lunes, 16 de diciembre de 2019

Nacida libre. Minerva Piquero

Cuando un libro llama mi atención por algún motivo me lanzo de cabeza, no miro autor, ni portada, solo sigo esa corazonada que unas veces resulta un éxito y otras me estrella contra la pura realidad, en esta ocasión acerté de lleno al seguirla, cuando desde Masa Critica de Babelio me ofrecieron el libro para reseñar.

Para los que ya tenemos unos años y peinamos canas aunque las disimulemos debajo de un tinte, Minerva Piquero es la chica del tiempo de nuestra adolescencia y juventud, después desapareció de nuestras pantallas y hasta hoy  no había vuelto a saber de ella, pero me atrajeron los personajes femeninos que se vislumbraban en la sinopsis, y quería saber como iba a resolver la ecuación que nos presentaba.

A priori no suelo leer novelas en las que se trata el tema LGTBI, pero tampoco las rehuyo, si caen en mis manos bienvenidas sean, sobre todo si tocan el tema con la elegancia y valentía que se hace en esta novela, que es un grito de libertad, un golpe en la mesa, un basta ya, que le da coraje a nuestras protagonistas para luchar por lo que desean.

La autora:

Minerva Piquero, nació en Agosto, México, en 1967. Licenciada en Periodismo en la Arizona State University (USA). En los años 90 se dio a conocer en televisión como la chica del tiempo, dedicándose veinte años a presentar, dirigir , escribir y producir programas de televisión. En 2002 fundó su propia agencia de comunicación corporativa, y desde 2012 es directora de Comunicación y  Relaciones Publicas en una agencia de medios multinacional. Vive en Madrid con sus dos hijos. Nacida Libre es su primera novela.


Sinopsis:

Cora necesita reinventarse para salir del pozo en el que se ve inmersa tras la inesperada ruptura con el amor de su vida. El sexo se convertirá en el rito de iniciación hacia su nueva identidad, un mundo desconocido donde experimentar, reencontrarse y perdonar.

Valentina llega a España huyendo de un oscuro secreto y un pasado traumático; necesita renacer para encontrar su sitio en el mundo. La vida no es fácil para una joven transexual extranjera.

Las dos protagonistas de Nacida Libre, aún siendo de dos mundos tan distintos y alejados, coinciden en un momento crucial para ambas en el que deben recorrer un camino de autoconocimento dejando atrás la traición y la venganza.

Las circunstancias en las que es encuentran hacen que crezca entre ellas una profunda amistad y la fuerza necesaria para entender que a pesar de todo, ellas nacieron libres.

Mis impresiones:

Minerva Piquero ha escrito una novela imprescindible para nuestros días, una historia de mujeres, pero si me lo permitís no solo para mujeres. Una historia tan cercana como palpable, porque nuestras protagonistas podrían ser cualquiera de nosotras, de nuestras vecinas, compañeras de trabajo, mujeres heridas, rotas que se tienen que reinventar, autoconocer, amarse tal y como son, y a través de ello llegar a redimirse.

La autora nos plantea la historia de dos mujeres, muy distintas entre sí, pero iguales en lo esencial, se sienten perdidas, traicionadas, tienen que recomponer su mundo y encontrar su lugar en él. Cada una tiene una peculiaridad distinta y ambas nos van contando su historia en primera persona en capítulos alternos, hasta que en un momento dado sus vidas confluyen y se ayudan la una a la otra a salir del pozo en el que se había convertido su vida. Y esa es la grandeza de esta historia. 

Tenemos dos narradoras fuertes, luchadoras, y la autora acierta al mantener la voz narrativa de cada una de ellas porque proceden de países distintos pero también tienen distinta formación, aunque ambas podrían pertenecer en su infancia a una clase acomodada. Cada una tiene su propio bagaje y sus propias vivencias, y ello es lo que ha conformado a las mujeres que son hoy.

A los otros personajes tanto femeninos como masculinos los veremos a través de los ojos de nuestras protagonistas, hay dos mujeres que son absolutamente necesarias para que la trama fluya, Rita, y Susana, la primera arrasa como un vendaval, más cerca de los sesenta que de los cincuenta se ha bebido la vida a grandes tragos, la ha disfrutado, se ha hecho a sí misma, se ha equivocado, ha caído y se ha levantado tantas veces que ni lo recuerda, pero es feliz y coge de la mano a Cora sobre todo para que aprenda a desinhibirse, a quererse a si misma y a creerse que es libre para hacer lo que quiera y con quien quiera. Susana tan necesaria ella, es un personaje que queda más en un segundo plano a pesar de ser más que necesaria, es la única que parece estar centrada con su pareja.

Y los masculinos podrían ser un mero accesorio, pero no me parece que lo sean, Manuel es el ex marido de Cora, es quién pone su mundo patas arriba cuando le revela el secreto que lleva tantos años guardando y ya no puede esconder por más tiempo. A Cora la deja sin ese apoyo que siempre ha sido él, sin su marido, compañero y amigo, y le hace cuestionarse tantas cosas que la deja hundida, y llena de odio y rencor. Manuel le duele. Conforme avanza la novela veremos como evoluciona la relación de ambos al tiempo que Cora aprende a vivir por ella misma. 

Oscar es ese punto de rebeldía de Cora, ese puntito gamberro de experimentación, un hombre de usar y tirar, aunque quede feo decirlo, tenían una relación basada en el aquí te pillo aquí te mato y mañana ni me acuerdo. Pablo es la nueva ilusión de la Cora renacida, de la que se ha encontrado así misma, ha aprendido a quererse y a empoderarse. Posiblemente de todos ellos el único importante en esta trama es Manuel.

La historia de Valentina es dura, con una infancia terrible y el único apoyo de nana Sara, una mujer entrañable que siempre supo ver a la mujer atrapada en un cuerpo de hombre y le dio fuerzas para volar. Me ha enternecido el recuerdo que de ella tiene Valentina, la imagen que nos transmite a los lectores. Minerva no nos ha ahorrado ninguna de las vilezas por las que tuvo que pasar Rubén como sus padres lo bautizaron, algunas revuelven las tripas y nos demuestran que a este mundo le queda todavía mucho que avanzar en cuanto a tolerancia. Valentina adopta el nombre de su bisabuela cuya historia os animo a conocer en las páginas de este libro.

La prosa de la autora es sencilla, directa, llamando a las cosas por su nombre, rompiendo tabúes porque después de tantos años las mujeres seguimos sin ser libres para experimentar, para vivir nuestra sexualidad de forma plena, y ahí es donde entra en acción Rita que regenta un sex shop, para demostrar que nosotras también podemos hacer lo que nos propongamos, que podemos vivir de forma plena nuestra sexualidad sin miedo al que dirán que lo único que hace es cortarnos las alas.

Por otro lado nos abre los ojos a la realidad trans, se mete en la piel de Valentina, pero también en la de Carla su compañera de piso, nos muestra las dificultades que viven, lo difícil que es abrirse camino, encontrar un trabajo, poder vivir dignamente de él. Los trámites para conseguir un cambio de nombre en la documentación, y como no el proceso médico para que el cuerpo deje de ser la cárcel del alma. 

Una novela que nos hace reflexionar que nos abre las miras a una realidad que no nos es cómoda, a la que es más fácil ignorar, pero que está presente en nuestras calles, en nuestros trabajos y en nuestras aulas. Si queremos hacer de este mundo un sitio mejor, no podemos cerrar los ojos a una realidad que supone un infierno para muchas personas. Pero al mismo tiempo al ser Valentina, mexicana nos muestra un mundo que podemos desconocer. Nuestra protagonista tiene doble nacionalidad, su padre era español, a pesar de ello la tratan como extranjera, vive muestras de xenofobia.

Muchos son los palos que toca esta novela, se trata de una novela feminista, en la que encontramos mujeres Cis, mujeres Trans, mujeres Hetero, cada una con sus peculiaridades pero iguales en lo esencial, son libres para ser quienes quieran ser, para amar a quien quieran, para volar. Es un grito de libertad que no me cansaré de recomendar, porque nos saca de nuestra zona de confort para que abramos nuestra mirada a realidades que están a nuestro alrededor.

Conclusión:

Si alguien pensaba que el movimiento feminista es solo una moda, puede ir olvidándose, ha llegado para quedarse, para empoderar a la mujer y darle su lugar en el mundo, pero no para ponerla sobre nadie, si acaso al lado del otro sexo, no nos equivoquemos.

