Soy una gran fan de Pérez-Reverte desde sus años de reportero de guerra en TVE y mira que ha llovido desde entonces. Reconozco que a veces me irritan las maneras y los modales que se gasta el autor, y las polémicas que suele levantar, pero no puedo evitar caer rendida con su prosa, con sus novelas y con la forma en que nos cuenta las historias. En ocasiones he tenido que hacer esfuerzos titánicos por desvincular la parte polémica del autor de su yo escritor.
No todas sus novelas me han gustado por igual, pero aún así reconozco que cualquiera de sus novelas tiene una gran calidad. No puedo especificar que me enamoró de El tango de la Guardia Vieja, posiblemente empezó a ganarme por su portada, que refleja muy bien la época en la que se ambienta la historia y en ella aparecen elementos que serán muy importantes en el desarrollo de la trama. A primer golpe de vista la mujer de la portada me había parecido la actriz Grace Kelly, que terminó convirtiéndose en princesa de Mónaco.
Pero quizás no fue eso lo único que llamó mi atención en este libro, que en la contraportada se apunte que narra una apasionada historia de amor, encendió mi curiosidad, Reverte escribiendo una novela de amor, ojo que no he dicho romántica, ni rosa... pero aún así no lo veía yo muy en el papel. Después de disfrutarla entiendo muchas cosas, si es una historia de amor, pero no al uso, es más una novela de intrigas y traiciones.
A pesar de las ganas de encarar la lectura, y de que esta llegó a mi casa al poco tiempo de publicarse, quedó relegada a la estantería, sin que encontrara el momento de sumergirme entre sus páginas. ¿Y porque ahora?. Cuando os presenté mi lectura, os dije que no había sido yo quién la había elegido. La blogosfera es un mundo mágico en el que se desarrollan amistades por afinidad, estas se mantienen en el tiempo y poco a poco saltan de los comentarios a los mails.
Tras un intercambio de mails, David Gómez, administrador de Cruce de caminos, me hizo una propuesta que hemos tenido que postergar por falta de tiempo, y si alguna vez retomamos la iniciativa ya explicaré mejor, la cuestión es que fue el quién eligió esta novela, de una lista que yo le propuse, si no posiblemente continuaría en la estantería guiñandome los ojitos.
Adelanto que es una de las novelas que más me ha gustado del autor, la temática no es nueva, pero si la forma de encarar la trama y su desarrollo, es una novela para leer de forma pausada, sin prisas, porque su desarrollo lo requiere así. Una novela llena de cortes y vueltas a empezar, como si de un tango se tratara.
El autor:
Llama la atención en un autor como Pérez-Réverte los escasos datos que figuran en la solapa del libro
que después reproduciré. Y digo que llama la atención porque hay autores que ponen tantos datos que falta que nos apunten cuando le cayó el primer diente, y la trayectoria de Arturo es tan amplia que daría para llenar varias páginas, quizás este sea el motivo de las ligeras pinceladas que ofrece.
De sobra conocido, Pérez-Reverte es un autor que no deja indiferente a nadie, o le amas, o le odias, no hay medias tintas posibles, su fuerte personalidad, y esa manía por llamar a las cosas por su nombre aunque no sea políticamente correcto le han granjeado muchos detractores, quizás tantos como admiradores.
Os dejo las pinceladas que ofrece la editorial:
Arturo Pérez -Reverte fue reportero de guerra durante veintiún años y es autor, entre otras novelas, de El húsar, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dumas, Territorio Comanche, La piel del tambor, La carta esférica, La Reina del Sur, El pintor de batallas, Un día de cólera, El asedio; y de la ya legendaria serie histórica Las aventuras del capitán Alatriste. Es miembro de la Real Academia Española.
Sinopsis:
"Una pareja de jóvenes apuestos, acuciados por pasiones urgentes como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no escrito, en el salón silencioso y desierto de un transatlántico que navega en la noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la rúbrica de un mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse para siempre"
Un extraño desafío entre dos músicos, que lleva a uno de ellos a Buenos Aires en 1928; un asunto de espionaje en la Riviera francesa durante la Guerra Civil española; una inquietante partida de ajedrez en el Sorrento de los años sesenta...
El tango de la Guardia Vieja narra con pulso admirable una turbia y apasionada historia de amor, traiciones e intrigas, que se prolonga durante cuatro décadas a través de un siglo convulso y fascinante, entre la luz crepuscular de una época que se extingue.
