Mostrando entradas con la etiqueta Alreves. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alreves. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de octubre de 2021

La Ilustrísima. Marta Prieto

La Ilustrísima llegó a mis manos por pura casualidad, muy recomendada, con una pasión desmedida y en un momento en que mi tiempo de ocio cotiza a un precio desorbitado. Y siendo la tónica de los últimos años, cada vez me cuesta más encontrar tiempo para disfrutar de este vicio, que no se si será sano, pero ocupa espacio en mis estanterías y hace que se me lleven los demonios cuando algo me apetece mucho.

En septiembre conocí a Mercedes Castro, asistí a la presentación de Pastores del mal, de Félix García Hernán, y me cautivó su espontaneidad, su alegría, su simpatía y don de gentes, pero sobre todo su pasión por la literatura en general y por los autores que edita en particular.

En el transcurso de una conversación en la que me sentí como si nos conociéramos de años insistió tanto en que había que leerla sí o sí, que no tuve ninguna duda de que la leería más pronto que tarde. Además tenía como trasfondo un hecho real, posiblemente con muchas licencias porque para ello era ficción, pero me apetecía adentrarme en ella. Y por si fuera poco, venía avalada por el sello Alrevés, y eso  cualquier lector, de novela negra, sabe que es una garantía.

No es fácil sacar tiempo, cuando ya lo arañas del sueño para estudiar, pero un poquito más no se nota mas que en las bolsas de debajo de los ojos, y más de una noche me han quitado el libro de encima de la cara, porque Morfeo me ha abrazado tan fuerte que no he podido soltarlo a tiempo y apagar la luz de la mesita. Y mira que es complicado en una novela de esta índole que te empuja a la reflexión y te coloca delante de un espejo que a veces incomoda.

Marta Prieto ha conseguido que siga las andanzas de todos y cada uno de sus personajes, porque ninguno de ellos es plano, ninguno de ellos te resulta indiferente, unos te atraen, otros te repelen, y a otros los compadeces. En su recorrido por la crónica política y social de una ciudad de provincias, que bien podría ser la que trabajo, he podido recordar los tejemanejes de los políticos, la lucha de egos, las traiciones y las palmaditas en la espalda que durante unos años  viví como algo habitual en mi día a día, y lo había olvidado. La administración pública no era la misma, pero semejante.

La autora:

Marta Prieto nació y vive en León, donde se licenció en Derecho. Ávida lectora desde la infancia,
ejerció la abogacía y trabajó en la Administración Pública. Actualmente se dedica por entero a su verdadera vocación, la literatura. Lleva años escribiendo, contando historias que no han salido del cajón y de las que solo ha disfrutado su circulo más cercano. Ya trabaja en un nuevo libro a la vez que revisa antiguos textos por si tuvieran cabida en el mercado editorial. Hasta ahora el cuento y los relatos delirantes han sido su campo de trabajo. La ilustrísima es su primera novela.

La podéis encontrar en 

Instagram: @marta.prieto10


Sinopsis:

El 12 de mayo de 2014 la ciudad se estremeció: el cadáver de la presidenta de la Diputación yacía sobre la pasarela que cruzaba todos los lunes de camino a la sede de su partido.

De inmediato, una sábana de rumores y especulaciones cubrió su cadáver. ¿Cuál, de sus muchos enemigos, podría tener más motivos para asesinarla? La Ilustrísima era una mujer odiada y temida. Polémica, ambiciosa, sin pelos en la lengua, acaparadora de cargos, obsesionada por conocer los secretos de toda y la ciudad y perseguida por la prensa, que comenzaba a husmear en sus amaños y componendas.

El morbo correrá desbocado por las calles lluviosas de una ciudad con ojos y veneno en cada esquina, en cada ventana, descubriendo una trama de odio, celos enfermizos y secretos tejida durante años. Un relato coral, apasionante e irónico que nos habla de corrupción, de poder y de como se acepta, o no, cuando quien lo ostenta es una mujer.

La Ilustrísima es una una novela apabullante, descarnada y certera. Marta Prieto, con una prosa casi naturalista, ha urdido un relato social por momentos hilarante, otros brutal, que es también el relato de una ciudad de provincias en la que parece, solo parece, que nunca pasa nada.

Mis impresiones:

La Ilustrísima me ha devuelto a mi juventud por varios motivos, primero porque al estar estar basado en un un hecho real, ficcionado, te impulsa a buscar información sobre él, y ello sin darme cuenta me llevó a mis tiempos de universitaria, en los que no existía internet, y había que echar mano de hemeroteca, esos santuarios llenos de periódicos, polvo, y en los que con pericia y mucha memoria podías encontrar casi todo lo que buscaras con la inestimable ayuda de la persona encargada de custodiarla.

