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viernes, 8 de junio de 2018

Golpes. Pere Cervantes

Pere Cervantes nos sorprende con una novela basada en hechos reales, el mismo reconoce que en la parte del pasado los hechos narrados son 80% reales y en la parte del presente un 30%. La vida no es un camino de rosas y eso es lo que pretende plasmar entre otras cosas el autor en esta novela, en la que vuelve a poner el listón muy alto, en la que presenta la historia en doce asaltos o rounds y utiliza la metáfora del boxeo que le encaja como un guante a la trama.

Alfa es un personaje real, con mucho carisma, mucho alma y unas lealtades a prueba de bomba, es un policía de la vieja escuela, resolutivo, que se implica a fondo en su trabajo y eso le va a valer ser acusado de narcotráfico al cometer un error en su ultima intervención, y es que el vacío legal de nuestro ordenamiento jurídico penal deja expuestos a los investigadores que cruzan la línea y a veces cruzarla es la única forma de hacer su trabajo de forma eficiente.

Pere Cervantes presenta una historia que golpea al lector, que ataca directamente a su línea de flotación, que lo saca de su zona de confort y le obliga a reflexionar, a en cierta manera tomar parte, no es un personaje cómodo Alfa, le da al lector una de cal y otra de arena, sin embargo a mi me ha subyugado su forma de ser, quizás porque no soy una de las mujeres de su órbita.

Pero no quiero adelantarme, cada cosa a su tiempo, que me suelo ir por las ramas, y ya mismo os recomendaría su lectura. Si quieres disfrutar más de la lectura no leas la sinopsis, me da la sensación de que revela demasiado, y es que últimamente me acerco a las novelas sabiendo lo menos posible y he descubierto que las disfruto mucho más

El autor:

Pere Cervantes nació en Barcelona y se crió a caballo del Poble Sec y el barrio marinero de la Barceloneta. Tras veinticinco años pateando las calles de este país con una placa en el bolsillo y un arma de fuego en su cintura, afirma disponer de una mirada en  modo grabación que le sirve de primera mano para crear sus novelas. En su paso por los Balcanes como miembro de las Naciones Unidas, aprendió que la hostilidad, al margen de las etnias y religiones, suele atemperarse con la lectura.

Esta es su cuarta novela policíaca después de publicar No nos dejan ser niños y La mirada de Chapman ambas en Ediciones B y Tres minutos de color en editorial Alrevés.

Actualmente trabaja en el guión cinematográfico de la novela Tres minutos de color.

Sinopsis:

Alfa, un policía bajo sospecha, recupera su libertad provisional tras dormir 444 noches en una prisión catalana. Una vez libre, dispone de una nómina estrangulada que apenas alcanza los ochocientos euros y una media de espera judicial de seis años hasta que reciba la sentencia final; pero Alfa no ha sido instruido para malvivir.

Por eso, cuando alguien le propone empezar una nueva vida apoderándose de cincuenta quilos de cocaína ajena, Alfa no se lo piensa dos veces. Solo necesita 48 horas, regresar a Castellón, despedirse de la gente querida y ejecutar a la inversa lo que hasta ahora venía haciendo.

Estamos ante una novela basada en hechos reales y en muchos encuentros y pactos entre caballeros para lograr que Alfa desvelara los entresijos de una vida supeditada a bucear en las aguas del narcotráfico. Porque Alfa es un púgil inacabado, un estratega del combate, y siempre el centro del universo de las mujeres a las que ama. Pero, por encima de todo, un hombre necesitado de una moto con la que rodar en busca de esa libertad que precisa para seguir respirando.

Una novela que indaga en la pérdida de la verdadera identidad, y sobre la importancia de tener a quien te acoja en una de las esquinas del cuadrilátero de tu vida. Y es que, sin nadie en la esquina, el combate está perdido.

Mis impresiones:

Esta novela tiene un doble aliciente para mí, se desarrolla en enclaves que conozco, no todos pero sí la mayoría, sobre todo, los que suceden en la provincia de Castellón, el polígono industrial que acoge esa Nochebuena a Alfa, ha sido mi lugar de trabajo durante un año, me he encontrado pensando que calle podía ser, que naves, y aunque ahora no trabajo allí, mi mente ha estado durante la lectura del libro haciendo guardia junto a Alfa en ese coche camuflado.

Hace unos años pensaba que nunca iba a tener el placer de leer ninguna novela que se ambientara en lugares que yo pudiera conocer, y en poco tiempo estoy disfrutando como una niña con zapatos nuevos, varios son los autores que ambientan en  Castellón, y ahora Pere Cervantes ha decidido que la acción se desarrolle en la ciudad que lo ha acogido laboralmente y también en el pueblo costero donde vive, e incluso Culla tiene su momento de gloria, aunque no sea una localidad que conozca demasiado bien. Con Golpes Pere Cervantes se ha alzado con el X Galardón Letras del Mediterráneo  en el apartado de novela negra o policíaca, premio que otorga la Diputación de Castellón a los libros que promocionan la provincia, sus pueblos, gastronomía y costumbres.

Pere Cervantes se vale del boxeo profesional para contarnos una historia dura, un camino lleno de espinas, la historia de un perdedor que se resiste a serlo porque no tiene conciencia de haber hecho nada mal, defensor de una inocencia que el vacío legal del Código Penal no le reconoce. Alfa es un policía de la vieja escuela, un policía resolutivo, para quien el fin justifica los medios. Después de coquetear con las drogas, y luchar duramente por desintoxicarse emprende una batalla sin cuartel contra el narcotráfico, su obsesión, sacar cuanta más droga posible de la calle, al precio que sea, sin tener en cuenta que hay líneas rojas que es muy peligroso cruzar.

Posiblemente lo más original de esta novela sea su estructura, y ese símil con el mundo del boxeo, un territorio vedado para mí, cuyas normas desconozco, donde yo sólo soy capaz de ver violencia y que Pere me ha hecho ver de otra forma. Así la novela no se divide en capítulos, si no en asaltos o rounds como un combate de boxeo profesional, pasado y presente de Alfa se van sucediendo, no es una narración líneal, si no que está plagada de flashback, el autor aprovecha para adentrarnos de forma sutil en el mundo del boxeo que encaja a la perfección con la historia que nos está contando y que termina venciendo por K.O. al lector en el ultimo asalto, al menos yo tardé en recuperarme de ese último golpe asestado a pesar de la justicia poética que esconde y es que la vida no siempre es amable y nos muestra el lado amargo de una forma muy cruel.

El autor se vale de valores olvidados en la sociedad actual, que solo unos pocos siguen practicando, la lealtad, la amistad. Alfa es un personaje muy peculiar, carismático, no se si el real es así, pero el personaje de ficción creado por el barcelonés es un diamante en bruto, que practica como pocos la lealtad a los hombres de su esquina a pesar de todos los golpes que pueda encajar y los hay que hacen tambalear su existencia y sus convicciones. Y es que la la vida es como un cuadrilátero, cuando te arrincona contra las cuerdas quien no tiene una mano tendida en una esquina está perdido, no encuentra cobijo y en esos momentos es cuando más falta hace para no terminar de perder lo que nos ancla a nuestra existencia.

Y una vez expuestos los dos pilares sobre los que se sustenta esta trama, su estructura con el símil del boxeo y un personaje muy logrado, me dispongo a hablar de valores, de los que creo que esconde esta novela,  porque cuando uno pierde su esencia y lo despojan de su dignidad, solo puede acogerse a lo que realmente importa.

La libertad, Alfa la representa en forma de moto, la que le incautaron cuando lo arrestaron, la misma que estaba y sigue pagando a plazos. Subirse a una moto y dejar correr los quilómetros le otorga esas alas que necesita, esa sensación que anhela en los días de prisión y que le proporcionan los libros. A pesar de estar en un modulo especial no deja de ser un policía en la cárcel, una persona privada de su libertad a pesar de no haber pruebas concluyentes. Allí dentro la vida es una sucesión de momentos iguales coleccionados por los internos, un permanente día de la marmota que solo se ve alterado por las visitas que reciben los presos y alguna actividad que les pueda llegar en mayor o en menor medida. Pere aprovecha para hacer un guiño al mundo del cine clásico.
Ese rectángulo de luz o de cielo que conforma un día tras otro, le va cortando las alas, le obliga a ansiar el campo abierto, ni siquiera el patio les da esa sensación. Por ello en cuanto consigue la libertad condicional lo primero que hace es subirse a la moto y rodar quilómetros y quilómetros montado en ella. Una sensación que conocen muy bien los amantes de este medio de locomoción.

