lunes, 28 de octubre de 2013

Generación EGB. Javi Nieves

Sí, yo también pertenezco a la generación EGB, nací con los últimos coletazos de un régimen del que no recuerdo nada. Sin embargo mi relación con este libro no fue de flechazo inmediato, no conocía al autor, no suelo oír la radio por las mañanas, y tuve que empezar a leer reseñas para que comenzara a seducirme su lectura. Y que decir que el libro ha hecho mis delicias, que me ha acompañado en mis momentitos de ocio, que me ha hecho sonreír y sobre todo recordar, porque tiempos pasados no tienen porque ser mejores, pero tampoco peores.

Supongo que ahora much@s estaréis echando cuentas a ver cuantos años puedo tener, pero recordad que a una mujer no se le pregunta la edad y eso que yo nunca la he escondido, pero fíjate ahora me apetece jugar, y lo único que diré que también pertenezco a esa generación que se etiquetó de babyboom.

El autor:


Javi Nieves el autor de nuestra memoria, es periodista y desarrolla su trabajo en COPE, al frente de La mañana, junto a Mar, si te apetece compartir con ellos un rato sintoniza Cadena 100 de 6  a 10 de la mañana y dentro de este programa hay una sección dedicada a la Generación EGB que ha trasladado a la letra impresa para que podamos disfrutar los poco radioyentes.

En los últimos tiempos le han llovido ofertas para cambiar de empresa, se puede decir que es el hombre del momento, y lo viene siendo desde hace cuatro años. No se si se animará a escribir más libros pero si lo hace espero que tengan el mismo tono desenfadado que este y nos haga pasar buenos ratos.

Argumento


¿Se pueden resumir los recuerdos?, ¿se puede acotar toda una generación, en este libro de forma desenfadada, irónica y un tanto nostálgica? Javi Nieves nos invita a hacer un viaje a nuestra infancia, adolescencia y primera juventud, una época que marcó quienes somos hoy, que seguramente tuvo sus defectos, pero que recordamos con cariño y seguramente una sonrisa.

Impresiones


El otro día revolviendo cajas que tengo en el altillo en las que guardo libros y otros enseres del pasado encontré una en la que había guardado todas las cintas de cassette de mi adolescencia, allí estaba Ricky Astley ( no recuerdo si se escribe así), Europe, La guardia, Hombres G, y unos cuantos más, pensaba que hacía tiempo que las había tirado porque ya no me queda ningún reproductor para este tipo de cintas, y sin embargo me hizo ilusión encontrarme con ellas, supongo que parte de la culpa la tiene este libro que hoy me ocupa.

El autor divide el libro en 10 partes y en cada una de ellas va desgranando parte de su infancia, de la de aquellos que tenemos treinta y muchos, y cuarenta y tantos y porque no casi los cincuenta... porque si algo tiene esta generación es que se mantuvo muchisimo en el tiempo, y no necesitaba de reformas cada legislatura, y es que mi hijo ya lleva en ciernes tres reformas educativas, cada cual más nefasta para su educación, hasta el punto en que ya no se en que piensan los políticos.

En el colegio.

Así se titula la primera parte y solo darnos un paseo por ella nos damos cuenta de cuan distinto era de lo que nuestros hijos viven hoy, yo me lo he pasado genial sumergiendome en ese epigrafe, me hizo recordar a mis profesores, que en realidad tenían la mano un poco suelta y esos anillos de castigo que se terminaban estrellando contra la cocorota de aquel que osara  llevarle la contraria a la profesora. He disfrutado con recordando los libros que usábamos y como no las carpetas que forrábamos con nuestros cantantes favoritos o con viñetas de Mafalda, es lo que tiene el ir a un colegio de religiosas te censuraban hasta el cantante de turno. Los patios esos momento de libertad vigilada, en la que una simple bola de papel de aluminio hacía nuestras delicias.

Algunas cosas que recuerda Javi Nieves se parecen a las que yo recuerdo, otras salvan la distancia de vivir en una capital o en un pueblo y el ir a una escuela pública o concertada, porque en mi época estas ultimas no eran mixtas, o eran de chicos, o de chicas y yo ando un poco pez en cuanto a juegos masculinos se trata y con ello no quiero decir que no haya jugado a churro, porque niñas bastas también las hay y retar a la autoridad era muy divertido. ¡¡¡Viva la madre superiora!!! Ahora que no me puedo llevar ninguna colleja...

Cosas de casa

Los niños de nuestra generación teníamos obligaciones en casa y pocos derechos, poner la mesa, bajar la basura, hacerle los recados a mama, y sobre todo hacer de mando a distancia, siiiiiiii porque yo soy de la época en la que la televisión se veía en blanco y negro porque pocas personas se podían permitir una en color, y solo había dos cadenas... así nos evitabamos los jaleos que hay hoy en la mayoría de las casas donde es imposible llegar a un consenso.

Con una sonrisa he recordado como era mi casa de pequeña, muy distinta de lo que son ahora, la reina de las sala de estar era la mesa camilla, una mesa redonda con faldones y tarima, en las tardes de invierno era delicia cubrirse con las faldas y que el brasero el nuestro natural, encendido por mi abuela bien temprano, caldeaba esa estancia. Como soy del levante los cuadros de caza en mi casa al menos se sustituian por marinas, o por cuadros en los que el agua tenía mucho protagonismo.

Quizás lo que más me ha llamado la atención es como hemos evolucinado los niños de entonces hoy convertidos en padres, en aquella época un maestro era una autoridad y si te había cruzado la cara, te había dado un coscorrón, te había echado de clase o te había abochornado delante de toda la escuela, un padre no osaba en desautorizarle delante de su hijo y su cantinela no pasaba de un seguro que te lo merecías, aunque bajo mano y siempre en secreto fuera a hablar con el maestro/a de turno. Hoy si los chicos son insolentes mucho más lo son sus padres, no tienen respeto hacía la figura del docente y por ese motivo poco le transmiten a sus vástagos.

También  nos regala un recorrido por nuestras meriendas, por lo que nos traían los reyes magos, tan distinto de lo que suelen cargar hoy, como era nuestra comunión, los remedios de la abuela y lo que tomamos cuando estábamos enfermos.

Las gamberradas

Cuando nos reunimos los amigos nos sorprendemos con las batallitas de cuando eramos niños, y yo siempre digo chissssssss en voz más  baja chicos que como se enteren los bichejos vamos a perder autoridad, y es que niños hemos sido todos y traviesos ni te cuento, sin embargo en aquel entonces no teníamos maldad y nos conformábamos con explotar bombas fétidas, que al final terminabamos sufriendo en nuestras propias carnes.

Tampoco en el cole eramos angelitos pero en aquella época volaban los borradores, y el asa era de madera, esquivarlo era toda una proeza, pero si habías escapado a él seguro que se estrellaba contra tu cabeza el anillo capón, yo todavía no lo he olvidado, o copiábamos cientos de veces la frase que el profesor creía oportuna.