Con un lenguaje sencillo y derribando tabúes Minerva Piquero nos presenta a dos mujeres tan distintas entre sí como iguales en lo importante. Y eso es lo que deberíamos ver los que las vemos desde fuera. Un acierto a mi modo de ver el mantener el vocabuliario de Valentina, expresiones propias de su tierra que la hace más humana, más real, hasta el punto de traspasar en ocasiones el papel.

Si me tengo que quedar con algún personaje, no sería ninguna de las dos protagonistas, me quedaría con la personalidad arrolladora de Rita, con esa humanidad desbordante, con esa desinteresada ayuda que presta a las chicas, que son como parte de su familia, porque si algo nos enseña también esta novela es que hay lazos que unen más que la sangre.

No me queda más que recomendaros la lectura de esta preciosa historia que os removerá como poco


lunes, 2 de diciembre de 2019

La Cadena. Adrian Mckinty

Hay libros que te llaman la atención sin saber demasiado bien porque, o igual miento porque la sinopsis es un reclamo sin parangón, pero vengo comprobando en los últimos años que las novelas americanas no me acaban de gustar, no me las creo, incluso me llegan a aburrir y se me eternizan en la mesilla de noche. 

Cuando leí que se desarrollaba en Estados Unidos sentí un especie de amor odio por la novela, temía que terminara resultándome tan cargante como otras que había leído, y en ese caso no me siento capaz de hacer una reseña en condiciones porque no se muy bien si falla el libro, o falla mi gusto. Pero fue más fuerte la atracción que la repulsión, y no me arrepiento de haber apostado por ella porque el marketing era muy fuerte y podía generar mucho ruido y pocas nueces. En mi caso el ruido y las nueces han estado equilibrados.

Puede que la nacionalidad del autor de esta novela, irlandés, sea suficiente para que no me haya decepcionado, o sumergido en esa especie de irrealidad, aunque otros lectores me han dicho que quizás lo que me pasa es que no acabo de entender la sociedad, cultura y costumbres americanas, todo es posible y como no se de donde viene ese desapego seguiré apostando por aquello que me atraiga a riesgo de darme un buen costalazo.

Os recomiendo acometer esta lectura cuando tengáis tiempo por delante porque se pega a las manos, sobre todo la primera parte que tiene un ritmo tan rápido que a veces te corta la respiración, mi empatía con la protagonista fue tal que llegué a sufrir ansiedad y tuve que cerrar el libro. Por suerte en la segunda parte ese desenfreno para un poquito para analizar el origen de la cadena para retomar casi al final el ritmo endiablado que al menos a mi me ha afectado anímicamente por meterme en la piel de Rachel, si es que eso es posible.

El autor:

Adrian McKinty nació y creció en Belfast durante los conflictos de los años setenta y ochenta. Su padre era ingeniero naval y su madre secretaria.
Asistió a la universidad de Oxford con una beca para cursar estudios de Filosofía antes de trasladarse a Estados Unidos para convertirse en profesor de lengua en un instituto.
Sus novelas han recibido varios galardones, entre los que destacan el Edgar Award, el Ned Kelly Award, el Anthony Award y el Barry Award, y han sido traducidas a más de veinte lenguas. Es colaborador y crítico literario de The Sidney Morning Herald, The Irish Times y The Guardian.
En 2017 al no poder vivir de la literatura abandonó la escritura y se dedico a conducir su propio coche para Uber y a ser camarero. Don Wislow (el Poder del perro) le pasó varios de sus libros a su editor y este le encargó un thriller.
Así nace La cadena la novela que le ha reportado al autor la solvencia para vivir de la literatura, está en vías de publicación en 40 países y sera llevada a la pantalla por Paramounth Pictures
Actualmente, vive en Nueva York con su mujer y sus dos hijos.
Sinopsis:
Como una mañana cualquiera, Rachel deja a su hija en la parada del autobús. Pero una llamada de un número desconocido lo cambia todo: una mujer le informa que tiene a Kylie secuestrada y que, si quiere verla de nuevo, deberá seguir sus instrucciones al pie de la letra: primero, pagar un rescate; segundo, secuestrar a otro niño. Quien llama es también una madre cuyo hijo ha sido secuestrado, y si Rachel no cumple con las reglas, el niño morirá, y su hija también.
Rachel ya forma parte de La Cadena, un mecanismo que convierte a padres de familia en víctimas y a su vez en criminales, y que está haciendo a alguien muy rico en el proceso. Ella es una mujer corriente, pero en pocas horas los acontecimientos la llevarán hasta límites impensables y la obligarán a hacer algo terrible.

Los creadores de La Cadena saben que unos padres harán todo lo que está en sus manos por sus hijos. Pero no contaban con cruzarse en el camino de una mujer decidida, valiente y superviviente como Rachel. Porque, si alguien puede romperla, ésa es ella.

Mis impresiones:

Abordar esta lectura es entrar en un gran dilema moral, en una lucha del bien contra el mal, del deseo contra la obligación, es llevar al límite el aguante humano y la constatación de que dentro de cualquier persona hay un criminal latente que llevado a situaciones extremas saldrá a la luz. El motor que mueve  la cadena no es el dinero, si no el Amor, sea del género que sea, filial, de pareja, fraternal... Y de esa vulnerabilidad se vale para obligar a personas aparentemente normales a ser en  primer lugar victimas, para convertirse en verdugos y supervivientes.

La culpa planea por toda la novela, la de los padres cuyos hijos desaparecen, la de aquellos que se ven abocados a causar a otros el mismo daño que ellos están sufriendo para salvar a su hijo, y la de los que saben que nunca estarán a salvo porque la cadena en cualquier momento les puede reclamar que vuelvan a entrar en escena. Esa culpa o remordimiento es la que les hace avanzar, sacar fuerza de donde no sabían que ni las tenían, en todo momento son las mujeres las que sacan la fortaleza, mueven los hilos, logran superar los retos y los personajes masculinos se ven más débiles y a punto de hacer naufragar las operaciones.

En la primera parte el ritmo es frenético, acompañamos a Rachel en esa lucha contrarreloj para cumplir con las exigencias de la organización, cada paso que da le aleja más de la mujer que era hasta ese momento y la convierte en otra que no reconoce y ni siquiera pretende reconocer, su hija esta por encima de cualquier cosa. Como cualquier persona se pregunta porque ella, que ni siquiera es valiente, ni tiene dinero, y su salud es frágil tras haber pasado por un cáncer que parece haber vuelto a adueñarse de su cuerpo.

Asistimos a la transformación de Rachel en apenas cuatro días, los capítulos comienzan con el día y la hora , el secuestro de Kylie dura del jueves al sábado, pero la adrenalina continua porque Rachel mantiene secuestrada a su victima, una victima que no es la que ella había elegido en un primer momento pero que de forma colateral presionada por la cadena tuvo que asumir porque el tiempo se agotaba. La primera parte transcurre en tan solo cinco días, en los que tiempo parece que vuele, que se escurra, en ese tiempo nuestra protagonista no vive, sobrevive, con los nervios a flor de piel, destrozados, pendiente del teléfono que le traiga noticias de su hija, pero también por si recibe nuevas instrucciones, parece que un ser diabólico se esté divirtiendo con ella, su angustia, su miedo.

Los capítulos en la primera parte son cortos, algunos podríamos decir que son muy cortos, siempre con ese gancho que te obliga a seguir leyendo para ver que le deparara el paso de las horas a Rachel, a su hija, pero también al resto de familias que están en la misma ecuación. Asistimos también al cautiverio de Kilye, la vemos caer y levantarse, poner su mente a trabajar, darse cuenta de que no tiene escapatoria, de que sabe manipular porque lo intenta con el eslabón débil de ese trozo de cadena, me dio pena ese padrasto, las conversaciones con su rehén me enternecieron, entendí porque ahí la que tenía el alma endurecida era ella y comprendí que era capaz de todo por salvar a su hijo, como también Rachel comprendió que a pesar de todo haría cualquier cosa por su hija, por reprobable que fuera, y llegar a esa conclusión a su lado es doloroso, porque te hace ponerte en sus zapatos, reflexionar de que serías tu capaz en su situación, para darte cuenta de que serias igual de dura, fría e inflexible que ellas.

En la segunda parte el ritmo se sosiega, aunque no por ello deja de avanzar la trama, nos presenta los orígenes de ese juego macabro que está enriqueciendo a unos pocos a costa del dolor y la criminalización de gente aparentemente normal y comenzamos de muy atrás, una infancia nada convencional, que podría perfectamente explicar la frialdad y la falta de empatía de los cerebros de esta locura que mantiene unida a un montón de familias que no tienen nada en común, ni se parecen en nada.