Impresiones:
Comentaba al principio de esta opinión que quizás sea una de las novelas que más me han gustado del autor, y he leído muchas, incluida la última que ha publicado. Arturo Pérez -Reverte se caracteriza por documentarse in situ para escribir sus novelas. Para poder ponerse en la piel de los personajes de sus libros tiene que aprender a vivir como ellos. En esta novela son muchos los palos que se tocan, aunque uno de ellos ya le es conocido de cuando escribió La tabla de Flandes, y me refiero al ajedrez.
En esta ocasión ha viajado a Buenos Aires, se ha paseado por los suburbios, por esos barrios bajos en los que vivió su niñez Max Costa. Se ha documentado sobre el tango, porque salta a la vista que mucho ha aprendido sobre el tema, y todo eso intenta que lo aprendamos nosotros de una forma amena.
La novela tiene un protagonista indiscutible, Max Costa, un guaperas, con ínfulas de dandy y señor que da una vuelta a su vida desde los barrios más pobres de Buenos Aires a la alta sociedad de media Europa. Un hombre que sabe arreglárselas para estar en el sitio adecuado en el momento oportuno y usar sus dotes de bailarín y su belleza y porte para seducir a mujeres que al final terminara robando. Y tiene unos secundarios de lujo, el que más peso tiene, casi a la misma altura que Max es Mecha Inzunza, una mujer muy compleja, que teniéndolo todo para ser feliz no parece conseguirlo, parece ir persiguiendo siempre imposibles porque el dinero al final no puede comprarlo todo. Y para acabar de redondear la trama personajes de toda clase social, desde la más baja, a la más acomodada, todos ellos bien dibujados, porque todos tienen su punto de interés en el desarrollo de la novela. Personajes de ficción que se dan la mano con personajes reales.
La historia comienza en el presente con un Max Costa avejentado que ha perdido el porte de su juventud en una Europa que ha cambiado tanto que le ha hecho perder el tren y reconvertirse en una sombra de lo que fue. A pesar de todo parece ser feliz. La historia la desencadena un encuentro fortuito con una mujer del pasado, una mujer que significó algo para él, que marcó su vida y de la que hacía muchos años que no sabía nada.
En esos momentos comienza una historia que esta dividida digamos en tres partes, en la primera la acción se desarrolla en Buenos Aires, Max es un joven de buen porte que se gana la vida como bailarín mundano y que aprovecha su donaire para seducir a señoras maduras a las que suele robar. Es en este momento en el que se conocen Max, Mecha y Armando de Troeye, un compositor en busca de un tango para ganar una estúpida apuesta.
En la segunda parte, nueve años después la acción se traslada a Niza, Max ha cambiado de estatus, sus habilidades lo han convertido en un ladrón de guante blanco al que no se le pueden probar los delitos y eso lo coloca en el punto de mira de los servicios de espionaje italianos que pretenderán aprovechar sus dotes en su beneficio. La situación política en Europa y en España ha cambiado, Europa vive una gran inestabilidad y se buscan aliados, los fascismos están en auge, en Italia Mussolini se encuentra en el poder, en España la República lucha por no caer ante el ataque Franco y los nacionales. Max se encuentra en una encrucijada y Mecha no se lo pondrá nada fácil.
La tercera parte, treinta años después, con un panorama político distinto, y en un nuevo espacio, Sorrento. Una partida de ajedrez lleva a Mecha a la ciudad en la que vive Max, un Max muy distinto del que conoció, un señor mayor, que ha vivido como un rey pero que por circunstancias de la vida ha vuelto a caer en el escalafón social, aunque lo ha intentado hacer con mucha dignidad. Por casualidad, si es que se puede decir que estas existen, se vuelven a reencontrar Max y Mecha.
Sin embargo estas partes no se encuentran diferenciadas en la novela. Y es que cuando empieza Max tiene sesenta años, añora la juventud perdida, la vida cómoda, pero no es hasta que se cruza con Mecha cuando comienza a recordar y es ahí donde se van sucediendo las partes de una forma para mí original porque dentro del mismo capítulo pasado y presente se entremezclan y los saltos temporales los marcan saltos de líneas.