En casa también temíamos los castigos, cada padre era un mundo sin embargo cuando poníamos en común los de la semana o el mes descubríamos que todos estaban cortados con el mismo patrón, bueno los había más bestias que todo lo arreglaban con el cinturón, pero los que más te dejaban sin salir un mes, sin postre, o te castigaban a hacer tareas domésticas...

Todo el día en la calle

Esto es lo que más echo de menos en la infancia de mis hijos, nosotros también teníamos nuestras clases de inglés, nuestros deportes, nuestros repasos de aquella asignatura que flojeara y  un montón de deberes, pero el resto del tiempo lo pasábamos en la calle, jugando al aire libre, en grupo, compartiamos juegos, unos más inofensivos y otros más bruscos, pero había camaradería, comíamos chuches, mis preferidos los paloduz y las regalices, pero también los chicles y en verano los polos, ahhhhhhhhhhh y se me olvidan  los chupachus de Koyak, con tristeza he podido constatar que ya no saben igual, ni las regalices tampoco.

No teníamos nintendo, ni ordenadores, ni consolas, pero a nuestra manera creo que eramos más felices que los niños de hoy y sobre todo más sociables, no nos aburríamos, siempre se nos ocurría un juego nuevo, una travesura y las calles eran nuestras complices.

Ocio y aficiones

Los niños de la generación EGB, al menos los de los primeros años no teníamos tecnología, todo lo más un reloj casio que solíamos recibir por nuestra comunión, pero en aquella época se empezaron a gestar las primeras videoconsolas, también llegaron los primeros vídeos que eran muy grandes y muy caros, los primeros ordenadores que también eran enormes, pero claro como todo lo que cuesta dinero y no se les ve una utilidad inmediata tarda en llegar a todos los hogares.

Tampoco teníamos móvil, eramos la generación del fijo, en mi caso del prefijo 964, como no teníamos muchas diversiones el cine se convertía en una distracción más, y veamos todo lo que se nos ponía por delante pero la cosa se ponía fea con el rombo y medio y con los dos rombos. Lo que me he podido reír con las diez películas de la EGB y no menos con las frases rescatadas del cine, me ha sorprendido acordarme de todas.

Y los cromos ese sacadinero impresionante que nos tenía cautivados, y eso que los primeros no tenían pegatina y había que usar el pegamento, que entonces recuerdo que no era de barra y pringaba muchisimo a parte de oler superfuerte. Reconozco que llegado a este punto no me suenan todos los albumes, pero si todas las revistas que menciona yo era de Superpop, pero también del Vale.

Nuestros juguetes

Hay cosas que nunca cambian y es la ilusión con la que los niños esperan  la llegada de los reyes magos, en aquella época no nos bombardeaban con tantos catálogos y nos divertiamos ante los escaparates de las jugueterías si fuera por nosotros nos lo hubieran envuelto todo, porque todo nos lo pedíamos, lo niños de hoy marcan el catalogo entero, ¿hay diferencias? creo que no,  pero si es verdad que en aquella época no siempre recibíamos de sus majestades lo que pedíamos y que en todos los hogares caían regalos que no sabías muy bien si eran para ti o para tus padres, como el scalectrix o algunos modelos de muñecas, recuerdo a los pelones que le hacían más ilusión a mi madre que a mis hermanas y a mí.

Algunos juegos de mesa se mantienen en la actualidad, les han lavada la cara y a funcionar, como el cluedo, el risk, el monopoly, el scrable o intelect, el pictionary... Chicos y chicas teníamos nuestro muñecos y a veces estos se complementaban como el novio de la barbie, y de la nancy.

Aquella música

Posiblemente la música es lo que recuerdo con más cariño de aquella época, triunfaba Parchis con sus canciones pegadizas, al que pronto le salió una competencia con el grupo Regaliz que nos hacía bailar a ritmo de rock y por si eso fuera poco Enrique y Ana igual nos hacían reír con sus canciones que se ponían melancólicos.

En aquella época la música circulaba por toda la casa, así que sufríamos a nuestros padres, con Juan Pardo y Perales entre otros y la de nuestros hermanos mayores, yo en este caso mis primas que ponían a todo trapo los Chichos o Los Pecos.

Cuando dimos el estirón, dejamos a los grupos infantiles para sumergirnos de lleno en los 40 principales, y en el arte del grabar cintas directamente desde la radio, con lo que hablaban los locutores de radioformula, las cintas tenían muchas vidas y para alargarla las rebobinabamos con el boligrafo, por aquello de que no se quedaran bagas ni nudos, y también porque las pilas nos duraran un poquito más. Yo nunca tuve un walkman a mi madre le parecía poco provechoso, en su lugar teníamos varios radio casetes y llego el de dos pletinas que gustazo grabar cintas con aquel superaparato.

Los gustos evolucionaron y nos subimos al carro de Barón Rojo, aunque mi madre no me dejó ni por un momento adoptar la vestimenta, eran los  años de la movida y en el plano internacional Madonna y Michael Jackson eran los reyes, pero compartian escenario con los Simply red, Duran Duran y las exhuberantes Sabrina y Samantha Fox con su par de poderosas razones. En nuestras fronteras la bola de cristal nos traía a la movida y a mi me gustaba Hombres G, Gabinete Caligary, Loquillo, Los Inhumanos que ponían ambiente en las fiestas patronales, Olé Olé, Complices, Nacha POp, La Guardia, había tanto donde elegir.

La musica evolucionaba rapidisimo y los discotecoteros se apuntaron a las rutas del bakalao con protagonismo de los disjockeis como Chimo Bayo cuyas canciones sonaban  hasta fuera de ese ambiente.

La televisión

En aquella época tenía miga, y predicamento, lo que decía iba a misa, y todo eso con solo dos canales, y con una programación que se repetía de forma cíclica, las mismas películas cada navidad, y cada semana santa. Luego llegaron las otras cadenas, pero a mi ya me pillo algo crecidita, y no es que no me importara, pero en mi casa los mayores imponían sus programas, cuan distinto es hoy en mi familia en la que nos sabemos los dibujos y series juveniles de memoria.

Me ha hecho ilusión volver a pasearme por Barrio Sésamo y reencontrarme con Espinete, y con Yupi que nos ha dejado una frase que muchos siguen utilizando, "estar en los mundos de Yupi". Los niños nos  íbamos a la cama cuando la tele nos lo mandaba, primero la familia telerín, y después Casimiro que no se si pretendía bajarnos las revoluciones o ponernos a cien, en mi casa se armaba la revolución  cuando el muchachote se quitaba los calcetines a ritmo de rock.

Había programas muermos que solo se los tragaban nuestros padres entre ellos La Clave y concursos que compartiamos toda la familia como el 1, 2, 3, otros que solo nos gustaban a los niños como Aventura 92 o la Ruta Quetzal de Miguel de la Cuadra Salcedo. Y el humor era patrimonio también de toda la familia, Pedro Ruiz se convirtió en un asiduo, luego llego Eloy Arenas, Cruz y Raya y con la llegada de nuevas cadena el desembarcó de locuras varias como las mamachicho.