Que fácil  y cómodo es tenerlo todo en un clic, y que un enlace te lleve a otro. Sigo constatando después de tantos años que la lengua no tiene hueso, que los políticos subestiman el poder de la palabra dicha y publicada, que  en un momento dado se les puede volver en su contra. Durante algún tiempo trabajé en una administración pública, y muchas de las triquiñuelas que la autora nos desvela aquí de la clase política las pude vivir en primera persona, una época que creía olvidada y que volvió con toda la fuerza del mundo. Oposiciones amañadas, o hechas a medida, puestos creados ex profeso, contratos adjudicados de forma dudosa, obras sin sentido. Puñales que vuelan en público y en privado, personal que se ve en medio de las rencillas de los grupos políticos o incluso entre miembros de un mismo partido.

No siendo nada nuevo para mi, que solo he tenido que volver atrás en el tiempo, eso si, mas de veinte años, hay momentos en que la prosa de la autora me ha sorprendido, y el dejà vu, se ha convertido en un momento de reflexión, en una mirada hacia dentro y hacia el pasado, es como si en lugar de estar sentada en el salón de casa, con el libro sobre el regazo, me encontrara en una cafetería compartiendo un café o algo mas fuerte con la autora, y ambas nos estuviéramos haciendo confidencias. Porque la prosa de Marta es muy natural, sencilla en su complejidad, con una fina ironía y en ocasiones salpicada con fino sarcasmo. Esos toques de humor que tan bien maneja la autora sirven para diluir tanto veneno como destilan algunos personajes, la maldad de otros y para condimentar la bondad de otros que se ven arrastrados por la vorágine que unos y otros siembran en sus vidas.

En mis tiempos de estudiante me hubiera gustado encontrarme una crónica político social tan bien aderezada como la que he encontrado en La Ilustrísima, me he tenido que recordar muchas veces que posiblemente haya más de ficción que de realidad, pero bien podría pasar por una novela costumbrista, porque no siendo el fiel reflejo de lo que pasó, si lo es de una realidad con la que nos hemos topado durante años y que llegamos a normalizar, yo la primera, aunque lo veía muy injusto, pero a fuerza de verlo a diario, ya deja de doler, deja de provocarte ningún sentimiento, ni de rechazo ni de agrado.

Además de su brillante forma de narrar, los capítulos cortos y titulados a modo de resumen de lo que podemos encontrar en ellos, y que personaje va a ser el protagonista, ayudan a darle agilidad a la trama.  Desde el principio sabemos el desenlace, la Presidenta de la Diputación ha sido asesinada, pero una mujer tan controvertida y odiada, tenía  muchos enemigos, y estos muchos motivos para deshacerse de ella, por lo que lo importante de esta novela no es el qué, sino el quién y sobre todo el porqué. Y eso es lo que capítulo a capítulo hace magistralmente Marta Prieto, con la ayuda de unos personajes que en ocasiones traspasan el papel, se hacen de carne y hueso, los zarandearías, les dirías cuatro cositas bien dichas, hay algunos a los que intentarías quitarles al venda y a otros la prepotencia.

Pero en su conjunto en esta novela coral, todos y cada uno de ellos tiene su importancia, hasta el protagonista encubierto, que para mi es la ordenanza, que va ganando peso poco a poco, y siempre en un segundo plano, y al menos a mi me ha descolocado muchísimas veces, y hasta que no he llegado al final no he sido capaz de colocar todas las piezas del puzle con respecto a ella. Soy consciente de que esta novela me ha llegado en un momento en que no la he podido saborear como me hubiera gustado, con más tiempo y sobre todo con la cabeza más despejada y centrada habría sido capaz de disfrutarla mucho más y aprehender muchas de las cosas que seguramente se me habrán escapado.

Casi todos los pecados capitales tienen cabida en esta novela, pero si cuatro están presentes claramente son la avaricia, la soberbia, la ira  y la envidia. La dos primeras encarnadas por la señora Presidenta de la Diputación, que en ocasiones me ha parecido odiosa y en otras me he dicho ole ella, sentimientos encontrados que han durado toda la lectura. La envidia y la ira en las figuras de Encarna y Helena, dos personajes que me han montado en una montaña rusa de sentimientos que al final han resultado ser negativos totalmente, no he logrado empatizar con ninguna de las dos, ni sentir lástima de la situación vivida. Porque cada uno ha de ser consecuente con sus actos por activa o por pasiva.

Encarna es un personaje digno de estudio, lo que me ha hecho pensar esta señora no está en los escritos, me ha hecho plantearme mi papel de madre, de como he educado a mis hijos. Siempre he pensado que nuestros hijos no son una proyección de nuestros sueños y anhelos irrealizados, tienen los suyos propios, tienen que caer, equivocarse, levantarse y continuar. Pero Helena con una madre sobreprotectora no sabía valerse por si  misma, y Encarna proyectaba en su hija todo lo que ella no pudo hacer. Dos personajes llenos de frustraciones que podemos encontrar en nuestro círculo, probablemente, pero visto con toda la crudeza que ciertos comportamientos pueden provocar.