Por ese motivo es una novela para leer de forma pausada, porque los saltos temporales aunque marcados de forma gráfica se suceden. También contribuye el que no sea una novela en la que pasen demasiadas cosas, y sin embargo se suceden muchas. No es un thriller, no es una novela page-turner, es una novela de desarrollo lento, cortante, como si de un tango se tratara. Ni siquiera la inclusión de los servicios secretos italianos y de espías españoles, le dan agilidad a la trama, sigue desarrollándose de forma lenta, pausada, sin prisas, con su dosis de intriga, con su toque noir. Y la parte más reciente tampoco aporta rapidez, el ajedrez requiere concentración, la edad de los protagonistas no es como para que les de por hacer un rallie, a pesar de todo es en la parte que más emoción y más tensión he llegado a sentir.
Nos encontramos ante una historia de amor que se mantiene en el tiempo, durante cuarenta años, una historia de amor imposible entre dos personas de diferente nivel socio económico, pero sobre todo entre dos personas tan diferentes entre sí, que se podrían confundir. Max aspira a vivir mejor, a resarcirse de las pobrezas y miserias vividas. Mecha rica de cuna busca emociones fuertes en los bajos fondos poco recomendables de grandes ciudades. Ajena al peligro que entraña que se pasee con sus vestidos lujosos y sus joyas por lugares en los que el hambre y la miseria son compañeros de fatigas. La atracción entre ellos es fuerte desde el primer momento, aunque Mecha no cree a Max y recela de él desde que se conocieron y Max cala a la mujer casi inmediatamente.
Y ese mismo sentimiento será el que los unirá y al mismo tiempo los separara a través del tiempo y de las ciudades en que se encuentran. El final de la novela supone un broche de oro para una historia de intrigas, traiciones y un amor que se prolonga en el tiempo y que morirá con sus protagonistas, un amor imposible por la complejidad de sus protagonistas y por todo aquello que los separa.
A pesar de que la novela me ha gustado mucho, he sido incapaz de empatizar con los personajes. A Mecha no la puedes aprehender, la mitad de las veces por no decir todas, no he sido capaz de comprenderla, de entender su forma de actuar, el porque se presta a determinados juegos, sobre todo en la parte de Buenos Aires, en las otras aunque me ha costado he podido ver más claras sus intenciones. En cuanto a Max que es el personaje que mejor conocemos, en ocasiones no me lo he creído, un actor de su propia vida, un hombre hecho a medida que logra llegar a la cima para caer de nuevo al abismo, aunque quizás sea muy exagerado.
No puedo decir que sean personajes planos, porque no lo son, pero a mi no me han llegado, posiblemente por el ritmo que el autor le ha impuesto a la novela, probablemente por la forma de contarlo con tantos saltos temporales. Por la razón que sea no me han terminado de convencer.
Y a pesar de que siento que me dejo muchas cosas en el tintero no conviene seguir desmenuzando la novela porque cada cosa ha de descubrirse a su tiempo, y el autor a ritmo de tango nos va desgranando una historia en la que se mezcla realidad y ficción de una forma magistral, tanto que merece la pena descubrirla por uno mismo.
Conclusión:
A mi modo de ver El tango de la Guardia Vieja es una de las mejores novelas de Pérez-Reverte, una historia de amor, que se prolonga en el tiempo y que se niega el placer de vivirse en plenitud, quizás porque sus protagonistas son personajes atípicos, complejos, distintos de los que un lector esperaría en una historia de este tipo.
No piense quien lea estas líneas que nos encontramos ante una novela romántica, no veo yo al autor en estas lides, y se llevaría un gran desengaño. Es una historia abrupta, con su ligeros toques de sensualidad, la que imprime Mecha, con sus toques noir, los que imprime Max ... Una trama que merece la pena ser leída cuando se tenga tiempo para paladearla, porque la prisa no es buena acompañante en esta historia, las páginas pasan y la da la sensación de que esta no avanza. Y es que en apenas una semana desfilan cuarenta años de la historia del convulso s. XX, y es que para dos personas mayores el tiempo no fluye con la misma rapidez que para la juventud.
Seas o no fan de Pérez-Reverte te recomiendo la lectura de esta novela, seguro que caerás rendido ante su prosa.
Retos
12 meses, 12 libros
25 españoles
cruce de caminos: negro y criminal
Febrero: mes del amor