Aparecieron los primeros realitys y yo el que más recuerdo es Quién  sabe dónde, y como no los primeros programas de música que después proliferaron como setas, Gente Joven, Tocata, Rockopop, La quinta marcha y como no programas educativos, recuerdo con mucho cariño a Petete. Me he sentido realmente identificada con los diez programas de nuestra generación y estoy totalmente de acuerdo con la selección, pero tendrás que descubrirlos tú.

Como no podía ser menos hace un recorrido por las series que nos marcaron y también hace una selección de diez, creo que no habrá ninguno que no recuerde  Verano azul y no haya llorado con la muerte de Chanquete, no se si eramos de lágrima fácil o es que nos traumatizaban con tanta muerte y desaparición.

Cómics y libros

En este capitulo me he sentido en mis anchas porque soy lectora desde que tenía unos ocho años nunca he sido mucho de cómics pero estos también han estado en mis manos y me he reído con Zipi y Zape, con Pepe Gotera y Otilio, Mortadelo y Filemon, los que no me han gustado nunca han sido los de terror.

En todas las estanterías había libros de la editorial Barco de Vapor,  y también había espacio para las aventuras de Los Cinco y de los Siete, los clásicos como  Cinco Semanas en Globo, Robinson Crusoe, El principito, Las aventuras de Tom Sawyer, la ropa se heredaba y los libros también, así acaban los pobres.

La ropa y los complementos.

Ser la mayor de cinco hermanas algún privilegio tenía que tener, en  mi caso yo estrenaba la ropa y mis hermanas la heredaban. Nos movíamos por modas, unos más que otros, yo reconozco que siempre fui un poco por libre, supongo que por aquello de que ya vestía de  uniforme entre semana, los fines de semana me gustaba un poco ir a mi bola y no ponerme el mismo uniforme que toda la gente, triunfaban los vaqueros nevados, los plumas bicolor que nos ponían unos músculos imponentes, las camisetas Damart Termolactyl para combatir el frío y las gafas de sol Ray-Ban.

Nos colgábamos de los relojes los chinitos de la suerte, vestíamos nuestras libretas con los famosos toys o con las caritas acids, en zapatillas dos marcas se disputaban el mercado Nike y Reebok. Nos vestíamos con la ropa que nuestras madres nos preparaban, y nos gustara o no había que acatar. Hay modas que han vuelto y  otras que no se han terminado nunca de ir, sin embargo cuando miramos fotos de ayer solemos exclamar ¡Cómo me pude poner eso! que se hace extensible al peinado y los complementos.

Conclusión


Cualquier tiempo pasado no fue mejor, sin embargo complace realizar un viaje por nuestra infancia e ir creciendo de la mano de Javi Nieves. A nadie le amarga un dulce y sonreír mirando al pasado es quizás un buen ejercicio para explicarnos muchos de los comportamientos que tenemos hoy. Yo sigo utilizando expresiones que aprendí en el colegio, o con mis compañeros de juegos, a veces intento rebobinar el cd, y sigo llamando al telefonillo, a veces me sorprendo instando a mis hijos a que se tomen rápido el zumo por aquello de que las vitaminas cogen la moto y se las pelan.

Me he reído y he recordado, y si es verdad que cualquier tiempo pasado no fue mejor, tampoco fue peor, hay cosas que me da lástima que mis hijos no puedan disfrutar como esas tardes en la calle y de la complicidad de las pandillas...

Si perteneces a la generación EGB, seguro que pasas un rato entretenido con este libro.




lunes, 21 de octubre de 2013

Lo que encontré bajo del sofá. Eloy Moreno

Cuando vi este libro entre las novedades de Espasa no me pude poner más contenta, me había gustado su primera novela y Eloy es paisano mío, así que estaba esperando una nueva incursión en el mercado editorial, por aquello de comprobar que no había sido solo un destello de genialidad, un producto del azar que de vez en cuando toca con su varita a algún autor persistente.

Empecé a ver reseñas en los blogs y empecé a comprobar con cierto temor que todas eran buenas, y mis expectativas iban subiendo como la espuma, así que decidí atajar de raíz el mal y me puse con ella en cuanto llegó, llevaba ya dos novelas entre manos, y era totalmente desaconsejable abrir un frente más, pero me lancé de cabeza y sobre todo dejé de leer reseñas, para que no interfieran en mi lectura entre líneas, porque en los libros de Eloy se puede descubrir mucho si eres capaz de interpretar.

Lo comencé en la sala de espera del dermatólogo y tuve que abandonar su lectura, no había forma de concentrarme, no estaba disfrutando, y decidí cerrar el libro y aguardar a llegar a casa, sin embargo me enfrié, se me fueron un poco las ganas, hasta que ese sofá volvió a picar mi curiosidad dos días después y ya no lo pude soltar, se impuso como lectura principal, estaba ansiosa por tener un rato para leer, y este se me hacía tremendamente corto aunque hubiera tenido por delante una hora entera.

Cuando se terminó me quedé huerfana, algunas reflexiones seguían bailando en mi cabeza y sobre todo me preguntaba si se podría dar una situación así, y me descubría deseando que la gente reaccionara y dijera basta, que se levantara ante la situación que estamos viviendo.... pero como siempre mi cabeza corre más que mis manos, y comienzo la casa por el tejado, sin poner siquiera los cimientos.

El autor:


Ya en su anterior libro Eloy no nos ofreció datos biográficos, y en este no iba a ser menos, los pocos datos que conozco es porque nuestros caminos se han cruzado en más de una ocasión, el reside en Castellón, y yo viajo allí con frecuencia en ocasiones para trabajar, también para llevar a mi hijo al conservatorio, y para algo menos halagüeño, para ir de médicos. Eloy suele visitar con frecuencia la misma librería que yo, Argot, allí es donde le dieron la primera oportunidad para promocionar El bolígrafo de gel verde, cuando era una obra autopublicada, y allí siguió acudiendo y firmando ejemplares a los lectores después de que Espasa la publicara bajo su sello.

No seré yo quien divulgue datos que el no ha considerado importantes, a pesar de haberlo visto varias veces en la librería y también por la calle, no he sido capaz de acercarme para decirle lo mucho que me han gustado sus novelas, sobre todo porque esta última es muy reciente. Soy defensora a ultranza de la intimidad y para mi es impensable abordarlo cuando se encuentra con su familia, la última vez arrastraba un carrito de bebé y deduzco que será la propietaria del sillón de la foto de la solapa.

En su lugar en la solapa del libro agradece a los lectores, el apoyo prestado, porque reconoce que sin sus comentarios, recomendaciones... sin ese boca a boca su éxito no hubiera sido posible y quizás este libro no estaría entre nuestras manos.

Argumento


Es harto complicado hacer un resumen de este libro, sobre todo porque no es una novela al uso, y eso el autor lo sabe mejor que nadie y en la contraportada nos deja con la miel en los labios, nos da una serie de reflexiones pero una vez terminadas de leer no sabemos por donde van a ir los tiros, y eso es precisamente lo que pretende el autor, darnos una sorpresa, que leamos esta historia sin prejuicios, sin saber que vamos a encontrar, que va a ocurrir y en que punto vamos a adentrarnos en ella y empatizar. Pero ello lejos de darnos miedo lo deberíamos considerar un privilegio, a mi me ha gustado la experiencia.

