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miércoles, 15 de enero de 2020

El show de las marionetas. M. W. Craven.

Cuando Babelio me ofreció postular por El show de las marionetas, no me lo pensé dos veces. Los que  sois asiduos a este blog sabéis lo que me gusta el thriller, la novela negra, los detectives atípicos, las novelas con muertos en los que hay que resolver quién, y sobre todo porqué... y a golpe de sinopsis esta novela lo tenía todo. Aposté y el resultado de esa apuesta ha resultado ganadora, ha superado mis expectativas y en un futuro quiero seguir las andanzas de Poe y Tilly. Quiero volver a la agreste Cumbria, o igual Craven prefiere cambiar de escenario, yo seguiré apostando por sus personajes y sus tramas.

Cómo habréis adivinado la novela llegó a mi casa, antes de su publicación, en una edición no venal, me tuvo completamente abducida, buscaba cada segundo libre para viajar a Cumbria con sus círculos de piedra, para reunirme con Poe, Tilly y Flynn para seguir investigando, me  vi buscando sospechosos, llevando una línea paralela a la de ellos, haciendo mis propias cábalas, errando un sospechoso tras otros, disfrutando a cada giro, recibiendo el mazazo en el giro final que no esperaba para nada.

De una investigación no se sale indemne, de una novela negra de este tipo tampoco, llevo una rachita de encadenar libros que remueven, que duelen, que me hacen reflexionar y cambiar puntos de vista, que ponen de manifiesto atrocidades que pensaba que ocurrían muy de vez en cuando. Realidades incomodas que se quedan conmigo mucho después de haber cerrado la última página.

Pero me voy por las ramas, y es hora de meterse en harina, de picar vuestro gusanillo para que os adentréis en esta historia y conozcáis a sus personajes, y la maldad que campa a sus anchas por las páginas de esta novela. Estáis dispuestos a plantearos quien es victima y quien verdugo?

El autor:

M.W. Craven nació en Carlisle pero creció en Newcastle, donde se unió al
ejercito con tan sólo dieciséis años. Pasó los siguientes diez años viajando por el mundo. En 1995 estudió Trabajo social especializado en criminología. Ahora se dedica en exclusiva a la escritura. Actualmente está casado y vive en Carlisle con su esposa.

El show de las marionetas, ganadora del premio Gold Dagger a la mejor novela de 2019, es la primera entrega de la serie protagonizada por Washington Poe.

Sinopsis:

Un asesino en serie está quemando vivas a sus víctimas. No deja ningún tipo de pistas en las escenas del crimen y la policía ha perdido todas las esperanzas de encontrarlo. Cuando su nombre aparece en los restos carbonizados de la tercera víctima, Washington Poe, un detective suspendido de empleo y caído en desgracia, recibe la llamada para hacerse cargo de la investigación, un caso del que no quiere formar parte. De mala gana acepta, al igual que su nueva compañera Tilly Bradshaw, una brillante pero poco social analista. Pronto la pareja descubre una pista que solo él podria ver. El peligroso asesino tiene un plan y, por algún motivo, Poe forma parte de él. Mientras el numero de víctimas sigue aumentando, Poe descubre que sabe mucho más acerca del caso de lo que jamás se habría imaginado. Y en un final aterrador que echará por tierra todo lo que creía saber sobre sí mismo, Poe comprenderá que hay cosas mucho peores que ser quemado con vida.

Mis impresiones:


El show de las marionetas tiene uno de los comienzos más impactantes que recuerdo, un brutal asesinato que parece que esconde un ritual. Lo tiene todo para enganchar al lector y mantenerlo pegado a la trama, porque a ese principio que te deja con ganas de más hemos de sumarle los giros constantes que al menos a mi me dejaban con la boca abierta, sin aliento, con más preguntas que respuestas, aunque estas no tardaban en llegar, a veces unas páginas más adelante, en otras ocasiones llegaban en el siguiente giro, el autor no deja tregua al lector de mente analítica, al que no le gusta que se lo den todo mascado.

