miércoles, 25 de abril de 2018

Pinceladas: El Encanto. Susana Lopez Rubio


Hay libros que te seducen desde su portada, obvio que no es motivo para comprarlos ni para decidir leerlos, sin embargo la vista es un elemento fundamental a la hora de encapricharnos de una novela y las editoriales suelen jugar bien sus bazas. El colorido de esta portada enamora a simple vista, y un vistazo a su sinopsis hace que caigas rendida ante ella.

Y cuando eso sucede confieso que tengo miedo, sí, miedo a equivocarme a tener unas expectativas tan elevadas que cuando comience la lectura me de un batacazo de antología. Y con esta novela tengo sentimientos encontrados, porque si bien en su conjunto me ha gustado y podría decir incluso que me ha gustado mucho, tiene puntos débiles, que al colocar la balanza no desmerecen la lectura, pero que no la convierten en el novelón que podría ser.

Uno de los pilares de esta novela, quizás el más importante son sus protagonistas Patricio y Gloria, ambos muy distintos pero con una meta común ser felices a toda costa, desafiando incluso al orden establecido, y con ello no me refiero a las leyes, ni al estado, pero no siempre el orden establecido se encuentra en estos estamentos.

Patricio es un joven asturiano de 19 años que cuando nada le ata a su tierra decide probar fortuna y hacer las Américas, con la única compañía de unas latas de conserva y un traje demasiado caluroso para el lugar donde pretende recalar. Sorprende en él su desparpajo, es hijo de mineros se le supone poca cultura y sin embargo tiene un manejo del lenguaje que ya lo quisieran para si muchos graduados en marketing, porque a ver quién es capaz de vender una bufanda de lana en una playa cubana.

Y aquí es donde uno de los puntos débiles comienza palpitar y no me quitaré esa impresión en ningún momento de la lectura, y es que parece que todo le sale bien a este hombre desde su llegada a Cuba, que a penas encuentra obstáculos, aunque no es así, obviamente, pero las sensaciones persisten.

Gracias a esa gracia natural para vender comienza en los almacenes El Encanto, donde compra la flor y nata de la clase alta, por allí pasan adinerados cubanos pero también personajes de relumbrón de la farándula cinematográfica como Tyrone Power.

Gloria: Es una mujer cubana bella, elegante, pero de mirada triste, en el primer encuentro visual con Patricio le recorre una descarga. Su posición es envidiada y sin embargo esta bella mujer es la más infeliz de la tierra. Casada contra su voluntad con Cesar Valdés, el gánster que controla la Ciudad de La Hábana, no duda en alimentar ese sentimiento a escondidas y enfrentarse a la ira de su marido que puede terminar tanto con su vida como con la de Patricio.

La historia de Gloria es desgarradora, dramática, las cábalas que tiene que hacer para ver a su amor y recibir tan solo un roce o unas palabras es puro contorsionismo. Sin embargo, nos hace soñar, pero como de sueños no vive el hombre, y la vida no es perfecta, un día el sueño se convierte en una pesadilla, que cambia su vida por completo.

Pero si Patricio y Gloria son importantes también lo son los secundarios y solo voy a resaltar cuatro

Nely: la ascensorista enamorada de Patricio, la mujer que le dedica cada mañana una sonrisa, unas palabras bonitas y quiere ayudarle a integrarse en la isla. forma junto a los protagonistas un triángulo de amor y traición en el que no siempre saldrá bien parada. Me sorprendió mucho este personaje y fue uno de los que más me gustó.

Gúzman y El Grescas: Compañeros de piso y amigos de Patricio, porque es bien sabido que cuando uno llega a tierra extraña la patria tira mucho. Gúzman es el más cabal de los tres, El Grescas el más impulsivo y Patricio el embaucador, juntos forman un equipo con el que viviremos un sinfín de situaciones y aventuras.

César Valdés: El villano de esta novela, el capo de la Ciudad de la Habana, nada se mueve sin su consentimiento, tiene la potestad para conseguir todo lo que quiere, aunque tenga que forzarlo hasta el infinito, la simple mención de su nombre aterroriza a quién lo conoce. La repulsión que me ha provocado este personaje ha sido infinita, pero reconozco que está muy bien dibujado.

Con su forma de narrar Susana Lopez nos traslada al color, olor e incluso melodías de La Habana de los años 40-50 y como no a su glamour, y al de los almacenes El encanto, precursores en España de El Corte Ingles y Galerías Preciados.