La lealtad, Alfa constata que con el devenir de los años cada vez quedan menos hombres en sus esquinas, pero los pocos que hay lo son todo para él, son los que le ayudan a levantarse cuando cae, los que lo sostienen cuando flaquea. Por ellos sería capaz de cualquier cosa, hasta de complicarse aún más una existencia que no pinta nada halagüeña para el. Y a pesar de todo, es incluso capaz de un pequeño gesto egoísta de justicia poética, así al menos lo vi yo, como un acto de redención, como una forma de hacer las paces con ese pasado inmediato.

El amor, posiblemente en ese campo es en le que más me ha desconcertado Alfa, un ser incapaz de amar a ninguna mujer excepto a su hija, un hombre que clasifica a las mujeres en mujeres relato y mujeres novela, un gran admirador del género femenino que se entrega tanto en una relación que se siente vulnerable, sensación con la que no está dispuesto a convivir, aunque para ello tenga que renunciar a la mujer de su vida, si es que hay alguna que realmente lo sea, que parece que sí. Yo tengo mis dudas, porque el amor es entrega, y la entrega te hace vulnerable, como también te dan esa misma sensación los hijos, todo lo que amas es susceptible de causarte dolor y ser un punto débil en la coraza con la que te enfrentas diariamente al mundo y a la sociedad.

La lucha del bien contra el mal: Caín y Abel, nos encontramos ante una lucha tanto interna como externa que el autor nos expone en forma de metáfora, no solo el cuadrilátero lo es de la vida, también el nombre de nuestro protagonista, Abel,  más bien se asemeja a un angel caído a un Caín en potencia como lo ven en asuntos internos y quienes investigan su actuación. Alfa se asemeja a un angel caído desde la cima del mundo policial donde era inspector de estupefacientes al abismo de la cárcel acusado de narcotráfico. Pero si vamos más allá, la cárcel y la supervivencia en ella le despojan de toda identidad, le roban su dignidad, lo convierten en una persona distinta de la que era antes de entrar, en un actor que debe mantener las apariencias para no dar una visión de debilidad que podría ser su perdición. Nunca me había imaginado así la cárcel y sus devastadores efectos en una persona que no comprende porque ha llegado a la situación en la que se encuentra, aunque intuye que es fruto de un error cometido, que recurrentemente vuelve a su mente, a esos días iguales unos a otros, tan vacíos de contenidos como llenos de un tiempo libre que no puedes emplear en nada que te te de felicidad.

La denuncia social y la reivindicación, hace tiempo que pienso hacía que sociedad caminamos, hacia una en mi opinión muy permisiva, en la que se ha perdido el respeto a la autoridad, en la que aplicamos ciertas normas a rajatabla y le damos una laxitud intolerable a otras. La novela negra y policíaca tiene un gran componente de denuncia social, y esta no podía ser menos, en ella la historia de Alfa pretende denunciar hacia donde camina la nueva policía nacional mucho menos resolutiva que la de antaño, donde los dinosaurios se han extinguido sin que sean conscientes de ello, es decir los policías de la vieja escuela no son capaces de encontrar su lugar en ella, y las nuevas hornadas se pierden en un marasmo políticamente correcto pero poco eficaz. El Código Penal español quizás necesite una nueva revisión en la que se contemple ese cruce de líneas rojas en las que incurre un agente del orden cuando intenta hacer su trabajo de la forma más eficiente posible, que no se encuentren vendidos a merced de un articulado que convierte en delitos y muy graves el desempeño de una función pública. Pere Cervantes y Alfa al contarle su historia nos sacan de nuestra zona de confort, nos obligan a mirar donde preferiríamos no hacerlo, a posicionarnos del lado del que nunca lo haríamos. Sin darnos cuenta deseamos que a Alfa le vaya lo mejor posible, lo redimimos de una acción reprobable, porque el fin si bien no justifica los medios si que es poderoso. Al mismo tiempo que pone de manifiesto los plazos larguísimos en los que se mide la justicia española, en el que un procesado puede tardar seis años en ver resuelto su caso y mientras tanto como en el caso de Alfa suspendido de empleo y sueldo.

Con un lenguaje cuidado hasta el extremo Pere Cervantes hace gala de un estilo literario maduro, en constante evolución, que ralla en muchas ocasiones lo poético que nos obliga a reflexionar porque no da puntada sin hilo, no pone en la boca de su personaje la conclusión a la que quiere que lleguemos, nos da herramientas para llegar a ella y que asintamos cuando creamos verla plasmada. Un listón muy alto para una novela muy bien pensada, con más documentación de la que pueda parecer a simple vista, un arma de doble filo tanto para Pere como para el policía que se esconde detrás de Alfa porque su caso todavía está en los tribunales y aún así un acto valiente, que nos ha permitido disfrutar de una novela única que se va deslizando entre los dedos, que te ofrece horas de lectura serena y reflexiva y que te deja con ganas de más, de saber más.

Lo que más me ha sorprendido ha sido encontrar el cameo que el propio autor hace en la novela, ese policía que se convierte en escritor, y que se llama Pol, que vive en Benicasim y tiene una mujer y un chiquillo, blanco y en botella leche, o ese guiño a la novela Tres minutos de color, que Alfa lee estando en prisión, por si no nos había quedado suficientemente claro.

Se me quedan muchas cosas en el tintero, cuando una historia te remueve tanto por dentro es difícil escribir sobre ella, reflejar todas las emociones que te ha suscitado, desde las más positivas a las más negativas, puedo decir que he sufrido con Alfa en la prisión, que he intentado pisar el mismo cuadrilátero que él, que me he visto darle la razón cuando afirmaba que la estancia en la cárcel no te convierte en delincuente, pero que al salir de ella no vuelves a ser la misma persona. Me he entristecido con cada golpe recibido, me he alegrado cuando las cosas le iban medio decente y en ese acto de justicia poética del último capítulo.

Conclusión:

En resumen y por no alargarme más, Pere Cervantes se va consolidando en la novela negra española, se ha hecho un hueco por mérito propio, su cuidado lenguaje, su manejo soberbio de la lengua castellana y su figuras literarias, la valentía a la hora de estructurar tramas y crear personajes, le han valido un meritorio puesto que supongo que se cuidara mucho en mantener.

En cuanto a Golpes es una novela en la que todo está muy pensado, muy medido y en la que no sobra ninguna palabra y nos obliga a reflexionar, a abandonar nuestra zona de confort y mirar hacía nuestra sociedad y sus faltas. La vida vista como un combate de boxeo es una de las metáforas más bellas que he leído últimamente porque la vida te da golpes y que no se conviertan en K.O. técnico requiere de personas en las esquinas dispuesta a echarnos una mano cuando flaqueemos.


viernes, 10 de marzo de 2017

TRES MINUTOS DE COLOR. PERE CERVANTES

Encarar la reseña de esta novela es un acto complejo, porque la historia lo es, se adentra en el terreno de lo paranormal, de las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM), si partimos de que se adentra en un subgénero que yo trato de evitar a toda costa, podréis imaginar el miedo que tuve desde el minuto uno de encarar esta lectura, a pesar de que Pere en todo momento sonó tranquilizador, tanto cuando nos avanzó el tema en un club de lectura de su anterior novela, como en la presentación.

Me adentré en este libro pues con mucha expectación y un miedo atroz a que lo paranormal se le fuera de las manos, máxime cuando él ya había advertido que era una novela arriesgada, que posiblemente no habría medias tintas con ella, o gustaría o no lo haría, y aún así había decidido escribirla, y aún así había decidido publicarla con el apoyo de una editorial, Al revés, que suele apostar por historias distintas, quizás no tan comerciales, pero si únicas.

