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sábado, 27 de noviembre de 2010

Quisiera que alguien me esperara en algun lugar.



Leer a Anna Gavalda es siempre un soplo de aire fresco. Su lenguaje y su forma de escribir más cercana a la lengua oral que a la escrita le insufla credibilidad a unos personajes de ir por casa, aquellos que cualquiera podría tener por vecinos, amig@, familiar o compañero de trabajo.


Este libro se compone de doce relatos que en circunstancias normales se leen en dos o tres horas, y que a mí me ha llevado días, pero deseaba tener un par de minutos para sumergirme en estas historias que te dan la sensación que alguien te cuenta sentada a la mesa de una cafetería, con un buen te rojo, o café para quien lo prefiera. Cuando leí el consuelo ya tuve esa sensación de cercanía, de estar escuchando las confidencias de alguien mientras tomaba un café, y esa impresión se ha reforzado con cada obra de la autora francesa que he tenido en mis manos y que ha acabado convirtiéndola en una de mis autoras favoritas.


Los relatos son dispares entre sí, con personajes distintos, situaciones variopintas pero un tema común, el amor. Es como si la autora conjurara al más terrible de nuestros miedos, a ese fantasma que guardamos dentro del armario, la soledad, y nos llevara de la mano una conclusión: acompañado se está mejor y no se puede cerrar las puertas a los sentimientos y todo esto sin un resquicio de ñoñería y almibaramiento, proponiendo situaciones cotidianas que bien nos podían ocurrir a cualquiera de los que nos acercamos a sus relatos.


Quizás lo que más me ha sorprendido sea los finales de los relatos, siempre dan un giro inesperado para sorprender al lector y debo reconocer que conmigo ha funcionado, no me han parecido para nada previsibles. Sin embargo tengo que reconocer que me gusta más la Anna Gavalda de largos recorridos, cada vez que terminaba una historia me daba la sensación que me había sabido a poco, que esperaba mucho más y por supuesto más que esperarlo, lo deseaba. No obstante me parece una obra más que recomendable y eso que no me considero una lectora de relatos.


Es difícil destacar una entre todas estas historias y a fuer de sincera tampoco me apetece señalar solo una, aunque todas me han llegado por una u otra circunstancia voy a intentar seleccionar solo aquellas que han llamado más mi atención.


- Por ser una situación que nunca he vivido y que supongo que a estas alturas será muy difícil que se me presente,y por el giro que da al final que me dejo en estado de shock y que por supuesto no voy a revelar porque perdería encanto para un futuro lector, Pequeñas ocupaciones germanopardinas. En este relato un hombre y una mujer que no se conocen de nada coinciden en la calle e intercambian miradas... tras un breve dialogo quedan para cenar... el resultado se puede tildar de todo menos de previsible y se degusta con una sonrisa en los labios.


_ Permiso, narra la relación entre dos hermanos, el protagonista que lleva el peso de la historia se siente inferior ante la perfección de su hermano mayor, sin embargo en todas las situaciones destaca el mayor?, es tan dechado de virtudes como su hermano pequeño piensa? vale la pena descubrirlo.


_ El suceso del día. Cuando termine este relato creo que puse cara de tonta.... bufff no podía imaginar un final así. Anna Gavaldá enfrenta a un hombre con una decisión difícil, y el personaje para ponernos en situación redacta un informe que al principio resulta de lo más anodino, conforme avanza la lectura no sabes muy bien a donde te quiere llevar la autora hasta que nos da el golpe de gracia y nos lleva a descubrir que mantiene tan ansioso al protagonista y cual es la reacción de su mujer ¿Cual hubiera sido la tuya en tal circunstancia?


_ Durante años. El pasado siempre vuelve, no importa cuan profundo lo hayas enterrado, los esfuerzos que hayas hecho por desterrarlo, de una manera u otra reaparece en la vida. La realidad a veces supera la ficción aunque he de reconocer que esta está muy lograda.


_ Mención especial para El epilogo, en él la autora parece que cuenta su propia experiencia con el mundo editorial cuando intentó la publicación de este libro, y no adelanto nada más que a mi me ha gustado muchisimo...