Con El Encanto te trasladarás a la ciudad del color, de la música, de los clubes nocturnos, y lo harás de la mano de una novela trabajada, sencilla, sonora en la que podrás encontrar el amor y el desamor, el suspense, todo ello de una forma amena y ágil gracias a sus múltiples diálogos y también a esos capítulos que te dejan con la miel en los labios y te impelen a leer "solo uno más", que nunca se cumple. Y así entre aventuras, peligros y desafíos a la autoridad que supone Cesar Valdés se llega a un final que no espera el lector y que una vez más me ha hecho pensar en que todo en la vida de Patricio parece encajar demasiado bien.

Si he logrado picar tu curiosidad con estas someras pinceladas no dudes en acercarte a El Encanto, una novela que seguro que hará tus delicias y evocadoramente te llevará muy lejos de tu casa


viernes, 6 de abril de 2018

Cuídate de mí. Maria Frisa

Conocí a María Frisa con una historia hilarante que hizo mis delicias y que casi subí foto a foto a twitter hace unos años. Soy una lectora ecléctica, suelo tocar muchos palos, pero también tengo unos que no toco nunca y otros salvo raras ocasiones y con mucha, pero con mucha recomendación mediante. Pero este no es el caso que nos ocupa, me gusta tener en casa novelas ligeras, en clave de humor, para leer cuando mi vida se convierte en un caos, o para intercalar entre lecturas densas, y así fue como llegó a mis manos Cómo sobrevivir a la madre de Pavlito (con V). 

He de reconocer que me reí mucho, que en algunos momentos me vi retratada en esa mujer a la que aparentemente todo le salía mal, que tenía una adolescente refunfuñona, una madre perfecta y un marido, perdonadme la palabra algo inútil, o al menos muy nulo. No pude tener un mejor comienzo con la autora y sin embargo después le perdí la pista hasta que llegó Cuídate de mí, que está en las antípodas de aquel otro que leí, y con el que he pasado igualmente unas horas maravillosas de lectura. Si con el primero que leí me reí lo que no que no estaba en los escritos, con este segundo me he removido por dentro, hasta los mismísimos cimientos.

Os adelanto que la novela me ha gustado mucho por varias razones, por el tema que aborda, o igual debería decir temas, por la forma en que lo hace huyendo en todo momento del morbo y del amarillismo, con una delicadeza y una corrección impecables, y por las protagonistas que María Frisa se saca de la manga. Dos mujeres muy distintas entre sí, que en el trabajo se complementan y nos ofrecen dos visiones distintas de un mismo hecho.

En #SoyYincanera hemos disfrutado esta lectura tanto en público como en el grupo privado, nos ha dado para comentar y para debatir, quiero agradecer desde estas líneas a María Frisa que haya estado tan activa en la lectura simultánea, de esa forma nos ha ayudado a reflexionar o a matizar alguna de las frases de la novela.

La autora:

María Frisa es licenciada en Psicología Clínica y en Trabajo Social, es autora de la serie "75
consejos" y su obra narrativa, de la que ya ha vendido más de 150.000 ejemplares, ha sido reconocida con más de 80 galardones nacionales e internacionales. Cuídate de mí es una novela de intriga que se centra en la unidad especial de la Policía Nacional encargada de investigar los delitos de violencia contra la mujer y en la situación emocional de las víctimas. A partir de su experiencia como psicóloga y de las entrevistas que ha mantenido con profesionales que trabajan en este sector, María Frisa ha escrito una obra de ficción en la que reflexiona sobre los porque de estos crímenes, sus consecuencias y las formas de combatirlos.


Sinopsis:


