A través de #SoyYincanera estoy descubriendo autores a los que no me hubiera acercado por mí misma y es que cuando el tiempo para el ocio es tan escaso una tiene que afinar el tiro, elegir bien las lecturas y que estas le proporcionen ese oasis de paz y tranquilidad que tanto ansía en el día a día, y para ello nada mejor que tirar de lo conocido, aunque haya mucho bueno por conocer.
Seguro que a más de uno de vosotros os sonará lo que he escrito más arriba, por eso valoro tanto las propuestas que nos hacen algunos autores, editoriales, o la intuición de alguna compañera, es un placer descubrir lecturas que seguro que hubieran pasado desapercibidas para mí y compartirlas con lectoras tan atentas, tan distintas entre sí que cada una pone el acento en una parte de la historia, disfrutar con las frases que van rescatando, con los comentarios, notar que hay algunas en las que coincidimos y otras que en un primer momento no nos habían removido al verlas a través de los ojos de otro lector las vemos distintas. Sin duda es una experiencia maravillosa, que me complica la vida un poquito porque intenta poner un poco de organización en mi caótica vida bloguera, pero a la que no pienso renunciar y os invito a probar en alguna lectura que os apetezca.
Lo que callan los muertos es una de esas lecturas que me hubiera pasado desapercibida por muchos motivos, por ser una primera entrega, si busco autores conocidos difícilmente me podría decantar por ella, porque es un premio, hace tiempo que no suelo acercarme a ellos y se que me estoy perdiendo muy buenas lecturas, a su favor, el género negro que me apasiona, y que se ambiente en una ciudad que no está muy trillada, aún así reconozco que con tanto como se publica y con tanto como tengo por leer no hubiera sido una opción para mi. Y me habría perdido un libro muy ágil, ameno, fresco y con un toque de humor que ha llenado mis pequeños ratos de ocio por completo.
¡¡Nos metemos en harina ya!! Me acompañas en este viaje, te aseguro que conocerás a unos personajes que no tienen desperdicio y una ciudad que para mí era completamente desconocida.
La autora:
Ana Lena Rivera nació en Oviedo en 1972. Estudió derecho y Administración de Empresas en ICADE, en Madrid. Después de veinte años como directiva en una gran multinacional, cambió los negocios por la escritura, su gran pasión, coincidiendo con el nacimiento de su hijo, Alejandro. Junto a él nació también Gracia San Sebastián, la investigadora protagonista de su serie de intriga.
La primera entrega, Lo que callan los muertos, ha recibido el Premio Torrente Ballester.
La podéis encontrar en www.analenarivera.com
Sinopsis:
Una novela de misterio ambientada en Oviedo y protagonizada por una investigadora de fraudes que despertará la simpatía de los lectores.
Gracia San Sebastián ha renunciado a una exitosa carrera laboral en Nueva York y ha regresado junto a su marido, Jorge, a su Oviedo natal para ejercer de investigadora de fraudes a la Seguridad Social. El caso que le ocupa está relacionado con el cobro de la pensión de un militar que sobrepasa los ciento doce años, cifra a todas luces sospechosa.
Mientras su vida personal avanza por sendas imprevistas, Gracia se encontrará con ramificaciones del caso que la llevarán a investigar el suicidio de una vecina de su madre. Pero Gracia no está sola, para descubrir la verdad cuenta con la inestimable ayuda de las mujeres que forman parte de su vida, su madre, su hermana, su mejor amiga y Sor Florencia, una mujer muy estimada por la familia San Sebastián.
Mis impresiones:
Para mi el mayor logro de esta novela es su narración en primera persona y en tiempo presente, lo que le da un carácter intimista, como de sobremesa ante un café y en conversación animada, de manera que se te puede pasar la tarde sin que te des cuenta porque la compañía es grata y las risas se van adueñando de la conversación. Así es como sentí yo esta lectura, amena, placentera, contada entre susurros, confidencias, sonrisas y carcajadas, y alguna lágrima furtiva porque tiene su aquel.
Pero no es su único logro, otro es la ambientación, la autora sitúa la trama en una ciudad de provincias, Oviedo, que conoce bien porque ha vivido siempre en ella. De esta forma nos cuela por calles, recovecos, zonas de ocio, bares de tapas, restaurantes... y ello también ayuda a crear con el lector un ambiente de confianza, de camaradería. Ana Lena gran conocedora de la gastronomía de su ciudad no duda en recrearse en la comida de su tierra, en sus platos típicos, en sus dulces, os recomiendo que tengáis el estómago saciado cuando la leáis porque de lo contrario la operación bikini se va al traste.
