Mostrando entradas con la etiqueta Carmen Amoraga. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carmen Amoraga. Mostrar todas las entradas

sábado, 20 de enero de 2018

Basta con Vivir. Carmen Amoraga

Me siento una privilegiada por haber podido charlar con Carmen de esta novela en el transcurso del Club de lectura de Cosas&Musas celebrado en diciembre de 2017 en mi pueblo, Nules. Ya era lectora de sus novelas, desde que la descubrí en El tiempo mientras tanto, me enamore de su prosa, de sus personajes y de las temáticas que suele abordar, tan cercanas al lector, tan de andar por casa y de encontrártelas, día si día también, a poco que observemos la vida y  no la dejemos simplemente pasar por comodidad.

Por eso cuando ganó el Nadal con La vida era eso, me lancé a leerla, no sin mil temores, porque el luto precisamente no es algo que me atraiga demasiado, sin embargo con ella aprendí que hay mil situaciones de luto, porque pérdidas se producen de muchas formas y no sólo la del ser querido, me dio otra visión muy diferente y consiguió de nuevo cautivarme, ganarme para su causa, me obligó a abrir los ojos a una realidad que no nos es tan ajena, solo lo que nosotros queramos que lo sea.

Por el camino sé que me he dejado novelas suyas, y sé que cuando necesite una dosis de realidad ficcionada acudiré a las que tengo pendientes, pero no pude resistirme cuando vi que volvía a publicar con Destino. Sin embargo, esta vez tenía las miras más altas, me apetecía compartir mi lectura con otros lectores y junto a Ana Kayena del blog Negro sobre Blanco organizamos una lectura Simultánea en la iniciativa #SoyYincanera, que podéis consultar en Twitter, y nos lo pasamos muy bien, dio para muchos comentarios, tanto en público como en privado, lástima que la Navidad nos tomó por asalto, porque hubiera podido dar mucho más estoy segura.

Y ahora como cierre de esa lectura simultánea intento verter mis impresiones, y me encuentro ante una ardua tarea, porque ¿Cómo hablar de la vida misma? Porque Pepas hay muchas, y Crinas más de las que nos gustaría que hubiera. Porque cada uno mira la vida según el espejo en el que se refleja, y casi nunca es como la ven los demás.

La autora:

Carmen Amoraga nace en Picaña en 1969, es licenciada en Ciencias de la Información y ha trabajado
para radio y televisión. Ha sido columnista en  diversos medios, como Levante-EMV, Cadena Ser, Cartelera Turia, Mujer Hoy o Harper's Bazaar España. Ha sido asesora de relaciones con los medios de comunicación de la Universidat de València y actualmente es Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalidad Valenciana.

Es autora de Para que nada se pierda (1997,II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla), La larga noche (2003, Premio de la Crítica Valenciana), Algo tan parecido al amor (finalista del Premio Nadal 2007) El tiempo mientras tanto (Finalista del Premio Planeta 2010), El rayo dormido (Destino 2012) y La vida era eso (Premio Nadal 2014), entre otros

Sinopsis:

Pepa es una mujer madura en quiebra emocional. Siente que ha malgastado su vida y culpa al mundo de su aparente desgracia. Sola enfadada y amargada, siente como una herida la felicidad del resto,  y para protegerse del dolor no encuentra otra forma de vivir que dentro de una coraza que oculta sus verdaderos sentimientos.

Durante unas vacaciones forzosas, Pepa se ve obligada a reflexionar y a tomar consciencia de los errores que la han llevado a estar donde está. Justo cuando comienza a reconcialiarse con sus recuerdos, empieza a observar a una chica embarazada que toma el sol a diario en un banco de la misma plaza en la que Pepa pasea a su perro. Esa joven es Crina, que vive una tragedia ante los ojos impasibles de una sociedad que no quiere verla.

Crina llegó a España engañada por su propia pareja, que la vendió a una red de trata de blancas, y ahora esa red planea vender al bebé que espera. Pepa inmersa en el proceso de rehabilitación de su invalidez emocional, es la única persona que puede ver más allá de lo que se ve, y decide volcarse en ayudar a esa persona.

Mis impresiones:

Hablar de Basta con vivir es harto complicado, porque es como hablar de la vida misma, de Pepa, y de Crina, dos mujeres heridas emocionalmente, que han levantado altos muros a su alrededor, o se han protegido con una gran coraza para evitar sufrir más. Las dos arrastran desengaños, pérdidas y abandonos, las dos fueron confiadas un día y les llevo un poco a la situación actual. Con todo ello se podría creer que estamos ante una novela sombría, pesimista, y nada más lejos de la verdad, estamos ante una novela optimista porque ambas mujeres luchan por sobrevivir e intentan revertir su situación, es un canto a la vida, a la superación, a la amistad, y sobre todo es un canto a la solidaridad.