Esos capítulos se alternan con la vida de Rachel tras haber pasado por esa experiencia traumática y las secuelas que arrastra Kilye, todo aparentemente normal, se alternan capítulos cortos con otros más largos y llega un momento en que el lector avezado va uniendo cabos, va haciendo sus suposiciones y quizás porque he leído unos cuantos, en un momento dado adiviné quien era el cerebro del juego, y también intuí que la cosa se iba a poner fea, o muy fea.

Porque La Cadena no te permite hacer vida normal, no deja que olvides tu pesadilla, siempre está ahí al acecho, tu familia sigue en peligro, nunca estarás a salvo si no logras romperla, si no terminas con ella. Rachel no sabe como solucionar los problemas que arrastra su hija, no lo pueden hablar ni siquiera con un psicólogo. 

En un momento dado el autor vuelve a recuperar el formato del día y de la hora, se avecina de nuevo la vorágine, el lector lo intuye, no sabe muy bien de que manera, pero sabe que Rachel va a ser decisiva, y tanto que lo es, pero vas a tener que sumergirte entre las páginas de este libro, vas a tener que sufrir con la protagonista, vas a tener que plantearte sus mismos dilemas, vas a tener que ponerle freno a tu propia ansiedad, al menos yo tuve que hacerlo hacia los capítulos finales cuando todo se precipita.

La novela comienza fuerte y no da tregua, en la segunda parte sienta las bases del nacimiento de La Cadena y nos muestra quien está detrás, comenzando desde su infancia, a pesar de eso no se hace largo, ni pesado, al menos a mi no se me ha hecho, me interesaba saber que era y quien la había creado y cual era el propósito de tan diabólico engendro. Reconozco que mi curiosidad queda saciada. 

No me parece una historia previsible a pesar de que en un momento dado adivino quien está detrás y el golpe de gracia que da el autor me queda desvelado antes de tiempo, quizás por ese motivo también se me disparó la adrenalina por saber si iba a ser capaz de darle un final digno a una historia que me había tenido en vilo hasta ese momento. Y en mi opinión el final es muy cinematográfico, grandioso, muy americano, de esos que me suelen chirriar y malograrme una novela y sin embargo en esta ocasión me encaja a la perfección, todos los engranajes perfectamente engrasados están en su sitio y la trama avanza perfectamente  como la maquinaria de un reloj suizo.

Llama la atención que el escritor haya sabido meterse en la piel de una mujer con una fortaleza tan espectacular y una determinación a prueba de erosión, aunque realmente todas sus mujeres tienen esas características, no se permiten flaquear en ningún momento. Y es quizás más significativo que la parte más débil de cada eslabón siempre sea el personaje masculino, siempre se sienten sobrepasados, siempre al limite de meter la pata y generar una reacción negativa por parte de la cúpula de la diabólica entidad. Y si me apuras llama la atención las secuelas que arrastra Kilye con la determinación y la entereza que demuestra durante su secuestro, pero es que recibe un golpe muy duro, pero si he picado tu curiosidad habrás de leer la novela.

Sin embargo, todo tiene su explicación, unas veces el autor lo pone a la vista, otras va sembrando pistas para que entendamos todos los pasos que se van dando, , no hay puntada sin hilo, ni siquiera cuando baja el ritmo e introduce el germen de ese malvado juego, es la forma de preparar ese final tan apoteósico, tan de película, tan visual, tan descarnado.

Conclusión:

La cadena me ha sorprendido tanto por la trama, como por la estructura de la novela, como por los personajes femeninos tan bien dibujados que nos presenta el autor. Ha mostrado mucha pericia a la hora de meterse en la piel de una mujer, de dibujar las reacciones de varias de ellas, aunque la protagonista principal es Rachel.

La propia idea de una organización tan macabra ya es un plus, pero conocer los orígenes de esta que pretendían sus creadores y hasta donde están dispuestos a llegar a mi me ha interesado tanto como esa vorágine de la primera parte.

La cadena es un thriller que pasa en un suspiro, te tiene el alma en vilo y si logras meterte en la piel de la protagonista y calzar sus zapatos se pasa un mal rato, al menos yo lo pasé.

No me queda más que recomendarte esta novela si eres amante del thriller seguro que después estarás menos tranquila cada vez que tus hijos salgan por la puerta.


domingo, 27 de octubre de 2019

No hay luz bajo la nieve. Jordi Llobregat

Conocí a este autor gracias al boca oreja, ese potente promocionador que es algo así como poco ruído y muchas nueces. Me gusta escuchar a las personas cuando hablan de libros, tanto si lo hacen con entusiasmo, como si lo hacen con reservas, y si he leído el libro en cuestión me gusta participar de la tertulia, lo he echado durante mucho tiempo de menos. 

Mi tiempo se reduce exponencialmente en la medida que voy cumpliendo años y creciendo mis hijos, aunque me habían prometido que sería al contrario, supongo que llegará el día en que se cumpla el dicho, pero mientras tanto elegir bien las lecturas es importante para gestionar ese poco tiempo del que dispongo. Cuando personas cuyo criterio para mí es más que válido recomendaban de forma entusiasta El secreto de Vesalio, tardé poco en hacerme con un ejemplar de la novela, y en contribuir yo misma a ese boca oreja que a mí me había ayudado a descubrir a un escritor al que había que seguir la pista.

Jordi se ha hecho de rogar, o más bien su segunda novela, pero todo el tiempo esperado ha valido la pena porque se ha superado con esta nueva historia, que en nada se parece a su antecesora, pero mantiene al lector pegado a sus páginas durante toda la lectura.

Como muchos sabréis participo en el Club de lectura Cosas&Musas de Nules, hace un par de años o tres porque el tiempo vuela, tuvimos la suerte de tener a Jordi a nuestra merced para someterlo al tercer grado, no debió desagradarle la experiencia porque vuelve el próximo 8 de noviembre para que hablemos largo y tendido de No hay luz bajo la nieve.

Pero basta de chachara y nos metemos ya en harina.

El autor:

Jordi Llobregat (Valencia, 1971) soñó con ser escritor a la edad de doce años tras ver la película Le magnifique, con Jean-Paul Belmondo y Jacqueline Bisset. Ha escrito numerosos relatos publicados en varias antologías, es el autor de la novela El secreto de Vesalio (Destino, 2015), traducida a diecinueve idiomas y vendida a más de cuarenta países. Es creador y director de Valencia Negra, festival internacional de género negro, codirector del festival Torrent Histórica y del ciclo de encuentros culturales XATS en la Fundación Bancaja. Escribe la columna cultural Atasco en la mesita de noche en el diario Las Provincias y colabora con varios medios especializados. Pertenece al grupo literario El cuaderno rojo.

Lo podéis encontrar en las redes en:

jordillobregat.com
nohayluzbajolanieve.com
Twitter: @jordillobregat
Instagram: @jordi.llobregat
Facebook: JordiLlobregat.autor

La sinopsis:

En un lugar olvidado, una montaña guarda un antiguo secreto. Cuando el silencio de la nieve no sea suficiente para esconderlo, las muertes ya no se detendrán.

Un hombre desnudo y maniatado, con los párpados cosidos con un alambre, ha sido encontrado sumergido en las aguas heladas de una piscina, durante las obras de la estación de esquí Vall de Beau en el Pirineo: la infraestructura más emblemática de la candidatura hispano-francesa para los próximos Juegos Olímpicos de Invierno.
La subinspectora de homicidios Álex Serra y el teniente de policía francés Jean Cassel serán los encargados de la investigación. Después de un tiempo apartada del cuerpo por un grave incidente en el que Serra disparó a un compañero, sus superiores la envían a las montañas a investigar el caso. Serra creció en un pequeño pueblo de la zona, al otro lado del valle. Nadie como ella conoce aquel lugar.
Con su regreso, se reencuentra con todo aquello que creía haber dejado atrás: una montaña inmisericorde, un entorno opresivo dominado por los secretos y los recuerdos de un pasado que todavía no ha superado. Ahora, además, un asesino inteligente e implacable la pondrá a prueba.
Este será solo el primero de una serie de crímenes que tienen que ver con una historia oculta durante décadas. Solo quien la conozca podrá resolver el caso y dar con el misterioso criminal.
Mientras tanto, la tormenta de nieve más devastadora de los últimos veinte años está a punto de desencadenarse.
Mis impresiones:

No sabría explicar muy bien a que se debe el éxito de esta novela, o sobre que bases se sustenta este, porque son varias y muy diversas, a la vez que heterogéneas, pero todas ellas unidas componen una historia de la que no saldrás indemne y tardarás en olvidar. Voy a ir desgranando poco a poco los que para mí son los pilares de esta novela, no precisamente en el orden en el que los voy a enumerar, pero como por algún sitio hay que empezar ¿qué tal si lo hacemos por la ambientación?