Esto es lo que se puede leer en la contraportada del libro

¿Qué ocurre al mover un sofá?  ¿Y al mover una vida?

Quizás en ambos casos encuentres algo parecido: objetos, o personas, que ya habías olvidado, un calcetín que se quedó sin pareja o una pareja que se quedó a la espera, esquirlas de otra vida... O uno de esos secretos que creías enterrado para siempre y que te obliga a pronunciar la frase que lo cambia todo: "Tenemos que hablar"

¿Y si movemos una sociedad?

Entonces uno se da cuenta de que vive en un lugar con demasiados gusanos para tan poca manzana. Pero también un lugar donde, al observarnos, descubrimos que somos los primeros en hacer aquello que tanto criticamos.

Y hasta aquí puedo leer. Porque esta es una novela de secretos, y no voy a desvelarlos yo ahora.

Quizás esperabas que contara algo más, pero hagamos una cosa. Piensa en uno de esos momentos en los que alguien te dio una sorpresa que consiguió emocionarte. ¿ Verdad que está bien que nos sorprendan de vez en cuando?

No tengas miedo a comenzar una novela sin resumen, sin saber que puede ocurrir, desconociendo hasta que punto te vas a encontrar con ella.

Nota: esta novela no pertenece a ninguna trilogía.

Impresiones


Ya os he adelantado que Eloy Moreno me ha sorprendido con su nueva novela, porque es una especie de acicate para espolear nuestras conciencias, para despertarnos de la apatía que parece haber atrapado a los españoles que cada día se desayunan con un caso de corrupción distinto y no son capaces de levantar su voz a pesar de la situación en la que se encuentra el país. Pero aunque este pueda ser un tema importante, no es el único que planea en la novela, también podemos encontrar la infidelidad, la de hecho y la pensamiento, el como la culpa y los remordimientos  pueden ir minando la confianza de las personas, como todo no es para siempre, si no que llegado un tiempo la rutina se establece en la pareja y uno de los dos se deja seducir por lo nuevo, por aquello que le ofrece sensaciones nuevas y hace a la persona sentirse viva de nuevo.

Al mismo tiempo podemos encontrar bullyng, por que el acoso escolar no es una tonteria y con las nuevas tecnologías los efectos son devastadores, y si alguien lo ha vivido en su hogar sabe de lo que hablo, si no deseo que jamás lo tengáis que descubrir. El retrato que hace en esta novela pone los pelos de punta, quizás porque yo he sido capaz de ponerme en el lugar de la muchacha que lo padece, y he sido capaz de respirar su  miedo, de sentir sus contradicciones...

También es la historia de aquellos que un buen día perdieron su trabajo, y más adelante vieron como su casa corría peligro, y como actuaron ante el desahucio, es la historia de muchos personajes anónimos porque de la mayoría no conocemos su nombre, pero si como sienten, y encontramos el paralelismo con la historia de un amigo, de un vecino, o simplemente de un paisano que salió por la tele.

Al mismo tiempo es la historia de una tragedia, de un triángulo de amor al que le falta un pieza y le sobra el alzheimer, una enfermedad muy presente en nuestros días, una enfermedad que se lleva los recuerdos, que va destruyendo a las personas y que las convierte en niños... y de una venganza que se desarrolla noche tras noche mientras queden dos de los vertices.

Y sobre todo es la historia de una culpa, la que siente Alicia, la que siente Marcos, la de Laura, la de Carolina y de la muchos personajes anónimos, porque todos cargamos con secretos que guardamos bajo el sofá, acciones que nos recriminamos tanto por acción como por omisión.

Como habréis podido intuir, hay una historia central, con dos protagonistas claves, Alicia y Marcos, es una historia de atracción y de corrupción, las reflexiones de Marcos no tienen desperdicio, nos hace en  momentos sentirnos incluso sucios porque no es menos corrupto aquel que la permite, aquel que critica al vecino pero esconde en su armario una situación parecida. Al final terminamos todos en el mismo saco y por eso no tenemos fuerzas para levantarnos, para decir basta, para cambiar la situación. 

Pero Eloy ha sido capaz de entretejer otras historias, con personajes a los que conocemos por su nombre y otros anónimos, y las ha dotado de la misma intensidad, del mismo interés para que el lector en ningún momento sienta decaer la lectura, todos y cada uno de los personajes nos interesa, con unos empatizaremos más, a otros nos gustaría zarandearlos, a otros simplemente borrarlos del mapa, aunque sea cruel esta apreciación y lo malo es que no nos costará nada encontrar correspondencias en nuestro día a día, por unos sentiremos ternura, y por otros un odio visceral y esto tan solo disfrutando de un conjunto de historias que cual engranaje de reloj terminan encajando a la perfección.

El enclave


Tan importante como puedan ser los personajes y las historias que desgrana Eloy, es el enclave en el que se desarrolla toda la trama, o la parte más importante, Toledo, una ciudad que visité siendo una adolescente y que leyendo esta novela me ha apetecido volver a visitar.

No recuerdo mucho de esta ciudad, tan solo se que me gustó mucho, pero sólo tenía 11 años por eso soy incapaz de vislumbrar si el recorrido que hace Eloy es fidedigno, pero algo me dice que si lo tiene que ser, el autor nos pasea por el Toledo de leyenda, a la luz del día, pero sobre todo en la oscuridad, cuando los cuentos y leyendas cobran vida, y la mayoría de ellas las desgrana Marcos con su particular visión de la vida, perderse por los callejones de la parte vieja ha sido una delicia, también escuchar todas esas leyendas que al menos son preciosas.

No se si trata de un homenaje a la ciudad o simplemente la eligió porque le iba bien para desarrollar la historia que tenía en mente, pero será difícil que Toledo, un personaje importante de esta novela no deje huella en el lector.

Estructura 


El libro se divide en cinco partes si no recuerdo mal

Desde un lugar que debería llamar hogar.

2013, Toledo

Despertar no es simplemente dejar de dormir, a veces, despertar es nacer o morir

El instante que divida una vida en dos

Una mañana toledana

Y dentro de cada una de estas partes encontramos capítulos de diversa duración, sin numerar y sin titular, algunos solo ocupan unas líneas y ello permite una lectura más placentera, porque las hojas van fluyendo, las historias se van entrelazando y el lector va disfrutando a cada vuelta de página.

Cada una de las partes nos va dando una pista sobre lo que se desarrolla en su interior, la penúltima parte es la más larga, en la que encontramos más miga, pero tampoco tiene más importancia que el resto.

Curiosidades


Quizás este no sea el título más idóneo para este apartado, pero supongo que no estoy  muy sembrada últimamente. A lo largo de la lectura me he subido a una montaña rusa de sensaciones, por un lado me he sentido indignada, yo diría que mucho porque hay cosas que las sabemos pero no nos gusta que nos las digan y ahí estaba Eloy metiendo el dedo en la llaga y removiéndolo. Me he sentido aturdida e incluso angustiada por la fidelidad y veracidad con la que retrataba el bullying escolar.