Entre Bambalinas

Soy curiosa, no lo puedo negar, cuando leo una novela y me gusta como lo ha hecho esta, quiero saber que hay detrás de ella, que llevó a la autora a escribir la historia, si los personajes son reales o son inventados, que hay de realidad y que de ficción detrás de la trama, incluso que hay de la autora en algún personaje.

Normalmente sacio mi curiosidad leyendo todas las entrevistas que caen en mi mano, pero esta vez lo he podido hacer en vivo y en directo, Carmen es muy atenta, responde con una gran sonrisa a todas las preguntas que se le hacen, cambia su semblante cuando la respuesta reviste seriedad.

Así me enteré que Pepa y su inseparable Ramón nacieron de una situación real, Carmen suele pasear a su perro y se cruzaba con una señora que paseaba al suyo con nombre de persona, le hablaba con gran afecto y a la autora se le ocurrió pensar que lleva a esa mujer a darle al animal nombre de persona.

La historia de Crina tiene un inicio distinto, Carmen en el transcurso de unas Jornadas creo recordar conoció a una mujer africana que siendo niña fue vendida a un hombre mucho mayor que ella, se la desarraigó de su tierra, vino a Barcelona y aquí estando embarazada logró ayuda para revertir la situación. Quiso contar la historia, pero la propia protagonista tenía pensado hacerlo, y ella la enterró en su memoria.

Cuando el personaje de Pepa cobró fuerza en su mente, Carmen rescató aquella historia y la tuneó, convirtió a la africana en rumana, de niña a joven, de venderla la familia, a que lo hiciera su novio, y así nació Crina. Pero la historia de esta era tan dura, que necesitaba testimonios para poder hacerla creíble. Y para ello mantuvo entrevistas con varias mujeres que habían sido traídas a España de forma ilegal y sometidas a trata de blancas y ahí tiene su papel Cosmina Dohan porque le dio la clave para dibujar a Crina y su personalidad durante el cautiverio.

Con esos dos personajes comenzó a escribir Carmen una novela que se iba a llamar Ni siquiera la lluvia en honor al poema de Cummings y que terminó llamándose Basta con vivir por los derroteros que tomó la historia conforme iba escribiendo.

Otra curiosidad es que Cristina Palau, la psiquiatra, existe, es amiga suya, y las conversaciones entre ellas se han producido en la realidad, solo que Pepa era en ese momento Carmen y de esa manera equilibra los diálogos, intenta que sean creíbles, y sobre todo no sean forzados

Los personajes:

Pepa y Crina son los pilares de esta novela, ambas son mujeres en quiebra, mujeres rotas, y sin embargo cada una a su manera lucha día a día, aunque parece que Pepa lo único que hace al principio sea dejarse llevar, ir malgastando una sucesión de días iguales. Sin embargo, el parecido acaba ahí en la situación que viven de soledad, de abandono... Porque cada una tiene una edad distinta, una procedencia distinta, y unos sueños más dispares aún.

Pepa es una mujer a la que la vida ha vapuleado de lo lindo o al menos eso piensa ella. Recuerda su infancia como un eterno día gris, nublado, y así sigue tantos años después. En su mente ha falseado la realidad y culpa de su desdicha a todos cuantos la han rodeado. Familia y amigos salen mal parados en sus pensamientos, unos por morirse, otros por enfermar, otras por enamorarse, casarse y formar una familia, o por romper el compromiso.

Ella se ve como una victima, a la que todos han intentado aniquilar, porque con la coraza que se ha puesto nadie puede ver a la verdadera Pepa, o al menos la que ella cree que es, una mujer graciosa. A Pepa nada le ha salido como quería, no se ha casado y la culpa es de Ramón, no ha tenido hijos y la culpa vuelve a ser de él, de ahí que su perro se llame Ramón, y que hable con él, tampoco tiene a nadie más con quién hacerlo. Carmen juega a la ambivalencia con los dos Ramones, el humano y el perro, porque el lector hay un momento en que duda de que exista Ramón el humano, al menos yo lo dudé, pensé que era una fantasía más suya, cuando Pepa evoluciona hacía la luz constaté que existía y me pude reír mucho con sus diálogos internos y con sus monólogos, y es que el humor es un arma poderosa contra la nostalgia, la amargura y lo que yo suelo llamar el mal café.

Pepa es una mujer insoportable, ni siquiera parece llevarse bien con su madre, a la que culpa de su desdicha por haber tenido que cuidarla durante tanto tiempo tras la muerte de su padre, así como no se le iba a pasar el arroz. Tampoco el trabajo llena su vida, la contrataron como cocinera, entre fogones se desenvuelve como pez en el agua, pero ahora la comida llega de fuera, la trae una empresa de catering y ella está cuidando a ancianos, a los que secretamente odia, ella cree que es atenta con ellos, cariñosa, pero nada más lejos de la realidad y cuando tiene un incidente con una compañera los jefes la obligan a tomar unas vacaciones forzosas.