He destacado unos cuantos, aunque si soy sincera todos me han gustado, pero por no hacer más largo el post lo dejo aquí y os animo a que lo leáis porque vale la pena sumergirse en sus paginas, es corto y no te robará mucho tiempo

domingo, 31 de octubre de 2010

La sal de la vida. Anna Gavalda



Os tiene miedo. Cree que os quiero más que a ella y... y además vosotras soys todo lo que ella no es. Le desconcierta que estéis medio locas. Esa forma vuestra
de ser tan divertida, tan libre...
creo que está acomplejada. Le parece que para vosotras la vida es un gran patio de recreo




Esta es la segunda novela que leo de esta autora francesa, que se está haciendo un hueco en mis lecturas por su forma de narrar, por sus personajes tan cercanos y tan normales que los podríamos encontrar en cualquier esquina y como no en cualquier familia. La sal de la vida es una novela corta con guiño de relato, con muchos conatos de humor que podrían convertirla en una novela cómica. Se lee con una gran sonrisa en la boca y con gestos de complicidad.

Es sobretodo y ante todo una novela de hermanos y de relaciones entre ellos, que me ha recordado en muchas ocasiones la relación que tengo con mis hermanas y mis cuñados, por suerte nosotras no somos cuatro, mi padre se paró en la tercera chica, salió muy brava y en muchas ocasiones he visto a mi hermana pequeña reflejada en Garance, la narradora de esta experiencia, de esta travesura protagonizada por adultos que durante un fin de semana vuelven a la añorada niñez, lejos de las ataduras de sus vidas actuales y del alejamiento que ha marcado la tónica en estos últimos años.

Mi cuñado es también un tanto bromista, al igual que mi marido, cuando nos reunimos en muchas ocasiones saltan pequeñas chispas, pero estas son de las buenas, son pequeñas bullas que terminamos riendo a muchas voces porque a veces participan hasta mis primas. Como habréis comprobado es una familia con muchas mujeres, solo tengo un primo carnal y como no los maridos de mis primas que no suelen acabar de encajar en ese pequeño pique, pero ya tendrán tiempo de hacerlo. En muchas ocasiones las rencillas de Lola y Garance con su cuñada Carine me ha recordado a muchas de nuestras reuniones familiares, pero claro nosotros en plan de broma y sabemos que por ahí van los tiros. No pude evitar mantener una sonrisa muy grande durante todo el tiempo que duró el viaje hasta la boda, que cruz para la pobre Carine...

La verdad es que no he dejado de ver similitudes en este aspecto con Post data te quiero, allí el hermano mayor también es un dechado de virtudes, no es tan querido como en la sal de la vida, pero también esta casado con una persona muy al estilo Carine, a mi se me atravesó mucho el personaje en Post data te quiero y sin embargo el de Carine me dejó indiferente o bien es que me situé en el bando de las hermanas que pretenden pasar un buen rato a costa del sufrimiento de la cuñada.

Los personajes están bastante estereotipados, de ahí que sean fácilmente reconocibles e identificables, el hermano mayor, buen estudiante, buena persona, un heroe para sus hermanos. Lola la típica hermana que parece feliz hasta que su vida se destapa y resulta que era todo lo contrario, una persona agobiada por sus obligaciones... Garance la típica chica que no tiene suerte en el amor y vive una vida desordenada con muchas salidas nocturnas y muchos hombres en su vida y el hermano pequeño bohemio...

La novela empieza con un viaje que hacen los hermanos a la boda de un primo, a ninguno parece entusiasmarle mucho la idea, pero les seduce estar juntos después de tanto tiempo. Durante el viaje de ida los continuos piques de Carine Y Garance van agriando el carácter de Simón, aunque su humor mejora cuando su hermana Lola le pide que la recoja en una estación de tren. Aquello supera a Carine que no entiende porque su marido tiene que hacer eso por sus hermanas. Al llegar a la boda Simón se siente liberado de tanta tensión y al mismo tiempo se deshincha al saber que su hermano pequeño no asistirá.


Aunque no es propio de él, convencerá a sus hermanas para saltarse una boda que promete ser un aburrimiento y trasladarse unos quilómetros más adelante para visitar a su hermano, que vive en un castillo. Quizás esta ha sido la parte que menos me ha gustado, y me refiero a la vida de Vincent porque la he visto un poco traída por los pelos, no hay quien se la crea, aunque a veces la ficción supera a la realidad. Entre los cuatro le roban un pedazo de niñez a esa vida de adulto que no siempre les resulta satisfactoria y que ha ido alejándolos cada día un poquito más.