Me he tenido que limpiar alguna lágrima con la situación de Laura, y he sentido pena por Alicia y por Marcos, pero también he sonreído, porque he entrevisto el guiño que Eloy ha hecho a nuestra tierra, a ese aeropuerto sin pasajeros, y a esos actos fastuosos para salir en la foto, y todo ello en una novela que tiene como escenario Toledo, nada más alejado de este Levante español y he pensado olé tú, por ser la voz de todos nosotros, porque cada uno lo denunciamos a nuestra manera, casi siempre en privado, pero esto quedará impreso y quien sepa leer entre líneas será capaz de ver la critica social.

Conclusión


He disfrutado mucho con Lo que encontré bajo el sofá, con esa maraña de historias que terminan encajando a la perfección, con esos personajes tan cercanos y de los que seguro que encontramos una replica en nuestro circulo más inmediato. 

Eloy ha sido capaz de conjugar muchos temas de actualidad en una novela entrañable, que seguro que no te dejará indiferente y con un enclave mágico y de cuento el Toledo antiguo, el casco antiguo de la ciudad donde las leyendas siguen paseando noche tras noche.

Una novela en la que el argumento no es precisamente lo más importante, por ello en la contraportada no se menciona, una historia que te sorprenderá a cada página  y que  probablemente sacuda las conciencias de más de uno, y ojalá todos seamos capaces de hacer oir nuestra voz porque medios tenemos para ello.

Os dejo el booktrailer de la novela porque me ha gustado mucho



jueves, 17 de octubre de 2013

Perdida en...


He terminado Lo que encontré debajo del sofá, y os adelanto que me ha gustado muchisimoooo, incluso más que su opera prima, creo que Eloy ha estado más que sembrado con esta novela que no deja indiferente y creo que toca la fibra sensible por lo cercana y aprehensible que es.

Pero no os cuento nada más, porque espero escribir la reseña en breve, aunque os confieso que me esta costando horrores poner por escrito mis impresiones últimamente, he empezado un par pero no veo la forma de hacer de ellas algo atractivo, y no porque no me hayan gustado los libros, si no porque me siento bloqueada, tampoco es el síndrome de la página en blanco pero me cuesta hilar dos frases seguidas, así que espero que Lo que encontré debajo del sofá me desatasque un poco porque si no mal vamos, la pila de libros por reseñar amenaza con desplomarse y me mira muy mal...

Os presento uno de los libros que llevo entre manos, es bastante gordito así que me acompañará durante algunas semanas, y es que parece que voy perdiendo el miedo a adentrarme en tochos, eso o he perdido la vergüenza, que todo puede ser. Pero desde este verano que le tengo ganas al libro que me ocupa y salvo fidelidad se lo he prometido todo. Y es que por su envergadura no puedo prometer serle fiel, no quiero que mi cuello se resienta, ni que mis bíceps se desarrollen más de la cuenta, por lo que pasará a ser mi lectura de sofá, un libro para disfrutar en casa, y la verdad es que de momento está haciendo mis delicias.

No os entretengo más y os cuento de que novela se trata


Titulo: Dispara, yo ya estoy muerto

Autor@:  Julia Navarro

Editorial: Plaza & Janés

Nº Páginas: 905



Así comienza...

"Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando" Aquella frase de Mohamed Ziad la había atormentado desde el mismo instante en que la había escuchado de los labios de su hijo Wädi Ziad. No podía dejar de pensar en aquellas palabras mientras conducía bajo un sol implacable que doraba las piedras del camino. El mismo color dorado de las casas que se apiñaban en la nueva zona de la ciudad de Jerusalén construidas con esas piedras engañosamente suaves, pero duras como las rocas de las canteras de donde habían sido arrancadas.

La frase que da inicio a esta novela no puede ser más contundente, y  la historia comienza con fuerza, llevo leídas unas 157 páginas y la trama ya me ha ganado para su causa, me queda mucho camino por recorrer y espero que la autora sepa mantenerme pegada a sus páginas.

lunes, 14 de octubre de 2013

Mermelada de naranja amarga. Ana Vara de Rey

No tengo remedio, con la cantidad de libros que tengo en casa por leer el otro día fui a la biblioteca a buscar los que mi hijo necesita para este trimestre en el instituto y me vine para casa con este librito. Y uso el diminutivo porque tiene muy pocas páginas, 175 páginas, y una historia muy triste, intensa y profunda, que se desarrolla entre la actualidad y esa etapa de nuestra historia que muchos todavía no pueden olvidar y otros los más jóvenes no conocen, porque se evita a toda costa en los temarios.

Me gustan mucho los libros que mezclan la cocina, los platos y las elaboraciones con una historia, y este es uno de esos libros que hace mis delicias, aunque sinceramente me esperaba mucho más protagonismo de la parte gastronómica, y con ello no quiero decir que no tenga importancia, si no que no ha tenido la que a mi me hubiera gustado. Aún así recomiendo acercarse al libro con el estomago lleno, por aquello de evitar picar entre horas.

Me gusta la mermelada y cuando tengo tiempo me gusta recrearme ante unas tostadas, sin embargo la de naranja amarga no está entre mis favoritas, por no decir que no me gusta, pero ello no impidió que me llamase la atención el titulo y como no la portada. En ella se resume muy bien el libro, en la parte superior podemos ver el protagonismo de los aviones militares, franqueos de cartas y la cocina. En la parte de abajo encontramos las naranjas, de una variedad poco corriente, que tienen un zumo rojizo más atractivo que bueno, al menos para mi paladar, yo vivo en una zona de mucha naranja y tengo mis preferencias.

Autor@


Ana Vara de Rey (Madrid, 1960) dedicó sus estudios universitarios al Arte, las Antigüedades y la
Fotografía. Especializada en tasaciones, creó un taller de restauración y una escuela en donde estuvo impartiendo clases desde el año 1995 hasta el año 1997. En ese año sus reportajes fotográficos alcanzaron gran éxito. Un año más tarde abandona las antigüedades y se especializa en la fotografía redactando al mismo tiempo los textos de sus reportajes.
Durante casi tres años, desde 1999 a mediados del 2001 vivió en Palma de Mallorca en donde trabajó como redactora y fotógrafo para el periódico Palma Kurier, la revista Illespres de contenido cultural y Balearic, publicando en todas ellas diversos reportajes de contenido cultural y ambiental. Allí trabó amistad con algunos pintores y escultores de la isla para quien realizó diversos catálogos de sus obras y exposiciones. Política, entrevistas, decoración, gastronomía, viajes, vida social, son algunas de las áreas en las que ha trabajado con profesionalidad. Su labor como fotógrafa le ha llevado a recorrer medio mundo por los cinco continentes.

En 2001 se traslada de nuevo a Madrid como directora de la revista Hoteles y Estilo de Vogue, puesto que ocupa en la actualidad. Sus reportajes y fotos han sido publicadas en revistas de España y otros países como Alemania, Francia, Italia, etc. y en cabeceras como Hola, Nuevo Estilo, Casa y Campo, Paris Match, Vivir en el Campo, Diseño Interior, GeoSaison, Mi Casa, GQ, etc.
Vara de Rey, hija de un piloto y Teniente de la División Azul, publicó en 2011 la novela Mermelada de naranja amarga, utilizando anécdotas y relatos de su padre para complementarla.