Y benditas vacaciones, Pepa al principio no sabe que hacer con sus días, todos tan largos, después decide hacer caso a su madre, y va la peluqueria, visita a una siquiatra, y pasea a su perro Ramon por una placeta, y allí es donde  se fija en una joven embarazada triste, que parece estar en su mundo interior, que mira sin ver, o al menos eso cree ella, porque sus ojos gritan auxilio a cada mirada.

Aunque no lo parezca las vidas de Pepa y de Crina evolucionan de forma paralela, y van coexistiendo hasta que un día convergen en esa placeta, y una renovada Pepa decide ayudar a la joven como único medio para salvarse a ella misma.

Crina es una joven rumana estudiante de medicina que un buen día decide seguir a su novio a España, y lo que ella cree que son unas vacaciones se convertirán en una pasaporte hacia el horror y a una deuda insaldable, que cada vez va creciendo más y más. Vendida, traicionada, humillada por quien decía quererla Crina empieza un descenso a los infiernos que cree que en algún momento puede parar, de esa manera disocia su personalidad para poder sobrevivir, esta la joven que obedece, que aprende cuatro palabras en español que hace felaciones o abre sus piernas si el cliente paga más, y la otra que sigue soñando con volver a su casa, retomar su carrera de medicina, abrazar a sus padres. Tener estudios de medicina le ayuda a curar las heridas del cuerpo, pero las del alma no hay apósito que las pueda restañar.

Con Crina nos emocionaremos y querremos zarandearla para que huya de ese infierno, pero es tan poderoso el lavado de cerebro que les hacen, son tan crueles esas mafias, que saben que sus familiares corren peligro, y más en Rumania y ella quiere proteger a sus padres, bastante difícil debe resultarle a su madre no saber donde se encuentra. El testimonio de Crina es duro, nos helará el corazón en algún momento, pero nos obliga a no mirar hacia otro lado. Crina en todo momento se siente invisible, los hombres con los que está no se preocupan más que por el placer, no piensan en que ella no está allí por su voluntad, y si ella lo cuenta la miran con conmiseración. Todos los días son iguales, una sucesión de hombres, drogas y un cansancio infinito. Embarazos, abortos, y de nuevo la deuda crece y vuelta a empezar desde cero, hace tiempo que ha perdido la esperanza de huir de sus garras y sin embargo sigue luchando y sigue soñando.

De nuevo está embarazada y esta vez no la han obligado a abortar, Crina sabe que es porque piensan vender a su bebé, y no lo piensa consentir, piensa como escapar, pero no ve salida, teme que los que la tienen cautiva la tomen con su familia. Y así pasa los días sentada en el banco, implorando ayuda con la mirada, pero nadie parece verla, nadie parece entenderla, y en todo momento está vigilada desde un balcón por una vieja que ha sido prostituta y un chico negro que menudea.

Su mirada se cruza con la de Pepa y piensa que quizás ella si pueda ayudarla. Y ahí comienzan a encajar las piezas del puzzle, los caminos de ambas empiezan a converger, la recién estrenada evolución de Pepa avanza de forma imparable.

A estos dos personajes se le unen unos secundarios muy necesarios, creados con mucho mimo, dibujados con la misma maestría.

Paco, es un viejo panadero que todos los días toma el café en el bar de la plaza, es quien primero repara en Crina, y el que pone sobre aviso a Pepa, aunque cuando le comenta que esta secuestrada y que seguro planean vender a su bebé, esta no le da demasiado crédito. Sin embargo, comienza a vigilarla cada día, y a urdir un plan para ayudarla.

Pilar, es la hija de Paco, amiga de la infancia de Pepa, ella es la que treinta años después de que dejaran de verse le informa de como ha transcurrido la vida de las amigas, la de Ramón, y qué sucedió para dejarán su amistad de lado y por supuesto no coincide con lo que Pepa guarda en su mente. A partir de ese momento la evolución de Pepa es imparable y además las situaciones de humor también aumentan.

Carmina Palau: La siquiatra, la que hace que Pepa se replantee su pasado y le ayuda a afrontar su futuro. Es quien al final realmente ayuda a Crina, y asistir a esa lucha interna sobre si tiene que intervenir o no en ese asunto no tiene parangón, como tampoco lo tienen las sesiones que ambas mantienen en las que va desmontando la coraza que recubre a Pepa. Su denuncia ante la policía es la tabla de salvación de Crina.

Hay más personajes, la madre de Pepa y sus conversaciones con ella no tienen precio, su historia con Rafael en la residencia es preciosa, pero eso lo tendrá que descubrir el lector que se acerque a esta bonita y dura historia que nos obliga a mantener la vista ante la trata de blancas, mujeres obligadas a ejercer la prostitución para saldar una deuda que en muchas ocasiones no han contraído de forma voluntaria.

