el abuelo está más callado de lo habitual, no es que nunca haya sido muy hablador pero se le nota preocupado, meditabundo, su nieto sabe que no va a conseguir nada sonsacándolo, entre las cajas de la mudanza encuentra una foto color sepia, cinco personas en esa fotografía y un avión, Alain piensa que no conoce a su abuelo, ¿cuando estuvo en Alemania? ¿ Por qué nunca lo ha comentado?

Cuando este desaperezca en extrañas circunstancias será a esa foto a la que se aferrará para intentar conocer su pasado y de esa forma y sin que fuera consciente de ello comenzará una investigación en la que su carácter frío y calmado en muchas ocasiones irá aportando pistas y otras vendrán de forma intencionada desde quien mueve esos hilos del pasado para ajustar cuentas.

Es precisamente esa fotografía la que hace que dos de los personajes importantes se conozcan, Alain reconoce en esa foto a dos personas a su abuelo y a Javier Aberasturi, que también ha desaparecido en extrañas circunstancias, no puede ser casual, o al menos eso piensa Alain y por ello contacta con María Aberasturi, ambos intentarán averiguar porque tres de los integrantes de esa fotografia han desaparecido de forma accidental, cuando ellos no creen que lo sea tanto.

Pero también que aparezca en escena un policía bastante peculiar, que recibe información contradictoria para investigar por su cuenta unos accidentes que no lo son, le piden discreción, cuando no es su fuerte, se dedica a dar palos de ciego y a acercarse a la verdad por la vereda. Muy a su pesar se convertirá en una pieza móvil en el tablero de una venganza bien orquestada, que lleva años fraguándose y que arrastra incluso a quién la ideó. Bieda es ese personaje arisco, antipático, que suelta verdades como puños y que golpea a la línea de flotación del lector y que sin embargo no logra caer mal, porque el autor lo redime.

Tres errores

Desde el principio, ese personaje enigmático y oscuro, nos pone en antecedentes de que ha cometido tres errores en el pasado y que son demasiados para que no le pasen factura. No seré yo quien os los desvele porque son un punto clave de esta historia y es un placer descubrirlos y colocarlos en el puzle que supone esta novela, en la que cada pieza encaja a la perfección, como si del engranaje de un reloj suizo se tratara.

Los personajes

Otro de los pilares esenciales de esta novela, tanto en el pasado como en el presente. En el pasado tenemos personajes reales ficcionados como pueden ser Gooebels, Hitler, Hess y otros de ficción El Extranjero que tiene su reflejo en el presente, solo queda que el lector descubra quién es, Maruska Dvorak, el capricho del momento del ministro de propaganda, pero como la clave de esta novela se encuentra precisamente ahí, en ese oscuro episodio, dejaré que seáis vosotros quienes los descubráis. En el presente tenemos dos trios, por un lado uno que desaparece de forma accidental, que son los tres miembros de la fotografía, que también descubriréis por vuestra cuenta, y por otro lado 

Alain Lara, joven promesa del fútbol que vuelve a Bilbao para jugar en el Athletic como lo hiciera en su juventud su abuelo. Apabulla su madurez, su saber estar, su forma de pensar. Ha tenido que madurar rápido por la muerte de sus padres, pero siempre ha contado con su abuelo, a pesar de todo es muy independiente y apabulla. No voy a decir que no lo he visto creíble porque conozco siempre así, aunque no precisamente en el mundo en el que se mueve él. Algunas de sus reflexiones son dignas de enmarcar.

María Aberasturi: Una mujer en un mundo de hombres, invisible como la mayoría de ellas, y sin embargo con una cabeza muy bien amoblada y con muchos arrestos. Cuando el amor le es esquivo pone tierra por medio y desarrolla su carrera profesional en Madrid, la desaparición de su padre y el convencimiento de que no es accidental le obliga a volver a Bilbao, a encontrarse con los fantasmas de su pasado.

David Schaffer: Un tiburón del derecho, ambicioso, trepa, cualquier adjetivo para el se queda pequeño, en el se refleja lo peor la de la condición humana, y los pocos rasgos humanizantes quedan en cualquier momento minimizados por su actitud altanera y presuntuosa.

Junto a los principales unos secundarios de lujo que dan mucho juego, pero los vais a tener que descubrir vosotros, que 622 páginas dan para mucho.

Los temas

Alfonso del Río, toca temas tan universales como la ambición humana, el amor, el desamor, la venganza ciega capaz de sacrificarlo todo en pos de su meta. Expone lo mejor y lo peor de la condición humana en unos personajes tan humanos y cercanos que los sientes como parte de tu familia, terminas perdonándoles hasta lo más abyecto.

La amistad, el difícil ascenso de la mujer a la cúpula del poder a pesar de toda su preparación y formación, temas de ayer y de hoy, porque tampoco hemos avanzado tanto.