Las complicidades entre los hermanos me han llenado de ternura, y sobre todo me han hecho reflexionar sobre lo muy afortunada que soy al contar con esas personas incondicionales que son mis hermanas. A pesar de las complicaciones de los embarazos, me decidí a tener a mi segundo hijo porque quería que al menos mi hijo mayor pudiera disfrutar de lo mismo que yo, y ahora cuando los veo aunque sea pelear siento que tome la decisión correcta.


El estilo de Anna Gavalda, muy directo y con muchos diálogos hace que sea un placer sumergirte entre sus letras, la narración en primera persona también aporta verosimilitud y calidez al relato, esta autora me parece una gran retratista de la realidad, por eso conecta tan bien con el publico. Sus historias son un balón de oxigeno para estas vidas que llevamos llenas de sinsabores y como la de los personajes no siempre las apariencias se acercan a la realidad, me sorprendió Simón, parece que soporta a su mujer tanto como sus hermanas y sin embargo al final la defiende con unos argumentos sólidos que te hacen incluso sentir simpatía por ese ser que se siente inferior solo porque su sentido del humor no está a la altura de sus cuñadas ni puede tener tanto feeling con ellas como el que se profesan las dos hermanas. Sólo tengo una queja para los editores españoles y se sitúa en la manía que tienen de cambiar los títulos de los libros, prefiero el que tenía en francés L' Échapée belle, puesto que esta más en consonancia con lo que narra este relato.

Lo que estabamos viviendo, y los cuatro nos dabamos perfecta cuenta de ello, era una pizquita de felicidad robada. Una tregua, un paréntesis, un instante de gracia. Unas pocas horas sisadas a los demás...


martes, 27 de julio de 2010

El consuelo. Anna Gavalda



Llevaba mucho tiempo viendo reseñas de libros de esta autora francesa, parecía que me perseguía por más que yo me escondiera en todos los recovecos posibles. Es difícil mantener la orden de alejamiento de librerías, cuando tu biblioteca publica no es lo que tu desearías, y la verdad es que desplazarse a la de la población vecina es cuanto menos un pequeño inconveniente, además tampoco es que tenga muchas novedades, jejeje si me he paseado por sus estanterías, a ver si me convenía hacer un renuncio, pero al final he dejado las cosas como estaban.


Un día paseando mi vista por la novedades que siempre suelen estar ausentes, me tropecé con El consuelo, no era ninguna de las que había visto reseñadas, pero lo puse junto a los otros dos ejemplares que me quería llevar a casa. Tampoco pasé mucho tiempo buscando reseñas, las opiniones me llegaron sin pedirlas y les estoy muy agradecida a aquellas personas que me dejaron su retal en los comentarios.


Tal y como me dijo Tag en su día hay un momento en que la narración se vuelve lenta, e incluso pesada, y me sirvió de mucho el que ella me lo apuntará para seguir leyendo con fruición y que no se colaran más libros en medio, aunque tengo que reconocer que al principio lo hacían.


Me sedujo con su prosa sencilla y fácil de leer para una lectora ducha en batallas como yo, me impacto esa forma de interpelar al lector, de hacerlo complice, la complicidad al mismo tiempo con su personaje, el hacerlo pensar y decicidir por su mismo. Me ganó como lectora en pocas páginas y ya estaba planificando compras de otros de sus libros.


Anna Gavalda con este libro no ha conseguido el mismo éxito que con otros, en la traducción española en la que se puede prescindir del sujeto y de los pronombres no ha sido tan patente, pero en la francesa, sus lectores le han echado en cara la dificultad en la lectura por ese mismo motivo, la autora prescindió de ellos de forma voluntaria para que fuéramos capaces de captar el caos y el desconcierto en el que esta sumido Charles Balanda, el protagonista, un hombre que se acerca a la medianía de edad, con mucho éxito en el trabajo y una vida familiar mediocre, rayando la inexistencia, que se ve imposibilitado de cambiar aunque no le llene. La única solución que encuentra es sumergirse en su trabajo, en miles de quilómetros recorridos y noches solitarias de hotel. Sin embargo no se replantea su vida hasta que un hecho sacude los cimientos de su existencia.