Estilo

Carmen tiene una forma muy peculiar de escribir, es casi más importante como lo cuenta que lo que cuenta. Su prosa enamora a pesar de los temas tan duros que aborda, porque no es plato de buen gusto que hagan desfilar ante tus ojos las miserias que tu evitas ver día tras día. Tu te esfuerzas en mirar hacia otro lado, conviertes en invisible lo que no te interesa y llega Carmen y con su forma de escribir te lo pone en bandeja, y no solo no puedes apartar la mirada si no que quieres saber más. No se si ella es consciente de eso, que sus denuncias sociales calan en el lector, que al final es incapaz de apartar la mirada. Si todos con nuestro granito de arena contribuyéramos el mundo sería más amable.

Carmen tiene una forma peculiar de usar los recursos y juegos literarios, utiliza un vocabulario exquisito y narra de forma ágil, sencilla a pesar de todo, embellece la crueldad. Usa de forma magistral los toques de humor, que le dan un balón de oxigeno al lector ante tanta tragedia, unas veces es una leve sonrisa, pero también te puede arrancar un gran carcajada, porque Pepa si es graciosa, falta que lo muestre, y llega un momento en que lo hace, en que la coraza se resquebraja, sigue teniendo sus barreras, pero digamos que el muro es menos alto y pierde altura conforme ella va tomando conciencia de su vida y aceptando su parte de culpa en su desdicha.

A pesar de los temas tratados nos encontramos ante una novela muy positiva, optimista, un gran canto a la vida, a la amistad, a la solidaridad. Un rayo de luz ante tanta miseria, ante tanto dolor y crueldad. Carmen Amoraga consigue poner en el ojo del huracán la trata de blancas, nos obliga ha hacer visibles a esas mujeres que viven una vida que no les gusta, al tiempo que nos pone ante el espejo para que analicemos nuestra vida y dejemos de culpar a los demás de lo que nos sale mal, algo de culpa tendremos también nosotros.

Al final de todo la moraleja es que la vida no hay que planificarla, con vivirla basta y de ahí el titulo de esta novela que le va como un guante, y la portada ya nos ofrece un primer acercamiento a ese optimismo que pretende la autora.

Conclusión:

Basta con vivir es una novela ágil, con mucho diálogo, que invita a la reflexión, con un lenguaje exquisito y a la vez sencilla, apta para todos los públicos, con grandes dosis de humor bien distribuidas y varias lecciones que aprender, cada uno escogerá la que le vaya más a pelo.

Descubrir el universo Amoraga es quedarse para siempre en él, Carmen no deja indiferente al lector, sus personajes son humanos, pueden cruzarse en nuestras vidas en cualquier momento, o los tenemos ya en ella. Como bien dice Carmen ella no escribe ficción, si no que ficciona la realidad, y con ello se ayuda a ella misma, porque piensa que cada novela la hace mejor persona.

Como habréis podido intuir recomiendo esta novela, escoged el momento para leerla, sobre todo si sois muy Pepa, pero aprovechad para que ese canto a la esperanza entre en vuestras vidas y encontréis  luz a tanta oscuridad.











jueves, 6 de marzo de 2014

La vida era eso. Carmen Amoraga

Conocí a Carmen con su novela El tiempo mientras tanto, y me enamoró su forma de escribir, su forma de encarar situaciones dificiles y extraer de ellas una parte positiva, a pesar de los años que han pasado, Maria José en aquella cama de hospital todavía me sigue llenando de ternura. Cuando supe que había ganado el Premio Nadal, ansié tener en mis manos la novela, sentarme en mi sillón y encarar la lectura, si podía ser sin saber demasiado sobre la trama.

Esto último fue misión imposible porque de repente la novela estaba por todas partes, y la temática también, empecé a temer que no fuera un libro para mí, que no encajase en mis gustos y no lo fuera a disfrutar. Sin embargo, desde la primera página este libro me ha cautivado, se me ha pegado a las manos y he sido incapaz de soltarlo, y no se trata de ningún thriller, no es una novela de aventuras, no es un page-turner, y yo deseaba tener un momento para sentarme a paladearlo, a degustarlo, a montarme en esa montaña rusa de sensaciones por la que viajaba Giuliana.

Varias cosas llamaron mi atención sin leer una sola línea, la dedicatoria, no es una dedicatoria común, si no juzgad vosotros mismos: A Viviana, Kayla y Chelsea y a la memoria de Walter Esteban Wainsztein. A Carlos, Carmen y Joana. Tras leer esta dedicatoria me puse a investigar un poco y descubrí que esta novela tiene parte de hechos reales y parte de ficción. Y esto lo descubrí en esta carta en la que Carmen Amoraga explica como se le ocurrió escribir esta novela.