Juega un papel importante la ciudad en la que suceden los hechos, una capital de provincia, una ciudad pequeña, tan distinta de una gran ciudad, en la que sus vecinos se conocen en mayor o menor medida, en la que los rumores y las malas lenguas corren como la espuma, una ciudad en la que parece que no sucede nunca nada, pero solo lo parece, porque esta viva como todas las ciudades, solo que no le concedemos la importancia y relevancia que realmente tienen. La autora no hace un recorrido por la ciudad, no podemos conocerla a través de su historia, pero si como es la gente que la habita, su forma de ser y estar, a grandes rasgos, y luego más detenidamente a través de los personajes escogidos, que estoy segura que no es baladí, como tampoco lo son las circunstancias personales que los rodean y las relaciones que tejen entre ellos. Pero al final sus gentes son como las de cualquier parte del mundo. Ciudades pequeñas con mucho encanto.

Al leer la novela me sorprendió que no pusiera el enfoque en la resolución del crimen, en la investigación policial, si no en las causas, en que  llevo a unas personas aparentemente normales, sin rasgos sicópatas a tomarse la justicia por su mano, y a disponer de la vida de otra persona. En mi cabeza resonaba una frase leída en infinidad de ocasiones, cualquier persona llevada al limite de su resistencia es capaz de matar. La maldad desfila por las páginas de esta novela, en contraposición a la bondad de unos pocos y escogidos personajes que por momentos se pueden tildar de cualquier otra cosa ofensiva.

Marta Prieto da el Do de pecho con una novela valiente, atrevida, que pone el dedo en la llaga, porque nuestra sociedad actual no es tan distinta de la antaño. En el mundo de la política sigue habiendo corruptelas y corrupción en mayúsculas, sigue habiendo amaño de oposiciones, plazas creadas a medida y la relación entre los políticos sigue siendo una pantomima de puñales volando en público y palmaditas en la espalda en privado. Sigue habiendo abusos de poder y no sólo en las esferas públicas, sigue habiendo personas personas manipuladoras, y personas excesivamente manipulables.

La maldad no es solamente palpable en la novela negra, y la realidad en algunas ocasiones sorprende superando en crueldad y en morbosidad, a la ficción más macabra. Por ese motivo, este retrato social y político es de imprescindible lectura, para constatar que poco hemos cambiado en estos años y cuánto nos queda por avanzar, para reflexionar sobre el tipo de sociedad en el que vivimos, que nosotros heredamos de nuestros padres y abuelos, y nuestros hijos y nietos heredaran de nosotros. Para llegar a la conclusión de que el mal se esconde en cualquier rincón, solo necesita el resorte necesario para salir a la luz.

Conclusión:

Sin ser una novela negra al uso, porque no se centra en la investigación del crimen, si no en porqué se produce, quién lo perpetra y que motivos subyacen detrás, es una historia que puede apasionar a cualquier amante del género. Una novela que te pasea por la maldad humana con toques de fina ironía, con unos personajes soberbios, bien dibujados y posiblemente identificables. 

No puedo mas que recomendarte la lectura de La ilustrísima y desear que la disfrutes tanto o más que yo, que no descarto releerla en circunstancias más propicias, quizás sea deformación profesional, la periodista que llevo dentro esta dormida, pero no finiquitada. 

Para ser una primera novela Marta Prieto ha puesto el listón muy alto, que espero sepa mantener en próximas publicaciones, porque de ser así ya tiene una lectora dispuesta a leer hasta su lista de la compra.

jueves, 16 de abril de 2020

Cava dos fosas. Félix García Hernan

Quienes soléis frecuentar este blog sabéis lo mucho que disfruto una novela negra, que me gusta descubrir autores nuevos, arriesgarme con títulos, tramas, personajes, y que de vez en cuando encuentro un balón de oxigeno, joyas a las que le voy siguiendo los pasos.

Entre esas joyas que un día descubrí se encuentra la editorial Alrevés. Si quieres una buena novela negra puedes perderte en su catalogo y seguro que encuentras alguna que te seduce. Es sinónimo de un trabajo hecho a conciencia tanto en maquetación como en corrección, y en la elección de textos que no siempre son comerciales.