Y la gastronomía me lleva a sus personajes, porque si bien nos pasea como he dicho antes por bares de tapas y restaurantes, también se recrea en las comidas caseras que para deleite de propios y extraños prepara su madre, Adela, que parece que para eso de los fogones tiene muy buena mano, todo lo contrario que su hija que tantos años en Nueva York la han acostumbrado a la comida basura y tira de ella muy a menudo. Con un gourmet como Jorge que se apunta a cualquier sarao gastronómico, la cocina entra de forma muy natural en esta novela. Y por si fuera poco hasta los maridos de las amigas de Gracia San Sebastián se defienden entre fogones y alardean de ello. Los que visitáis este blog asiduamente sabéis que me encanta la cocina, que disfruto enormemente cuando la encuentro integrada de forma natural en el texto. y por ello esta novela tenía un plus añadido para mí.
Y ya que he comenzado ha hablar de los personajes me meto en el último logro y no por ello menos importante de esta novela. Ana Lena Rivera ha sabido crear unos personajes próximos, verosímiles, unos personajes podríamos llamar de andar por casa, todos podemos reconocer a familiares y amigos en ellos de ahí que a la cercanía de la primera persona, el tiempo presente y una narración de hechos comunes, se le añada la cotidianeidad. Si tuviera que elegir un solo personaje me resultaría muy difícil, pero sin duda sería Adela, la madre de Gracia, es de esas señoras todo vitalidad, que todo lo saben, se prestan para cualquier cosa, y les gusta ser protagonistas. La típica señora que escucha lo que quiere y cuando quiere, dando lugar a situaciones en las que no sabes muy bien si llorar o reír, y a que a mi en esta novela me ha dado por reír.
Pero no puedo dejar de lado un personaje que me ha llenado de dulzura, cariño y comprensión, mi tocaya Carmina, una mujer a la que todos consideran loca, que defiende como una leona a los suyos, en cuyos zapatos es muy difícil meterse hasta casi al final de la novela, porque la vamos descubriendo poco a poco. Como no es todo oro lo que reluce nos daremos cuenta de que Sofía, la Impugnada que un buen día se suicida saltando al patio interior no era como aparentaba y su hermana tampoco, que de las apariencias vive la gente en las capitales, pero también en los pueblos de provincias, donde es más patente si cabe.
No quiero hablar más sobre los pesonajes pero si me gustaría hacer una mención de honor a Sor Florencia, esa viejita que sigue regentando la portería de la casa de los curas, que a pesar de no ser de Oviedo no pierde ripio, y a Geni esa compañera metomentodo de Gracia, a la que redescubre por interés como casi todo en la vida de nuestra protagonista. Pepe me ha enamorado con su actitud de galán trasnochado.
Antes he dado por cerrados los logros con los personajes pero me temo que no he tenido en cuenta el fino humor que recorre toda la novela de la mano de Adela y sus amigas, que se apuntan a cualquier bombardeo, da igual que sea un bingo que una investigación o una comida para agasajar a un invitado de Gracia al que hay que sonsacar. Estas señoras sirven para un roto y para un descosido y te meten en situaciones tan surrealistas que la sonrisa al menos esta asegurada, aunque yo solté un par de carcajadas de tan metida como estaba en la situación. A mi modo de ver, el humor es una de las armas más difíciles de usar en literatura, y la autora las maneja con maestría y mucha naturalidad.
Ana Lena me ha presentado una profesión que desconocía, investigadora de fraudes a la seguridad social, no suena muy divertida, pero por lo visto no está mal remunerada y da mucha libertad a la hora de trabajar, solo que conseguir pistas es harto complicado porque los que podrían ayudarte no lo van a hacer, por ello la autora tira de ingenio e involucra a todas las mujeres de su vida para conseguir información. Y no contenta con ir engañando a todo aquel que le puede ser útil se dedica a meter las narices en el suicidio de una vecina, que ve poco claro y que su madre alienta con sus sospechas. Lo que puede hacer el aburrimiento y una investigación atascada. Ambas tramas van avanzando en paralelo hasta que sin darse cuenta se cruzan y da un giro a la trama que el lector agradece.
Solo hay una cosa que no me ha acabado de convencer y es que creo que no necesitaba usar un tópico para que la novela funcionara. Parece que es necesario que nuestro investigador sea un personaje que arrastra un oscuro pasado que mantiene bajo llave. Así pues Gracia no es un agente de la ley, pero si investiga y sí que arrastra un trauma que le ha llevado a abandonar un estresante y exitoso mundo laboral en la ciudad de los rascacielos para esconderse en una ciudad de provincias, Oviedo, para curar una herida que ha tambaleado incluso su vida matrimonial. Supongo que cuando la autora lo ha sacado en la primera de la serie en el futuro tendrá alguna relevancia, pero de momento no le veo la necesidad porque poco aporta a la trama.