Si la anterior novela la ambientaba en la Barcelona de finales del s. XIX, en esta ocasión elige un pueblo situado en la Vall Tova, Meranges de tan sólo  noventa y ocho habitantes, situado en valle catalán de la Cerdanya  y colindante con Francia. No es que Jordi se prodigue en descripciones que son más bien escasas, pero con la narración sabe crear ese ambiente de misterio, de quietud de la montaña, si me apuras incluso de opresión, ese silencio que se produce cuando nieva, incluso cuando la nieve es virgen y no se ha compactado, la oscuridad. Y para acabar de aportar ese ambiente incluso claustrofóbico tenemos un elemento sobrenatural que ejerce de nexo de conexión entre las tramas e incluso entre los personajes, que no voy a nombrar porque considero importantísimo descubrirlo a lo largo de la lectura e ir atando cabos.

Otro de esos pilares es la propia estructura de la novela, formada por 88 capítulos cortos, de una gran intensidad y siete partes con unos títulos muy reveladores que vas a tener que descubrir internándote en sus páginas, porque nada es baladí en ella y el autor va dejándonos pistas que si leemos con atención vamos uniendo hasta llegar a un todo que nos deja con la boca abierta y con ganas de más de mucho más. Es una historia para leer atentamente, no la recomiendo para lugares en los que las distracciones abunden para disfrutarla en toda su intensidad

Nos encontramos con una estructura compleja, con distintos planos espacio/temporales, historias sin conexión aparente que nos descolocan en algún momento , una gran diversidad de personajes con ricos matices, incluso los que aparecen poco y para acabar de rematar un diario escrito en primera persona por una niña judía que escapa de los nazis tras perder a toda su familia. El resto de la novela está narrado por un narrador omnisciente que nos va dando una visión general de la historia y nos va a hacer ir un paso por delante de la subinspectora Serra. 

El lector tiene ante sí un rompecabezas, a medida que avanzan las tramas y subtramas si hemos estado atentos a las pistas que va sembrando el autor todo encaja con la precisión de la maquinaria de un reloj suizo, para regocijo de quien va pasando las páginas del libro. Jordi Llobregat no da puntada sin hilo, no saca conejos de la chistera, todo está a la vista y el lector avezado puede disfrutar del juego que le plantea el autor, porque se trata de eso,  de jugar, de componer nuestras propias hipótesis para ver una vez tras otra lo equivocados que estábamos, porque no supe ver hasta el final quién estaba detrás de esa macabra y a la vez inteligente venganza.

Otro pilar es la multitud de temas que desfilan en esta novela en la que se incluyen hechos históricos y mucha ficción, sin olvidar ese elemento sobrenatural. Quienes me conocen saben que lo sobrenatural me desagrada, intento no abordar novelas en las que de antemano sé que tienen ese componente, pero encaja en la narración de forma tan natural que no me ha molestado en absoluto, incluso me hacía esperarlo con ansia.

Los hechos históricos que relata son el paso de los judios por la frontera francesa hacia España para después coger un barco que los llevaría  a Ámerica, un total de  15000 cruzaron los Pirineos pero no todos llegaron a su destino, en esta novela se da una posible explicación que pone los pelo como escarpias. Cuando leo me gusta aprender cosas nuevas, encontrarme como hechos de nuestra historia remota o reciente que desconozca, No hay luz bajo la nieve habla de las antiguas Colonias Textiles, no es la primera vez que me cruzo con este tema este año, pero entre las dos novelas me he hecho una composición bastante exacta  de lo que significaron para el patrón y también para los trabajadores.

Un enclave alejado de las ciudades, en el que vivían y trabajaban, en ese mismo reducido espacio tenían tiendas, iglesia, escuela, dispensario médico,  una casa donde vivir, todo ello supervisado por el patrón que tenía que dar su consentimiento para los matrimonios. Se podía trabajar en la fábrica, o servir en la mansión de los señores, y cada trabajo tenía su estatus, pero también en ocasiones se era la comidilla de la comunidad. Un negocio redondo para el patrón que pagaba el sueldo que estimaba oportuno y al mismo tiempo se aseguraba que parte de lo que ganaban los trabajadores volviera a sus manos.

Un último elemento histórico que desconocía es la línea de búnqueres  P, una barrera defensiva pirenaica que nunca tuvo que utilizarse, pero que en esta novela da mucho juego, introduciendo una línea de misterio más, por cuanto en uno de ellos sucederá algo que marcará a nuestra protagonista, convirtiéndola en un personaje peculiar.

En cuanto a los temas encontramos una investigación policial enrevesada, secretos familiares, traumas infantiles que se siguen arrastrando en la madurez, un gran sentimiento de culpa, una venganza planificada con gran inteligencia, mucha violencia, metaliteratura ya que la Divina Comedia de Dante tiene un peso importante, historias antiguas en forma de diario en primera persona que nos conmueve, una gran historia de amor, desencuentros familiares, traiciones.

Los elementos son múltiples y muy variados, no falta de nada en esta historia, una familia adinerada con mucho que esconder, una antigua colonia textil cuya existencia no consta, una heredera con una enfermedad rara "porfiria eritropoyética", tremendamente inteligente, empática, que ha sabido salir adelante sin apenas salir de las cuatro paredes de su mansión, que se encuentra en estado ruinoso por fuera y en total oscuridad en su interior. Un monasterio, un prior pedófilo, secretos guardados que ponen los pelos como escarpias. Y con tantos elementos esta novela hará las delicias de múltiples lectores porque se adentra en muchos géneros, es un thriller porque los asesinatos se suceden en poco tiempo, gustará también a los amantes de la novela histórica por esos hechos reales que ficciona, es romántica por esa gran historia de amor que esconde.

La Divina comedia y sus siete pecados capitales como eje de una venganza meticulosamente planificada, sembrada de pistas para mantener a la policía despistada, como eje central de la investigación una vieja fotografía, todos los que aparecen en ella serán asesinados uno a uno porque encarnan la envidia, la ira, la lujuria, la soberbia, la gula y la avaricia y la pereza, si no ellos sus descendientes. Si digo que vi venir el final mentiría, Jordi me tuvo engañada toda la novela, el final me cayó como un jarro de agua fría, ojo, no porque no esté a la altura, si no por lo inesperado.

Y me queda abordar una última cuestión, los personajes, múltiples y cada uno de ellos cumple su función, muy bien perfilados, todos y cada uno de ellos necesarios, y a pesar de ello el lector no se pierde en ningún momento. Un acierto el perfil de la subinspectora Serra, una mujer muy preparada, la mejor de su comisaría, pero tremendamente inestable, arrastra un trauma de la infancia, lo que ella cree un abandono familiar, que soporta ataques de pánico, por ese motivo se convierte en una bomba de relojería. Una mujer que sufre visiones en las escenas del crimen, que no puede comentar con nadie porque dudarían de su cordura, aunque ella misma lo hace constantemente.

Comienza la novela suspendida de empleo y sueldo por haber disparado por la espalda a un compañero en medio de un ataque de pánico, pero al conocer la zona de los crímenes por haber pasado allí su infancia se convertirá en la mejor baza para investigarlos. Trabaja mejor en solitario, sin embargo aceptará como compañero a un francés, Jean Cassel, entre ambos se tejerá una especie de relación cordial y confidente. Pero tampoco aquí es oro todo lo que reluce para consternación de una persona con una pétrea coraza  y también para la del lector que ya ve dibujarse la trama un poco más.

Si alguién merecería una mención a parte sería Beatrice Dalmau, un personaje creado con mimo, con gran multitud de matices, una dama a la que la luz del sol perjudica, una mujer inteligente, muy sociable a pesar de los pocos momentos en que puede hacerlo. Aprehender este personaje es un reto para el lector, la iremos conociendo por lo que el narrador omnisciente nos cuenta, por las descripciones que hace el autor, por los diálogos en los que es protagonista y a través de los ojos del médico que la trata desde niña. Me ha subyugado la enfermedad que padece, como la afronta, su sentido del humor, la aparente resignación con la que sobrelleva su enfermedad, porque ya se sabe que con dinero todos es más fácil.