Argumento


Patricia es una licenciada en económicas que a la muerte de su abuela recibe su libro de recetas. Marisa fue una mujer especial, enferma desde su infancia supo mantener su familia unida y tenía predilección por una de sus nietas, Patricia, con la que siempre cocinaba y le enseñaba trucos.

Embarazada y con el proyecto de montar una empresa de catering, Patricia se da cuenta que entre las hojas del recetario, hay algo más que ingredientes y elaboraciones, allí se encuentra la historia de la abuela y ella se propone escribirla, pero el proyecto se le pone cuesta arriba, no sabe muy bien como afrontarlo y necesita ayuda.

Poco a poco irá descubriendo quién fue su abuela Marisa, que secretos ocultaba, y sobre todo se encontró buceando en los primeros años del franquismo, cuando España envió a sus soldados a Rusia a combatir el comunismo al lado de Alemania.

Una novela preciosa, intensa, en la que Patricia irá reconstruyendo receta a receta el pasado de su abuela, los secretos que escondió, el amor tan intenso que profeso a su familia, la gran humanidad que destilaba y los valores que atesoraba.

Impresiones


Como os he comentado me sedujo la portada, ese aroma a cítrico que revelaba y sobre todo esas fotografías antiguas que tanto prometían. Y para ser sincera la novela me ha gustado muchísimo a pesar  de que en ciertos momentos se me ha hecho algo dura, como la vida misma, como la guerra, como las ausencias que se respiran en cada línea.

La historia se desarrolla en dos tiempos, el presente en el que Patricia lucha por escribir la historia de su abuela, mientras vive los últimos meses de su embarazo. Y el pasado en el que se movió Marisa, la verdadera protagonista de esta historia. Un pasado bastante reciente en el que hace a vuelo de pájaro un recorrido por la guerra civil española y sus carencias y por los primeros años del franquismo en los que el régimen en busca de apoyos se alinea del lado de Alemania para combatir el comunismo incipiente en Rusia.

Muchos muchachos de la División azul partieron hacía allí con la ilusión de servir a su patria, unos convencidos de lo que hacían, otros huyendo del desamor, o el desengaño, las condiciones climáticas que encontraron fueron duras, la superioridad del enemigo apabullante y los medios con los que contaban bastante escasos. Los soldados españoles venían de una guerra y eran buenos en lo que hacían, temerarios y muy bien valorados por los alemanes, muchos se dejaron la vida en el campo de batalla y otros en los campos de concentración, los héroes regresaron sanos y salvos y otros siendo una sombra de sí mismos.

Todo ello queda plasmado en esta novela a través de dos hombres que amaron a una misma mujer, uno marchó a la guerra convencido, era aviador y regresó como un héroe, el otro lo hizo huyendo de una mentira, de un desengaño amoroso, y no tuvo tanta suerte. Marisa fue esa mujer a la que ambos amaron y se sintió responsable de que Ernesto se alistará en el ejército, y toda la vida la dedicó a buscarlo cuando lo dieron por desaparecido.

Personajes


La verdadera protagonista de esta novela es Marisa, una mujer fuerte e integra como pocas, una mujer que desde pequeña ha tenido que convivir con los fuertes dolores de una pierna enferma, en una familia desestructurada en la que el padre era un vividor, la madre depresiva y las cuatro hijas estaban al cargo de la  tata, hermana de su madre.

Desde pequeña fue diferente, tenía una gran alegría que contagiaba, no tenía miedo al peligro, y fue muy independiente, a pesar de su cojera era hermosa y tenía sus pretendientes. Un error echó por tierra sus planes de boda, su novio se marchó a Rusia y a ella los remordimientos y la culpa le acuciaron de por vida.

Dado por desaparecido su prometido resolvió casarse con un aviador, y con el tuvo cuatro hijos, una vida plena, e intentó dar a su familia lo que ella no tuvo en su niñez. En torno a las recetas y la comida iba tejiendo sus recuerdos, unos dulces y otros amargos, recetas que hacía con alegría y gusto y otras plagadas de silencios. En torno a los fogones la guerra revivía, y la tristeza la embargaba, y todo ello lo vivía de primera mano su nieta, la que trasteaba con ella entre cacerolas y respetaba sus silencios al tiempo que se sumergía en los recuerdos que compartía.

La vida de Marisa es intensa, plena y feliz, una mujer que supo hacerse a sí misma, levantarse cuando las calamidades la derrumbaban, una mujer decidida, valiente, y con unos valores impresionantes, solo por conocerla merece la pena acercarse a esta novela.

Y a pesar de que esta llena de secundarios de lujo, tan bien trazados como ella misma, si no quiero desvelar parte de la trama tengo que esconderlos y dejar que los disfrutéis vosotros, si a acaso destacar a Patricia, que es quien nos cuenta la historia, la nieta que al curiosear entre las recetas se da cuenta de que junto a cada una de ellas hay un retazo de la vida de su abuela, un recorte de periódico, una poesía, una carta, y con todo ello va uniendo las piezas del puzzle, va conociendo a otras personas importantes en la vida de su abuela y sobre todo comprendiendo el porque de tantos silencios, lágrimas y tristeza y también el porque de muchas decisiones tomadas por  Marisa.

Entre bastidores


De esta historia me ha sorprendido todo, supongo que siempre se puede aprender un poco más, y poco sabía de esos valientes que lucharon en Rusia en contra del comunismo, pero lo que más me ha sorprendido poco después de terminada la novela, cuando he investigado a la autora es que el personaje del marido de Marisa está inspirado en su propio padre, que fue piloto de aviones militares y participó en la lucha. 

Y digo que me sorprendió porque era muy veraz lo que se contaba de tierras soviéticas, muy bien retratado el frío, el hambre, el miedo, la incertidumbre, los bombardeos enemigos, la superioridad numérica, pone tanta pasión en la historia que me sorprendía que fuera fruto solo de una investigación, pero contaba con una fuente de primera mano, un hombre que seguro que en más de una ocasión le ha hablado de aquellos días, de un hombre que guardó los secretos que tenía que guardar y seguro supo respetar los de los demás.

Porque aunque he preferido no hablar de los personajes, si uno esta dibujado con esmero y cariño, es el del abuelo de Patricia, el marido de Marisa, un hombre que a buen seguro es el alter ego del padre de la autora.

La editorial 


Esta novela esta editada por El Maquinista, una editorial pequeña, pero con títulos muy interesantes, quizás la que yo más conocía era sección romántica, pero ya sabéis que no me inclino mucho por este género, me ha sorprendido con esta novela y la verdad es que me iré acercando poco a poco a otros títulos que me llamen la atención.

Lástima que las editoriales pequeñas no tengan la misma visibilidad en bibliotecas, librerías  e hipermercados que otras con más calado, porque estamos perdiendo la oportunidad de conocer historias bonitas, bien contadas que llegan para quedarse en los corazones del lector.