Espero no tener que comerme con papas ese último alegato, porque la historia esta bien hilada, los personajes tan bien creados, la ambientación tan bien perfilada que supongo que en algún momento me habré de retractar, es lo que tienen las series, de momento esta ha empezado bien, me ha tenido entretenida, me ha seducido con los personajes, y la cercanía que desprende , me ha enseñando monumentos que no creía posibles, como el famoso culo, que más se le puede pedir a una historia, creo que poco más, que no tarde demasiado en volver Gracia San Sebastián y lo haga acompañada de todas las mujeres que la rodean, su madre, su amiga, la hermana y como no la compañera cotilla que le da vidilla.
Conclusión:
Nos encontramos ante una novela cercana, ágil y fresca, narrada en primera persona y en tiempo presente, una combinación para mi muy difícil de manejar, pero que la autora borda con unos diálogos inteligentes en ocasiones, surrealistas en otras, pero si hay una palabra que pueda definirlos es cotidianos, del día a día de cualquier lector, fácilmente reconocibles por todos, y con los que es fácil empatizar.
El humor es una herramienta que bien utilizada da mucho juego y destensa la narración y la autora a través sobre todo de Adela, sus amigas y la vecina, sabe utilizar con mucho arte, la dosifica con maestría y el lector, al menos yo, agradece mucho esos pasajes.
A todo ello se le une unos personajes con muchos matices y dos tramas que terminan confluyendo contra todo pronostico, hay algún momento algo previsible, pero aún así se disfruta desde el principio al fin y deja con ganas de más, de que vuelva la investigadora con otro caso y no se olvide de traer con ella todo el elenco femenino que la ha acompañado en este.
Si has llegado hasta aquí solo me queda recomendartela y si te acercas a ella vuelve para contarme que te ha parecido
Para mi el mayor logro de esta novela es su narración en primera persona y en tiempo presente, lo que le da un carácter intimista, como de sobremesa ante un café y en conversación animada, de manera que se te puede pasar la tarde sin que te des cuenta porque la compañía es grata y las risas se van adueñando de la conversación. Así es como sentí yo esta lectura, amena, placentera, contada entre susurros, confidencias, sonrisas y carcajadas, y alguna lágrima furtiva porque tiene su aquel.
Pero no es su único logro, otro es la ambientación, la autora sitúa la trama en una ciudad de provincias, Oviedo, que conoce bien porque ha vivido siempre en ella. De esta forma nos cuela por calles, recovecos, zonas de ocio, bares de tapas, restaurantes... y ello también ayuda a crear con el lector un ambiente de confianza, de camaradería. Ana Lena gran conocedora de la gastronomía de su ciudad no duda en recrearse en la comida de su tierra, en sus platos típicos, en sus dulces, os recomiendo que tengáis el estómago saciado cuando la leáis porque de lo contrario la operación bikini se va al traste.
Y la gastronomía me lleva a sus personajes, porque si bien nos pasea como he dicho antes por bares de tapas y restaurantes, también se recrea en las comidas caseras que para deleite de propios y extraños prepara su madre, Adela, que parece que para eso de los fogones tiene muy buena mano, todo lo contrario que su hija que tantos años en Nueva York la han acostumbrado a la comida basura y tira de ella muy a menudo. Con un gourmet como Jorge que se apunta a cualquier sarao gastronómico, la cocina entra de forma muy natural en esta novela. Y por si fuera poco hasta los maridos de las amigas de Gracia San Sebastián se defienden entre fogones y alardean de ello. Los que visitáis este blog asiduamente sabéis que me encanta la cocina, que disfruto enormemente cuando la encuentro integrada de forma natural en el texto. y por ello esta novela tenía un plus añadido para mí.
Y ya que he comenzado ha hablar de los personajes me meto en el último logro y no por ello menos importante de esta novela. Ana Lena Rivera ha sabido crear unos personajes próximos, verosímiles, unos personajes podríamos llamar de andar por casa, todos podemos reconocer a familiares y amigos en ellos de ahí que a la cercanía de la primera persona, el tiempo presente y una narración de hechos comunes, se le añada la cotidianeidad. Si tuviera que elegir un solo personaje me resultaría muy difícil, pero sin duda sería Adela, la madre de Gracia, es de esas señoras todo vitalidad, que todo lo saben, se prestan para cualquier cosa, y les gusta ser protagonistas. La típica señora que escucha lo que quiere y cuando quiere, dando lugar a situaciones en las que no sabes muy bien si llorar o reír, y a que a mi en esta novela me ha dado por reír.