Por si eso no fuera poco no nos ofrece los clásicos personajes que podemos encontrar en cualquier novela de este tipo, Poe al que podríamos considerar el protagonista rompe con los arquetipos del género, no es un bebedor aunque si que tiene una parte oscura en su pasado, pero ello tampoco lo convierte en un ser arisco. Más bien nos encontramos con una persona políticamente incorrecta, que sigue una pista más allá de los límites que establecen las ordenes de un superior. Que actúa aún sabiendo que ha cruzado una línea roja, y no rehuye las consecuencias de sus actos. Un inspector mediocre pero un sargento con un olfato muy fino, capaz de llegar donde otros no ven indicios, quizás por ello se ve involucrado contra su voluntad en un caso que hubiera rechazado. La personalidad de Poe es muy compleja, tenerlo de compañero no debe ser fácil por lo imprevisible que es, sin embargo esta siempre atento a las necesidades de sus compañeros de investigación, intentando no perjudicarlos en sus salidas de escena.

Pero Poe no esta sólo en este enredo, le acompaña Tilly Bradshaw, a la que podríamos considerar una secundaria de lujo, pero me niego a ello, porque tiene madera de protagonista. Nos encontramos ante un ratón de oficina, una mujer con una inteligencia por encima del 200, muy aguda, con una mente analítica espectacular que deja mudo al lector, pero con escasas habilidades sociales, carente de humor, sin un ápice de empatia al principio de la novela, motivos por los que es el blanco de las bromas de sus compañeros, y atrae como un imán a los abusones. A lo largo de la lectura de la novela me he planteado muchas veces si Tilly padece Asperger, todo indica que sí, pero la evolución del personaje es tan brutal, tan tremenda, que no se si eso encaja en el síndrome en cuestión. Sería un puntazo que se mencionara si es Asperger porque podría ser de ayuda para muchas personas que lo padecen, y los visibilizaría.

La pareja de investigadores nos darán horas de buena lectura, nos harán pensar, nos involucrarán en sus teorías y volverán loca a la inspectora Flynn, que sabe que tiene a sus dos mejores bazas investigando, aún no sabe como se van a llevar entre ellos, sin embargo su trabajo en equipo es sensacional.

No son todos los personajes pero si todos los que yo te voy a presentar a riesgo de descubrirte algo que mejor lo hagas a su debido tiempo, para mayor disfrute de la lectura. Aunque parezca raro si me tuviera que quedar con un personaje ese sería Tilly, esa desmañada muchacha que crece a pasos agigantados e inseguros fuera de la protección familiar me ha despertado ternura, la he visto crecer, madurar, afrontar situaciones que nunca hubiera imaginado. Y pone de relieve valores que hoy están en desuso como la lealtad y la amistad. 

Si algo tienen las novelas de este corte es que son previsibles, a mi esta no me lo ha parecido, me ha roto los esquemas a cada giro que da la trama y hay un buen número de ellos, quizás las personalidades de los protagonistas también han ayudado a esa imprevisibilidad, dentro de sus características al menos Poe actúa como se esperaba, Tilly menos porque rompe sus reglas tantas veces que no sabemos como va a actuar, aunque sigue un patron. Pero si hay algo que los caracteriza es que siguen los dictados de sus corazonadas, ¿hay algo más imprevisible que eso?.

Merece mención especial Cumbria, casi se podría decir que es un personaje más de la novela, uno muy importante con todos los círculos de piedra que hace servir el asesino como firma, es meticuloso, no deja rastro en la escena del crimen, pocas son sus firmas y se repite el patrón a cada asesinato. Sin embargo, no pienso desvelaros que es común a cada asesinato porque descubrirlo causa desasosiego, y quiero que sintáis en vuestras carnes lo que sentí yo. Porque el autor no se regodea, pero tampoco le escatima al lector ninguna imagen, por dura que sea. Y reconozco que más de una me ha roto el corazón, situaciones que revuelven el estomago quizás más que las atrocidades del asesino. También es importante Cumbria por ese clima tan duro, ese territorio tan basto y penas habitado, casi se puede entender a Poe, solo por el sitio en que se ha criado, un lugar donde todos se conocen porque la concentración humana es más bien escasa.