Muchos más son los personajes que aparecen y todos ellos están trabajados con el mismo cuidado, explicando su presente y su pasado porque como ya he dicho no hay puntada sin hilo en esta novela y todo esta pensando para que al final las piezas encajen y creen un puzzle bello, sorprendente que hará las delicias del lector que se adentre en sus páginas.

Sólo espero que Jordi Llobregat ya esté pensando en su próxima novela, que no nos haga esperar cuatro años de nuevo, y si ello sucede nos sorprenda como lo ha hecho en esta ocasión.

Conclusión:

No hay luz bajo la nieve es una novela ambiciosa, con un estructura compleja que en algún momento puede descolocar al lector, con multitud de temas candentes y actuales que quien se adentre en sus páginas podrá descubrir ruborizándose en ocasiones. La envidia, la ira, la lujuria, la soberbia, la gula, la avaricia y la pereza, los siete pecados capitales, como eje de una venganza en que la Divina comedia de Dante tiene gran  importancia. 

Una venganza que ancla sus raíces en el pasado, en una vieja fotografía y en un diario que el lector irá descubriendo poco a poco y atando cabos. El pasado siempre vuelve y si no que se lo digan a la subinspectora Serra a quién volver al pueblo de su infancia no le está haciendo ningún bien.

Solo me queda recomendaros este thriller, porque te guste el género que te guste encontrarás en el elementos suficientes para que te enganche y disfrutes. Y ten paciencia con la estructura de la novela, esta pensada para no dárselo todo mascado al lector, para que juegue con el autor, con los personajes, para que teja y desteja teorías y para que se sorprenda con una final que está a la altura de toda esa obra de ingeniería literaria que el autor ha levantado con este NOVELON, sí en mayúsculas.
¿Y tú lo has leído? ¿Me cuentas que te ha parecido?


domingo, 13 de octubre de 2019

La sospecha de Sofía. Paloma Sanchez Garnica

He de confesar que tras un verano atípico en el que el tiempo ha brillado por su ausencia, en el que acercarme a un libro a veces ha sido una odisea y ya no digo acercarme a un ordenador por ocio, o a mi propio blog, constancia queda sobrada en esta casa que voy levantando día a día conforme voy pudiendo; que me alegra volver, aunque no se con que regularidad, con mis impresiones sobre una novela que me ha removido por dentro, que me ha hecho pensar, reflexionar, aprender y sobre todo ser más tolerante con algunos arquetipos que me causaban rechazo.

Paloma Sánchez-Garnica es una escritora con oficio que afirma que no escribe novela histórica, si no ficción histórica, sin embargo, sabe elegir bien la época en la que ambienta sus novelas, capta la esencia y nos la transmite sin que se note el ingente trabajo de documentación que hay detrás. En esta novela se ha salido de su zona de confort, en las anteriores ha ambientado la mayoría de las veces en la historia más o menos de reciente de España y situado las tramas en Madrid y alrededores. La ciudad donde vive y que tan bien conoce.  Ahora nos traslada a un París convulso en plena lucha de los estudiantes por sus derechos, a través de su pluma somos capaces de vivir mayo del 68 como si estuviéramos a pie de calle, en las barricadas, recibiendo golpes y corriendo delante de los gendarmes. Pero también nos trasladaremos a Berlin, a la extinta RDA, con su régimen comunista que no deja de ser otra dictadura que rompe los sueños y las ansias de volar de la gente, con un muro insalvable y con una servidumbre y mansedumbre que no todos son capaces de soportar.

Posiblemente esta sea la novela más ambiciosa de Paloma Sánchez-Garnica, en la que más se ha salido de su zona de confort, porque al cambio de localizaciones se une también que la novela deja de ser solamente histórica o con tintes históricos para asumir pinceladas de misterio, de intriga y suspense, de la mano de la Stasi y la KGB, con unos giros que sorprenden al lector y  un final a la altura de todo el libro.

No me extraña que vaya ya por la séptima edición, porque realmente lo merece. Por si tenéis una edición anterior a la tercera, la novela tiene una banda sonora que le regaló su hijo, Javier de Jorge, me dio mucha rabia descubrirla al final porque me hubiera gustado  escucharla a la par que avanzaba en la trama. Así que por una vez no está de más empezar por los agradecimientos para tener una experiencia completa.

Y ahora sí, nos metemos en harina que hay mucho de lo que hablar, muchos palos que tocar, pero sin destripar nada, porque hay que descubrir cada cosa a su tiempo.

La autora:

Paloma Sánchez-Garnica nace en Madrid en1962 es licenciada en Derecho y Geografía e Historia. Autora de El gran arcano (2006) y La brisa de Oriente (2009), su novela El alma de las piedras (2010) tuvo un gran éxito entre los lectores. Las tres heridas (2012) y, sobre todo, La sonata del silencio, de la que se hizo una adaptación para una serie en TVE, supusieron su consagración entre la crítica y los lectores como una escritora de gran personalidad literaria. Con Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido, de la que se publicaron cinco ediciones y que se ha traducido para todos los países de habla anglosajona, obtuvo el Premio de Novela Fernando Lara 2016.

Sinopsis:

En una Europa dividida por un muro insalvable, dos hombres y una mujer buscan desesperadamente su destino.

La anodina vida de Sofía y Daniel cambia radicalmente cuando él recibe una carta anónima en la que se le dice que Sagrario, a la que venera, no es su verdadera madre y que si quiere conocer la verdad de su origen debe ir a París esa misma noche. Intrigado, pregunta a su padre por esta cuestión y él le recomienda que lo deje pasar, que no remueva el pasado. Sin embargo, hay preguntas que necesitan una respuesta y esta búsqueda desencadenará una sucesión de terribles acontecimientos y encuentros inesperados de infortunado desenlace que trastocará su vida y la de su mujer, Sofía, para siempre. Madrid, París y su mayo del 68, el muro de Berlín, la Stasi y la KGB, los servicios de contraespionaje en la España tardofranquista y tres personajes en busca de su identidad son las claves de esta fantástica novela con el inconfundible sello de Paloma Sánchez-Garnica.




Mis impresiones:

Hace ya unos tres años si no recuerdo mal porque el tiempo pasa muy deprisa y hay ocasiones en las que no somos conscientes, juraría que fue con motivo de La sonata del silencio,  asistí a una charla literaria que tenía como protagonista a Paloma Sánchez-Garnica, autora que descubrí con Las tres heridas. Armada de una libreta y un bolígrafo me disponía a pasar una tarde memorable y no es que no la pasara, si no que me cautivó tanto con todo lo que contó, que  no fui capaz de tomar ni una sola nota, aunque sus palabras una semana después todavía resonaban en mi cabeza. 

No he dejado de leer ninguna de sus novelas posteriores constatando que la autora tiene un don para plasmar escenas costumbristas, para dar relieve al detalle más nimio y otorgarle una cotidianeidad que abruma, refleja tan bien los usos y costumbres de la época en la que ambienta que el lector se adentra en la trama como si compartiera espacio y tiempo con unos personajes a la vez tan bien perfilados que llegas a sentirlos de carne y hueso.

Unas novelas me han gustado más que otras, unos personajes me han calado más que otros, sin embargo, he de reconocer que con La sospecha de Sofia se ha superado, se ha salido de lo meramente histórico para atreverse con el suspense y la intriga, un elemento que si no se maneja con cuidado puede dar al traste con cualquier novela y que Paloma ha sabido dosificar de forma acertada creando al lector angustia, empatizando con Sofia en unas ocasiones, y en otras con Daniel y la suerte que ambos corren por ir en pos de una verdad que más valdría no haber conocido.

No diría yo que Paloma Sanchez-Garnica se haya atrevido con la novela negra, ni con el thriller como he leído en alguna parte, pero sí que ha introducido una trama de espionaje y contraespionaje con mucho acierto, de forma que el lector siempre va un paso por delante de los propios protagonistas y ello le obliga a leer con avidez, y le provoca una contradicción, necesita que la novela avance para saber que suerte corre cada cual, y al mismo tiempo no quiere que llegue el final.

La novela se desarrolla desde 1968 a 1989 en tres países diferentes, y con realidades totalmente distintas, en el Madrid del tardofranquismo, con una dictadura ya en declive pero que sigue cortando las alas a las mujeres, en París y su famoso mayo del 68, que enfoca con un realismo tal que me vi corriendo por las calles de la ciudad del la luz de la mano de Sofía y Monique, y el Berlin del muro, en el que la Stasi imponía la ley del miedo y las  represalias a cualquiera que pretendiera abandonar la cárcel en la que se había convertido el país. Y si no fuera suficiente con la Stasi, la KGB también solicita colaboración, que es más una obligación que otra cosa.