A pesar de tener más novelas en el mercado, no conocía a Félix, así que la lectura de este libro ha supuesto todo un descubrimiento, un lienzo en blanco para poder ir dando forma mediante las impresiones lectoras a un cuadro de sensaciones. No siempre es posible disfrutar de este tipo de experiencia, bien porque conoces al autor y ya sabes que tipo de prosa, personajes y tramas utiliza, bien porque has leído muchas reseñas, has visto en las redes sociales impresiones,  que ya le han conferido pinceladas al lienzo, no son las tuyas, pero ahí están condicionando tu experiencia.

Esta vez he podido disfrutar de una prosa directa, concisa, si me apuras aséptica sin concesiones ni florituras. Mazazo, tras mazazo Félix nos lleva a través de dos tramas de la mano hasta un final que necesitamos, que deseamos que llegue para desembarazarnos de la angustia que tenemos como fiel compañera durante toda la lectura. Ni siquiera la trama ambientada en los años ochenta nos libra de esa sensación de opresión, de desengaño, de ansiedad.

Una novela que avanza con personajes bien trazados, el autor nos obliga a mirar fotograma a fotograma, presente y pasado de unos perdedores, unos más que otros, de personajes de carne y hueso que tienen sus tribulaciones, no son héroes ni pretenden serlo, son seres como cualquiera de nosotros, los lectores, con nuestras complejidades, claroscuros y aristas.

Pero como siempre me adelanto, y un cuadro se conforma de pinceladas, unas más gruesas, otras más livianas, las menos, y como cada lector es un mundo su bagaje es distinto, cada cuadro es completamente genuino, como lo es cada experiencia lectora. ¿Me acompañas en la mía? 

El autor:

Félix García Hernán nació en Madrid en 1955. Cursó Derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, pero es, por vocación, hostelero. Desde sus inicios como botones, todavía adolescente, ha recorrido todos los peldaños de su profesión hasta llegar a dirigir en Madrid establecimientos tan emblemáticos como el hotel Urban, el Villa Real o el Only You.

Desde la infancia es un lector compulsivo y amante de la música clásica y del cine. Además de Cava dos fosas (Al revés 2020) y Pastores del mal, que verá la luz proximamente en esta misma editorial, ha escrito las novelas Tras el telón, un thriller ambientado en el mundo de la ópera; Delfines de plata, que dentro de una trama de novela negra se sumerge en el particular microcosmo de los hoteles de lujo y El limite oscuro, donde dibuja el descarnado fresco de uno de los mayores males que asolan nuestra sociedad actual: la corrupción.

Sinopsis:

Javier Gallardo, a sus cincuenta y cinco años, es uno de los comisarios de policía más respetados y brillantes del país. Sin embargo, desencantado, decide aislarse un tiempo en la Vall de Boí  y replantearse su futuro en el cuerpo. Pero mientras disfruta de ese retiro tendrá que enfrentarse a un oscura y reaccionaria forma del mal con la que se encaró recién salido de la academia y marcó su carrera y su corazón para siempre.

Porque los inicios de Gallardo en el cuerpo,  en una sociedad frágil que afrontaba sin ninguna garantía su transición hacia la democracia , no fueron fáciles y pronto aprendió que el enemigo a veces está infiltrado dentro de la propia policía. Treinta años después, sus adversarios, que ya creía sepultados, volverán con más ímpetu que nunca para saldar cuentas pendientes en un plan maquiavélico que no dejara indemne a sus seres más queridos.

Con una tensión dramática digna de los mejores autores del género y una prosa directa y contundente, Félix García no da tregua al lector hasta la última palabra y lo  sumerge en un viaje sin concesiones por las más oscuras trincheras de los poderes fácticos, para descubrir que treinta años no son suficientes para enterrar todos los demonios del pasado.

Impresiones:

La venganza es un plato que se sirve frío, y que necesita de mucho tiempo para fraguarse y retroalimentarse, envenena a quien emprende el viaje porque generalmente no sale todo tal y como se prevé, pero en ese camino también se lleva por delante parte de la ecuación que se pretende despejar que tampoco sale idemne.

Puede parecer muy criptico, pero creedme si os digo que es una novela que merece la pena ir descubriendo paso a paso, conforme se avanza en la lectura, ir viviendo todas las sensaciones que te va despertando, sufrir al lado de los personajes, porque el autor nos hace participes de lo que experimentan y es difícil no meterse en sus zapatos, hay momentos en que la mente te juega malas pasadas y te mete en la piel de Javier y parece una centrifugadora, o un ordenador calibrando las miles de posibilidades de reacción.

Cava dos fosas es una novela negra, policíaca, desarrollada en dos tiempos verbales, uno se ambienta en el presente, y el otro, del que derivan los polvos que hoy enlodan a nuestros personajes nos traslada a los años ochenta, con una Transición frágil que empieza a dar sus pasos y  la movida madrileña. 