La subinspectora Berta Guallar y la inspectora Lara Samper trabajan en el Servicio de Atención a la Mujer de Zaragoza, una división de la Policía Nacional que se encarga de investigar los casos de delitos sexuales y de violencia de género. Berta, tenaz y empática, casada y con hijos, tiene dificultades para conciliar su vida laboral con la familiar, pero ama su trabajo y pone todo su empeño y tesón en ayudar a mujeres que sufren violencia de género. Lara, una psicóloga perspicaz e independiente, ha tenido que enfrentarse a multitud de obstáculos y actitudes machistas para ascender en su profesión debido a su impresionante belleza, pero ha llegado hasta inspectora gracias a su inteligencia y compromiso.
Cuando su jefe, el comisario Millán, les muestra un vídeo en el que se ve el cadáver de un joven calcinado, ambas saben que se enfrentan al caso más difícil de su carrera. La víctima, Manuel Velasco, fue juzgado por haber violado a Noelia Abad, una adolescente que regresaba a su casa tras acudir a una fiesta con sus amigas. Velasco salió absuelto, por lo que es altamente probable que alguien se haya tomado la justicia por su mano.
Berta y Lara se enfrentan a un crimen en el que tendrán que poner a prueba toda su pericia y profesionalidad, no solo para encontrar al asesino sino para impedir que sus sentimientos contradictorios respecto a la naturaleza del delito se entrometan en la investigación. Todo mientras Berta sufre una campaña contra ella en internet por un caso de pederastia mal resuelto y Lara afronta un terrible secreto de su pasado que, de salir a la luz, podría dar al traste con su carrera policial.

Mis impresiones:

María Frisa se adentra en el género negro con solvencia y con un soplo de aire fresco, que los lectores asiduos a las novelas policíacas sabemos agradecer. Cuando eres asidua a un género llega un momento en que todo suena a un dejà vu, todas la novelas se desarrollan en los mismos enclaves, grandes ciudades, tienen por protagonistas a un dúo de investigadores normalmente hombre/ mujer y la unidad que investiga suele ser homicidios.

María ha llegado para romper estos moldes, en primer lugar la Unidad que investiga este delito es la de Atención a la Mujer, una unidad que tiene que ver con la violencia de género, pero también atiende las agresiones sexuales a mujeres y los casos de agresiones a menores. Si me permitís el apunte un departamento difícil de lidiar para dos mujeres por el componente de empatía. Esta novedad ya nos aporta un respiro con respecto a la novela negra publicada hasta el momento, al menos la que yo he leído.

Por si no fuera poco la autora ambienta su trama en la ciudad en la que vive, una ciudad que conoce y que se dedica a retratarnos a pequeñas o grandes pinceladas, uno termina la novela con ganas de conocer Zaragoza si no ha tenido el placer de estar allí, o de volver si como en mi caso se ha estado en más de una ocasión. María es una enamorada de la ciudad de las once cúpulas y eso es algo que no le pasa desapercibido al lector.

Y por último y quizás para mi más importante María se atreve a dar el protagonismo a dos mujeres, a una inspectora y una subinspectora, y aunque no ha sido la primera en romper una lanza a favor de ellas, porque Susana Hernández tiene ya dos mujeres en los papeles principales y a primera línea de investigación, si que rompe un poco con la línea que siguen el resto de autores.

Tanto la inspectora Lara Samper como la subinspectora Berta Guallar, son dos mujeres fuertes, con carácter y carisma, dos mujeres que ven la vida de distinta forma, con realidades muy diferentes en su día a día. El acierto de María Frisa son las sombras de estos personajes, son mujeres heridas, con grandes cicatrices que lejos de cerrarse se van abriendo, supurando con cada caso que llevan. Y son precisamente esas sombras que proyectan las que atraen al lector, las que le provocan curiosidad y hacen que un libro que no es vertiginoso termine volando en sus manos, pero si me permitís este punto lo retomaré más adelante.

Me gustaría detenerme un momento en los personajes, en esas dos mujeres sí, pero también en un tercer protagonista, porque tiene mucho peso, o en un secundario imprescindible si lo preferís, y este no es otro que Millán, quizás el personaje que junto a Lata Samper proyecta más sombras en esta historia, y que al menos a mí me dejó con ganas de saber más, de volver a reencontrarlo de nuevo.

Lara Samper: es una rubia, estilizada, y bella mujer que llama la atención por donde pasa, su ascendencia rusa ha quedado patentada en su belleza. Sin embargo, debajo de esa fachada hermosa esconde una cabeza analítica que le ha valido para llegar a ser inspectora de policía. En su día a día luce una coraza de indiferencia, frialdad y dureza extrema, no puede permitir sentir empatía por sus compañeros para que no se repita la misma catástrofe de seis años atrás que terminó con  su vida y casi con su carrera profesional. Aunque no lo parezca Lara está muerta en vida, son sus recuerdos los que la mantienen anclada al día a día y su trabajo. La llegada de Millán para dirigir la unidad le supone un duro mazazo, un reabrir heridas que no estaban cerradas y un precipitarse al vacío día tras día en pos de un pasado que no puede volver y que no ha aprehendido hasta el momento.