Si hay una parte que me ha conmocionado, ha sido la ambientada en Berlin, pocas novelas he leído ambientadas en ese periodo del muro y que lo cuente con la crudeza que lo hace Paloma, sueños truncados, familias rotas, jóvenes anulados y obligados a ser como borregos y a agradecer al régimen el tener un trabajo digno, unos estudios, un coche o incluso una vivienda; a pensar en la clave establecida si no se quiere terminar en una prisión, torturado, o con una vida  peor que una cárcel. Betina y Klaus me llegaron al alma, porque el levantamiento del muro les pillo por sorpresa y les trajo muchas desgracias. No he sido capaz de aborrecer a Klaus a pesar de todo lo que ha hecho, quizás como Hanna veía al hombre atormentado por la culpa, un hombre que lo perdió todo por el camino, incluso la dignidad y no quería perder esa porción de libertad que le ofreció la Stasi.

Betina es un personaje tan humano, tan rebelde, tan soñador, tan duro en algunos momentos, una joven con los pies en el suelo y las manos levantadas para tocar el cielo. En un primer momento no me cayó bien, pero luego reflexioné sobre el flashback anterior a 1961 y pude descubrir el producto de toda una serie de maltratos y torturas por un único delito, querer ser libre.

Pero si la historia ambientada en la RDA es la que más me ha conmocionado, la que más me ha hecho reflexionar ha sido la que se desarrolla en París, con unas calles tomadas por los estudiantes y los obreros. Las conversaciones entre Sofia y Monique hicieron mis delicias, me obligaron a cerrar el libro para pensar. Pero no contenta con ello me vi corriendo por las calles de la ciudad, esquivando golpes de los gendarmes, buscando un portal en el que esconderme para que no me llevaran presa. Pasear por las calles de la ciudad de la luz con dos mujeres tan distintas, una con una mente científica y analítica y otra con una mente más abstracta y humanística ha sido un verdadero placer. Yo como Sofía también olvidé el motivo que le había llevado a esa mágica ciudad en la que los disturbios iban en aumento. Monique fue una gran anfitriona capaz de explicar a una foránea y por lo tanto a los lectores la razón de ser de ese mayo del 68.

Y ya por último volvemos a casa, a Madrid, donde el franquismo está dando sus últimos coletazos, donde el contraespionaje tiene un peso importantísimo en ese pretendido neutralismo de Francisco Franco. El papel de la mujer en esa época siempre consigue revolverme el estómago, se que es lo que hay, que la historia no se puede cambiar y que es necesario conocerla para no repetirla. Pero es que las mujeres que Paloma Sanchez-Gárnica propone como protagonistas de sus novelas no son las típicas de la época, y sin embargo, no son luchadoras, se pliegan a los dictados de la época. Sofía es una mujer con estudios, una mente brillante que un día decidió contraer matrimonio sin renunciar a sus sueños, su marido le prometió a ella y a su padre que podría hacer el doctorado y dedicarse a la investigación científica, sin embargo, ese momento nunca llega, las niñas son pequeñas, se ha de ocupar de ellas, de la casa y de él. En realidad teme que ella lo eclipse porque sabe que es mucho más inteligente que él, y ella va acatando los deseos del marido y languideciendo en una vida anodina y con un marido cada vez más distante. Y yo he echado de menos un golpe en la mesa y el reivindicar el derecho a desarrollarse laboralmente e intelectualmente.

Si Sofía es el arquetipo que no hay forma que entienda, la cruz sería su amiga Carmen, así es como yo entiendo que debería haberse comportado Sofía, aunque Carmen es soltera y no se pliega a los dictados de ningún hombre y mantiene ese libertad como un tesoro, a pesar de no tener tanta formación como Sofía. Esa misma forma de actuar o al menos de luchar me hubiera gustado ver en la protagonista de La sonata del silencio, aunque igual eso significaba cambiar la Historia, pero en mujeres de mundo y de ciencia esa sumisión me subleva.

Una carta anónima viene a truncar la vida y la rutina de ese matrimonio, a conectar todas las tramas, y los tres países. En cada uno de ellos nos encontramos un elenco de personajes cuidado, con matices, luces y sombras, y descubrí que, a pesar de estar más avanzado, en Francia la mujer también tenía sus limitaciones, no tan potentes como en España pero tampoco tenía plena libertad.

Hay un personaje que me ha sorprendido por encima de todos los demás, y esa es la madre de Daniel Sandoval, Sagrario, una mujer por la que llegué a tener animadversión, de carácter débil, manejando la vida de su hijo a su antojo, y que en cuanto puede se muestra como todo lo contrario, y eso ya lo intuye Sofia. En la época se requería de una mujer que fuera buena madre y esposa, y ese papel lo juega a la perfección tanto Sagrario como Adela la madre de Sofia, las dos mujeres que le afean que quiera ser algo más en su vida.

Todos los personajes excepto uno son seres castrados, personas anuladas por otras, o por el régimen en el que viven, unos son conscientes de ello y otros no llegan a serlo nunca, o lo son cuando les arrebatan lo que más quieren. Una novela coral, en la que el peso no está en la ambientación, si no en los personajes protagonistas y en los secundarios, angeles y demonios en un mismo cuerpo. La autora los lleva al extremo, los pone en situaciones límite y evolucionan conforme los acontecimientos se van sucediendo, unas veces se condenan y otras se redimen.

Solo un personaje no es un ángel caído, o una persona con los sueños rotos, Romualdo Sandoval, en la cima de su carrera laboral y de la vida social, es el único personaje al que nadie pide explicaciones, es el reflejo del régimen, un colaborador necesario. Tan fuerte es su personalidad que lleva el despacho de abogados con mano de hierro, tiene sometidos a sus trabajadores, a su hijo, a su mujer y a su propia nuera a la que apenas presta atención. El rey de la partida de ajedrez, el único personaje al que la autora no ha redimido ni el lector podrá hacerlo tampoco.

Podría seguir contando las bondades de esta novela, pero vale la pena adentrarse entre sus páginas, dejarse llevar por la trama, conocer a sus personajes, su presente y su pasado, ir un paso por delante de Sofia en esa búsqueda de respuestas, enfadarte con ella y darle la mano cuando lo necesita, y deleitarte con la banda sonora que Javier de Jorge ha compuesto para esta historia, valen la pena cada de una de las seiscientas y pico páginas que se disfrutan, se reflexionan y se quedan durante mucho tiempo en la memoria.

Conclusiones:

Paloma Sánchez-Garnica nos presenta una novela que recorre Europa en busca de una verdad que igual no merecía la pena descubrir y que dinamita la vida de sus personajes. Unos personajes que son el eje de esta historia, el pilar sobre el que se desarrolla esta trama, angeles y demonios en un mismo cuerpo, luces y sombras, porque nadie es bueno y malo en sí mismo si no que las circunstancias que a cada uno le toca vivir y las decisiones que toma les convierten en una u otra cosa.

Con una prosa cuidada, cuasi poética y unos diálogos inteligentes la autora nos lleva a reflexionar sobre temas candentes de la época en la que ambienta, alguno de ellos extrapolables a nuestros días porque todo es cíclico y no todos los temas se resuelven.

Solo me queda recomendaros la que quizás sea la novela más ambiciosa de Paloma por esa trama de espías que introduce y esa intriga que tan bien dosifica, una historia que necesitas que avance y al mismo tiempo te da pena terminar.

lunes, 22 de julio de 2019

Los señores del humo. Claudio Cerdan

Claudio Cerdán lleva años como maestro indiscutible de la novela negra, lugar que ha peleado novela a novela ganándose el respeto de escritores del género, críticos y lectores por igual. Sin embargo, llevo los últimos años en una vorágine de estudio, trabajo y cursos de promoción profesional que reducen mi tiempo de ocio a la mínima esencia, por lo que mi lista de deseables es mucho más larga que la de leídos, en casa se acumulan todas esas novelas que un día compré con mucho entusiasmo y que todavía no he podido sacar de la estantería.

Entre las que me hacen ojitos cada vez que tengo que elegir nueva lectura, hay alguna de Claudio Cerdán, por ello decidí aprovechar la oportunidad que me brindaba #SoyYincanera, leer la última novela del autor y la sinopsis prometía, los autores de novela negra la recomendaban y ya solo faltaba que no me desmoronara ante el grosor del ejemplar, inversamente proporcional a mi tiempo lector.