La Autor@:

Carmen Amoraga nació  en Picanya, Valencia en 1969. Es licenciada en ciencias de la Información y
ha trabajado para radio y televisión. Columnista del diario Levante y colaboradora en tertulias en Punto Radio, Radio 9 y Canal 9, en la actualidad es asesora en relaciones con los medios de comunicación del rectorado de la Universitat de València. Colabora con la cadena Ser y publica artículos en Cartelera Turia. 

Con su primera novela Para que nada se pierda, obtuvo el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla. Le siguieron La larga noche Premio de la Critica Valenciana, y Todas las caricias. Algo tan parecido al amor, su siguiente novela fue finalista del premio Nadal 2007, y El tiempo mientras tanto, finalista del Premio Planeta 2010. En 2012 publicó en Destino El rayo dormido. También es autora de Palabras más, palabras menos (2006), una recopilación de artículos de prensa, y de Todo lo que no te contarán sobre la maternidad (Destino, 2009)

Sinopsis:

La muerte fulminante de su marido deja a Giuliana devastada y sola con dos hijas pequeñas. Superar un día tras otro está poniendo a prueba su resistencia y su imaginación, mientras pasa de la incredulidad al enfado, y de ahí a la idealización de su relación con William.

Descubre entonces, además de irrepetibles momentos que su memoria convoca una y otra vez, el legado más hermoso de William: una intensa red de relaciones que le traerán una nueva forma de estar en el mundo y le enseñarán, gracias al apoyo de los demás, que aprender a perder es aprender a Vivir.

A través de conversaciones, recuerdos, comentarios espontáneos de las redes sociales, escenas cotidianas, con vitalidad y sin dramatismo, y un cicatrizante sentido del humor. Carmen Amoraga construye una novela intima y universal sobre el amor y la pérdida, el valor de lo vivido y lo por vivir.

Impresiones:

El tema de esta novela es el duelo, como encarar la pérdida de un ser querido, pero también extrapolable a otras pérdidas que podamos sufrir, porque el duelo es un periodo necesario para asimilar ciertas ausencias y no es necesario que sean tan drásticas como la muerte de un ser querido.

Con Giuliana vamos pasando por las cinco fases del duelo, con ella vamos progresando y vamos viviendolas, es imposible no empatizar con ella, no sentir el dolor que ella siente, no hundirse con ella y renacer después, no enfadarse, no sentirse culpable. Giuliana vive subida a una montaña rusa de sentimientos y el lector comparte asiento con ella. Para ello la autora divide la novela en cinco partes, Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación.

Giuliana, la protagonista de la vida era eso, es una persona introvertida, tímida en exceso, tanto que parece antisocial, en la vida solo necesita a William y a sus hijas. Su marido siempre le ha echado en cara el poco esfuerzo que hace para comunicarse con los demás, para caerles simpática. Pero Giuliana no hace caso de estas cosas. Para sociable ya está su marido, que cae bien a propios y a extraños, tanto en la vida real como en la red. Giuliana ni siquiera tiene perfil de Facebook y le recrimina a William que dedique más tiempo a esos amigos virtuales que a ella misma.

Con un carácter así, quedarse sola en un país que no es el suyo y al cargo de dos hijas se le antoja imposible, añora a William cada segundo de su vida y si no fuera por sus hijas se reuniría con él. Comienza así la batalla por al supervivencia, se coloca la careta de supermamá y encara un día si y otro también. Y todo esto nos lo cuenta en primera persona, nos hace participes de su estado de ánimo, la vemos fingir con sus hijas y llorar en su habitación cuando cree que ellas duermen.

Lo que más me ha gustado de la novela es que Carmen no cae ni el dramatismo ni en la idealización, como bien reconoce Giuliana la muerte se lleva todo lo malo del ser que se ha ido y magnifica tus errores. Por eso nuestra protagonista reconoce que la vida con William no fue de color de rosa, que ambos tenían un carácter muy fuerte, que las broncas eran el pan nuestro de cada día en casa hasta que el enfermó, que seguramente cada uno había tenido su aventura extramatrimonial sin remordimientos.Y quizás esta parte es la que más me ha gustado. Porque no hay porque idealizar al ser que se ha perdido, es un ser humano con sus virtudes y sus defectos.


Las nuevas tecnologías en el proceso de duelo.


Creo que Carmen Amoraga ha acertado al introducir las redes sociales en la trama de la novela, porque hoy es una opción más. Giuliana no es una mujer sociable, su excesiva timidez le hace ser incluso antipática. Antes de morir William le hizo escribir en su muro de Facebook, y una vez el se ha ido es en este muro donde ella se vuelca, cree que de esa forma se comunica con él, se reencuentra con él.

De esta forma Giuliana descubre la magia de las redes sociales, el estar acompañada cuando en realidad estas sola, el apoyo, el calor de esas presencias aunque no puedas recibir un abrazo, Lo que postea en el muro es muy emotivo y hacen emerger a la Giuliana más entera, a la mujer dolorida que quiere seguir adelante. Si habéis ido al enlace de la carta ya sabréis que esas publicaciones de Facebook son reales, que están sacadas del muro de Walter y las escribía su mujer Viviana, y quizá por ello las sensaciones son más reales, son más fuertes, y te llevan a sonreír o a llorar según el estado de ánimo de Giuliana.

