"No me limitaba a leerlos; los devoraba. Aunque mi apetito por la comida decrecía, mi hambre por los libros era constante." (El cuento nº 13. Dianne Setterfield)
La cita de hoy es escueta, pero es que con pocas palabras basta para explicar una sensación que seguro hemos sentido muchos a los que nos corroe el vicio de la lectura. Unas veces sano, otras peligroso, y en ocasiones saciante.
Hubo una temporada, entre la adolescencia y la mayoría de edad, en que las discusiones en mi casa eran constantes a la hora de la comida. Tenía podo tiempo para leer, entre los estudios y las asignaturas extraescolares a la que siempre he sido muy aficionada me veía siempre arañando minutos de todas partes, parece ser que las malas costumbres nunca cambian, porque sigo arañando cada segundo del que dispongo para disfrutar de mis lecturas. En esa lucha tome por costumbre llevarme el libro a todas partes, incluso a la mesa o al baño. El tema de sentarme a comer con el ejemplar que fuera en la mesa, tenía loca a mi madre que no tenía forma de hacerme entender que la hora de la comida era simplemente eso, la hora de comer, ni la de jugar, ni la de leer, ni la de hacer los deberes...
Pero es que yo simplemente no tenía hambre, los libros me saciaban tanto, que cuando la comida estaba lista, me sentaba a la mesa como puro tramite, pellizcaba algo de comer y me iba corriendo a volverme a enfrascar en el libro que en ese momento tuviera entre manos. Cuanta menos hambre tenía más libros devoraba, como si una cosa compensara la otra.
La alarma saltó, cuando ante las eternas ojeras que siempre exhibía y un cansancio exarcebado que siempre me acompañaba, mi madre me llevo al médico, un análisis de sangre confirmó lo que practicamente en mi casa todos sabían, comía muy poco y la anemia me estaba haciendo mella, y dormía mucho menos, con lo que al día siguiente no rendía. La medicina a tomar fue muy sencilla, dormir las ocho horas y comer mis cinco comidas al día.
Ante esta posología sencilla mi madre no hubiera tenido que temer problemas añadidos, pero estos se presentaron, me vigilaba tanto que me sentí agobiada y esa adolescente enrabiada que tenía más o menos a ralla, se rebeló, y empezó a hacer de las suyas, sin embargo no por ello mi madre dejo de apagarme la luz a las 10 de la noche, ni de prohibirme las lecturas a las horas de las comidas, se acabó el picotear, porque me prohibieron levantarme de la mesa hasta que terminaran todos, y al final tuve que claudicar. Se comía a sus horas, se dormía a sus horas, y se leía cuando una disponía de tiempo.
Supongo que estas lineas os serán familiares a muchos y a muchas, os apetece dejar vuestra experiencia?
31 comentarios:
Pues a mí eso no me ha pasado. Además veo que tenías la suerte de no tener que poner la mesa (tarea difícil si estás leyendo al mismo tiempo...).
Además en mi casa se come muy rápido así que no había problema de que fuera una gran interrupción.
Yo a tanto no he llegado tampoco. Si es cierto que a veces mientras espero la cena cogo el libro y es cuando llegan los platos cuando me dan un toque de atención.
Pero vamos que la comida y la lectura son dos placeres totalmente compatibles.
Un beso!
Uff, yo sí que me he sentido identificada, la de broncas que me han echado en casa por llevarme un libro a la mesa, aunque eso de no comer por leer no me ha pasado. También me abroncaban por la noche cuando era muy pequeña por leer con una linterna en la cama, y por ir andando y leyendo por la calle me he dado algún buen golpe o tropezón. En fin, que si, que lo mío no es sano :) Un besazo!
Desde luego menudo apetito el tuyo. No eres la primera a la que le oigo decir que lee mientras come, no es mi caso. Como siempre he dicho soy una lectora nocturna (o como mucho de la hora de la siesta). Me gusta leer cuando hay silencio, cuando todo alrededor se apaga y yo abro ese portal a otro mundo. A veces si estoy muy enganchada intento leer mientras como (vivir sola tiene sus ventajas) pero me cuesta coordinar tanto movimiento. En contadas ocasiones estoy tan enganchada al libro que me olvido de comer hasta que me da un mareo y me doy cuenta que son las 4 de la tarde y no me queda más remedio que buscar algo para engañar al cuerpo rápidamente. Pero vamos, es muy muy raro el libro que logra que cambie mi horario nocturno.