Empezar a leer y pegarse el libro a las manos es todo uno y gran parte de la culpa la tiene Coque Brox, un personaje rudo, roto, pero al que Pere le ha sacado mucho partido y que yo espero reencontrar en otra historia porque todavía da para mucho y tiene secundarios que pueden dar muchísimo juego, pero retomamos este punto más adelante.

No puedo más que recomendaros la lectura de esta novela, que no os va a dejar indiferentes, que seguro que os toca el corazón, independientemente de que creáis o no que hay algo más allá de la muerte, como dice Pere no es que yo crea mucho en ello, pero tampoco ninguno de los que han hecho el viaje definitivo han vuelto para desmentir a aquellos que si lo han hecho. y científicamente hay base para pensar que no es algo disparatado, por lo que hay un resquicio para la esperanza.

El autor:
Pere Cervantes nació en Barcelona en 1971 y se crió a caballo entre Poble- sec y el barrio marinero de la Barceloneta. Tras veinticinco años pateando las calles de este país con una placa en su bolsillo y un arma de fuego en su cintura (prefiere no imitar al inspector Méndez, de González Ledesma), afirma disponer de una mirada en modo grabación que le sirve de primera mano para crear sus novelas. En su paso por los Balcanes como miembro de las Naciones Unidas, aprendió que la hostilidad, al margen de etnias y religiones, suele atemperarse con la lectura.

Esta es su tercera novela policíaca después de haber publicado No nos dejan ser niños y La mirada de Chapman, ambas con Ediciones B.

Desde el año 2016 es colaborador habitual de la Cadena SER (SER cat), en "3-14-16: La nit que no s'acaba", y coguionista del largomentraje La soledad de las ballenas, del director de cine Rodolfo Carnevale, en la actualidad en fase de preproducción en Argentina.

Podéis encontrarlo en:

Twitter: @PereCervantes

Facebook: Pere Cervantes escritor

Argumento:

Si tienes intención de adentrarte en su lectura yo me saltaría el argumento porque para mi gusto desvela cosas que el lector debería descubrir por sí mismo, de hecho no había leído la contraportada hasta que he abordado esta reseña y me creo en la  necesidad  moral de advertir a todo futuro lector...

En Tres minutos de color la estéril lucha contra el tiempo y la muerte cobra un significado muy distinto.

Coque Brox es un inspector de policía de mediana edad, separado, parco en palabras, amante de todo aquello que conserve su esencia y acromatópsico, o lo que es lo mismo, percibe la vida en blanco y negro. Herido de por vida tras sufrir una pérdida irreparable, solo le alienta la lucha por recuperar el cariño de su hija adolescente.

En una Barcelona en caída libre, cuyos locales de diseño no logran acallar la apremiante nostalgia de sus habitantes, Brox investigará la violenta desaparición de Palma, amigo y compañero de profesión. Durante el tiempo que duren las pesquisas tendrá que mantener engañado a suspicaz comisario que no lo quiere en la investigación, sufrirá los persistentes intentos de suicidio de su exmujer y conocerá, muy de cerca, que es un ECM. Lejos de las clásicas novelas de procedimiento policial, el inspector Brox se verá obligado a visitar un terreno verdaderamente desconocido para él y para el resto de los mortales. Lo que un descreído como él nunca imaginaría es que hay lugares sobrenaturales que albergan la verdad, aunque el camino que conduce a ellos todavía siga siendo un misterio.

Tres minutos de color explora una cuestión para todos inevitable: ¿Que hay después de la muerte? No es una novela escrita solo para que te guste, lo es para que te estremezca, te haga dudar y reflexiones.

Entre Bambalinas:

Soy curiosa por naturaleza, no puedo evitarlo y después de leer una novela me asaltan las preguntas y una de las más recurrentes es ¿qué incitó al autor a adentrarse en esta trama?, ¿porqué escribir sobre un hecho y no sobre otro?, unas veces esa curiosidad se ve saciada y otras veces sigue rondándome por la cabeza. Por suerte esta vez Pere Cervantes en la presentación de su libro explicó porque escribió Tres minutos de color y porque tenía que ser esta y no otra su tercera novela.

Esta claro que ir a un territorio en conflicto bélico no es una experiencia baladí y menos si ese territorio es los Balcanes donde se han producido verdaderas aberraciones. Pere estuvo en Bosnia como observador de las Naciones Unidas para la Unión Europea, la experiencia lo dejó tocado porque nadie vuelve ileso de una experiencia así.

Cuenta Pere que en un viaje por carretera con su interprete por Sarajevo pararon en un enclave donde había una fosa común llena de cuerpos y la mujer, una bosnia de 45 años que había sido doctora, rompió a llorar. Cuando se tranquilizó iniciaron una conversación sobre la muerte y le confesó a Cervantes que no creía que todo acabara en este mundo y que había presenciado una ECM con un moribundo al que había asistido.

Esta conversación quedó grabada en la mente del escritor y ha tardado siete años en dar forma a esta novela, que como muchos podréis comprobar es muy visual, pasa ante los ojos del lector como si de un fotograma se tratara y la explicación está en que fue un guión antes que una novela.

Después de leer Tres minutos de color no puedo evitar establecer un cierto paralelismo entre Nadia la cardiocirujana de esta historia y la doctora bosnia que hacía de interprete a Pere Cervantes en Sarajevo, Tampoco puedo evitar establecerlo entre la lamentación del autor de que el mundo científico haya marginado a aquellos que han  apostado por estudiar las ECM desde la Ciencia y la advertencia que Oliver, el forense, le hace a Nadia cuando esta le comunica que va a dedicarse a estudiar en profundidad el tema.

Mi opinión:

He de comenzar agradeciendo a Pere Cervantes la valentía al escribir esta novela, una bomba de relojería que bien podía estallarle en la cara y el coraje de los editores de Al revés, una editorial que es todo un referente en el género negro español, por apostar por una historia tan arriesgada, tan distinta, y pantanosa por adentrarse en el terreno de lo paranormal.

Hablar de Tres minutos de color es harto complicado porque el autor va dando pequeños golpes de efecto, y lo verdaderamente atractivo de esta novela es dejarte sorprender por la trama, por los personajes, por los giros que va tomando la investigación y la vida de todos y cada uno de los implicados en esta trama, así que voy a ser cuidadosa, voy a intentar no revelar nada que pueda fastidiar la sorpresa a un futuro lector y sin embargo, voy a intentar seducir a todo aquel que todavía esté pensando si se acerca o no a esta historia.

Pere Cervantes hace gala en esta novela de una madurez narrativa que sorprende al lector que ya se ha adentrado en su obra, esta novela es más reposada, en algunos momentos roza la prosa poética, utiliza un vocabulario muy cuidado, elegante, al tiempo que se adapta a la perfección a los ambientes en los que se mueven los personajes, a mi me ha sorprendido esta faceta del autor, he disfrutado como una enana con su forma de narrar con la musicalidad de sus textos, con la poesía que iba dejándonos en forma de perlas, y no por ello perdía contundencia porque he podido destacar frases que golpeaban con fuerza, que incitaban a la reflexión, imposible quedarse con una sola, todas constituían mazazos para despertar la conciencia del lector, está claro que Pere con está novela no pretendía solamente entretener, quería ir más allá y en mi caso al menos lo ha conseguido, hace ya dos semanas o más que la he terminado y todavía  sigue en mi corazón, todavía me golpean con fuerza esas frases que en su momento apunté, tuitée, y como no Coque Brox y el Aspas se han ganado un lugar en mi corazón.

El punto fuerte de este libro se encuentra en su personaje principal Coque Brox, un tipo rudo, de pocas palabras, un policía a la vieja usanza en una Barcelona en pleno cambio, y el cuerpo de policía nacional no era una excepción. En ese contexto y con el futuro nada claro, todos piensan en como salvar el pellejo, y que los cambios les afecten los menos posible, pero Coque es un hombre roto, con heridas profundas y problemas difíciles de sobrellevar, a la pérdida irreparable que lo convirtió en otro hombre, se suma la desaparición de su compañero Palma, los continuos intentos de suicidio de su ex mujer y la hostilidad de su hija adolescente.