Es precisamente en los años ochenta, en los que yo era una niña, y por lo tanto no tengo recuerdos nítidos, en los que me he sentido más cómoda a pesar de que se me revolvía el estómago con los poderes fácticos que desde la sombra luchaban para que nada cambiara demasiado en esa España que luchaba porque la Democracia triunfara y hubiera una apertura. Félix nos mete en la época de la mano de tres policías jóvenes con ganas de cambiar el mundo, que tropiezan con aquellos que pretenden que todo siga igual. Una lucha sin cuartel en la que tienen mucho que perder y de la que no salen idemnes, y marcará quienes serán en un futuro.

"Y en España siempre habrá héroes anónimos que se preocupen por mantener las enseñanzas que recibimos durante cuarenta años."

Félix García Hernán sabe como atrapar al lector, a pesar del comienzo sosegado y algo bucólico de la novela, va desenredando la madeja desde un retiro para aclarar ideas, hasta una situación un poco macabra en la que se verá inmerso nuestro personaje, que lo obligará a hacer un repaso a su vida y a sus muchos aciertos policiales para descubrir quién está detrás moviendo los hilos.

Y eso lo consigue con capítulos más bien cortos, en los que  se van alternando esos dos tiempos verbales, pasado y presente confluyen para ir creando una trama compleja, con una estructura sencilla y un ritmo en ocasiones endiablado, para ofrecernos a continuación un balón de oxigeno en forma de recuerdos. El autor elige esa forma de presentarnos a unos personajes muy de carne y hueso, muy veraces, con los que el lector puede empatizar o incluso rechazar, pero sobre todo son cercanos, no son perfectos, si no que tienen sus zonas de luz y de sombra, personajes que se equivocan, cuyas actuaciones tienen consecuencias, que aman, que ríen, que lloran, se frustran y celebran sus triunfos. Tal cual como en la vida misma y ese es el gran acierto de esta novela, porque sus personajes tienen el suficiente carisma para sostener toda la trama tanto en el pasado como en el presente.

Hay dos personajes en cada uno de los tiempos que me han enamorado, me han subyugado y no me importaría volver a encontrar en un futuro. En la trama de los ochenta dejadme que muestre debilidad por Carmen Nuñez-Quiroga, una mujer luchadora, reivindicativa, adelantada a su época porque nuestra democracia estaba todavía en pañales y aún así su posición en la policía era muy importante. Su origen en una familia acomodada y afín al Régimen, no le impidió desarrollar sus propias ideas, y luchar por ellas poniendo en peligro su integridad física y arriesgando su carrera en el cuerpo.

En el presente el personaje que  me ha robado el corazón ha sido Raúl Olaya, inspector jefe que ha crecido al auspicio de dos de nuestros personajes principales, ambos comisarios. El tiempo pasado a su lado le sirvió para aprender su forma de actuar y ello le ayudará a investigar la desaparición de sus dos colegas, porque las casualidades no existen y cuando se suma un tercer factor queda al descubierto que hay que actuar con rápidez. Me ha gustado su forma de razonar, su aplomo, las salidas ingeniosas cuando la investigación entra en vía muerta. Me gustaría encontrarme más efectivos como él dentro del cuerpo el mundo sería mucho más justo.

"Raúl sabe que va a haber un antes y un después en la vida desde el día de hoy. Siente que la alegre y optimista juventud en la que ha estado cómodamente instalado hasta ahora lo ha abandonado para siempre."

Pero en toda novela negra hay un villano, sin él no existiría la trama, en esta el personaje es de lo más siniestro, para encontrar su humanidad hay que escarbar muchísimo y aún así la mancilla con el odio y rencor que supura cada vez que sale a escena. El autor no redime a Diego López de Arbeloa y el lector tampoco puede hacerlo, al menos yo fui incapaz, no pude en la trama del pasado y menos en la del presente.

Toda la novela en el presente se nos plantea como una partida de ajedrez, en la que solo una parte puede mover las fichas, conoce todas las jugadas, las realiza a su antojo y espera reacciones para ejecutar el próximo movimiento, que rara vez coincide con el que tiene pensado, por aquello de que el ser humano es imprevisible y anticipar comportamientos no significa que vayan a producirse. Quizás por ese motivo en momentos puntuales la cordura de Diego también es puesta al límite para forzar la reacción que había previsto en Javier. En el pasado en esa misma partida de ajedrez cada bando mueve las fichas, unas veces ayudados y otras en solitario, y el final desde luego no queda en tablas y afecta por igual a ambos jugadores y les marcará de forma irremediable.

"Se esta jugando una partida desquiciante de ajedrez en la que le impiden mover las piezas, ya que su contrincante las mueve por él. Sólo queda la quimera de que Diego cometa un error y se dé jaque mate a sí mismo."