Berta Guallar: físicamente no está tan bien descrita, pero si lo suficiente para saber que es la antítesis de la inspectora. Pero no solo lo es físicamente, Berta esta casada y parece que su matrimonio no atraviesa por sus mejores momentos, es madre de dos niños que necesitan sus cuidados, se niega a reducir su jornada laboral tal y como le sugiere su marido, y eso la hace sentirse mala madre y esposa en ocasiones. Berta es una bomba de relojería en la que los engranajes no terminan de encajar y está a punto de estallar en varias ocasiones. Quizás el que la autora la haya puesto en una situación límite con el acoso cibernético que sufre tiene mucho que ver. Pero el lector lo que aprecia es una persona inestable, con dependencia de los analgésicos que mezcla de forma irresponsable, una persona que aunque se repita mil veces Soy la puta ama, esta sobrepasada la mitad del tiempo. La subinspectora es un personaje con mucho potencial pero la fina línea que separa la legalidad de la ilegalidad en ocasiones la tiene muy difusa y ese es el juego que ha jugado María Frisa, la mente del lector pone a la subinspectora en situaciones que no se han producido, pero que por su carácter bien podrían haber sido.

Millán: Es ese personaje que no sabes muy bien porqué te cae antipático desde el primer momento, tanta perfección en el vestir abruma, sin embargo es el que le da vidilla a la trama, el lector sabe que esconde algo, además ese algo es fuerte y afecta a la vida de la  inspectora Samper que no está feliz precisamente de tenerlo como jefe y que lo demuestra a la mínima oportunidad que tiene. Millán formaba parte del mismo equipo que Lara hace seis años cuando su vida saltó en pedazos. La autora nos va regalando pequeñas dosis de lo que sucedió aquel mes de junio tantos años atrás, los suficientes para mantener al lector atrapado en la lectura, para que las páginas se vayan deslizando entre sus dedos, y para que una vez acabada esta quede con ganas de más, con ganas de volver al pasado y conocer a esa unidad de élite y comprender que pasó aquel día, porque lo que se intuye es de tronío. Espero que María Frisa tenga a bien contarnos la historia de Millán y Lara Samper. y al mismo tiempo descubrirnos al gran Use ese personaje en la sombra que planea durante toda la novela, ese gran desconocido que se ha quedado a vivir en mi cabeza por ser el que más sombras proyectaba.

Los personajes de esta novela son el gran pilar sobre el que se sustenta una trama principal y varias secundarias todas ellas desarrolladas con mucho acierto y una gran sensibilidad, María Frisa no cae en el morbo de recrearse en las escenas de mayor calado, tampoco las dulcifica, las expone con su mayor crudeza, sin embargo huye de ese amarillismo que parece haberse asentado tanto en la prensa como en la televisión últimamente.

La novela parte de la violación sufrida por una adolescente, el destrozo anímico de la víctima y de la familia que se va desmoronando alrededor de esa muchacha que no consigue levantar cabeza desde que una noche fue agredida cuando iba con alguna copa de más. La culpa se ha quedado a vivir en su cabeza y en la de unos padres y hermanos que no supieron protegerla. La implicación de Berta con la familia y sobre todo con la madre de la víctima va más allá de lo que sería admisible por ello cuando encuentran el cadáver del presunto violador y recae la investigación en su unidad la reacción de Lara y de Berta es muy distinta.

María Frisa a partir de aquí nos va mostrando las diferencias entre ambos personajes, lo cómodo es alinearse al lado de Berta porque es la que más sentimientos muestra, sin embargo no debemos prejuzgar y en este momento la víctima es otra y la responsabilidad de la policía esta con ella fuera en vida lo que fuera. La investigación policial se nos presenta como distintos callejones sin salida, como normalmente suelen ser por otra parte, ambas mujeres se complementan y van tirando del ovillo, van encontrando pistas y van cerrando hipótesis, por ello no es thriller, porque la acción no es rápida, si no pausada, con frases para la reflexión, intentando tocar el alma del lector y que este no salga indemne de su lectura, concienciando de la lacra que supone el machismo, y más el que parece haberse instalado entre los más jóvenes. La autora no deja nada al azar, nada sucede sin un motivo, todo está perfectamente hilvanado, todos los engranajes encajan a la perfección.