Pero no puedo dejar de lado un personaje que me ha llenado de dulzura, cariño y comprensión, mi tocaya Carmina, una mujer a la que todos consideran loca, que defiende como una leona a los suyos, en cuyos zapatos es muy difícil meterse hasta casi al final de la novela, porque la vamos descubriendo poco a poco. Como no es todo oro lo que reluce nos daremos cuenta de que Sofía, la Impugnada que un buen día se suicida saltando al patio interior no era como aparentaba y su hermana tampoco, que de las apariencias vive la gente en las capitales, pero también en los pueblos de provincias, donde es más patente si cabe.
No quiero hablar más sobre los pesonajes pero si me gustaría hacer una mención de honor a Sor Florencia, esa viejita que sigue regentando la portería de la casa de los curas, que a pesar de no ser de Oviedo no pierde ripio, y a Geni esa compañera metomentodo de Gracia, a la que redescubre por interés como casi todo en la vida de nuestra protagonista. Pepe me ha enamorado con su actitud de galán trasnochado.
Antes he dado por cerrados los logros con los personajes pero me temo que no he tenido en cuenta el fino humor que recorre toda la novela de la mano de Adela y sus amigas, que se apuntan a cualquier bombardeo, da igual que sea un bingo que una investigación o una comida para agasajar a un invitado de Gracia al que hay que sonsacar. Estas señoras sirven para un roto y para un descosido y te meten en situaciones tan surrealistas que la sonrisa al menos esta asegurada, aunque yo solté un par de carcajadas de tan metida como estaba en la situación. A mi modo de ver, el humor es una de las armas más difíciles de usar en literatura, y la autora las maneja con maestría y mucha naturalidad.
Ana Lena me ha presentado una profesión que desconocía, investigadora de fraudes a la seguridad social, no suena muy divertida, pero por lo visto no está mal remunerada y da mucha libertad a la hora de trabajar, solo que conseguir pistas es harto complicado porque los que podrían ayudarte no lo van a hacer, por ello la autora tira de ingenio e involucra a todas las mujeres de su vida para conseguir información. Y no contenta con ir engañando a todo aquel que le puede ser útil se dedica a meter las narices en el suicidio de una vecina, que ve poco claro y que su madre alienta con sus sospechas. Lo que puede hacer el aburrimiento y una investigación atascada. Ambas tramas van avanzando en paralelo hasta que sin darse cuenta se cruzan y da un giro a la trama que el lector agradece.
Solo hay una cosa que no me ha acabado de convencer y es que creo que no necesitaba usar un tópico para que la novela funcionara. Parece que es necesario que nuestro investigador sea un personaje que arrastra un oscuro pasado que mantiene bajo llave. Así pues Gracia no es un agente de la ley, pero si investiga y sí que arrastra un trauma que le ha llevado a abandonar un estresante y exitoso mundo laboral en la ciudad de los rascacielos para esconderse en una ciudad de provincias, Oviedo, para curar una herida que ha tambaleado incluso su vida matrimonial. Supongo que cuando la autora lo ha sacado en la primera de la serie en el futuro tendrá alguna relevancia, pero de momento no le veo la necesidad porque poco aporta a la trama.
Espero no tener que comerme con papas ese último alegato, porque la historia esta bien hilada, los personajes tan bien creados, la ambientación tan bien perfilada que supongo que en algún momento me habré de retractar, es lo que tienen las series, de momento esta ha empezado bien, me ha tenido entretenida, me ha seducido con los personajes, y la cercanía que desprende , me ha enseñando monumentos que no creía posibles, como el famoso culo, que más se le puede pedir a una historia, creo que poco más, que no tarde demasiado en volver Gracia San Sebastián y lo haga acompañada de todas las mujeres que la rodean, su madre, su amiga, la hermana y como no la compañera cotilla que le da vidilla.
Conclusión:
Nos encontramos ante una novela cercana, ágil y fresca, narrada en primera persona y en tiempo presente, una combinación para mi muy difícil de manejar, pero que la autora borda con unos diálogos inteligentes en ocasiones, surrealistas en otras, pero si hay una palabra que pueda definirlos es cotidianos, del día a día de cualquier lector, fácilmente reconocibles por todos, y con los que es fácil empatizar.
El humor es una herramienta que bien utilizada da mucho juego y destensa la narración y la autora a través sobre todo de Adela, sus amigas y la vecina, sabe utilizar con mucho arte, la dosifica con maestría y el lector, al menos yo, agradece mucho esos pasajes.
A todo ello se le une unos personajes con muchos matices y dos tramas que terminan confluyendo contra todo pronostico, hay algún momento algo previsible, pero aún así se disfruta desde el principio al fin y deja con ganas de más, de que vuelva la investigadora con otro caso y no se olvide de traer con ella todo el elenco femenino que la ha acompañado en este.
Si has llegado hasta aquí solo me queda recomendartela y si te acercas a ella vuelve para contarme que te ha parecido