Cuando al cerrar la última página de un libro sientes la necesidad de soltar todos los tacos del mundo mundial, porque el autor ha conseguido despertar esos instintos asesinos que intuyo que todos llevamos dentro y que no afloran porque no se da la circunstancia oportuna, es que estás ante una gran novela, ante una impactante, que se quedará mucho tiempo en tu mente.
Es la primera novela que leo de Santiago Diaz, pero ya aviso que no será la última, hace ya una semana que terminé la lectura y todavía me tiene impactada la forma en que jugó conmigo a lo largo de toda la trama, como me fue envolviendo en su tela de araña para de golpe y sin anestesia darme de bruces con una realidad que posiblemente haya estado ahí en todo momento, pero que el juego de trileros nos supo ocultar, al menos a mí, hasta el final. Y no contento con un golpe de gracia, y porque no hay uno sin dos, deja preparado el camino para una posible serie y, si soy sincera, nada me gustaría más.
Quizá esté ante la novela negra que más ha llamado mi atención este 2021, me ha seducido el juego de luces y sombras, la personalidad de los personajes, el rol de cada uno de ellos, la visibilización de un trastorno que sufren muchas personas y que es tan cargante para quien convive día a día con él, como para quien lo sufre en tercera persona.
Santiago Diaz se ha marcado un novelón y me ha dejado con ganas de leer Talión, que ya está en mi lector electrónico esperando un rato para disfrutarla.
El autor:
Santiago Diaz nació en Madrid en 1971. Es guionista de cine y de televisión con veinticinco años decarrera y cerca de seiscientos guiones escritos. Su primera novela Talión, ganó el premio Morella Negra 2019 y el Premio Benjamin de Tudela 2019, ha sido traducida a varios idiomas y esta siendo adaptada como serie de televisión. Su segunda novela inicia una serie protagonizada por la inspectora Indira Ramos, y sus derechos de traducción se han vendido al extranjero antes de su publicación.
Sinopsis:
Después de recibir una llamada de alarma, la policía encuentra en un chalé de una urbanización madrileña a un hombre manchado de sangre y un cuchillo con sus huellas junto al cadáver de su mujer.
Un año más tarde, un anciano se entrega a la policía afirmando ser el secuestrador de tres personas desaparecidas: el abogado defensor de su hijo, la jueza que le condenó y una joven estudiante que testificó en su contra en el juicio. Convencido de que los tres fueron sobornados, el hombre asegurara que morirá uno cada semana hasta que detengan al verdadero asesino de su nuera y su hijo sea liberado.
La inspectora Indira Ramos, de una ética inquebrantable como su fobia a los microbios, solo tiene tres semanas para resolver el caso antes de que "el buen padre" lleve a cabo su macabro plan.
Mi opinión:
Nos encontramos ante una novela negra con un marcado ritmo de thriller, una historia compleja, perfectamente documentada en la que las cuatro historias van encajando entre sí sin dejar ningún cabo suelto, manteniendo al lector en todo momento en vilo, obligándole a tejer miles de hipótesis, algunas confirmadas y otras completamente erróneas, dosificando la tensión hasta la última página, noqueando al lector, o al menos conmigo si lo hizo.
Se nota el oficio en este escritor, es capaz de tener una visión periférica que provoca que el gran puzle o rompecabezas de esta historia tan bien pergueñada como hilvanada desemboque en un final impactante, a la altura de toda la trama, sus pocas más de cuatrocientas páginas vuelan con avidez y te dejan con ganas de más, de mucho más. Una novela muy visual que se desarrolla ante tus ojos línea a línea, supongo que el haber visto en el pasado muchas series también ayuda, el tener una imaginación desbocada también hará lo propio.
La historia nos ofrece una soplo de aire fresco dentro del género por dos motivos, por el planteamiento que solo una persona con gran habilidad y talento puede llevar a buen termino y por los personajes que crea. Además tratándose de la primera de la serie no carga las tintas sobre los personajes principales que supongo que irá desarrollando entrega a entrega, dándole dinamismo a la narración, que va de menos a más. Santiago Diaz es directo, no le ahorra al lector la crudeza de los hechos que relata, los ambiente donde los ambiente, llama a las cosas por su nombre e inserta unas pequeñas dosis de humor que ayudan a relajar la tensión, como pequeñas burbujas de oxigeno.
Nos encontramos con una trama principal, la reapertura de un caso de asesinato y la investigación de unos hechos probados con anterioridad, quizás la novedad es que Homicidios trabaja contrarreloj, para salvar la vida de tres personas secuestradas, y ahí entran en juego las tres subtramas restantes. El autor sigue en todas ellas una patrón semejante, juega con el tiempo para situar a los personajes y que el lector entienda porque se convierten en la diana de ese padre que ya no tiene nada que perder y si mucho que ganar. Juega con la analepsis o flashback de forma que nos enreda en ese juego de trileros que tan bien domina. Utiliza en todas ellas la figura de un narrador omnisciente, un narrador que conoce todos los puntos de vista pero no opina sobre ellos, haciendo que el lector tenga más datos que el equipo investigador, que vaya siempre un paso por delante, que su cabeza piense en posibles tesis a las que unas veces llega también la policía y otras se diluyen antes.
Sin embargo en la trama de la investigación, priman los diálogos, hasta el punto de que a algunos personajes y algunas situaciones las llegamos a conocer por la brillantez de algunos de ellos. Esto junto a los capítulos más bien cortos provoca que el lector encadene un capítulo tras otro deseoso de llegar al desenlace y saber si van a conseguir o no salvar a las víctimas.