Y sí, ya se que estamos en verano, y que el calor invita a quedarse en casa leyendo, pero mi turno de trabajo es de tarde y la mañana da para pocas alegrías en forma de palabras e historias. Los fines de semana al final se hacen cortos para tanto disfrute pendiente y las novelas se amontonan en las estanterías sin leer año tras año.

Pero volvamos a la novela que nos ocupa, tras el impacto del tamaño de la novela, llegó otro peor, la contundencia, Claudio Cerdán viene a hacer una denuncia social y no le tiembla el pulso, no busca ser políticamente correcto, más bien parece un bisturí, aséptico, hurgando en nuestras miserias para provocarnos, para que la lectura por momentos deje de ser cómoda y nos obligue a reflexionar.

Una obra de ficción que es dolorosamente creíble, en la que hasta los pasajes más exagerados son verosímiles, en la que sus personajes principales son llevados una y otra vez al límite y no siempre saldrán bien parados y eso para disfrute del lector que se siente montado en una montaña rusa en la que no hay ningún descanso hasta que llega el punto final y la historia termina dejándolo un poco huérfano y en mi caso desnortada, como a los propios personajes, porque ninguno sale indemne del caso, y afirmaría que tampoco lo hace el lector.

El Autor:

CLAUDIO CERDÁN (Yecla, 1981), es un escritor de novela negra español. Con su primera obra, El país de los ciegos, ganó en 2012 el Premio Novelpol a la Mejor Novela Negra del año. Con ese libro (relanzado en edición digital por Arroba Books en 2014) fue además finalista del XIII Premio Lengua de Trapo y del Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón. Un año después vio la luz un nuevo título, Cien años de perdón (Versátil Ediciones, 2013), un thriller que quedó finalista de los Premios LeeMisterio.com 2013 como Mejor Novela y en el II Premio de Novela Pata Negra que otorga la Universidad de Salamanca. Además fue recomendado por El País como una de las mejores novelas negras de 2013. Le siguió Un mundo peor (Versátil Ediciones, 2014), una nueva incursión en el género policíaco que ganó el I Premio Ciudad de Santa Cruz a la Mejor Novela Negra de 2014. Además, fue finalista del II Premio Valencia Negra y del III Premio Pata Negra. A continuación publicó La revolución secreta (Alrevés Editorial, 2014), una mezcla de novela histórica, detectivesca y de terror ambientada en los últimos años de la Revolución Rusa, editada también en Sudamérica. Después llegó Sangre fría (Dolmen Editorial, 2015) una historia de criminales y supervivencia no exenta de humor. A continuación apareció El club de los mejores (Ediciones B, septiembre de 2016), publicada en varios países simultáneamente. Firmada bajo el seudónimo de Arthur Gunn, se trata de una adictiva novela de intriga que ya ha sido comparada con Mystic River de Dennis Lehane y El cuerpo, de Stephen King. En 2017 publicó La última palabra de Juan Elías (Ediciones B, 2017), continuación de la exitosa serie de televisión Sé quién eres, emitida por Mediaset, HBO, BBC4 y vendida a media docena de países. La acogida de este libro fue tan entusiasta que llegó a situarse entre los más vendidos de Amazon, Fnac, Corte Inglés y Casa del Libro.
   
Nunca mires atrás (Menoscuarto Ediciones, febrero de 2018)  es la cuarta entrega de la detective Sonia Ruiz, serie iniciada por Lorenzo Silva y Andreu Martín entre otros reconocidos autores.


Con anterioridad, Cerdán había publicado dos títulos de género fantástico (El Dios de los Mutilados y Cicatrices), y en 2012 publicó en Francia La casa de chocolate, una inquietante novela aún inédita en español.
Como escritor de novela negra ha participado en varias antologías. Además, ha escrito guiones, dirigido cortometrajes y dibujado cómics, entre otras actividades.
Sus libros se han publicado en España, Argentina, México y Francia, entre otros países. En la actualidad reside en Suecia.

Sinopsis:

Claudio Cerdán nos conduce a través de una historia turbia, oscura y fascinante, en la que todo empieza a cobrar un significado distinto cuando, tras el impacto de las primeras páginas, un asesino en serie empieza a decapitar a sus víctimas por las calles de Madrid.


En una ciudad corrupta e inmisericorde, tres vidas perdidas chocan en su caza al asesino. Paco Faura, policía retirado que trabaja como detective sin licencia, sospecha que todo podría estar relacionado con un caso que no pudo esclarecer treinta años atrás. Mientras tanto, CJ -un antiguo mercenario- piensa que el culpable es un viejo compañero de armas. Y Aldo, un proxeneta que tuvo que huir de México cuando los narcos pusieron precio a su cabeza, perderá la cordura al creer que el pasado vuelve para vengarse.

Mis Impresiones:

Me gusta la novela negra, y eso no es ningún secreto para los asiduos a este blog, porque si bien no es lo único que leo, también es cierto no los reseño todos por falta de tiempo y la mayoría de las opiniones versan sobre este género. Pero también es cierto que por ese motivo, por haberme perdido entre tantas historias una es capaz de ver cuando tiene ante sí una novela interesante, cuando llega un soplo de aire fresco tan necesario para airear a autores y lectores por igual. Y hago esta afirmación sin haberme perdido en ninguna otra obra del autor, al que tengo por contundente, implacable, certero.

Lo primero que llama la atención en esta novela es su tamaño, más de quinientas páginas, y teniendo en cuenta que en este mundo en ocasiones prima cuantas novelas lees y reseñas, embarcarte en una lectura de estas dimensiones asusta y no poquito, en mi caso porque la novela se eterniza en mis manos y te da la sensación que un año más no vas a poder leer todo lo que quieres. Pero cuando comienzas a leer y te golpea con esas frases tan duras, empieza a darte un poco igual el tiempo que vas a estar con la novela, solo deseas que no termine, y al mismo tiempo estas ansiosa por saber hacia donde te va a llevar la historia y cual va a ser el desenlace hacia tanta locura contagiosa, que amenaza la propia cordura del lector, que no sabe muy bien si buscar un psicólogo o un psiquiatra, si es el más cuerdo entre los locos o el más loco entre los cuerdos. 



 Claudio Cerdán ambienta su novela en Madrid, en los años de mayor auge de la crisis económica, cuando la ciudad busca convertirse de nuevo en  sede de los juegos olímpicos con aquel discurso de su alcaldesa que nos quitó la respiración a más de uno, y que todavía corre por ahí alguna frase como mofa. Una época en la que todos los días saltaba a la prensa algún caso de corrupción política, en la  que los españoles fuimos perdiendo poco a poco la confianza en unos señores que parecía que hacían la leyes a medida de los que a golpe de talonario podían engrosar sus fortunas particulares, y todo ello quedaba tan lejos del interés del ciudadano que sonroja.

En ese escenario, muy bien dibujado por cierto, tanto que en ocasiones te dan ganas de gritar, los que tenemos ya algunos años recordamos que en Alcorcón se proyectó un ambicioso Eurovegas que venía a traer prosperidad a nuestro país, a crear un montón de puestos de trabajo, turismo y un sinfín más de bondades, obviando que todo ello era de segunda o tercera categoría y que seguramente traería más miseria que riqueza, porque la primera se repartiría en muchas manos y la segunda quedaría concentrada en unas pocas.


Los entramados de la corrupción quedan al descubierto y nadie parece indemne al poder de Don Dinero que es quién gobierna la vida de los personajes de esta novela. Desde el principio el dueño de Eurovegas y su hijo me han dado nauseas, cada uno por una causa distinta, el padre por lo manipulador, corrupto y amoral, el hijo por lo débil, casquivano, incompetente, vividor, tantos y tantos adjetivos peyorativos. Pero soy consciente que la culpa de que me caiga tan mal la tiene CJ y su visión del vástago Levi.

El autor ha demostrado además de ser ambicioso, tener muchas tablas en el oficio, solo así podía crear tres personajes tan dispares, tan interesantes, hasta el punto que cada uno de ellos podría haber protagonizado su propia historia. Aún así decide colocarlos a todos ellos en una misma novela y tan antagonistas son entre sí que el reto es hacerlos confluir, que no choquen entre ellos y se difuminen unos a otros.