Descubierta la magia Giuliana se crea su propio perfil, pero no por ello cierra el de William, ese le sirve para recordarlo, para sentirlo más cerca, pero no para recrearse en el dolor, ni regodearse en él, lo usa de terapia sin ella ser consciente de ello.

Los personajes:

Carmen Amoraga opta por adjudicarles nacionalidad argentina a Giuliana y a William, y esto le sirve para introducir un pequeño rayo de humor en esta novela cuyo tema es más bien triste. Giuliana hace uso de la forma de hablar de su país, tanto cuando se comunica con su marido, como cuando lo hace con el resto de personas. Y es ahí donde la ironía nos hace esbozar alguna sonrisa.

Creo que no solo Giuliana ha pensado que las formulas de cortesía son un poco hipócritas. Como vamos a acompañar a alguien en el sentimiento, si nosotros no estamos en la misma situación. Son palabras vacías que se muy bien como me sientan a mí, pero pensaba que era una especie de monstruo incivilizado. Gracias a Giuliana he comprendido que es un sentimiento bastante común, que quizás más nos valdría abrazar a la persona que soltarle una sarta de palabras vacías.

Otro acierto de la autora creo que ha sido el plasmar el pensamiento de la argentina, por un lado lo que piensa, y por otro lo que dice, con ello ha aliviado la presión de la trama, nos ha hecho sonreír, y en mi caso sentirme menos marciana.

Confieso que no me gustan mucho los localismos argentinos, sobre todo porque me suelo perder, me saca de la historia, y de ahí que tenga una novela de Claudia Piñeiro arrinconada, esperando a que decida retomarla. Sin embargo, en esta novela no me han resultado nada cargantes, no me han sacado de la trama. Por eso mismo lo considero un acierto, porque me ha mantenido pegada a sus páginas incluyendo un elemento que a priori suelo rechazar de plano.

En cuanto a los personajes merece la pena descubrirlos por uno mismo, he ido dejando ligeras pinceladas de nuestra protagonista, no así de William que creo que es un personaje a descubrir, aunque sea a partir de los recuerdos de su mujer, de sus amigos, de sus hijas en menor medida, de la gente que lo trató, cada uno vio una cara distinta de él, y uniendo todas las piezas del puzle al final nos hacemos una composición de quien fue este hombre.

El cáncer

Por la sinopsis podríamos pensar que la enfermedad que se llevó a William fue un infarto. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Creo que no habrá familia en la que la lacra del s.XX y del s.XXI, no se haya cebado. Por si no lo habéis deducido me refiero al cáncer, y mi familia no ha sido una excepción. Me ha gustado la forma en la que la autora trata el tema. Los familiares de los enfermos pasan por altibajos tremendos, los mismos pacientes tienen momentos de mucha euforia y momentos en los que se hunden.

Me ha gustado ver reflejadas de nuevo las nuevas tecnologías, el wasap para los grupos de apoyo, porque estos se reúnen una vez al día, a la semana, cuando creen oportuno, pero a lo mejor no es el momento en que tú lo necesitas porque te estas hundiendo. La actitud de Giuliana en algunos momentos es admirable, en otras reprobable, posiblemente porque el duelo tiene sus fases y hay que ir quemándolas todas para renacer de las cenizas.

La autora a mi modo de ver trata el tema con elegancia, sin excesivos dramatismos, dando esperanza a quien lucha, un espejo en el que mirarse el que todavía está atravesando por estos momentos. Vemos al William más humano cuando combate la enfermedad, somos capaces de ver sus altibajos en su forma de actuar, como quiso proteger a su familia del dolor, como fue preparando a su mujer para ir encarando los golpes, porque las malas noticias golpean, hacen daño, te van quitando un poquito del ser que amas.

Son tantos los puntos que trata, que me quedo con la idea que ha tratado de transmitirnos la autora con esta novela, hay que aprender a perder, para aprender a vivir. Hay que superar las diferentes fases del duelo para sobrevivir a la pérdida, para rehacer la vida, para vivir porque ese es el camino a seguir, no hay otros posibles.

Conclusión:

Carmen Amoraga me ha vuelto a enamorar con esta novela, con este homenaje a su amiga Viviana a quien convierte en Giuliana. La trama nos envuelve en un abrazo, nos lleva de la mano en esta enseñanza a superar el dolor de la pérdida. Una vorágine de sentimientos arrasa a nuestra protagonista y de la misma forma al lector, a la persona que termina compartiendo con ella su desazón, su esperanza, su tristeza y sus alegrías.