Es la misma investigación la que nos va ofreciendo los giros, todo está a la vista del lector sin que sea capaz de verlo o intuirlo hasta que la autora no lo coloca por escrito,en ese sentido ha demostrado una gran habilidad y construido una gran novela, María Frisa ha venido para quedarse en el género negro y el lector está de enhorabuena.

A la trama principal que es el asesinato de Manuel Velasco juzgado y absuelto de la violación de Noelia se le sobreponen las vidas personales de la protagonistas, la de Lara cruzada por ese pasado que la tiene en vilo, la de Berta machacada por una persecución y derribo en las redes sociales derivadas de un caso de pederastia que llevó en el pasado. María Frisa que ha vivido en sus carnes ese mismo linchamiento mediático ha sabido dotarlo de fuerza, mostrar el estado de anímico de quien lo sufre, y aunque ella no obtuvo el mismo trato que nuestra protagonista de su familia, el hecho de que el marido se plantee si es capaz de hacer lo que el pederasta denuncia lo hace más real, más verosímil y más crudo, y sobre todo retrata el carácter de Berta a la perfección y nos da la medida de hasta donde podría llegar en un momento dado, porque ella misma llega a dudar si las cosas no sucedieron como las cuenta.

Por otro lado la Unidad de atención a la Mujer no se para porque dos de sus investigadoras estén investigando un crimen por lo que se entrecruza la revisión que Berta hace de la detención del pederasta, y la investigación que llevó a cabo, creo que fue el momento en que peor lo pasé cuando el niño le confiesa a Berta los abusos sufridos, y entiendo su reacción como madre de un niño de casi la misma edad, y podría haber entendido que se hubiera excedido en su celo policial. Y las víctimas de malos tratos siguen presentando denuncias, o quitándolas porque las ha convencido su verdugo, siguen muriendo mujeres porque los agresores se han saltado las ordenes de alejamiento, han fallado los mecanismos mecánicos que los controlan, y María expone muy bien la rabia que sienten las policias que no cuentan con medios para protegerlas, para convencerlas de que lo mejor es denunciar, y cuando fallan todos los resortes y hay una víctima más la rabia se apodera de ellas.

Aún no siendo un thriller la novela se escurre entre los dedos del lector y eso lo consigue Maria Frisa con capítulos cortos, tan cortos que la frase un capítulo más se repite como un mantra, pero también gracias al lenguaje ágil y a ese ritmo constante a pesar no ser rápido, en todo momento pasa algo, para ello están las distintas tramas. También ayuda a ese ritmo el que se sucedan las protagonistas, a pesar de la novela estar narrada en tercera persona, cada capitulo se ve desde la perspectiva de una de ellas, Lara o Berta nos ofrecen su punto de vista, y como el lector tiende a alinearse con una de ellas está esperando el capitulo siguiente.

Cuando piensas que ya lo has visto todo, que la autora no te puede sorprender llega el final, ese giro que te deja desarmada, que te hace abrir los ojos, la boca y te hace replantearte toda la lectura. Un final a la altura del libro, que te das cuenta que siempre ha estado ahí, que las pistas apuntaban a que pudiera pasar y sin embargo no hemos sido capaces de verlo. Maria Frisa es honesta en todo momento con el lector, no se saca ningún conejo de la chistera, ningún as de la manga, pero consigue sorprendernos, noquearnos y dejarnos con ganas de reencontrar a sus personajes.

Conclusión:

María Frisa ha llegado a la novela negra pisando fuerte, con dos personajes que van a dar mucho que hablar y un secundario que espero en algún momento tome las riendas para contarnos que sucedió en Barcelona con la unidad de élite

Con un estilo propio, ágil, un ritmo constante, tomando temas de rabiosa actualidad sin restarle crudeza pero sin caer en el morbo, ni en el amarillismo María Frisa nos obliga a no apartar la mirada de un problema grave como puede ser la violencia de genero, o los abusos a menores, todo con delicadeza y mucho respeto.

A pesar de todo el lector no puede salir indemne de una lectura de este tipo, porque duele, araña el alma, un muerto sea el que sea, provoca a su alrededor cambios, como un tsunami en ocasiones y sobre todo aprenderemos que no es todo oro lo que reluce, que no tenemos que prejuzgar a riesgo de equivocarnos.