Conclusión:

No se si será el thriller del año como reza la  portada, pero si puedo afirmar que se trata de una novela muy bien escrita, muy bien tramada, e hilvanada, que encaja a la perfección dejándole al lector un buen sabor de boca.

Una novela a caballo entre Berlin y Bilbao, en la que sus personajes nos mantendrán en vilo, en la que el autor sabe dosificar la intriga, le va dando pequeñas dosis de información al lector, lo va noqueando tanto en el pasado como en el presente y este va avanzando en la lectura hasta el K.O. final.

Nunca una fotografía dio tanto juego, nunca una ciudad creció tanto a los ojos del lector, nunca un futbolista se nos presentó tan maduro y nunca un tiburón del derecho se nos presentó tan humano, nunca una mujer se vio tan fuerte y tan vulnerable al mismo tiempo. Esta historia por muchas razones merece la pena ser leída, que tiene fallos, seguro, como todas, no hay historia perfecta, ni crimen perfecto por más que pueda parecerlo en algún momento. Nunca tres errores costaron tan caros y tuvieron consecuencias tan nefastas, y nunca se contó de una forma tan bella.

lunes, 7 de mayo de 2018

La tragedia del girasol. Benito Olmo

En España se publica tanto y tan rápido que los compradores compulsivos de libros nos vemos abocados a acumular sin remedio, hace unos años me impuse un alejamiento de librerías hasta que las baldas de mi estantería respirasen un poco, y en mi descargo confesaré que conseguí comprar mucho menos, pero las estanterías siguieron atestadas de libros porque visitaba con frecuencia la biblioteca. Porque lo que hoy es novedad y se compra con mucha ilusión en poco tiempo es desbancado por otro título que te atrae más y relega al que ya tienes en casa.

Hace tiempo que dejé de hacer listas de libros futuribles o apetecibles, porque descubrí que mi tiempo es tan escaso que posiblemente nunca llegara a leerlos todos, comencé a comprar en digital para que mi bolsillo se resintiera menos, pero sobre todo por el espacio en mi casa que ya brillaba por su ausencia. De esa manera llegó a mi lector digital La maniobra de la tortuga, un libro que en la blogosfera y en Twitter hizo mucho ruido, tanto que en ese momento y con las expectativas desbocadas temí leerlo, porque nada es peor que enfrentar una novela cuando estas están altas, y más cuando esperas tanto que sabes que por buena que sea no va a llegar a las que tú te has creado, no es la primera vez que me pasa y el resultado ha sido nefasto.

Con una buena soga logré amarrar las expectativas, el mercado editorial hizo el resto, posponer la lectura hasta que fuera más propicia, y la ocasión la pintaron calva cuando desde #SoyYincanera propusimos el sorteo y la Lectura Simultánea de La tragedia del Girasol. Si es posible me gusta comenzar las sagas por el principio, no siempre lo consigo, pero esta de momento era corta y no me daba pereza, me apetecía conocer a Bianquetti del que todos contaban maravillas y lo conocí, vaya si lo hice, y me cautivó su humanidad y me repelieron sus maneras de matón de barrio y lo mejor de todo es que terminé uno y comencé el siguiente.

El autor:

Benito Olmo nació en Cádiz en 1980, es escritor y guionista. Es autor de las novelas Caballo (2007), Mil cosas que no te dije antes de perderte (2011). Fue finalista del I Premio de Novela La Trama/Aragón Negro. Su última novela, La maniobra de la tortuga ( Suma 2016), resultó finalista del III Premio Santa Cruz a la mejor novela negra publicada en 2016. Se han vendido los derechos para realizar la adaptación cinematográfica de esata obra y está previsto que empiece a rodarse a finales de 20018.

Puedes encontrarlo en las redes

benitoolmo@hotmail.com
Twitter @BenitoOlmo
Facebook  benito.olmo
Instagram  benito_olmo

Sinopsis:

Suspendido de empleo y sueldo, el exinspector Manuel Bianquetti se ve obligado a malvender sus servicios como investigador privado hasta que recibe un encargo aparentemente sencillo: proteger a un importante empresario durante su estancia en la ciudad.

Sin embargo, lo que parece un trabajo rutinario desembocará en un reguero de muertes que obligará a Bianquetti a dar rienda suelta a su instinto detestivesco para sobrevivir, llevándole a descubrir que, a menudo, el sol que más calienta también es el que más quema.

Mis impresiones:

La tragedia del girasol tiene en Bianquetti su pilar más potente, se podría decir que él es el alma matter de esta historia, y de toda la saga si me apuras. Manuel Bianquetti es un policía de la vieja escuela, irreverente, hosco, antipático si me apuras, acostumbrado a batirse en el cuerpo a cuerpo y utilizar sus manazas y su pie calibre 50 como armas disuasorias. Es también un hombre de contrastes porque si  bien puede ser de lo más desagradable con sus compañeros de trabajo y con aquellos que le persiguen para acabar con su vida, también es bien cierto que es muy empático y tremendamente humano con aquellos que sufren, con los desheredados, o con aquellos que han tenido la mala fortuna de tomar una decisión errónea que les ha acarreado consecuencias poco halagueñas.