Madre mia!!! leyendo y comiendo ( bueno haciendo que comias) mi padre no lo hubiera aguantado.... yo al igual que algun otro u otra contertulio de tu blog necesito la soledad y el poco ruido para leer; ademas dada mi torpeza no puedo hacer dos cosas a la vez... Ni cuando estoy sola en casa comiendo leo, eso si despues con el cafecito y el piti si que lo hago aunque cuando mas leo es los fines de semana por la mañana cuando la casa y la calle estan en silencio y mi mente suele ( no siempre) estar mas despierta.
Un besazo guapa y en breve hablamos.
P.D.- Mis libros divinos y lo que tiene colocar de nuevo, he despejado otra balda ainss que contenta toy
Ummm Carmina, veo que lo tuyo con la lectura es muy, muy peligroso (jejeje).
Yo te puedo contar que en mi casa también mi madre peleaba (conmigo y con mi padre) por leer en la mesa, Pero por lo que más me han reñido es por hablar, y por comer deprisa para poder hablar más (jajaja).
Me encanta la lectura pero creo que la cambio por una buena conversación de sobremesa.
Comparto el problema de Carol, leo mientras voy y vengo del trabajo, el camino me lo sé de memoria, pero algún percance ya he tenido.
Un besico !
Me ha encantado esta entrada, muchas gracias por compartir estas experiencias tan personales con todos nosotros. Yo nunca me he llevado un libro a la mesa ni he leído mientras comía, pero sí que intento leer siempre que puedo, en el baño, en la cama, en el sofá, en viajes ya sea en bus, en coche (si no soy yo la que conduce, claro), en el metro, en avión, en salas de espera. Todavía no me ha dado por leer mientras ando, pero no me extrañaría que pronto me pasase... Cada vez me gusta más leer y por eso intento sacar tiempo de donde no tengo. Aunque, a parte de en el metro, cuando más leo es a las noches, tranquilamente en la cama antes de dormir, tengo la suerte de que a mi chico también le apasiona la lectura y todas las noches dedicamos al menos una hora a leer. Muchos besos.
Cuéntate la vida http://cuentatelavida.blogspot.com
Uffs, yo necesito tranquilidad y cierto aislamiento para leer, así que nunca me he llevado un libro a la mesa.
Pero te entiendo, a veces es muy difícil separarse de nuestros queridos libros.
Un beso.
Ana
A mí estos libros, como el de la Ladrona de ídem, en que los protagonistas se presentan como voraces lectores y presumen de su fiebre compulsiva de leer, no sé por qué pero me producen desconfianza
hombre yo a tanto tanto no he llegado nunca, me encanta leer, pero me encanta comer y una buena comida se merece tambien toda mi atención para poder disfrutarla tranquilamente, así que en mi caso cada cosa tiene su momento..y no hay que renunciar a uno para poder hacer el otro
Besotes
¡ja,ja! De verdad que lo tuyo ya es la pera.
Yo sólo leo mientras como cuando estoy sola. Hoy por ejemplo. El Sr. Bookworm no viene a comer y una servidora se plantará en la mesa con su plato y un libro colocadito en el atril para combinar dos de los mayores placeres que existen (para mí) comer y leer. También me encanta leer en las cafeterias, suelo hacerlo cuando llevo al niño a Taekwondo. Como no me compensa volver a casa, me voy a una cafetería muy tranquilita que hay cerca y disfruto de una hora de absoluto placer.
Pero vaya, que de momento el gusto que me da leer no me llena lo suficiente para mantenerme ¡ja,ja! necesito ambas cosas y si pueden ser a la vez mejor
A mí me encanta leer mientras desayuno y continuar luego un rato, sobre todo los fines de semana que es cuando tengo más tiempo, pero no llego a tanto como tú ;)
Lo que sí hacía mientras estudiaba la carrera era leer cuando descansaba de estudiar, aunque en casa pensaban que dejar un libro para coger otro... pero leer me ha ayudado siempre a desconectar.
Muy interesante la entrada. ¡Besos!
Pues a mi no me ha pasado, me ha gustado siempre leer, pero tambien comer, jajaja, por eso me sobran unos kilitos, así que conmigo no tenían esos problemas, y de anemia menos.
Mi padre que hablaba valenciano decía siempre "A la taula i al llit al primer crit"
y yo lo cumplía a rajatabla y no precisamente a la fuerza.