En esta novela se denuncian muchos hechos que están demasiado presente en nuestros días, hechos que a fuerza de verlos en los informativos ya no generan en nosotros el estupor que deberían generar, sin embargo en la literatura le dan una vuelta, los presentan con toda su crueldad y al menos a mi me remueven, hasta el punto de no tener muy claro de parte de quién estaba, ¿víctimas y verdugo son la cara y la cruz de la misma moneda? ¿o realmente ambos son victimas y verdugos a la vez? Menudo dilema ¿verdad? 

Y ya solo me queda hablaros del final, pero no temáis, no voy a contaros nada, porque es una gozada llegar a él sin intuir el golpe que vas a recibir, de esta novela el protagonista sale muy tocado, pero también el lector, con las mismas dudas que Poe, apoyándolo en ese final que yo no esperaba, porque quizás no quise ver más allá de quién es Poe, porque es un final muy acorde a las características del personaje, redondo, un broche de oro que ya vislumbra que detrás llegan otras aventuras de este personaje peculiar, que espero siga teniendo de compañera de investigación a Tilly porque todavía le queda mucho para dar.

Conclusión:

Si te gustan las novelas adictivas no puedes dejar pasar El show de las marionetas, cuando cierras el libro te das cuenta de que el titulo le viene como anillo al dedo. Si te gusta que te sorprendan, que te rompan los esquemas, te gusta encontrarte con personajes fuertes, con personalidades complejas, esta es tu novela.

Poe y Tilly no te dejaran indiferente, seguro que el resto de personajes tampoco, no hay ninguno insulso, todos despertaran una emoción en ti, una filia o una fobia. Página a página mientras avanza la investigación seguro que cambiarás de idea mil veces. Igual te planteas como yo si no se tendrían merecido el castigo recibido.

El autor no se regodea en las crueldades pero tampoco las evita, no se saca ningún as de la manga, todo está a la vista, y la novela es como una gran puzle que se resuelve en el momento encaja la última pieza. Pero ¿encaja realmente? Eso lo habrás de descubrir adentrándote en las páginas de esta magnífica novela.

martes, 14 de agosto de 2018

ARDERAS EN LA TORMENTA. JOHN VERDON

Confirmado, soy un desastre con patas, y es que comenzar por la sexta de una serie cuando en la estantería esperan las primeras entregas no se puede calificar de otra forma, en mi descargo diré que cuando mi tiempo de ocio no cotizaba en bolsa la novela siempre estaba en préstamo, y cuando empezó a estar más libre aumentaron exponencialmente las novelas pendientes de leer y disminuyeron de forma considerable mis ratos lectores, en consecuencia las cinco novelas anteriores esperan el sueño de los justos en la estantería y he venido a conocer a Verdon y a su detective en la última entrega.

Después de terminarla y de casi sufrir un colapso por ese final que me dejó en estado de shock estoy deseando que pasen las oposiciones para poder dedicar parte de mi tiempo a liberar pendientes de la estantería, me he dado cuenta de que hay mucho y bueno entre sus baldas y le daré prioridad a la saga Gurney, porque parece ser que este que he leído no es el mejor de la serie y a mi me ha ganado como lectora.

El autor:

John Verdon trabajó en varias agencias publicitarias en Manhattan como director creativo hasta que, como su protagonista, se trasladó a vivir al norte del Estado de Nueva York en un entorno rural. Sé lo que estás pensando fue su primera novela, un éxito mundial. En 2011, Roca Editorial publica No abras los ojos, que también fue un éxito de crítica y ventas, a la que seguieron Deja en paz al diablo, No confíes en Peter Pan y Controlaré tus sueños. Su serie que protagoniza el carismático detective retirado David Gurney, es ya un referente del género negro y criminal.

