jueves, 9 de octubre de 2014

Cómo en un espejo...



Retomo en esta sección que no tiene periodicidad fija, que tan solo ve la luz cuando alguna cita me ha hecho empatizar tanto con  ella que me veo reflejada, pero hace tanto tiempo que no la actualizo que debéis pensar que los libros no me llegan, y todo lo contrario, ahí tengo las citas arrinconadas y ahora he decidido que ha llegado su momento.

Para uno desnudar el alma tiene que encontrar el momento de hacerlo, con esta sección es lo que hago, regalaros pedacitos de mí, pero ese tipo de regalos también comporta dar armas para aquellos que no te quieren bien, así que los dosifico y algunos no ven nunca la luz.

Este me ha llamado la atención poderosamente y además se que muchos bibliofilos lo compartirán, ya me contaréis si no.

En los años que estaba sola, invitaba a la felicidad a visitarme. Me gustaba prepararme una bandeja con un té y algo rico para picar. Lo comía despacio, ponía música y me sentaba en el sofá a leer. Si por azar un buen libro caía en mis manos _ uno de esos en los que el autor te agarra del cogote, te mete en el bolsillo de su chaqueta y te arrastra a sentir lo que él siente, a vivir lo que él vive_,el bienestar me invadía como una brisita de esas cálidas y suaves que va adormeciéndote entre algodones.

"La felicidad existe... La felicidad existe..."

Repetía la frase como si hubiera encontrado la clave de una caja fuerte que contenía el tesoro. No podía olvidarla. Saborear la felicidad... Degustarla... Empaparte de ese simple y mágico sentimiento en el que la vida se pone en orden y la armonía te arropa. (Donde quiera que estés. Elena Moreno. Pág 208)

Cierto es que leo a cualquier hora, pero cuando me dejan sola en casa lo disfruto como una enana y si ese libro me atrapa en sus redes, me sacude los sentimientos y los monta en una montaña rusa, la felicidad es más que completa, y suelo sentarme con algo para picar y para beber, unas veces té, otras café con leche, otras un refresco, dependiendo de la estación del año y de la lectura que tengo entre manos. Y dejo las horas discurrir y la serenidad me invade y me coloca en paz con el mundo...

¿Cuantos de vosotros os sentís identificados con este fragmento?


7 comentarios:

Cartafol dijo...

Poco estuve sola, apenas me dió tiempo a saborear esas sensaciones, las saboreó ahora, cuando no tengo a las niñas en casa y sé que dispongo de una o dos horas para mi.
Bonito fragmento, un saludo

Susana Palacios dijo...


Son ratos que se atesoran y disfrutan, lo mejor también compartirlos!!Besotes y me ha encantado el fragmento.

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Me ha gustado mucho el fragmento y me siento totalmente identificada. Siempre ha sido un gran placer para mí sofá manta té u otra bebida y algo de comida Para disfrutar de un buen libro. Ahora con el peque los pocos ratos que tengo así los valoro aún más. Muchos besos.

Unknown dijo...

Disfrutar de la lectura, en silencio y con serenidad es algo que en mi casa escasea ( niños)y que valoro no te puedes imaginar cuanto! me ha encantado tu fragmento, un beso!

Margari dijo...

Precioso fragmento! Es algo que últimamente poco puedo hacer, pero sí que me gusta.
Besotes!!!

Carla dijo...

Me temo que todos los que nos pasemos por este rincón nos vamos a sentir identificados...
Besos

Angela Leon dijo...

¿cómo no sentirse identificada? A mi me encanta quedarme sola en el campo, invierno, mañana de niebla y campo mojado por el rocío, chimenea, un buen libro y un poco de anís que endulce de vez en cuando los labios. Felicidad absoluta :)

Bs.