Lo primero no lo consigue, los personajes chocan entre ellos, crean conflictos, se dan de bruces con una realidad que no les es favorable, pero si consigue que cada uno de ellos tenga interés por si mismo, que ninguno quede eclipsado por el otro, que el lector no sepa muy bien cual le resulta más interesante

Las frases más descarnadas de Cerdán te ponen los pelos de punta, la visión que tienen de España los Levi duele, e imagino que como el autor vive en el extranjero parte de esa forma de ver nuestro país la habrá recopilado del exterior. Los españoles somos duros con nuestra piel de toro, pero nos duele que ciertas cosas se pongan en boca de foráneos, algo así como la vapuleo porque es mía, pero solo yo puedo hacerlo. Me he visto asintiendo tantas veces, enfadándome tantas otras, sonriendo las más, porque a pesar de la dureza que destila esta novela, también la atraviesa una fina ironía, que si pones los cinco sentidos en lo que lees te levanta más de una sonrisa, algunas de reconocimiento.

Creo que el mayor acierto de esta novela está en sus tres personajes principales, tres personas que nada tienen en común y a las que un hecho unirá, cada cual para exorcitar sus fantasmas personales, crearan un trío un tanto dispar que en ocasiones nos desesperara, porque todos tienen más sombras que luces, todos obedecen al poder de Don Dinero y desde el primero al último son seres de moralidad muy dudosa a los que al menos yo cogí mucho cariño y terminé redimiéndolos.


Paco Faura, es el único autóctono, un policía al que un inoportuno infarto retiró del servicio activo, y se gana la vida como detective privado sin licencia, otro  más en la literatura, y así se encarga Claudio Cerdán de hacérnoslo ver en una multitud de guiños metaliterarios. Nuestro protagonista necesita el dinero para limpiar su conciencia, para procurarle los mejores cuidados a una esposa en coma a la que no tiene el valor de visitar, mientras investiga quién ha sido el culpable de tal atrocidad. Para ello no duda en estar en nómina de un político corrupto e investigar como fastidiar la vida de más de una persona, aunque se da cuenta de que sus días como investigador privado tienen fecha de caducidad, porque el corazón no parece querer seguirle el ritmo. La aparición de un cráneo en el solar donde se va a edificar Eurovegas levanta sus sospechas y lo conecta con un caso no resolvió en su carrera profesional.


Aldo Vargas: Mejicano, llega a España huyendo del cartel de Sinaloa que ha puesto precio a su cabeza por la pérdida de un cargamento de droga. A su llegada a nuestro país delinque, y pasa una buena temporada en el trullo donde coincide con un mafioso ruso, que a su salida lo contrata como proxeneta. Pero Aldo comete un error, compra un ordenador y trasteando por la red encuentra algo que le afecta a su cordura y lo convierte en un yonqui que pierde la noción del tiempo, del espacio y sobre todo la conciencia de lo que es real y de lo que es ficticio. Y no es el único error que comete, creyéndose enamorado se enfrenta a su jefe, y se fuga con la mujer a la que cree amar. Por segunda vez se convierte en fugitivo. La decapitación de su novia lo enloquece hasta el punto de llegar a creer que el pasado vuelve para ajustarle las cuentas, y se convierte en una bomba de relojería que en cualquier momento puede estallar.


CJ: Ex marine, fue capturado en Afganistan y torturado durante días, semanas y meses, siempre con la espada de Damocles pendiendo de su cuello. Fue rescatado y tras un reseteado en manos de un terapeuta se convierte en un mercenario a las órdenes de Harrelson Levi quien lo contrata en Macao para la seguridad de sus casinos. Americano de origen dominicano es trasladado a España por sus conocimientos del idioma y allí se reencuentra con el pasado, con un compañero de secuestro, solo que el secreto que ambos guardan nos puede poner el vello de punta. Cuando Madrid comienza a sembrarse de cuerpos sin cabeza, cree saber quien esta detrás de esos asesinatos y comienza a buscar a un fantasma. Pero la tierra parece habérselo tragado.


Esos asesinatos en serie son el punto de confluencia de estos tres protagonistas, cada uno con sus fantasmas en el armario, cada uno con las sombras que oscurecen sus vidas. Cada uno con su interés particular por resolver el caso y juega las cartas de una forma que no siempre beneficia al otro, de ahí que ellos choquen, que se produzcan conflictos, que en todo momento en la novela esté pasando algo.


Otro acierto a mi modo de ver es que al autor no buscar ser políticamente correcto cada personaje se expresa como lo haría en su día a día, la novela está llena de diálogos que le otorgan una gran agilidad, a través de su forma de hablar podemos descubrir mucho más de ellos que con cientos de descripciones y además de una forma más amena.


El estilo del autor es cortante, directo, exento de florituras, no le hacen ninguna falta para lo que quiere contar. Los capítulos son cortos, dando al lector la sensación de querer más, mucho más, y se lo va concediendo capítulo a capítulo, avance a avance. Y todo eso sin eclipsar a ninguno de sus personajes estrella, a los que unas veces amas y otras aborreces, a los que unas veces comprendes y otras no eres capaz.


Si me tuviera que quedar con un personaje este sería sin ningún tipo de duda CJ con su moralidad victoriana, con unos principios muy suyos que no siempre logras entender, y con los que unas veces estás de acuerdo y otras completamente en contra. El no querer someterse a quién le paga y mantener esos principios intactos no le va a hacer ningún bien y al lector nos deja en estado de shock, porque no esperas eso, y sobre todo no lo deseas, aunque entiendes que es un broche de lo más adecuado, que el autor no lo ha podido bordar mejor, quién tienta a su suerte termina encontrándola.


Además del tema de la corrupción, hay otro tema en la novela que viene de la mano de la Mafia rusa y como no de Aldo, o podríamos decir dos, que van íntimamente ligados. La prostitución, la mayoría en manos de mafiosos rusos, como se mueve, como se trata a las chicas, el miedo que estas tienen, como las drogas son su único consuelo para no ser conscientes de su situación. Y la lacra del juego no le va a la zaga, esa la podemos ver en Macao donde la corrupción de sus autoridades no es menor que en España, pero claro esa es otra historia que igual Claudio Cerdán tiene a bien contárnosla en otro momento, o igual no.

Si algo salta a la vista, aunque esté más que bien escondido, es el ingente trabajo de documentación y hemeroteca que ha realizado el autor, una labor tan bien mimetizada en la historia que puede pasarnos desapercibida, sobre todo a los hemos vivido la época y hemos tirado de memoria. Me gusta el estilo del autor, me gusta la historia que ha contado, me he enamorado de unos personajes que son unos cabrones con pintas a los que es mejor tener lejos. Me ha enfadado la excesiva suerte de Aldo, parece tener un ángel que vela porque siga cometiendo maldades, con la cabeza ida, y sin tener conciencia del bien y del mal, o a veces teniendo demasiada conciencia de ello y no importándole quien cargue con las consecuencias de sus actos.

A pesar de lo mucho que me ha gustado la novela, de lo mucho que hay escondido entre sus líneas, no se si es una novela para todos los públicos, para los lectores de novela negra tengo claro que los va a hacer fibrilar, para los que no gusten del género o tengan el estomago delicado le van a encontrar más defectos que virtudes.

Conclusión:

Claudio Cerdán se ha marcado una novela espectacular, en la que ha sido capaz de crear tres personajes de infarto que han sido capaces de brillar durante toda la historia con luz propia, a la vez de chocar entre sí tantas veces que han creado conflictos que han tenido que solucionar en pos de un beneficio común, encontrar al asesino que esta sembrando el pánico en las calles de Madrid.

Los temas que toca la novela como denuncia social son todos muy candentes y me atrevería a decir que de rabiosa actualidad, porque si bien hoy no se proyecta un macrocasino en España las salas de juego están inundando nuestros pueblos y ciudades, con unas leyes muy laxas que los beneficia y perjudica a aquel que desesperado lo ve como una solución a sus problemas, creándose uno mayor. La trata de blanca en manos de la mafia rusa, resucita cada cierto tiempo, no es un tema zanjado ni mucho menos. La corrupción política es ya un tema asiduo de los informativos, parece que ahora suenan con menos fuerza, pero escándalos ha habido y seguirá seguramente habiendo en un futuro, porque todo el mundo tiene su precio y poderoso caballero es Don Dinero.

Te recomiendo esta novela si eres amante del género negro, seguro que la disfrutas, no lo tengo tan claro si no es muy de tu gusto  novela negra, porque está lo es y mucho, te remueve la conciencia, te pone en ocasiones el vello de punta y amenaza con volar tu cordura línea a línea, párrafo a párrafo.

Claudio Cerdán es un autor a tener en cuenta en el panorama del noir, le deseo mucho éxito con esta novela y prometo sumergirme en alguna otra en cuento vaya despejando los pendientes más urgentes.