He intentado investigar sobre esta editorial y  tan poca es la información que he conseguido que no merece la pena compartirla, pero si que me gustaría dar a conocer el sello a aquellos de vosotros que como yo solo conozca la parte romántica de la editorial.

Conclusión


No nos encontramos ante una novela de la guerra civil, o no ante una más, porque solo nos ofrece retazos para que podamos comprender la personalidad de Marisa, se centra más en esas campañas realizadas en Rusia, porque los remordimientos atormentaban a esta mujer, y ahí si se explaya, nos cuenta la forma en que atacaban tanto los españoles como los rusos y es muy descriptiva.

Pero sobre todo esta novela nos da una lección de humanidad y valores que se van perdiendo. No es lo que yo esperaba, porque la comida es una excusa para reconstruir la vida de Marisa, sin embargo puedo decir que me ha gustado muchisimo, que cada segundo que tenía libre se lo dedicaba, que ha habido momentos muy duros porque he empatizado  mucho con la verdadera protagonista de esta novela. Porque la parte del presente, es también bastante dura y se las ausencias duelen, y sin embargo Marisa da lecciones de entereza, de saber estar, de resurgir cual ave fénix.

Al final del libro encontraremos todas las recetas a las que hace mención a lo largo de la historia, con lo cual podremos enfundarnos el delantal y trastear con las cacerolas si nos apetece, sin embargo es imposible olvidar al menos en un primer momento que sensaciones unen a Marisa con cada plato. ¿Adivináis que receta es la que la define a ella?... venga no es tan difícil

Retos

25 españoles

miércoles, 9 de octubre de 2013

Olivia o la lista de los sueños posibles. Paola Calvetti

Loque me sedujo realmente de este libro fue su sinopsis, que parecía reñida con la portada algo pastelosa por no calificarla de mucho. Realmente no he entendido mucho porque eligieron esa imagen precisamente, quizás por la nieve que termina empañando el día....

Como he dicho en muchas ocasiones, Martinez Roca me tiene ganada con su colección Emocionate, todavía no he encontrado un libro de la serie que no haya hecho mis delicias, y este por supuesto no ha sido menos, sobre todo porque no es lo que parece. Y aunque es una novela más bien corta, de poco más de 250 páginas, la verdad es que a mi me ha parecido muy intensa.

Necesitaba una novela corta, de transición entre lecturas, una novela que se dejara leer sin más pretensiones y lo que he encontrado ha superado con creces mis expectativas, la novela es fácil de leer, sin embargo no por ello es facilona y tiene sus pretensiones, las de brindar un rayo de esperanza a aquellas personas que un buen día creen que su vida ha tocado fondo y no merece la pena seguir luchando, las enseña a reflexionar, a ver que hay  más vida despues de aquello que las ha hundido y que todo es posible, hasta lo que habíamos dado por remoto.

La autor@


Paola Calvetti nació en Milan en 1958, y es novelista y periodista. Trabajó en la redacción de La Republica
en Milan, de 1993 a 1997 dirigio el gabinete de prensa del Teatro La Scala y fue directora de Comunicación de Touring Club Italiano. Actualmente escribe para Corriere de la Sera y el semanal Io Donna. Ha publicado L'amore segreto, L'addio, Né con te né senza di te, Perche tu mi hai sorriso y Nosotros dos como en una novela.

Información facilitada por la editorial

Argumento:


En los días previos a la Navidad Olivia es despedida de su trabajo, completamente hundida y sintiendose una fracasada deambula por las calles bajo la  nieve y arratrando una caja con pertenencias hasta que se refugia en un estanco café. Alli entre sus paredes, al resguardo de la nieve y el frio, y servida por un camarero capaz de respetar los silencios trancurre el resto de la jornada, entre reflexiones, recuerdos, añoranzas y la insistencia de su amiga al telefono.

En otra parte de la ciudad Diego un joven abogado también vive un día especial. Su vida no ha sido fácil, se vio marcada por un suceso trágico, el mismo también nos ofrece reflexiones, aunque a mi modo de ver no tan intensas como las de Olivia.

El destino caprichoso como pocos los reune en una fiesta de Navidad que ninguno de los dos afronta con muchas ganas.

Personajes:


Los personajes centrales de esta historia son dos, ellos son los que llevan el peso de la historia  con la inestimable ayuda de secundarios de lujo, unos presentes, y otros muy ausentes pero tremendamente vividos en el corazón de nuestros protagonistas.

Olivia, es una joven que trabaja en el sector de la comunicación, concretamente en el departamento publicitario de una empresa, allí ha derrochado imaginación a raudales, pero el país se encuentra en una crisis sin precedentes y su cabeza rueda como la de muchos compañeros. De normal algo pesimista empieza a darle vueltas a la cabeza para ver de que forma puede reducir gastos y se dedica a hacer unas listas, mientras espera que su abuela a la que perdió con 5 años le de ideas y respuestas sobre que hacer. A pesar de estar abatida en todo momento busca un rayo de luz, una esperanza, no se sume en su dolor. Su abuela le enseño a amar las palabras, y le regaló una polaroid

Diego: es el otro protagonista, sufrió la perdida de su hermano siendo niño y junto a él perdió a su madre que nunca más fue la misma, necesita cerrar heridas y  mirar hacia adelante y eso es lo que se propone. Trabaja como abogado y al menos en el campo profesional le va mejor. Diego se dedica a coleccionar palabras que añade a su libreta.

Secundarios necesarios

Sarah: Es la amiga de Olivia desde el colegio, tiene un sexto sentido para saber cuando la necesita, y hoy precisamente debe intuir que algo no va muy bien porque el telefono de Olivia echa humo y el mail está colapsado. Digamos que ella es todo lo que a Olivia sin reconocerlo le gustaría ser.

Enrico: Es el amigo de Diego, al que quiere como un hermano, con el que puede contar para todo y el que le obliga a ir a la fiesta de Navidad que ha organizado su empresa.

La abuela: es el referente de Olivia, con ella pasaba la mayor parte del tiempo,  ella le enseño a amar las palabras, le dio valores, la enseñó a superarse, a reflexionar, a no rendirse jamás y a buscar medios de para salir adelante, es la gran ausente y sin embargo llena muchisimas páginas de esta novela.

Andrea: es el hermano mayor de Diego, el otro gran ausente, un muchacho inteligente, músico, que un buen día desapareció de sus vidas en trágicas circunstacias, dejando a sus padres destrozados y muertos en vida y a su hermano abandonado por cuanto nadie parecía tenerle en cuenta, a pesar de todo Diego adoraba a su hermano y muchos años después todavía sigue rindiendole homenaje.

Manuel: Es el camararero del café estanco, un estudiante de economicas nocturno que como muchos tiene que trabajar para pagar sus estudios, profesional como pocos sabe cuando brindar apoyo y gestiona los silencios como pocos.

La Polaroid:  para aquellos que no sepáis que es, que  supongo que sereis los más jóvenes, fue una cámara de fotografiar con una ranura por la que salian las fotos de forma instantanea, había que moverlas un poco, guardar en la oscuridad y esperar a que la imagen adquiriera forma. Yo tuve una, me la regalaron en la comunion y durante un tiempo la hice servir muchisimo. Fiel compañera de Olivia desde que se la regalo su abuela, con ella retrata momentos que le gusta guardar, aunque ultimamente le cuesta encontrar los recambios.