Pero me ha encantado releer ese fragmentp de "El cuento numero 13" me gustó mucho el libro.
Un besito
Tere
YO me escondía para poder leer sin que me riñera mi madre. Me iba con el libro escondido debajo del vestido.
jajaj no Isi, no tenia esa suerte, me costaba poner la mesa horrores, y la de vasos que he roto, eso si, mi madre nunca me dejaba sacar los platos llenos a la mesa. Yo soy muy lenta comiendo, soy de las que necesita mi tiempo, ha terminado todo el mundo y yo todavia estoy con el primer plato y eso que en el mio hay menos que en el de nadie, por eso puedo leer, entre bocado y bocado pasa mucho tiempo, a mi me puede costar comer, diez minutos con el consiguiente dolor de estomago para varios dias, o una hora larga.
De todas maneras deje de hacerlo con la mayoria de edad y ahora solo me lo permito cuando estoy sola y casi siempre suele ser cena y planteo cena fria, y si es comida, pasta, que suele dejar bastante margen de maniobra...
María y tan compatibles, pero cuando eres adolescente hay cosas que no las ves claras, sin embargo deje el vicio cuando me fui a la facultad,note que a una compañera de piso le molestaba y pense que podia dejar de leer durante una hora, que la vida social era bastante importante, en ese momento comprendí a mis padres. De todas maneras aprendí bastante tarde a disfrutar del placer de comer.
Carol no se la de comidas que me he saltado yo cuando he estado en la facultad y por cualquier motivo estaba sola, cuando me daba cuenta era hora de merendar y no había tocado bola en la comida, y si en lugar de leer estaba estudiando peor, he llegado a hacer un par de comidas al dia, el desayuno y una merienda cena... y el estomago no pedirme comida. Jaja lo la linterna tambien lo he hecho yo y la de broncas que me han caido niña, y tambien hacia a escondidas los castigos que me caian por habladora en clase, la linterna debajo de la sabana la he usado muchisimo, dormiamos tres en la misma habitación, eso si enorme, pero eramos multitud. Lo de ir andando y leyendo lo hago muy pocas veces, porque esto es un pueblo, las manzanas son muy cortas y donde yo vivo y por lo tanto trajino hay mucho transito, darme un golpe con algo no, pero seguramente me atropellarian
Elwen a mi ahora me pasa menos porque la tension me juega malas pasadas, enseguida me deja fuera de juego, ya he comentado que leo menos a la hora de la comida, suelo leer mas despues de cenar cuando todos se acuestan o a la hora de la siesta cuando mi marido duerme y los niños si no estan en el cole estan enfrascados en sus videojuegos o lecturas. Si un libro de antemano se que me va a enganchar mucho,lo dejo para semanas que mi marido entra muy temprano a trabajar o tiene una intensa vida nocturna como musico, por miedo a verme los papeles del divorcio encima de la mesa.
Chula wapa te he dicho mil veces que no es que seas torpe niña, a mi cada vez me cuesta mas hacer dos cosas a la vez, cuando he llegado a hacer tu lo sabes cuatro al mismo tiempo, pero aquello se acabo, ahora suelo necesitar un poco de soledad para leer, o al menos aunque la tele este de fondo que no me hablen, cosa imposible cuando los tengo a todos en el salon, pero es que si me marcho a la habitacion los atraigo detrás mio, a no ser que haya algo que les mole mucho en la tele, ahora mismo estoy cenando y contestandoos, tengo una reunion y estoy sola en casa, mis hombres estan en la playa
jo se me ha lanzado en picado el comment sin haberlo terminado wapa, pues total que sabes que no tomo cafe porque me sienta como un tiro y no fumo, asi que tu opcion para mi no es valida. Y ya he hablado contigo que no veas el mono que tenia preciosa, aunque me has pillado en el banco y pendiente del turno pillaba pocas. En cuanto a los libros y tu balda de reserva niña es que eres todo un portento, no se como eres capaz de sacarle tanto espacio a una estanteria, oyeeeeeeeeee has sacrificado algo del churri?
jajaj Susana y tan peligroso, es un vicio, no es ya un placer porque me crea una adicción tremenda. A mi tambien me han reñido por hablar en la mesa y lo sigue haciendo mi padre, porque dice que eternizo las comidas, y al final el plato se queda lleno, vamos que he camuflado la comida en un lado y otro y lo unico que he hecho es comer, por supuesto que no es asi, pero como soy lenta no puedo terminarme el plato, supongo que terminar la paella cuando todo el mundo se ha tomado ya el cafe, esta bien, no voy a estar con la sobremesa y comiendo aun el primer plato.