Quizá el mayor acierto junto con los personajes tan entrañables que ha creado y que seguro que se quedarán en el corazón del lector una buena temporada, ha sido la elección de escenas cotidianas, del día a día, y la introducción de las redes sociales, tan importantes hoy, y de las nuevas tecnologías en general.

Esta novela aúna temas universales, el amor, la pérdida, el recuerdo de lo vivido, los buenos momentos, la culpa, la relegación al olvido de lo malo. Ensalzar lo vivido y valorar lo que queda por vivir.

Si no te has pasado por el enlace que he dejado al principio de la opinión te recomendaría que lo hicieras, así le darás una visión más profunda a esta novela. Al principio decía que varias cosas habían llamado mi atención, y apuntaba la dedicatoria, en el cuerpo de opinión os hablaba de otra cosa, la nacionalidad de los protagonistas y el manejo de las diferencias idiomáticas por parte de la autora, y ahora os apunto la tercera cosa, y es que carece de agradecimientos, es una parte en la que suelo recrearme tras la lectura de una novela y aquí me ha sorprendido su inexistencia, pero sobre todo me ha sorprendido que cierra esta novela un poema de Roberto Juarroz.

Una novela muy en la órbita de la narrativa de Amoraga, muy recomendable, y sensitiva.

martes, 25 de febrero de 2014

Perdida en....



Hace días que terminé Mientras pueda pensarte, pero decidí no comenzar lectura nueva hasta que terminara de leer El tango de la Guardia Vieja. Ayer por la noche liquidé esa historia de amor prolongada en el tiempo y en el espacio, con un buenisimo sabor de boca. Ahora me encuentro perfilando las reseñas de ambos libros, pero toca empezar lectura nueva.

Siempre he dicho que le tengo pánico a los premios porque no se que puedo encontrarme en ellos, y que a veces los finalistas me convencen más que los que se alzan con el galardón. Sin embargo me gustó tanto El tiempo mientras tanto, que cuando vi que Carmen Amoraga se alzó con el Premio Nadal, quise sumergirme en sus páginas.

No os extrañara pues la novela que tengo entre manos. La he empezado esta mañana y ya llevo 148 páginas leídas, hay tanta humanidad y tanto dolor en esas páginas, pero al mismo tiempo tanto afán de supervivencia y tanto optimismo que me empujan a pasar página tras página.

Titulo:  La vida era eso

Autor@: Carmen Amoraga

Editorial: Destino

Nº Páginas: 319


Así comienza...

Whitney Houston suena en la radio mientras William prepara el café. La cocina está desordenada y todavía conserva los restos de la cena de ayer. No les gusta Whitney, pero es lo que hay, y canta ajena a la indiferencia.

William no sabe que pronto esa canción será importante. Para ellos.


Concedido chic@s el principio no dice mucho, yo diría que no es nada contundente, pero prometo que sigue mucho mejor.


Esta tarde tengo previsto comenzar una novela que se publicó el mismo día de mi cumpleaños, 13 del mes en curso, me la ofreció el autor, y después de darle un vistazo en profundidad decidí abordar sus páginas. Me gusta como trabaja la editorial, Roca es una de las editoriales que más me gustan en según que géneros y por ese motivo creí que era un aval más que suficiente. Espero disfrutarla.


Titulo: Los últimos días del Imperio Celeste

Autor: David Yagüe

Editorial: Roca editorial

NºPáginas: 350


Así comienza...


El tiempo es circular. Lo que hoy llamamos pasado, mañana será presente. "Quienes no olvidan el pasado son amos del futuro", escribió Sima Qian, y el devenir del Imperio Celeste le ha dado la razón durante más de dos mil años.

Entre las brumas de las dinastías pasadas, apenas se recuerda una leyenda que nació de la historia y se durmió en el olvido, salvo para  algún  titiritero ambulante que aún la representa para los más pequeños. Mas poco queda en esas dramatizaciones populares de la historia del dragón dorado de Lu Ning.


Nada os puedo adelantar, comienzo mi lectura en cuanto publique esta entrada.



miércoles, 6 de abril de 2011

El tiempo mientras tanto. Carmen Amoraga


Este libro ha sido para mí una revelación. Desde siempre me han atraído más los finalistas de los premios Planeta que estos en sí. Hubo una época en que pensé que para que una novela fuera merecedora de tan ilustre galardón tenía que ser un ladrillo de tomo y lomo, así que huía de ellas como de la peste. Con los años he seguido leyendo finalistas y obviando a los ganadores sistemáticamente, salvo honrosas excepciones que terminaron en fiasco.


El tema en un primer momento no me llamó la atención, así que no tenía mucha intención de leerlo, pero poco a poco leyendo entrevistas con la autora, me fue picando el gusanillo, tenía curiosidad por saber como podía encarar un tema tan peliagudo, y tengo que reconocer que para mí ha salvado muy bien los muebles.