Estilo

La autora hace gala de un lenguaje sencillo, cuidado, un prosa ágil a pesar de encontrarnos ante reflexiones, en algún momento puede hacerse lento y es que no olvidemos que Olivia está pasando por un mal momento y Diego también nos ofrece reuerdos nada agradables.

El mayor peso de la historia lo llevan los capitulos narrados por Olivia en primera persona, por ese motivo esos son más intensos, podemos llegar a sentir la desesperación de esta, el sentimiento de impotencia, ese querer renacer de entre las cenizas, esa busqueda de una manifestación por parte de su abuela que para ella es tan importante. Me he sentido en muchas ocasiones identificada con la protagonista, yo un buen día también me vi sin trabajo y no soy dada a hacer listas, las hago mentalmente pero también hice como ella, ver que podía ser desterrado de mi vida, de ese modo dejé de ir a la peluquería, me tiño el pelo en casa y porque no puedo cortarmelo yo misma, empecé a comprar marcas blancas, dejé de comprar tantos libros, revistas, la ropa empecé a reutilizarla, todo lo que estaba servible volvió a mi armario, limité las salidas al máximo, las cenas en casa de los amigos se hicieron más a menudo, incluso en la mía... 

Sin embargo alternando con ellos hay unos capítulos encabezados por un simple El que hace referencia a Diego y estos están narrados en tercera persona por lo que no lo llegamos a sentir tan cercano, nos dolemos de su trágedia, de la infancia que le ha tocado vivir, pero sin embargo no podemos empatizar con él de la misma forma, posiblemente no solo se deba a como están narrados esos episodios, si no que también cuesta más ponerse en su situación, no todos la hemos vivido.

Como es decía en el BBF cuando os presenté el libro, el principio parecía no tener mucho que ver con el resto, sin embargo cuan equivocada estaba, es justo ahí donde se encuentran las claves para entender la novela, porque en el cementerio hay dos niños, una niña abrazada a una polaroid... Olivia, y un niño, Diego, que cruzan su mirada. Su vida está llena de coincidencias sin que ellos lleguen a percatarse, se cruzan en infinidad de veces sin ser conscientes de ello y tendrán que esperar mucho más para volver a cruzar sus miradas.

Impresiones


La historia no ha sido lo que esperaba, temía que fuera una novela romántica pastelosa en exceso en la que el amor tuviera un lugar primordial, y si eso es lo que esperas posiblemente el libro termine defraudandote, porque no lo vas a encontrar, y sin embargo te vas a sumergir en un mundo de reflexiones, de sensaciones, vas a adentrarte en una montaña rusa de sentimientos, tan pronto te encontrarás arriba con la protagonista como descenderás en picado cuando su ánimo decaiga.

Me ha gustado sentirme identificada con Olivia y ver como intenta buscar soluciones, y transmitir que hoy lo ve todo negro pero quizás mañana cuando la tormenta haya pasado el sol seguramente brillará y esas listas a las que es tan aficionada te hacen ver que nada es imprescindible, que se puede dar un vuelco a la vida que se lleva que siempre hay algo que se puede quitar y no hay mal que por bien no venga.

Quizás en lo que más me he sentido identificada es en ese aislamiento al que se somete, en ese no querer que su familia sufra, en demorar la charla con su amiga, porque yo también tiendo a hacer lo mismo, primero tengo que mascar yo mi dolor, tengo que interiorizarlo, comprenderlo y una vez he visto luz al final del tunel puedo volver a la sociabilidad.

Sin embargo lo que más creo que me ha ganado es esa historia de la Polaroid, el como la empresa quiebra y trabajadores que creen todavía en la maquina hacen una cooperativa para seguir fabricando las recargas, algo que desconocía porque la polaroid hace muchos años que está guardada en su caja, y no he sentido en ningún momento hasta ahora la necesidad de volver a acercarme a ella. Como curiosidad me ha parecido sublime, porque esa cámara es como un apendice de la propia Olivia.

Conclusión


Si buscas una novela romántica en este libro no encontraras grandes amores, ni grandes ni chicos, si buscas una novela ligera, quizás se te haga lenta, si buscas una novela sin pretensiones te sorprenderan las profundas reflexiones.

Pero si como a mi no te apasiona la novela romántica, quizás disfrutes de lo que te ofrece esta novela, de la forma en que esta autora ha hilvanado la vida de estos dos personajes, unas vidas que se han entrecruzado en infinidad de ocasiones sin que ellos hayan sido conscientes en ningún momento.


Dos personajes marcados por las ausencias, ambas se produjeron en el mismo tiempo dejándoles sin niñez, o sin parte de ella, a ambos los marcó como adultos, dos personajes que evolucionan a la par y que como líneas paralelas si el destino no lo impide puede que no lleguen a tocarse nunca.

¿Te apetece conocer a Olivia y a Diego? ¿Quieres ver que les depara la vida? ¿Quieres compartir sus reflexiones y recibir un rayo de esperanza para esos momentos oscuros?

No lo dudes acercate a estas líneas si has respondido afirmativamente a estas preguntas y si lo que esperas es una gran historia de amor se consciente que no la vas a encontrar.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Perdida en...



Tenía tantas ganas de leer el libro que me ocupa, que nada más lo tuve en mis manos me puse a ojearlo y ya no lo he soltado, no es una semana en la que la lectura vaya a ser la protagonista a pesar de los libros que han llegado a la estantería últimamente, novedades que quisiera coger todas al mismo tiempo y que convierten mi día a día en un castigo, porque ya no se de donde sacar el tiempo para leer, y para ser sincera el calor tan sofocante que hace en mi pueblo tampoco ayuda, si no juzgad los 36 grados de máxima que se han alcanzado a 1 de octubre, ¿pero estamos locos o qué?

En fin que si mi ciclo lector ya era caótico, sin duda ahora se ha multiplicado, porque tengo mucho por leer, pero el doble o el triple por reseñar y no encuentro la forma de hacerlo... pero todo llegará, aunque me parece que tardará algo porque esta semana trabajo y la que viene dios dirá, pero además comienzan de nuevo las fiestas patronales este fin de semana con lo cual me tendrá algo alejada del blog.

No os doy más la brasa y os presento el libro que me ocupa y que muchos de vosotros ya habéis reseñado y otros seguro que tenéis en vuestra lista de deseos.

Título: Lo que encontré bajo el sofá

Autor: Eloy Moreno

Editorial: Espasa

Nº Páginas: 314


Así comienza...


Tacto e hilo se separan y, de pronto, un globo comienza a caer hacia el cielo. Es una caída lenta pero a la vez irremediable. Irremediable no porque sea imposible atraparlo, irremediable porque nosotros, los adultos, ni siquiera lo intentamos, sólo los niños lo hacen.

Ya veis que mucho no dice este principio, sin embargo a mi me ha incitado a seguir leyendo y la verdad que de momento me está entusiasmando