En ese momento encontramos a un Balanda que lucha con su propio yo, que piensa en voz alta, que se recrimina a si mismo las cosas, hasta el punto que somos capaces de empatizar con el, yo en ocasiones me veía recriminándole y pidiéndole que diera los pasos que tenía que dar. Tenía ganas de zarandearlo de quitarle la venda que le imposibilitaba ver las cosas, tal y como por otra parte las veian todos los que estaban a su alrededor.


Quizás fue ese momento el que me resultó más tedioso, ese regodeo en el dolor del que nos hace participes el protagonista, contándonos su historia desde la infancia, hora en presente, hora en pasado sin mediar ningún aviso con un caos de tiempos verbales, un monopolio de la situación de unos personajes completamente entrañables, pero al mismo tiempo tan lenta en su desarrollo que llegaban a cansar, suerte que estaba avisada de ello. Es la búsqueda de aquello que ha perdido irremisiblemente para siempre lo que le lleva a conocer a Kate, una mujer fuerte que ha estado a merced del infortunio, que vive en un lugar especial que la autora describe con guante blanco y tanta precisión que te parece estar viéndolo como si fuera un fotograma que pasa ante los ojos.


Tengo que reconocer que esta segunda historia que en mi caso ganó peso a la primera, es la que me ha hecho leer como una posesa estos últimos días, sin casi levantar los ojos del libro, ni siquiera en la playa. Para mi una historia de superación con un mensaje positivo, es como esa máxima que hice mía hace muchos años, por mal que estés, si miras detrás de ti siempre habrá alguien en una situación peor. Quizás es ese varapalo que recibe Charles el que le hace replantearse su vida, el que le obliga a dar un paso definitivo salvando ese miedo que lo tenía paralizado, le ayudó a reencontrarse a sí mismo y a ver cosas que tenía ocultas bajo la venda de sus ojos.


El mensaje final, ese rayo de luz después de tanta oscuridad, ese pedacito de esperanza después de tanto dolor me ha parecido magistral, yo diría que increíble, y se ha ganado una lectora incondicional que poco a poco ira leyéndose toda su obra, aunque para ello tenga que romper esa orden de alejamiento que la atenaza. Me ha gustado mucho esta novela salvando unas cuantas páginas y quizás a ello contribuya que es la primera novela que he leído de esta autora francesa, porque si algo he sacado en claro de otras reseñas sobre este libro, es que es inferior a otros que tiene escritos, quizás porque con esta novela la autora se ha permitido experimentar. No es sólo una novela de arquitectos, es una novela que toda ella es un experimento arquitectónico, en el que al lector le cuesta ubicar el narrador, el tiempo en el que se desarrolla la acción, y en ocasiones sobre todo en la edición francesa le toca releer para entender la trama.


Hay momentos en que el sentido del humor se apropia de la estructura, si se lee entre lineas hay una critica social bastante feroz, a una sociedad que deja pasar los días imbuida entre trabajo y quilómetros entre pecho y espalda, en el que el éxito social se impone a la familia. En el que la belleza que aquí termina bastante tocada, puesto que son los personajes peor parados, es un plus, en el que la superficialidad gana la partida a la profundidad... creo que ese mensaje implícito es igual de importante que esa bella prosa de la que hace gala, muy fácil de leer con unos diálogos preciosos, parece que la historia te la esta contando una amiga sentada en una cafetería con una taza de café en las manos.


No encontré significado al titulo del libro, pero como siempre la razón esta en la traducción que se ha dado, que supongo que será obra del editor y no del traductor, puesto que la consolación es el titulo que tendría sentido, y encontraríamos su razón de ser al final casi del libro, en la pagina 505 cuando explica que significa una partida de consolación.


Creo que ha quedado patente que el libro me ha entusiasmado, pero no se muy bien si recomendarlo, puesto que leen este blog muchos fan de la autora que podrían sentirse decepcionados, por lo que he podido leer, sin embargo creo que vale la pena la experiencia y que sólo por la historia de Kate, vale la pena tragarse las 558 páginas de esta novela. Es un placer compartir las horas con sus personajes, solo uno se me ha atragantado, bueno más de uno, pero en especial la superficial mujer de Charles Balanda, y otro al que he intentado entender sin conseguirlo Alexis. No se puede empatizar con todos los personajes.


Sin embargo tengo peros, Kate es inglesa y como tal los textos que ella narra estan salpicados de expresiones inglesas que no siempre se traducen y que para una desconocedora del idioma como yo le han resultado una barrera infranqueable para disfrutar del todo de la lectura.