La novela es muy visual, con un ritmo muy marcado gracias a unos diálogos muy inteligentes y bien pensados. No será complicado llevarla al cine porque nuestro autor es un gran cinefilo y la novela va avanzando fotograma a fotograma y no podemos resistirnos, necesitamos avanzar, ya sea para llegar a la parte ochentera o para saber en que termina ese viaje de venganza emprendido treinta años después. 

Me gusta la forma en la que el autor ha sabido plasmar los cambios que ha experimentado la sociedad en estos treinta años, es como un juego de espejos del que participa el lector, a pesar de no tener recuerdos muy nítidos de esa época. Aunque en ocasiones te das cuenta de que a pesar de todo lo avanzado no hemos cambiado demasiado, que la vida sigue igual, hoy los poderes fácticos son otros, pero también se mueven para perpetuar su orden. Y las mujeres y el colectivo LGTBI tienen más derechos reconocidos, pero lejos de haber terminado su lucha.

Si algo queda claro con esta historia es que el pasado siempre nos espera agazapados a la vuelta de la esquina, que por tiempo que pase la venganza nunca saldrá como teníamos previsto, ni es un buen viaje si antes de emprenderlo no cavas dos fosas


 Conclusión:

Cava dos fosas es una novela que no puedes perderte si te gusta el género negro, pero no es una novela para pusilanimes, la trama te oprime, te angustia y aún así necesitas avanzar, necesitas saber. Y página a página se nos va desgranando el porque de esa venganza tan atroz, y que perdió por el camino cada uno de los implicados en esta macabra historia.

Pienso seguirle la pista al autor, porque su prosa es directa, contundente, aseptica, no necesita las florituras porque con sus personajes es capaz de sostener toda la trama y no hace falta alardear de recursos.

Félix espero que nos reencontremos en Pastores del mal.

sábado, 17 de febrero de 2018

Lena. Daniel Vázquez Salles

He de confesar que es la primera novela que leo  del autor, que posiblemente si no hubiera llegado a mí de forma casual a través de #SoyYincanera jamás hubiera caído en mis garras, y es que aunque me lo propongo no consigo bajar la pila de los libros acumulados, libros que compro con mucha ilusión y que después se apilan en las estanterías o incluso en cualquier rincón de casa, encerrados en cajas cuando ya no es posible tener más a la vista. 

Me da vergüenza reconocer que no doy más de mí, que mi tiempo cotiza a precio de plutonio enriquecido y sigo metiéndome en saraos varios, el club de lectura de mi pueblo, donde paso momentos estupendos, pero que implica leer un libro que no esta en mi estantería. la iniciativa #SoyYincanera que no para de disparar mis expectativas, novedades que se cuelan por todos los rincones y cada vez me siento más abrumada, pero ahí continuo y libro veo, libro quiero, creo que ya no tengo remedio.

Lena llegó a mi como un lienzo en blanco, no sabía que podía encontrar en ella, salvo que era una novela negra, porque la editorial que la publica si la conozco, está entre mis favoritas en el género negro. y así me adentré en ella, y de esa manera me noqueó el autor, porque tiene un principio impactante, una declaración de amor que tumba, y sobre todo que no esperas encontrarte en una novela de este género. 

Reconozco que Vázquez Sallés me ganó desde la primera línea, me enganchó de tal forma que todos los días tenía que acercarme a Lena aunque fuera unos minutos, era como una droga, necesitaba de sus personajes, de su trama, de su escritura, tan bella en ocasiones, tan soez y vulgar en otras, tan  oscura y cruel en unos pasajes, tan tierna o incluso humorística en otros.

Vázquez Sallés me tenía desconcertada, enamorada de personajes que se pueden describir como villanos o canallas, rendida a sus pies por sus referencias melómanas, muchas de las cuales descubrí gracias a mis compañeras de lectura, que son todo un lujo, y aún así no es una lectura que puedas terminar en dos tardes, ni que debas, porque entre líneas se esconde todo un mundo, hay que leer cada párrafo y si me apuras releerlo, y en cada lectura encuentras algo que te perdiste en la anterior.

Pero como siempre empiezo la casa por el tejado, quiero contar tantas cosas, quiero decir tanto sin decir nada para que seáis vosotros los que descubráis esta novela que en ocasiones no se ni por donde empezar, de ahí que siempre me vaya por los cerros de Ubeda y podría intentar enmendarme, o al menos prometeros que lo intentaré, pero ¿para qué?, se que volveré a hacerlo una y otra vez. ya es casi como una seña de identidad.

El autor:

Daniel Vázquez Sallés nació en Barcelona en 1966. Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB, trabajó como técnico cinematográfico y guionista hasta que dio el salto a la literatura con Flores negras para Roddick. Entre las obras publicadas destacan la novela La fiesta ha terminado y los  ensayos Comer con los ojos y Recuerdos sin retorno. Para Manuel Vázquez Montalbán. Si tuviera que irse a una isla desierta, se llevaría un ejemplar de El factor humano de Graham Greene, y a la hermana gemela de Marion Cotillard, si la tuviera.


