
Hace tiempo que la novela historica que refleja periodos algo turbios por no decir desagradables, me atrae, e intento deslizar alguno de estos libros entre las lecturas de bestseller, novela historica de otros periodos y ensayos. Fue precisamente cuando las carteleras españolas se llenaron con la proyeccion de la pelicula The reader, cuando descubri esta novela si es que puede catalogarse como tal.
Este libro me ha llegado aunque si soy sincera una razon muy clara no puedo dar, recuerdo que hace unos dias hablando con una amiga con la que suelo intercambiar impresiones sobre libros le comentaba que si no lo leia no se perdia nada, hoy sin embargo no pienso igual, creo que da una explicacion bastante clara de como pudieron sentirse las generaciones posteriores al holocausto judio y la generacion que la vivio en sus carnes, incluso de aquellos que sin saber muy bien que hacian participaron de las barbaridades del regimen del III Reich.
La historia esta narrada en primera persona, y distribuida en tres partes, en las que se va apreciando la madurez que el narrador va adquiriendo con el paso de los años y como aquello que lo marco va a condicionar su vida incluso despues de haber desaparecido.
En la primera parte Michael Berg es un joven de 15 años que cae enfermo y se siente indispuesto en plena calle, lo ayuda una mujer madura y atractiva, con la que despues de la convalecencia empezara una relacion amorosa a cambio de la lectura en voz alta de libros. Lo primero que me llamo la atencion es que el autor no pensara que podrian acusar a la protagonista femenina de un delito de abuso de menores, ya que Michael es solo un adolescente que se siente atraido por sus movimientos seductores. La relacion se mantiene durante unos meses y Hanna desaparece, dejando un hondo sentimiento de culpa en Michael, que piensa que es el causante de su marcha.
Esta relacion marcara a Michael profundamente llegando a condicionar su relaciones posteriores tal como se puede ver en la segunda y la tercera parte. De una primera parte erotica, sensual y emotiva en la que los sentimientos son los protagonistas, pasamos a una segunda parte politica, jurista, en la que la rudeza y la crueldad afloran en algunas partes del texto. Michael es un joven estudiante de derecho que se inscribe en un seminario para la revision de los crimenes del III Reich, y alli se encuentra con que Hanna es una de las acusadas. Se le imputan crimenes de guerra. En Michael se desata una tormenta de sentimientos.
Me ha hecho reflexionar muchisimo la lectura de esta segunda parte, con motivo del juicio el autor pone mucho enfasis en la figura de Hanna es como si quisiera que los lectores nos identificaramos con ella entendieramos el porque de todas las acusaciones, el porque de su comportamiento. Aflora un secreto, y gracias a esa revelacion yo me vi como atenuando la culpa de esta mujer, como si se hubiera visto abocada a hacer cosas que no deseaba. Un parrafo me llamo la atencion durante la lectura de esta segunda parte .
No podemos aspirar a comprender lo que en si es incompresible, ni tenemos derecho a comparar lo que en sí es incomparable, ni a hacer preguntas, porque el que pregunta, aunque no ponga en duda el horror, si lo hace objeto de comunicacion, en lugar de asumirlo como algo ante lo que solo se puede enmudecer; presa del espanto, la vergüenza y la culpabilidad.
Es tan dificil juzgar lo que desconocemos, es tan dificil ponernos en la piel de los demas para entender el porque de una actuacion, cuando el horror es tan fuerte, cuando los hechos que se juzgan son tan atroces, hay algun atenuante, hay alguna forma de respetar a las victimas...
En la tercera parte Michael asume que es incapaz de tener una relacion de pareja, compara a cada una de las mujeres con las que esta con Hanna, en todas ellas la busca, y ello da al traste con todos sus intentos por formar un hogar estable, una vez lo asume empieza a relacionarse de nuevo con Hanna, sigue leyendo para ella, graba los libros que lee en cintas y se las manda por correo, es una forma de mantener vivo su recuerdo, de no apartarla del todo, de no traicionarla. Es en esta parte donde se desarrolla el conflicto generacional... donde se puede ver claro los reproches que los padres recibian de sus hijos en un intento por borrar la vergüenza que sentian.
Toda generacion tiene el deber de rechazar lo que sus padres esperan de ella. En este caso resultaba mas fácil, ya que esos mismos padres quedaban desautorizados por el hecho de no haber sabido plantar cara al Tercer Reich, ni siquiera a posteriori. La generacion que habia cometido los crimenes del nazismo, o los habia contemplado, o habia hecho oidos sordos ante ellos o que despues de 1945, habia tolerado o incluso aceptado en su seno a los criminales, no tenia ningun derecho a leerles la cartilla a sus hijos. Pero los hijos que no podían o no querian reprocharles nada a sus padres tambien se veian confrontados con el pasado nazi. Para ellos la revision critica del pasado no era la forma que adoptaba exteriormente el conflicto generacional, si no el problema en si mismo.
La culpabilidad colectiva, se la acepte o no desde el punto de vista moral o juridico, fue de hecho una realidad para mi generacion de estudiantes. No solo se alimentaba de la historia del Tercer Reich. Habia otras cosas que tambien nos llenaban de verguenza, por mas que pudieramos señalar con el dedo a los culpables: las pintadas de esvasticas en cementerios judios; la multitud de antiguos nazis apoltronada en los puestos mas altos de la judicatura, la Administracion, las universidades; la negativa de la Republica Federal Alemana a reconocer el Estado de Israel; la evidencia de que, durante el nazismo, el exilio y la resistencia habian sido puramente testimoniales, en comparacion con el conformismo al que se habia entregado la nacion entera. Señalar a otros no nos eximia de nuestra verguenza, pero si la hacia mas soportable, ya que permitia transformar el sufrimiento pasivo en descargas de energía, accion y agresividad...
La mayoria de las disertaciones sobre ese conflicto generacional, y el conflicto interno de Michael hacen como minimo pensar... quizas el final podria haberse intuido y no por ello me hubiera dejado menos fría, menos pensativa... tanto el de la propia Hanna como el de su ultima voluntad y es que el perdon no se consigue con tan poca penitencia...
Para las personas que gusten de lecturas que les hagan reflexionar y a la par aprender un poco, es mas que recomendable pasearse por las paginas de este libro; un punto de vista desde el que nunca me habia acercado al nazismo, el de las personas que se ven abocadas a hacer lo que sus superiores ordenan por no tener capacidad para cambiar su destino.
Suelo poner la sinopsis al final de las reseñas pero en la contraportada de mi libro revelaba cosas que yo considero que debe descubrir el lector poco a poco adentrandose en las reflexiones y los juicios que emite el autor... por eso he decidido no ponerla y espero con mi reseña no haber desvelado demasiado del libro