Y no contento con esto un percance la noche en la que desapareció su compañero le ha dejado como secuela una visión en blanco y negro que tiene que disimular a toda costa, la mala relación con su nuevo compañero que le parece un niñato chivato y la negativa del Comisario a que Coque investigue la desaparición de Palma al que da por muerto. No tiene muchos motivos el inspector para ser la alegría de la huerta, pero tampoco es para ser tan hosco, porque lo es con todo el mundo, con su compañero de piso, con su padre, con su ex mujer, con su ex suegra, e incluso con su hija a la que no sabe como acercarse.

Como no podía ser de otra forma la relación que mantiene con el Comisario es la válvula de escape en una novela que va asestando golpes como puños de hierro, ahí es donde Pere introduce las pequeñas notas de humor de esta novela, porque de drama va más que servida y el carácter del inspector no es precisamente festivo como os he comentado, a costa del comisario nos echaremos unas cuantas risas, juraremos en arameo y alguna que otra cosa más.

Coque es el alma mater de esta novela, un personaje que atrae, al que a pesar de todo quieres acompañar y que se rodea de secundarios de lujo, como el Aspas, creo que hasta que no apareció, Coque me tenía robado el corazón, luego fue este hombre vivido, amante de la música y experto hacker quién se quedó con él y me lo tiene tomado en prestamo, la humanidad que desprende hace que empatices con él, que quieras acompañarle en sus actos de boicot, lo entiendes como padre y como abuelo, me quedaba embobada con las anécdotas de su vida de músico. No me importaría reencontrarme con ambos en futuras historias, porque Coque es un caso con la tecnología, necesita alguien de confianza a su lado.

Y si de personajes hablamos también Rodri me tocó el alma en más de una ocasión, esa soledad, ese compartir con los parroquianos, ese libro de notas que venía a ser como un tuiter analógico, la historia que lleva a cuestas, no es un hombre menos roto que Coque, y sin embargo afronta su día a día de otra forma, y para mí es un ejemplo de como encarar las adversidades.

Y si alguno me sorprendió fue Jalil, el árabe que traduce las escuchas de la policía, un personaje afín a Coque y a su compañero un Palma, una tabla de salvación para el inspector porque le sirve de ojos al conducir, porque le ayuda con aquellos datos a los que no tiene acceso, porque la operación Lola le está vetada. Jalil nos da momentos de verdadera reflexión y también instantes de humor, porque el choque de culturas existe, y Coque es muy conservador, muy hombre para que le vayan con mariconadas, y Jalil es de los que piensan que cuando apremia lo que se tiene a mano bueno es.

Sin embargo me costó mucho acercarme a Oliver, empatizar con él, quizás  porque lo veía un hombre inseguro, un hombre que ocultaba sus escasas dotes sociales en su amistad con Coque y Nadia y en el juego en el que era sin duda el rey, el jugador más aventajado, el que sabía como burlar las normas, y colarse por los resquicios que el juego dejaba. No fue hasta la segunda parte en la que lo pude más o menos comprender y en la que me sorprendió muy gratamente.

Y algo parecido me pasó con  Nadia, la cirujana cardiovascular, la obsesión por su ex, esa incapacidad para pasar página cuando había decidido hacer su vida sin él, me ponía del revés, hay que ser consecuente con lo que uno decide y en unas cosas parecía que iba a serlo y en otras volvía una y otra vez a las andadas, también da un vuelco en la segunda parte, pero al principio es un poco más de lo mismo, una búsqueda del porque de una relación fallida. Después y sobre todo cuando conoce al muchacho autista es capaz de reaccionar, de cambiar el chip, de darnos pequeños destellos de alegrías.

Y si de personajes hablamos tenemos uno que lo impregna todo, Barcelona, esa ciudad que está experimentando cambios, está a punto de llegar la Policía autonómica con los cambios que eso conlleva, pero no son los únicos, la ciudad se está volcando con el turismo, y perdiendo la esencia, y eso se nota en los restaurantes, en los comercios, en sitios emblemáticos como las Ramblas, pero también en edificios. Y esa ciudad que Pere empieza a no reconocer, es una parte esencial de esta novela.

Esto en cuanto a los personajes, trazados con una elegancia exquisita, dibujados con guante blanco tanto en lo físico como en lo psicológico, con matices, para nada estamos ante personajes planos, cada uno es atractivo a su  manera, cada uno hace gala de una personalidad única e irrepetible y atrae o repele al lector por su actos.

En la primera parte nos encontramos una investigación policial al uso, Coque es el inspector de la sección de Desaparecidos, los años que lleva en el Departamento lo han convertido en un sabueso, es el que más casos ha resuelto, sin embargo hay uno que le escuece, uno al que no debe acercarse, y que sin embargo, es el que más le interesa, el que atañe a su compañero, porque no cree que esté muerto y porque sabe que los de Homicidios no van a ser capaces de encontrarlo ni vivo, ni muerto.

Al tirar del hilo Coque se va a encontrar con una red de pornografía infantil, que no solo se limita al intercambio de material blanco, porque no se bien como llamarlo si no que nos encontramos ante verdaderas aberraciones, y Palma se metió en su camino para vengar una  afrenta a una hija de la que Coque no tenía ninguna noticia. Ir transitando con Coque los últimos pasos de Palma para dar con un resquicio de su paradero en ocasiones ha sido doloroso. Coque es un inspector de la vieja escuela, uno de esos para el que el fin justifica los medios, no es para nada políticamente correcto, se mete donde no se le quiere, incumple ordenes de superiores, pone su vida en peligro, y no todo lo que va a descubrir le va a gustar.

Pero cuando el lector más a gusto está siguiendo con Coque la investigación para encontrar a Palma, el autor da un giro a la trama, un golpe de efecto que a mí personalmente me noqueó, porque la confianza con el autor no es tanta como para entrar hasta la cocina de su Facebook y recriminarle la afrenta que había sentido, en estado de shock seguí leyendo, quería saber donde pretendía llevarme, el libro se iba pegando a las manos, las páginas avanzaban unas veces más rápìdas y otras me sumían en una reflexión de la que me costaba salir, y no por ello nos olvidamos por completo de la investigación polícial, pero no es lo más importante en este momento. El mapa de las emociones me tuvo muchos días a mal traer, mi cabeza bullía cual olla a presión, la historia se quedaba en mi cabeza incluso cuando había cerrado el libro, en muchas ocasiones me encontraba dándole vueltas a la trama, no veía la forma en que Pere pretendía cerrar la novela.

Disfruté como una enana del falso sosiego que me brindaban esas páginas, me volví a echar unas risas a costa del Comisario Paco Palomares, empaticé con Coque cuando descubrió el quid de la question, que Palma intentaba vengar una afrenta que no le correspondía, y aunque el lo había sospechado desde el primer momento no esperaba que todo apuntara en la dirección que lo estaba haciendo.

Termina el remanso de paz, y en la tercera parte vuelve la acción de nuevo, Pere hace que me quite el sombrero en la resolución de la desaparición de Palma, Coque sigue siendo rudo, hosco y de pocas palabras pero intenta que su vida de un vuelco, acercarse a su hija y que esta no lo rechace, y sobre todo acercarse a su padre, a ese hombre que siempre está ahí aunque hubo un tiempo que no supo estar demasiado.

En una novela el final es el broche que inclina la balanza hacia el me ha convencido, o justo al lado contrario, en este caso Pere Cervantes ha dado en el clavo, ha sabido ponerle un broche de oro, ha sabido equilibrar la realidad y el plano paralelo, y puede que este no haya convencido a todos los lectores pero nadie me negara que el final es de diez, que ha sabido como pocos salvar unos muebles que no parecían fáciles de llevar a buen puerto.

Fue cerrar el libro y sentirme huérfana, faltarme Coque, y su eterna tristeza y ese transcurrir la vida en blanco y negro, faltarme el Aspas y su forma de ver la vida, faltarme incluso la pequeña María que apunta muchas maneras, y ese optimismo de Rodri y su taberna... Y sobre todo volver a la portada y entender muchas cosas, todo está condensado en ella, pero quizás sea necesario adentrarse en la lectura, incluso terminarla para verlo todo tan claro.