Sinopsis:

La primera vez que Martin vio a Lena en la playa tenía doce años y ya entonces supo que esa joven sería la mujer de su vida, pero para ello debería pagar un peaje: convertirse en asesino a sueldo.

Y aunque quizá fuera la casualidad la que cruzó su vida con el Posibilista, tal vez no fue tanta  la coincidencia de asumir la condición humana de matar por encargo. Porque si algo estaba escrito no era su vocación, sino su amor demente por Lena, esa escritora fatal amada -y renegada- por sus semejantes.

Asumir la identidad de Knopfler y los infinitos riesgos que conllevaba ser un criminal no fueron para Martin un impedimento, porque su objetivo final, Lena, era un regalo. Y es que a fin de cuentas, Lena es la historia de amor a lo largo del tiempo entre un asesino a sueldo y una novelista.

Daniel Vázquez Sallés no juega con el lector, pero si lo acompaña en un recorrido vital lleno de curvas y guiños a la ciudad de Barcelona y a lgunos personajes que en algún momento de sus vidas se han cruzado con el autor.

Mis impresiones:

Hablar sobre Lena es harto complicado, porque en ella se desgranan todo tipo de sentimientos y también la ausencia de ellos, tiene cabida el amor, el desamor, el odio, la indiferencia, en ocasiones me he sentido montada en una montaña rusa, igual estaba arriba que me sentía caer al abismo, tenía la sensación de que Vázques Sallés no dejaba títere con cabeza, tocaba muchos palos, entre ellos la política pero extrañamente no la actual si no que se remontaba al franquismo y también a esos años de apertura en el que todo el mundo jugaba a ser liberal sin acabar de creérselo. Podemos encontrar reflexiones sobre el mundo de la política que son perennes que no pasan de moda, que vuelven de forma cíclica


Pero también se adentra en el mundo editorial, en el de la crítica literaria, los bloggers, todos aquellos que se creen en el derecho de encumbrar o entumbar una obra literaria en ocasiones sin ningún argumento sólido, de peso. Los libros, la lectura, LEER en mayúsculas tiene un papel muy importante en esta novela, o debería decir NOVELÓN, también en mayúsculas, porque me parece muy difícil conseguir lo que Vazquez Sallés ha logrado con esta historia, amalgamar la poesía o el lenguaje culto, refinado, con el lenguaje de la calle, incluso con aquel más barriobajero y todo ello partiendo de la dualidad de un personaje capaz de lo más bello, pero también de lo más cruel, de lo más bajo y rastrero.


Siempre he pensado que un escritor desnuda su alma cuando escribe, que algo de él queda en el texto que nos lega, que uno de sus personajes es su alter ego, o que en algún personaje vuelca a personas que conoce tanto para bien como para mal. y al leer una entrevista que le hacen al autor y a otras dos personas más en El Periódico titulada el libro en la sangre, ese sentimiento se ha hecho más profundo, al final he visto con otros ojos a Martín y a Juan y su forma de ejercer la paternidad, y sólo es mi visión que de poder hablarlo con el autor a lo mejor estoy equivocada, pero yo he creído ver unos paralelismos a la inversa, y quien lea el libro y la entrevista puede que que llegue a la misma conclusión que yo.

El dualismo está presente en toda la obra, no en vano el personaje principal Martin, el bueno, alias Knopfler tiene una doble personalidad y una doble vida y todo ello por amor, que es lo más chocante, y al mismo tiempo lo que más atrae de la novela. Y es este personaje quién en apariencia nos cuenta su vida dando saltos en el tiempo constantemente a su infancia y juventud. Como Martin se define como el padre de una familia de apocados, como Knopfler es un asesino frío, sin sentimientos, que mata por dinero y por mantener la admiración y el amor de su escritora. Como Martin escribe con corrección utilizando un lenguaje cuidado, con tendencia a lo poético, con mucho uso de la metáfora, como Knopfler es políticamente incorrecto, utiliza muchos tacos, palabras incluso soeces y mucha referencia al sexo.

Pero no es el único personaje en el que se puede ver ese dualismo, la propia Lena, Elena Cohen, es bastante dual, y el Posibilista un PERSONAJE, en mayúsculas, también lo es. Me da la sensación de que ningún personaje en esta novela es baladí, todos tienen su misión encomendada. Una fina ironía  se desliza entre las líneas de esta historia llena de reflexiones profundas, al final todo son conjeturas, es el mismo lector el que con una lectura atenta tiene que ser capaz de apresar lo que se esconde entre lineas.