Yo hoy que he aprendido a sacar tiempo de debajo de las piedras y a quitarme de dormir los placeres, tambien disfruto con una buena sobremesa y soy capaz de arrinconar los libros, pero eso querida amiga llega con la madurez, y no con la adolescencia, donde yo hacia estas cositas que narro en el post.
Creo que eso de leer mientras caminais es un mal que se extiende Isi tambien lo suele hacer, yo creo que no tengo opcion, para ir al cole de mi hijo atravieso tres carreteras, como para andar leyendo
Goizeder aunque tu chico sea lector intenta no llevar el libro a la mesa a menos que estes completamente sola, sin mas compañia que tu misma y el libro. En cuanto a leer por las noches, es algo impensable, sobre todo en la cama porque mi chico pondría el grito en el cielo. Chica por dios y no leas mientras camines, que Madrid se va a llenar de libros andantes....
Aventarte tengo que confesarte que yo me debo estar haciendo vieja, porque antes era capaz de leer, mirar una serie y vigilar a mis hijos y enterarme de las tres cosas y ahora para leer necesito una minima calma, por lo que ya no leo mientras como a no ser que quiera el divorcio.
Miguel ambos son libros bonitos, muy cuidados en cuanto a su narración, trama y personajes, lectores voraces haberlos haylos, lo que no he terminado de comprender, es que te produce esa desconfianza. No es un ensayo, es una novela y por lo tanto ficción... pero claro cada uno podemos tener nuestra propia opinion, yo durante unos años no comía por poder leer, lo acuso mi salud, madure y ahora puede que haya semanas en que no pueda leer ni una sola linea, y lo he aceptado
Sonia, que bien hablas mi niña, como decia Susana, yo tambien hoy, soy capaz de disfrutar de una buena charla de sobremesa, y casi que segun momentos la prefiero a la lectura que puedo coger en cualquier momento. Soy capaz de disfrutar del placer de la comida, que previamente he cocinado yo, porque al tener alergias alimentarias salir a comer fuera es un sinvivir, y disfruto más en mi casa, que le vamos a hacer, a todo se aprende en esta vida, fijate tu.
jajajaj que sentido del humor tienes Merxe eres un crack wapa, yo ahora solo leo estando sola, pero voy a copiarte lo del atril, porque yo niña como con una mano y con la otra sujeto el libro, eso si, antes de sentarme ya lo tengo todo troceadito... Yo ayer tambien cene sola, tenía una reunión, y no me mereció la pena volver a la playa por una hora, y lo hice leyendoos a vosotros y contestando vuestros comments
Si desayuno sola Luisa, sin duda es unos de los momentos que más disfruto leyendo, y luego como tu continuo un rato.
En cuanto a lo de leer para desconectar cuando descansabas de estudiar, mi marido esta que se sube por las paredes porque despues de pasarme la tarde estudiando, me pongo a leer un libro o blogs... asi que mira eso lo compartimos
Tere que gusto verte por aqui guapa, mi padre y mi abuelo tambien dicen mucho eso de a la taula i al llit al primer crit, pero no yo no he sido nunca tan obediente y menos si estaba leyendo.
Y yo no creo que te sobren kilitos, no ser que en un año te hayas puesto muchos, yo ahora tambien disfruto de la comida y si que me he puesto algunos quilitos, o como diria mi padre estic de bon any. Me alegra de que te gustara este libro, es muy bonito
Indecisa niña, donde ibas con el libro debajo del vestido, al cole?, mi madre tambien me reñia si leia antes de hacer los deberes, porque luego se quedaban sin hacer. Yo me escondia de la burla de mis amigos estivales
Goizeder pues ya ves que no me ha importado, y ya he jugado
No he llegado a comer mientras como aunque si es cierto que en cuanto tengo dos o tres minutos me pongo a leer (cuando no estoy en crisis como ahora, que desde que volví de O.tan solo leí tres o cuatro páginas)
Pero entiendo perfectamente esa sensación, cuando estás inmersa en el libro y te olvidas de comer, dormir, de cualquier otra cosa que no sea leer.
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