Conclusión:

Resumiendo que es gerundio, porque palique no me falta y me voy por las ramas, y últimamente la gente tiene poco tiempo, recomiendo leer esta novela, adentrarse en ella sabiendo lo menos posible, disfrutar de la prosa del autor, sentir los golpes que te asesta con frases contundentes que pretenden sacar al lector de su zona de confort, obligarle a reflexionar, a plantearse cosas que tenía asumidas y tenía como reales.

Disfrutar con esos escasos destellos de humor que nos levantaran alguna sonrisa cuando no alguna sonora carcajada, que viene a dar un poco de respiro a la tensión que se palpa, a tanta maldad como campa, porque el tema que toca esta novela no es baladí, las tripas se remueven, y hay momentos en que no dejarías títere con cabeza, terminarías tu solita, o solito con todos los malos sin tener en cuenta las posibles represalias.

Pere Cervates ha creado un personaje solvente, con mucho peso, un personaje que ha venido para quedarse, que a pesar de sus pocas dotes sociales hace que el lector le quiera, que empatice con él, que le siga, y que se quede huérfano nada más cerrar la novela, pero por si ello no fuera poco hay secundarios que son toda una joya, y puestos a pedir Pere si rescatas a este pedazo de inspector no te dejes por el camino a esos que tanto nos han deleitado.

Pues eso, que has de leerlo sí o sí, y ya tardas en descubrir, a Coque, y esa Barcelona de capa caída, que a mi me tiene enamorada, aunque preferiría la que conserva toda su esencia, pero no se puede estar abierto al mundo global, al turismo y conservar lo genuino, lo tradicional, se avanza a costa de perder lo que nos hace únicos

Os dejo el video de la presentación por si queréis disfrutar de la misma velada que yo







Esta reseña participa en la #YincanaCriminal2017 en el apartado Es una novela policíaca


domingo, 12 de febrero de 2017

Presentacion Tres minutos de Color Pere Cervantes. Libreria Argot

Coincidí con Pere en un el Club de lectura de Cosas&Musas, y ya nos adelantó que su próxima novela iba a ser muy distinta a lo que nos tenía acostumbrados y también que había cambiado de sello editorial, que se la publicaba Al Revés. Para un pagano en la materia podría no haber significado nada, para una lectora de género negro, significaba mucho, porque no tendrá la distribución de una gran editorial, no sacará tantos títulos anualmente, pero si cuida su catalogo, y pocas veces defrauda... ya se sabe para gustos los colores y siempre puede haber algún titulo que no nos convenza.

Mucho ha llovido desde ese Club de lectura en el que  nos divertimos como enanos y en que también algún enamorado de Roberto Rial y María Medem quedó un poco desconcertado al saber que de momento aparcaba a su pareja de investigadores y la isla de Menorca. Cuando empezaron a aparecer las primeras noticias en las redes sociales de la nueva novela de Pere empecé a frotarme las manos. En ese momento Ana Kayena y la que os escribe ya habían comenzado a poner en marcha la maquinaría de la Yincana Criminal, con muchas novedades y más asequible para los participantes y aún así la gente sigue temiendo la iniciativa, o igual nos teme a nosotras, eso no lo tenemos ninguna de las dos demasiado claro.

A pesar del miedo que me entró en el cuerpo cuando Pere nos adelanto a grandes pinceladas la temática de su nueva novela, supe que tenía que estar en la Yincana Criminal, supe que Tres Minutos de color se tenía que someter al escrutinio y los comentarios de los yincaneros, y lo conseguimos, una apuesta arriesgada, mi apuesta, que Ana rubricó de inmediato porque fui capaz de seducirla en la conjunta que hicimos de la Mirada de Chapman y quedó prendada de la prosa y los personajes de Pere.

Se acercaba la fecha de la publicación, la editorial nos había confirmado su participación en la iniciativa y a mi buzón de notificaciones de Facebook salta la alerta de la presentación de la novela de Pere en la libreria Argot de Castellón, un jueves, y con el horario que tengo se me hacía cuesta arriba, pero mi Pepito Grillo particular, Ana Kayena, que me hizo ver la conveniencia de asistir al acto, y la posibilidad de compartir unas horas con David Jimenez El Tito, cuya novela Muertes de Sobremesa no puedo dejar de recomendaros, me hicieron cambiar de idea.

HORAS PREVIAS A LA PRESENTACIÓN:

Mañana de locos propiamente dicha, y mira que por habituales no deberían ni ser noticia, pero cuando quieres estar fresca a las siete de la tarde, es lo peor que te puede pasar. A media mañana wasap a David para tantear si iba a estar libre, si pero con reservas, Dios esto empieza a no pintar bien. Hablamos a las cuatro a ver que pelos llevo yo.

La espalda me quemaba, las cervicales rabiaban y aún así me dije, venga se valiente, ve a la presentación, pero gensanta cuantas horas faltan, hay que matar el tiempo, de nuevo wasap a David, al final voy, y tú?, si pero localizado. Vale nos vemos allí. Me subo al coche, y comienza la aventura de aparcar por la ciudad de Castellon, cuando tu coche no es pequeño precisamente. 

Prueba superada en media hora he llegado más o menos cerca, y estoy aparcada. A ver nena que careto llevas? Ay mi madre si me han pasado por encima veinte o treinta años, se hace necesario un buen taller de chapa y pintura, por suerte mujer previsora no ha cogido el cepillo de pelo pero sí el neceser del maquillaje, manos a la obra y a ver que puedes hacer que no es plan que todo el mundo salga por patas cuando aparezcas por allí.

Miro el móvil, los minutos no pasan y faltan dos horas y media para la presentación, me meto en una cafetería muy conocida de Castellón, me tomo un te rojo, e intento leer para la lectura simultanea de la Yincana, lo intenté con todas mis fuerzas, pero en la mesa de al lado una señorita mantenía una conversación telefónica con más decibelios de los aconsejados y concentrarme resultó misión imposible, me salí de allí demasiado apresuradamente y cuando miré el reloj me di cuenta de que faltaba casi una hora para el acto.

Tampoco era nada descabellado en media hora llegaría David y los minutos empezarian a pasar, pero además iba a una  libreria, un paraíso. Al llegar me encontré con un escaparate de ensueño, se lo habían currado un montón los de Argot, les gusta cuidar a los autores de la tierra, y se nota. Adentro se ha dicho, con un poco de suerte en poco rato estaré sentada, el bolso pesaba quintales, dos libros y una agenda anual podrían tener la culpa, pero también mi monedero, que creo que deben haberlo hecho con piel de plomo, porque pesa que no es normal.

Pasillo arriba, pasillo abajo, que montón de libros, madre mía con todos los que tengo por leer y me apetecen todos, saca fuerza de voluntad niña, que te juegas el divorcio, recuerda como entren  más libros en casa... Me dio tiempo a recorrerme la librería dos o tres veces, vale no es muy grande, a charlar con las dependientas que me ofrecieron grabar un video para Facebook y participar en un fotocoll, que amablemente decliné, no me gusta que mi imagen ruede por las redes, y no era mi mejor día tampoco.

Por fin llega David, nos bajamos abajo, y mi bolso cada vez pesaba más, por fin pude soltarlo en la última fila, yo soy muy discreta y siempre la ocupo, pero David no lo es tanto y fuimos avanzando, tanto que me encontré en la primera fila, adiós discreción. Pero me dio para saludar a Pere Cervantes y para conocer a su  maestro de ceremonias, y  me sigo manteniendo, si algún día encuentro la constancia necesaria para escribir una historia, el será mi maestro de ceremonias, Raúl Ariza al que no conocía de nada, es un seductor de la palabra.

COMIENZA LA PRESENTACIÓN

Llega Pere bastante más justo de lo que esperaba, pero amablemente departe con nosotros, llega Raúl Ariza su presentador, y también Gregori Dolz su editor, aunque en realidad él es el que ha llegado primero y se ha sorprendido por no encontrar a Pere ya allí. A Pere le sorprende la cantidad de gente que hay allí congregada, me giro y me sorprendo porque hacía unos minutos allí no había nadie, o mejor dicho se podían contar, unas cinco o seis personas a lo sumo.