Antes de ser finalista del premio Planeta no conocía de nada a Carmen Amoraga, sin embargo la autora ya tiene una trayectoria nada desdeñable marcada, con su primera novela Para que nada se pierda, obtuvo el II Premio Ateneo Joven de Sevilla. A esta le siguieron, La larga noche, Premio de la critica Valenciana y Todas las caricias. Con algo parecido al amor, fue finalista del premio Nadal 2007 y consiguió un gran éxito tanto de critica como de lectores. A simple vista esta autora es un valor seguro, y creo que eso fue lo que me llevo a adentrarme en las páginas de El tiempo mientras tanto.


El tema no es sencillo, porque hablar de sentimientos no lo es, y que estos nazcan de los personajes y no se noten expuestos por el escritor es muy difícil, sin embargo los personajes de esta novela rezuman sentimientos, los ves padecer, llorar, reir, sentir. La novela nos cuenta la reacción de una serie de personajes ante un hecho que los consume, la inminencia de la muerte de Mª José.


Porque desde el principio el lector sabe que Mª José esta en coma a causa de un accidente, pero en torno a este personaje central desfilan su madre, su padre, su amiga Marga, Cleopatra la mujer que la cuida de noche, y finalmente Goumba un inmigrante con mala suerte. Es una novela de perdedores, de personas que no tienen suerte, que tienen mucho por lo que luchar pero nada a lo que aferrarse. La enfermedad de Mª José en cierta manera les dará a todos un balón de oxigeno para poder enfrentarse a sus miedos, les hará ser valientes, sincerarse, cambiar su modo de vida, mirar hacia adelante con otros ojos, y todo lo conseguirá desde una cama.


Conocemos a Mª José desde niña, la seguimos en su apasionado amor por su vecino, las disputas con su madre a la que no quiere parecerse y finalmente es una copia. Nos muestra las correrías con su amiga, la vemos madurar, hacerse mujer, conseguir su sueño y desilusionarse con la mismo empeño que había puesto en conseguirlo. Y todo eso a través de la voz de la propia Mª José que esta en coma, de su madre y de su amiga Marga y también de su padre.


Quizá el personaje que más evoluciona y al que más cariño se le acaba tomando es a la madre, entre madre e hija hay un abismo insondable que ninguna de las dos ha sabido estrechar, más bien poco a poco lo agrandaban, hasta el punto que Pilar se da cuenta de que no conocía a su hija, que realmente esta empezando a hacerlo a través de los ojos de Marga. Viendo que pierde a su hija le intenta explicar el porque de su forma de ser, el porque de su comportamiento con ella y su marido, la historia que le cuenta es entrañable, tanto que te gustaría arropar a esa mujer que perdió tanto que no supo disfrutar de su vida al lado de una familia que la adoraba, que no supo ser feliz, ni hacer feliz a nadie


Pero por quien he sentido verdadera debilidad ha sido por Paco, para quien Mª José lo era todo y se ve abocado a una perdida irremisible y piensa que hará cuando ella no este, y hace un repaso a su vida y te das cuenta de que él ha sido el apoyo de esa niña, de que el ha ejercido mejor que su mujer el papel de madre, de consejera, el conocía todos los desvelos de su hija, y parcheaba el comportamiento de la madre.


Es una historia de mujeres que no han tenido la vida que hubieran deseado, de mujeres que buscaron en otros brazos el amor que les negó la persona a la que amaron, de mujeres que soñaron con casarse con su príncipe azul, para una vez conseguido darse cuenta que en realidad no era más que una rana, de mujeres que tenían un sueño y este se desvaneció de la forma más burda después de estudiar una carrera. Pero también es la historia de Paco, que vivió toda la vida enamorado de Pilar, aún sabiendo que ella se desvivía por otro. La historia de Fermin que por dinero sacrificó a lo que más quería, la de Joaquín que no supo valorar a quien tenía al lado hasta que la perdió.


Y en medio de todos estos personajes, dos inmigrantes que también aportan su granito de arena a la historia y como no de tristeza, porque también son dos perdedores que luchan por salir adelante. Cleopatra una sudamericana que trabaja todo el día para reunir dinero suficiente para traerse a su hija con ella, y Goumba un sudafricano que se ve por un accidente atado a una cama. Es precisamente Goumba el que permite que se produzca el cambio tan radical en Pilar y que todos empiecen a mirar las cosas de otro modo.


A pesar de la temática la novela se lee en un suspiro, la autora enfoca el tema desde una óptica optimista, es posible remontar el vuelo tras una experiencia semejante, todos sacan su lado positivo y Mª José deja este mundo con los deberes hechos y los lazos estrechados. Sin embargo puede que alguien en lugar de ver el optimismo que rezuma pueda abundar en el dolor que transmite, y le pueda hundir. Ya digo que no fue mi caso, y tan positiva fue para mí la lectura y tanto me gusto la forma en que escribe y encara los temas esta mujer que no descarto leer algo más de ella...