Todo ello lo consigue con un estilo directo, un lengua sencillo y cuidado, alejado de las florituras y dando más prioridad a la acción que a la descripción, desarrollando apenas unos personajes y cargando las tintas sobre otros, en algunos momentos me sentí un poco juez con la lectura de esta novela. No es una novela en la que la descripción de los lugares en los que transcurre la acción juegue un papel importante, solo en necesario para situar la historia. Eso hace que desde las primeras páginas la novela se lea con gran fluidez y atrape al lector en una tela de araña de la que es difícil escapar hasta recibir el mazazo final, y aún una vez recibido no cesan ahí las sorpresas.
El otro pilar importante en esta historia son los personajes, Santiago Diaz huye de los clichés del género para su detective. Indira Ramos es una inspectora muy peculiar, recta, insobornable y de una ética intachable a pesar de las antipatías que eso provoca. Padece un TOC que lleva de cabeza tanto a ella, como a su equipo, y precisamente a través de algunas de sus manías el autor introduce pequeños destellos de humor para destensar el ambiente que por momentos se va cargando y provocando incomodidad. La inspectora nos dará buenos momentos en un futuro por lo especial de su carácter que ella intenta dominar, en muchas ocasiones sin conseguirlo, pero también por ese pequeño golpe de gracia que espera al lector al final de la novela, que me dejó con la boca abierta y ganas de atacar la segunda de la serie que espero que ya esté en marcha.
Pero si con alguien he tenido sentimientos encontrados ese ha sido Iván Moreno, el subinspector tiene enfilada a su jefa por haber denunciado a su amigo, mentor y en cierta manera salvador, y provoca situaciones cómicas para el lector y muy incomodas para Indira. La antipatía entre ellos es grande y no pierden momento para demostrárselo mutuamente. Pero la investigación que llevan a cabo los coloca en situaciones límites en las que incluso la vida está en peligro y dejan atrás sus diferencias. Este guaperas porque así lo imagino yo, con pantalones rotos, pelo revuelto y barba de pocos días me ha tenido el corazón dividido casi hasta el final de la novela en que como siempre suele pasar no todo es blanco o negro si no que entre ambos colores hay una gran gama de grises a tener en cuenta.
Del resto del equipo destacataría a Jimeno, ese genio que podría haberse dedicado a cualquier cosa y que decide enrolarse en la policía, donde su carácter desordenado y despistado no le ayuda a granjearse el respeto de sus superiores, relegándolo a tareas administrativas que no siempre son tenidas en cuenta. Me gustaría que en un futuro este personaje diera más juego, creo que puede hacerlo.
No voy a hablar de los tres secuestrados, pero si que a través de ellos el autor pone de relieve alguna de las lacras de esta sociedad, la corrupción de las altas esferas tanto políticas, judiciales como empresariales, el blanqueo de dinero, la actuación de las mafias tanto fuera como dentro de la cárcel, sin dejarse a ninguna de las grandes como la N'drangueta, las mafias del este, y las sudamericanas, sus parcelas de poder y sus métodos de actuación. La adicción al juego, la prostitución de alto standing, o lujo, la adicción a las drogas y su cara oculta, la vida de aquellos que para sobrevivir al hambre se avienen a mercadear con ella. Temas que están tan bien tratados que van calando en el lector a través de esas tres subtramas y también un poco de la principal. Santiago Diaz realiza una labor encomiable de denuncia social con personajes solventes e historias de gran calado.
A pesar de la crudeza con la que el autor aborda los temas, considero que esta es una novela para todos lo públicos en la que podemos encontrar pequeñas dosis de humor encapsuladas, una tensión que va in crescendo de la forma más natural posible, varias historias de amor que se entrecruzan, un juego de luces y sombras que al menos a mi me sedujo y la constatación de no todo es como aparenta ser.
A pesar de que podría verter ríos de tinta sobre esta novela, prefiero que te acerques a ella y la descubras por ti mismo, que te dejes seducir por este complejo entramado que solo un autor solvente puede llevar a buen termino. Descubrir al Indira Ramos y su equipo ha supuesto un soplo de aire fresco para mi y me gustaría que llegases a ellos como lo hice yo, casi envidio que los puedas conocer porque ese placer no lo volveré a sentir yo.
Conclusión:
Santiago Díaz ha creado una gran novela, es la firme constatación de que con unos buenos mimbres se puede tejer un buen cesto. En la novela no es oro todo lo que reluce, el autor juega con el lector, y con los personajes llevándolos al límite. Nos proporciona un juego de espejos y de luces y sombras que cualquier lector de novela negra disfrutará.
La crudeza de esta novela, se ve mitigada en parte por esas pequeñas vetas de humor que van salpicando toda la trama principal y que está ausente en todo momento en las subtramas. El complejo entramado que teje el autor y que encaja poco a poco a medida que avanza la historia, nos irá enredando en las tesis que iremos construyendo alrededor de Ramón y Gonzalo de los que he preferido no hablar para no restaros el factor sorpresa.
Una novela en la que la acción prima sobre la descripción, los diálogos brillantes de la acción principal nos sitúa escenarios y personajes, y la tensión va en aumento hasta las últimas líneas.
No me queda más que recomendártela. ¡¡ No te la pierdas!!
Esta reseña participa en la Yincana Criminal 2021
Made in Spain. La acción transcurre en Madrid o Barcelona