Pere encantado, Gregori sorprendido y Raúl Ariza se vino arriba, y que forma de abrir la presentación. Se notó que son amigos, que se frecuentan, que lo admira y que realmente le gusta lo que Pere ha escrito hasta el punto de decir que es lo mejor que ha escrito hasta el momento, y con conocimiento de causa porque lo ha leído todo, yo no puedo decir lo mismo.

Raúl dio vueltas y más vueltas alrededor de la novela, en un momento dado temí que me contara con pelos y señales lo que podría encontrarme y todo eso porque para él quien es el asesino no es importante, no le quita misterio a la novela, pero a mi si me lo quita la verdad en eso no puedo darle la razón. Argumentaba él que lo importante en esta novela no es lo que se cuenta si no como se cuenta, y el lenguaje que utiliza Pere, para él hasta este momento desconocido porque ralla lo poético, y siguió viniéndose arriba y yo temiendo a cada palabra que me dijera que el asesino era... y si al final lo consiguió, nos desvelo a todos y cada uno de los presentes que el asesino siempre es es el mayordomo, yo respiré tranquila pero creo que no fui la única, me da que Gregori también temía que dijera algo más de lo estrictamente correcto y Pere que supongo que tampoco es muy consciente de hasta donde puede llegar un presentador enfervorecido también lo hizo a su manera.

La verdad es que oir a Raúl era querer empezar a leer la novela allí mismo, pero claro él no nos lo iba a permitir, tan entregado estaba. Le pasó el micro a Gregori, que a penas pudo más que explicar porque habían decidido publicar una novela tan arriesgada como la que había escrito Pere, y poco más le quedaba por decir y poco más añadió, eso sí sacó muchas fotos, se le veía encantado.

El ultimo turno de palabra lo tuvo Pere, y la verdad es que se le notó en su salsa, encantado con su amigo, que le había puesto las cosas mas fáciles, o más difíciles, cualquiera sabe. Esta novela se germinó cuando estuvo de casco azul en los Balcanes, le ha costado 7 largos años de dar forma y escribir lo que vamos a tener entre manos, y es consciente de que no va a haber medias tintas con ella, o va a gustar al lector, o no lo va a hacer nada, y asume el riesgo, porque necesitaba contar esa historia, en la que nos advirtió que no esperaramos encontrar ninguna referencia a su paso por allí, pero nadie va una guerra y vuelve idemne de ella, y él no iba a ser una excepción.

Desde que supe que el ECM iba a ser parte de la trama de esta novela he estado temiendo que pudiera no gustarme, sin embargo oir a Pere y tranquilizarme fue todo uno, no me gusta lo paranormal ni en literatura y el bromeó que igual un día de estos los invitan a él y a Gregori a Cuarto Milenio. Comentó Pere que es una novela muy documentada, que ha acudido a fuentes científicas, que ha tratado el tema con mucho respeto, y que él es muy escéptico, pero como nadie de los que se han ido para siempre ha vuelto para decir que lo que cuentan los que si lo han hecho no sea así lo respeta, y lo plasma. 

No sabes Pere el peso que me quitaste de encima, y que he llevado como una losa desde septiembre en que a modo de primicia nos fuiste revelando alguna cosita de tu nueva novela. También hay denuncia social en esta novela y la peor parte se la lleva su ciudad Barcelona, que el dice que esta en total decadencia, entregada al turismo y con la esencia perdida, unas palabras muy duras para una ciudad que siempre he admirado, pero que viniendo de boca de un barcelonés su parte de razón tendrá. y como no, también su detective tuvo su momento de gloria, que bastante tocado había quedado en el turno de Raúl Ariza, quizás la anecdota más graciosa es que Coque es como lo llamaba a él su padre, y desde ese momento me tiene dando vueltas a la cabeza, porque todos los Coques que conozco se llaman Jorge, y el Pere. Toda presentación que se precie no puede terminar sin un turno de preguntas. Y yo pensaba, pero que vamos a preguntar si los que estamos aquí no hemos leído aún la novela.

Alma de cántaro, siempre hay una pregunta, y en esta ocasión versó sobre el título de la novela. Y me sorprendió que a pocos días de entrar en imprenta no tuvieran todavía uno, tanto Pere como Gregori coincidieron en que fue un verdadero quebradero de cabeza, nos comentó el autor los que habían barajado y teniendo justamente Tres minutos de color delante me parecieron despropósitos. Como siempre los amigos salen al rescate y fue uno que se dedica al marketing el que dio con el titulo con las pocas pinceladas que Pere le dio de la novela y claro de lo que conocía de su etapa en los Balcanes y lo que le inquietaba.

Tan lento que se había deslizado el tiempo hasta que comenzó la presentación, empezó a fluir con gran
rapidez durante ella, así que dieron paso a las firmas y ahí fue cuando fui consciente de la cantidad de gente que habíamos allí congregada, me armé de valor, y me puse a departir con algunos autores locales allí congregados, y con un quitate tu pa ponerme yo, fueron desplazando a los sufridos lectores para hacerse fotos y de paso darle un respiro a Pere.


Disfruté como una enana con las reflexiones de Raúl Ariza, con la conversación mantenida con la pareja de Luis Rodriguez, perdona soy muy despistada para los nombres y si me lo dijiste se me ha olvidado, incluso hablamos con Vicente de la librería Argot, y al fin me toco mi turno de firma y pude bromear con Pere incluso descolocarlo con la pregunta más inocente del mundo, en fin nos echamos unas risas a cuenta del malentendido y ya nos ibámos a tomar unas cervezas cuando llegó el último libro para firmar.

DESPUES DE LA PRESENTACIÓN

Pues con eso y un bizcocho debería de haberme ido a casa que ya eran horas, pero continuó la fiesta, la librería Argot tiene una zona de cafetería y allí junto con uno de los dueños nos quedamos unos cuantos casi todos autores, sus parejas y una yincanera que se lo estaba pasando de lujo con Raúl Ariza y sus ocurrencias.

Una tarde de lo más completa, y ahora querido Raúl deseando estar presente en la presentación de tu libro Un viaje solo para hombres, publicado por Versátil creo que me será complicado ir a Benicasim, pero intentaré estar en Argot el 3 de marzo.

Si queréis ver un video de la presentacion podéis acercaros a este tuit  y veréis una secuencia de fotos

https://twitter.com/cuadernosmed/status/830024470983229441

Gracias a Gregori por permitirme usar sus fotos, porque yo tenía la batería al limite y poco pude hacer

viernes, 30 de diciembre de 2016

No nos dejan ser niños. Pere Cervantes

Conocí a Pere Cervantes en Castelló Negre, la verdad es que este año lo he disfrutado como una enana, tenía un acompañante de lujo, que a la vez era uno de los autores invitados, con el que hoy tengo una complicidad enorme, y que entonces que a penas nos conocíamos ya charlábamos por los codos, pero eso es otra historia que espero contaros en breve.

Conocí a muchos más autores y me reencontré con otro al que todavía le debo dos reseñas, creo que también llegarán pronto Julio, pero ya sabes que soy poco constante y que mi tiempo es el que es, aunque como nos hemos visto bastantes veces sabes lo que pienso de tu inspector Monfort y de tus dos novelas.

Siempre he defendido que a un autor hay que empezar a leerlo con su primera novela,  sobre todo si se trata de una serie que comparte personajes, puesto que aunque sean autoconclusivas se pierden matices acerca de su forma de ser que luego nos dejan cojos cuando leemos la siguiente de la serie. Y así se lo hice saber a Pere que en plena promoción de la Mirada de Chapman defendía que se podía empezar directamente por esta sin leer No nos dejan ser niños. En aquel momento no había leído ninguna de las dos, y eso que había tenido esta última en el punto de mira para la Yincana Criminal, pero las reseñas que iba leyendo y mi escaso tiempo me hicieron aparcarla.