Mientras leía me daba la sensación que con esta novela Vazquez Sallés pretendía soltar lastres, pesos que solo hay una forma de deshacerte de ellos, a través de una historia, y a través de Elena Cohen consigue decir todo lo que piensa del mundo de la escritura, la edición, de los lectores, los premios literarios, los clubes de lectura, blogueros, y lo hace de una forma elegante, a veces irónica y con un personaje de armas tomar que no siempre consigue caer bien a los lectores, a mi siempre me pareció prepotente, no logré empatizar con ella ni siquiera en aquellos puntos en los que estaba de acuerdo con lo que decía.

Pero también pone el dedo en la llaga en ese acto mecánico, al que muchos llaman leer, y que no es más que el recitado de palabras una al lado de la otra, y a través de Martin nos explica que implica para él leer, algo que va más allá de juntar letras con sentido, es precisamente comprender que ha querido decir el autor con una metáfora, aprehender que se esconde dentro del texto, y para ello se necesita afrontar la lectura sin prisas, con calma, dedicarle tiempo a cada libro que cae en nuestras manos.

He disfrutado como una enana con las reflexiones literarias, políticas, con los argumentos expuestos por Knopfler y sobre todo con El Posibilista, el personaje de personajes, un canalla con el que acabas empatizando, que te termina incluso enamorando y que tiene frases para enmarcar, en realidad toda la novela está llena de ellas. Para botón de muestra os dejo la teoría de la acción directa de El Posibilista:

Para resolver un problema una persona debe confiar en sí misma para solventarlo. La resolución de un problema debe ser obra de los propios interesados, sin vanguardias ni dirigentes que te indiquen lo que hacer. O luchas tú por tu libertad o nunca serás libre. No que confundir la teoría de la acción directa con actos de cólera espontánea. La teoría de la acción directa debe ser meditada y empleada para resolver un problema, no para complicarlo.

Para terminar ya con los personajes que para mí son el punto fuerte de esta novela no puedo olvidar a uno que me hizo rechinar los dientes cada vez que aparecía, soy consciente que en la época que narra el autor existían hombres como Sebastián Virao Miralles, pero me ha repateado muchísimo, me daban ganas de zarandear a todas aquella jóvenes incautas que creían que satisfaciendo sus necesidades podrían labrarse el futuro que deseaban. Y quizás la contraposición a ese personaje tan odioso estuviese en Juan, su chófer y padre de Martin.

En la entrevista El libro en la sangre hablan de las dedicatorias de los libros, y a mi precisamente me ha llamado la atención la sobriedad de la suya Para R, (viente años tarde), como también despertó mi curiosidad el poema de Jacques Prévert con el que abre boca al lector, y es que la música es importante en esta novela, y muchas de las canciones las he descubierto en la lectura simultánea que llevamos a cabo. Todo está perfectamente estudiado, o ha terminado encajando a la perfección.

Vázquez Sallés consigue mantener la atención del lector durante toda la novela a través de giros, que le van dando a la trama atractivo y de esa manera cuando el lector ya espera poco más que un desenlace digno y de justicia poética, lo noquea, a mi al menos me dejó con la boca abierta, y volví a releer ese final una y otra vez. Pero si pensaba que había llegado al final me equivocaba, la guinda, el cierre de esta novela es aún más espectacular, poniendo de manifiesto todo el poder del AMOR, si en mayúsculas como tantas cosas en esta historia.

Conclusión

Lena es un soplo de aire de fresco en la novela negra actual, bien escrita, bien tramada, con unos personajes bien perfilados y atractivos, con los que lograrás empatizar o no, pero que no te dejarán indiferente, de todos tendrás una opinión formada.

Con un estilo elegante, cuidado y ágil Vázquez Sallés acompaña al lector a lo largo de toda la historia, una fina ironía cruza la trama sin llegar a molestar y cuando lo requiere el personaje adopta un lenguaje más soez, el lenguaje de una persona poco cultivada de clase baja, o el que se adopta en los actos sexuales. Sin embargo, no molesta, le confiere mucho realismo.

Lena es una novela para leer de forma pausada, saboreando cada párrafo, disfrutando de cada reflexión, te obligará a pararte y volver atrás por el placer de releer algún fragmento, o encontrarte con un personaje en especial.

Sin embargo, colegiré que  posiblemente no sea una novela para todos los públicos, por la rápidez que solemos imprimir a todo lo que hacemos, por esa premura que nos impide disfrutar del placer de leer, haciendo de ello una competición a ver cuantos ejemplares somos capaces de liquidar. Y también puede que la ironía de la que hace gala el autor no agrade a todo el mundo. Pero merece que el lector se acerque a ella sin prejuicios, a disfrutar de lo que puede encontrar en ella.