Bianquetti muestra su lado más tierno con las mujeres de su vida, y sin embargo no sabe mantenerlas a su lado, las aleja sin darse cuenta en muchas ocasiones en un afán por protegerlas de los peligros que le acechan a él, Y es que Bianquetti tiene un imán para atraer las peleas, y una forma bastante violenta de preservar su vida, que lo convierte en la mayoría de las ocasiones en un saco de moratones y heridas, lo que coloquialmente viene a llamarse un cristo, he llegado incluso a temer por la vida de este hombretón de dos metros, y poco agraciado que con la cara hinchada por los golpes daba grima por donde pasaba.

Cristina y Sol son las mujeres que dan sentido a la vida de Bianquetti, la primera con una relación sentimental a la que ella no le ve futuro porque Manuel la aparta constantemente, de la segunda, su hija, los separan los quilómetros, el odio que le profesa la madre de la chica y su incapacidad para mostrar sus sentimientos, Sol es ese puerto de luz radiante que nuestro hosco inspector se permite en muy pocas ocasiones, un oasis en medio del desierto. Ambos personajes son secundarios necesarios y de lujo para resaltar el lado humano de un policía acostumbrado a ir por libre, a no acatar órdenes, que tiende a meterse en camisa de once varas, o lo que viene a ser lo mismo en la boca del lobo.


Otro gran acierto en esta novela es su título, impactante, sobre todo cuando descubres que se esconde detrás de él, una gran metáfora, porque en esta novela el autor ha ganado en madurez literaria. Hecho que se constata en una trama más trabajada, en unas descripciones de las emociones que te permiten ver pasar el fotograma ante tus ojos e incluso sentir la desazón de los personajes en cada momento, sentir el olor a miedo, o la blancura y suavidad de la  piel de Mary, incluso el sabor herrumbroso de la sangre tras un golpe, se bordan las emociones y de esa manera se atrapa al lector, le mantiene pegado a sus páginas, compartiendo la suerte del exinspector Bianquetti, temiendo a cada paso por él, sospechando de quién el inspector reconvertido en detective sospecha, elucubrando a la par que él hipótesis o al menos no viéndolas descabelladas, sintiendo aprehensión por los compañeros a quién odia o por quien siente indiferencia, en ese sentido lo borda y crea pasajes de gran belleza, y otros de  gran tensión lectora, pero nos encontramos ante una novela negra, clásica, con el sabor del Bronx, salvo que se ambienta en las calles de Cádiz.



Y este es otro de los pilares importantes, la mayoría de novelas negras se ambientan en grandes ciudades, Madrid y Barcelona sobre todo, ahora y cada vez más los autores tienden a desarrollar las tramas en ciudades más pequeñas, y es que el delito y el mal no es coto privado de las grandes urbes, también se da en mayor o en menor medida en las capitales de provincias e incluso en localidades pequeñas, la elección de Cádiz se me antoja un acierto, no es un punto que ya esté trillado, le aporta luminosidad a la historia por más que se empeñe en bajarnos a los bajos fondos de la miseria humana. Y es que uno cuando piensa en la tacita de plata, piensa en playa, turismo y pescaíto frito, pero Cadiz también es viento de levante, también es lluvia, también son esas barriadas que existen en todas las ciudades donde se acumula la pobreza, la droga, los camellos y las prostitutas, y el autor lo pone de relieve, aunque también esas urbanizaciones exclusivas donde la felina y camaleónica Mary y su multimillonario marido se reponen de la pérdida del padre del magnate. El autor propone un paseo por el Cádiz menos conocido sin olvidarse el pescaíto frito que consume Manuel con fruición.


Y para finalizar me gustaría destacar esa fina ironía o esos golpes de humor de Manuel, que logran despertar una tímida sonrisa o una carcajada en el sufrido lector, porque no todo van a ser golpes en la historia, quien está sumergido en la trama necesita de vez en cuando un balón de oxigeno y este llega de esa forma.


Conclusión:

La tragedia del girasol es una novela muy visual, yo diría que  cien por cien cinematográfica, con el sabor de novela clásica negra americana, bien se podría haber desarrollado en el Bronx, pero no, se ambienta en Cádiz, con un personaje principal muy potente, Bianquetti, que sostiene la historia y si me apuras la saga, una trama más madura que en la Maniobra de la tortuga, pero menos fresca.

Una novela negra con un secundario que promete Silva y dos femeninos que humanizan al inspector, Cristina y Sol. Solo por conocer a ese enorme hombretón de pies de barro y corazón tierno merece la pena adentrarse en La tragedia del girasol