Parecía que esta segunda novela estaba revolucionando la blogosfera, incluso lectores a quien no les había acabado de convencer la que hoy reseño se deshacían en elogios sobre la última, así que después de compartir charlas con Pere y de argumentarle que me parecía imprescindible comenzar la casa por los cimientos me hice con un ejemplar de cada una.

Después de leídas las dos me ratifico, para conocer a María Medem y Roberto Rial, para saber que les une y que les separa, hay que leer sí o sí, No nos dejan ser niños, que no deja de ser una novela menos madura que su sucesora pero con unos personajes muy fuertes y atractivos que te harán olvidar los pequeños chirridos que puedas encontrar.

Después de Castelló Negre he coincidido con Pere en el Club de lectura de Nules de Cosas y Musas, hemos podido hablar largo y tendido de sus dos novelas y de los proyectos de futuro, y espero coincidir ya que  vive y trabaja en mi provincia en más actos con él, incluso me gustaría que volviera a pasarse por el club en cuanto publique de nuevo.

Pero en estos momentos nos ocupa No nos dejan ser niños, una novela que no es redonda, a la que se le pueden encontrar peros, pero que está bien tramada y tiene dos personajes muy sólidos con los que nos volveremos a encontrar y espero tenga a bien Pere retomar algún día, porque para mí son una pareja que todavía tiene que dar mucha guerra y puede dar mucho de sí.

El autor:

Pere Cervantes(Barcelona 1971, cuando la vida era en sí una novela negra)

Diagnosticado por quien bien le conoce como un tipo nostálgico, tozudo por vocación y soñador, lleva casi veinticinco años pateando las calles de este país con una placa en el bolsillo, una pistola en la cintura y una mirada en modo grabación que le sirve, de primera mano, para crear sus novelas.

Es lo que se conoce en el argot policial como un miembro de “la pringue”. Afirma que se licenció en la carrera errónea, que en esa época no existía la licenciatura de narrador de historias,  y que su experiencia de tres años en los Balcanes como observador de paz  de la ONU le enseñó que la hostilidad, al margen de etnias y religiones, suele atemperarse con la lectura. Es autor de Trescientos sesenta y seis lunes, La soledad de las ballenas, Tranki pap@s y Rompeolas

Esta es la biografía que ofrece la editorial y me ha gustado tanto y la veo tan como él es que he decido hacerme eco de ella, creo que ya he dejado claro que hablar con Pere es una gozada y que atiende a su público fenomenal.

Sinopsis:

Ciudadela, Menorca. Cuando María Médem se reincorpora a su puesto de agente de la comisaría local tras una baja maternal, aparecen en la isla dos sexagenarias asesinadas. En el domicilio donde se descubren los cuerpos se dan tres coincidencias: un fuerte olor a algo parecido a la hierbabuena, una misma canción de Raphael reproduciéndose una y otra vez en el ordenador y un orden estricto en todas las estancias. El pasado de la protagonista como integrante del grupo de Homicidios de Barcelona es razón suficiente para que le encarguen una investigación que se presenta compleja.

Compatibilizar sus obligaciones de madre con su trabajo, a pesar de las ausencias intermitentes de su marido por exigencias laborales, incluso la turbadora presencia del enigmático Roberto Rial, responsable de la unidad de Homicidios de la central en Madrid, no son ni de lejos la principal preocupación de María. Su verdadero problema tiene nombre y apellido: Amparo García, su suegra.

Dormir varios días al mes con medio lecho vacío, trabajar en una comisaría repleta de tipos insensibles y tener un bebé del que ocuparse, pueden convertir la vida en un infierno. Pero tener que vérselas con una suegra insoportable que incluso podría ser una asesina de ancianas, es algo definitivamente peor.

Una novela negra actual y cercana que desconcierta al lector desde la primera página, obligándolo a modificar constantemente su opinión y empujándolo a continuar leyendo.

Mis impresiones:

Desde el primer momento me atrajo el enclave en el que se ambienta esta novela, si bien es cierto que en los últimos años estamos asistiendo a una localización que huye de las grandes urbes, también lo es que las islas tienen sus peculiaridades que a un foráneo se le pueden escapar, cuando más pequeño es el lugar en que se ambienta más se puede pillar infraganti a un  autor, y creo que es por ello por lo que Pere Cervantes no se mete demasiado a fondo en el carácter de los autóctonos, nos hace pasear por sus calles, nos hace sentir ese viento de tramuntana tan frecuente por esos lares, pero no profundiza demasiado para no caer en errores. También puede deberse a ello que sus protagonistas sean de la Península aunque María resida allí desde hace años.

Si me atrajo la isla, Menorca, no menos lo hizo que su protagonista fuera una mujer, María Medem, agente de policía que en este momento realiza sus funciones en la oficina de denuncias pero que proviene de Homicidios. Lo que me sorprendió y ahí comencé a temblar es que Pere se atreviera a meterse en la piel de una mujer que ha sido madre recientemente y se ve obligada a conciliar la vida laboral y familiar y que la convierta en la narradora de su historia. Quizás porque hombres y mujeres solemos ver la vida de distinta forma, quizás porque los roles de la crianza siguen siendo en su mayor parte femeninos, sobre todo si tu marido pasa varios días al mes en Shangai y el cuidado del bebe recae únicamente en tus manos, se que muchos lectores no se han creído a María, pero yo me he sentido en muchas ocasiones identificada con ella, en ese dilema de elegir entre el cuidado de mi hijo y el ejercicio de mi profesión, también me he sentido mala madre, y también he creído que nunca estaba en el sitio en que debía, y en ese sentido la labor de Pere me ha parecido encomiable.

Incluso podría decir que me sorprendió bastante que Pere diera en el clavo de esa manera, luego cuando charlé con él y supe que tenía un niño de corta edad, intuí que pudiera haberse inspirado si no en su mujer en otras que habían pasado por la misma situación que María, puesto que hay trabajos muy absorbentes y difíciles de sobrellevar cuando se tienen niños de corta edad. Además Medem no pasa por su mejor momento, y eso se nota en sus reacciones, a veces un tanto histéricas, otras desproporcionadas, pero nada ayuda a esta mujer que vive al borde de su propio abismo.

Mientras leía pensaba, mira que Pere los tiene bien puestos, con la de lugares que hay para ambientar una novela, se me pone a matar en un una isla y no precisamente de las más grandes, en un lugar idílico, tranquilo en el que nunca pasa nada, aunque eso mismo pensaba yo de mi provincia y mira por donde también hay quien se ha atrevido a hacerlo. Y es que si bien no tengo el placer de conocer personalmente Menorca, mi hermana lo ha elegido en varias ocasiones mientras los gemelos han sido pequeños, y siempre ha subrayado que es un excelente lugar para viajar con niños por la tranquilidad y seguridad de la isla.

También es verdad que no son crímenes truculentos, no vamos a leer imágenes sangrientas, para lectores asiduos al género puede que se les quede corto, sin embargo, si que inquieta un tanto encontrar a sexagenarias simulando un suicidio, en su casa impoluta y con una canción sonando en bucle en su reproductor. Y esa canción es ni más ni menos que No nos dejan ser niños de Raphael, una canción que no se si los muy fan del cantante conocerían, yo confieso que no, y que después de oírla tampoco la pondría entre las que más me gustan de él.

Tanto la canción como el titulo, que tampoco es lo que más me gusta de esta novela, hacen referencia a las infancias que terminan demasiado pronto, desde muy chicos damos a los niños mensajes contradictorios como ya eres mayor para hacer eso, eso sólo lo hacen los bebés, sin embargo estamos hablando de infancias que terminan bruscamente por algún hecho que hace madurar al niño demasiado deprisa y sin tiempo para serlo, y no sólo es el caso de la asesina de este libro, y no creáis que os descubro nada, desde el principio se sabe que solo ha podido ser una mujer, si no prácticamente de la mayoría de los personajes.

María vive en un mundo de hombres en el que no se siente valorada, viene de investigar homicidios en Barcelona y se encuentra en Menorca atendiendo denuncias, su trabajo no la motiva, su marido está fuera quince días al mes por trabajo, su relación no atraviesa su mejor momento, trabajar y ocuparse de su hijo se le hace cuesta arriba, menos mal que su vecina le echa un cable, sin embargo, tampoco ella pasa por su mejor momento económico y personal, y para rematar todo ello  y sin previo aviso, su suegra llega cargada de maletas dispuesta a quedarse una larga temporada, y si las relaciones nuera suegra nunca son idílicas esta es un polvorín que desequilibrará a María, en el momento en que  todos los indicios apunten a que ella podría estar detrás de las muertes.

Nunca he estado en una comisaria y menos trabajando, pero me he sentido en muchos momentos indignada, y no es que el trato sea muy distinto del que se pueda encontrar en cualquier otro sitio porque compañeros repelentes los puedes encontrar en cualquier lado, pero parece que Medem los colecciona. Y si no fuera poco el polvorín en el que se ha convertido su vida, el pasado llama a su puerta, A la isla llegan refuerzos ante la incapacidad para resolver los crímenes, con toda su fuerza desembarca Roberto Rial, y con él María comienza a redescubrir su feminidad, recupera su verdadero sitio dentro de la policía, pero también sufre los mayores dilemas maternos, porque Rial exige tiempo completo durante la investigación, y María ya tiene suficientes problemas para añadir uno más a su día a día.

Con estos ingredientes nos encontramos una novela en la que hay un poco de todo y en las dosis adecuadas, unos crímenes que para los asiduos al género pueden resultar light, una suegra con todos los clichés que da mucho juego, sexo el justo y necesario, amor y desamor a partes iguales, amistad en estado puro, y machismo controlado. Porque todos y cada uno de los personajes tienen algo que esconder, una parte de su vida que llevan oculta a la vista de sus conocidos.

Al ser la primera de la serie creo conveniente hablar de los personajes, tanto de los que nos van a acompañar de nuevo, como de aquellos que se apearan en esta primera entrega.

María Medem: de ella ya os he dado muchas claves, es la narradora de esta historia, y lo hace con una voz muy íntima, yo fui no solo capaz de meterme en su piel, si no de entenderla completamente, en algunos momentos llegué incluso a sufrir con ella, y eso a pesar de que mi maternidad me queda un poco lejos, y de que yo nunca he compartido con ella profesión.

María es una mujer fuerte, una madre entregada que ve como su vida se desmorona, su matrimonio parece que va diluyéndose con los continuos viajes de su  marido, no es fácil dormir con la cama vacía la mitad del mes, y criar sola a un hijo, pero es que cuando están juntos las cosas entre ellos tampoco marchan. Su principal apoyo es su vecina, madre de un adolescente y con problemas económicos que trata de solucionar como puede, me ha gustado mucho este papel, es un secundario muy necesario en esta historia.

María es un mar de dudas, y tiene la culpabilidad agarrada al corazón como una lapa y para empeorar eso aparece un antiguo jefe, una relación inacabada y el despertar de su interior femenino, menudo baile de hormonas. Y para rematar la faena, aparece la suegra, empieza a sacarla de quicio, se comporta de una forma tan extraña que llega un momento que para María todos los indicios apuntan a ella. La vida en su casa comienza a ser un calvario con un marido egoísta que nunca piensa en ella, una suegra manipuladora, un jefe que exige de ella más y más dedicación y unos sentimientos desbocados y sin frenos, y todo ello logra transmitirlo en primera persona. María pasa por todos los estados que una mujer superada puede pasar y eso quien en alguna ocasión lo haya sufrido lo sabrá ver, porque para mí María es muy creíble.

Roberto Rial: Si María seduce por lo humana y cercana, Roberto por todo lo contrario, es el misterio hecho hombre. Roberto es inaccesible, tiene una parte oscura que ni siquiera María conoce. Un hombre centrado en su trabajo, metódico, exigente hasta decir basta, el tipo de jefe que puede sacar lo mejor de sus empleados, pero también capaz de sacar lo peor.

Es Roberto quien saca a María de la sección de denuncias y la pone a investigar los crímenes, es él quien lucha con sus demonios internos porque rescatar una relación que un día no funcionó o dejó de funcionar le asusta, además ahora María está casada y es madre.

Rial es un personaje con un magnetismo impresionante, atrae, seduce y se mete en la retina del lector, lo vemos tal y como lo ve María y quizás por ello, porque esta desconoce tanto de él el aura de misterio que desprende es tan grande, lo que si puede verse claro es que Rial es una persona con una infancia rota, un hombre herido incapaz de mirar el futuro, porque no ha sido capaz de afrontar el pasado que tanto lo atormenta.

Bruno: El marido de María, un personaje con el que cuesta empatizar, egoísta hasta decir basta, mimado en exceso. Bruno se nos presenta como un lastre para nuestra protagonista, que no es tonta y sabe porque pasa tanto tiempo en el extranjero. Empatizar con él me ha sido imposible, es de esos personajes que no logras entender de ninguna manera, ser hijo único no es motivo suficiente para comportarse de esa forma, para dedicar tan poco tiempo a tu familia y a tu hijo. Bruno busca separar a María de todo aquello que la hace feliz, de su vecina, de su trabajo... me atrevería a decir que es como poco un maltratador sicológico en potencia.

Amparo García: La suegra, un personaje que ha dado muchísimo juego y que ha despertado mis instintos asesinos en más de una ocasión, comprender su actuación en ocasiones me resultaba difícil, conforme avanza la novela vas pensando que el odio que siente hacia Maria por haberse llevado a su único y mimado hijo es irracional, pero como no podía ser de otra forma tampoco todo lo que está a la vista es lo que parece y al final lograremos entenderla e incluso redimirla.

Amparo es todo un personaje, al que veremos hacer la vida imposible a María, la veremos sobre actuar y también sufrir cuando se entera de los crímenes, es quien da una de las pistas fiables en la investigación, no puedo decir que ni siquiera al final haya empatizado con ella, pero reconozco el atractivo del personaje y la potencia que ha sabido imprimirle Pere, y por desgracia relaciones de nueras y suegras tan destructivas haberlas haylas.

No son todos los que son, pero si todos los que yo creo necesario destacar, mención aparte merecería quizás la asesina, pero temo descubrir alguna cosa, ella tiene voz propia, nos explica porque hace las cosas, nos pone de vez en cuando la piel de gallina, me ha gustado esa voz, esa forma de escritura distinta, ese adentrarse en la mente del criminal porque te da pie para ello, pero quizás por ello a los lectores asiduos al género se le ha dado demasiadas pistas y han descubierto su identidad demasiado pronto a pesar de los esfuerzos del autor para que el lector mirara en otra dirección.

Conclusión:

Nos encontramos ante una novela entretenida, no es la mejor del autor, pero si que es un comienzo de serie que gracias al atractivo de la pareja investigadora se deja leer. Seduce el enclave en el que se ambienta la historia, y y los personajes protagonistas y secundarios.

No es redonda, no por supuesto que no lo es y más si eres asidua al género, porque descubres muy pronto quien es la asesina, porque los crímenes son muy ligeros, sin embargo el autor ha sabido dosificar bien la acción y aunque no ha sabido mantener hasta el último momento la identidad del asesino ha dosificado la intriga y ha mezclado los diferentes ingredientes de esta historia con gracia, de manera que en mi opinión se engancha al lector para una próxima entrega

Y al pie de esta última línea una queja, y es que la novela no ha acabado como a mi me hubiera gustado, pero si lo ha hecho con una gran humanidad, y de forma muy propia al carácter de María, es una de las cosas que seguramente más le habrán reprochado a Pere, yo he entendido a Medem hasta en esta última decisión, aunque no por ello le hubiera dado un baño de realidad.

El final es muy abierto, cada cual que ponga el que más le guste, por suerte yo tenía preparada la segunda y pronto pude ponerle el final real, no puedo decir lo mismo cuando terminé la Mirada de Chapman, con un final que te vuelve a dejar con ganas de más, pero sabiendo que de momento no hay una tercera entrega de esta pareja.

Si te apetece conocer a María Medem y a Roberto Rial no puedes perderte esta novela, no es redonda pero es la que te va a permitir conocerlos, y para mí es indispensable.

Os dejo la portada de la edición de Circulo de lectores que me parece muy pero que muy atractiva