Lo podéis encontrar en las redes en:

Twitter: @JohnVerdonSpain
Facebook: JohnVerdonSpainOficial

La Sinopsis:

La tensión ha ido en aumento en White River. El inminente primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo de una policía local inquieta a una población económicamente deprimida y racialmente polarizada, enfrentada por discursos incendiarios, manifestaciones airadas y casos de incendios y saqueos.

La situación en White River se vuelve realmente tensa cuando se producen más muertes en lo que parece ser una escalada de venganzas. Sin embargo, cuando Gurney se pregunta por la verdadera naturaleza de todo este baño de sangre y se centra en aspectos peculiariares de cada uno de los homicidios, el fiscal del distrito le ordena desvincularse de la investigación.

Obsesionado con los indicios que no corroboran la versión oficial de los hechos, Gurney decide actuar por su cuenta.

Mis impresiones:


Verdon ha supuesto para mí un gran descubrimiento, un autor inteligente con una prosa sencilla y ágil que atrapa al autor en su trama aunque esta al principio avance más lenta de lo aconsejado, aunque quizás debería haber dicho un doble descubrimiento, porque pocas veces un personaje tan sólido y evolucionado como Dave Gurney ha conseguido atraparme en su red de esa forma tan incondicional, hasta el punto de que si no tuviera por delante sesiones maratonianas de estudio y trabajo ya tendría encima de la mesita de noche sus cinco novelas anteriores, pero tendrá que esperar a octubre como mínimo.

En #SoyYincanera elegimos las lecturas con mimo, buscamos disfrutar comentando las lecturas, provocando un debate, resaltando aquellas frases que nos impactan, los personajes que nos atraen o los que nos repelen. En Arderás en la Tormenta hay de todo como en botica, pero sobre todo, hay un trabajo inmenso detrás, tanto en la creación de la trama, como en la de los personajes, algunos ya viejos conocidos de los lectores. Sin duda Verdon es un gran escritor, es capaz de denunciar problemas sociales americanos sin meter el dedo en la llaga de ninguna esfera de poder, aunque lo que pone de manifiesto en este libro no deja bien parado a ningún político y si me apuras tampoco a la mayoría de los policías, y medios de comunicación.

Mientras iba leyendo no podía quitarme de la cabeza esa sensación de dejà vu, no es lo que estáis pensando, no me refiero a que la trama me parecía copiada de otra novela, si no a que situaciones muy parecidas las había visto ya en algún telediario, más de una vez hemos visto la violencia de la que hace gala la policía contra la población negra. Incluso recuerdo un joven negro abatido porque supuestamente llevaba una pistola que no apareció junto al cuerpo. Me recuerdo reflexionando como no hay más motines por esa causa que desde fuera se me antoja muy grave.

Y precisamente eso es lo que plantea Arderás en la Tormenta, un motín o altercados provocados por una población negra empobrecida a propósito del primer aniversario de la muerte de un joven negro presuntamente inocente a manos de un policia. Nos encontramos con una ciudad al borde del colapso, con saqueos, incendios, y un rosario de muertes que siembran el desconcierto y el desorden público, y sobre todo el temor en las calles de White River. La profunda brecha entre la población blanca y la negra parece agrandarse por momentos y hacerse cada vez más insalvable. El odio aflora y se adueña de la situación.

Es bien conocido que hay dos sentimientos que mueven el mundo, el amor en sentido positivo, y el odio en el negativo, y en esta novela encontramos ambos, pero uno de ellos se va adueñando de la trama y la va empozoñando, va urdiendo un maquiavelico plan tan perfecto como sospechoso a ojos de un investigador avezado al que medrar políticamente le importa bien poco y no se conforma con las hipótesis de la línea oficial a las que le encuentra muchos cabos sueltos y mucho de conveniencia.

Verdon nos presenta una trama que va de menos a más, con un Dave Gurney que necesita de retos para ejercitar su cerebro, que no puede simplemente disfrutar de la naturaleza en la que se ha recluido, y por eso trabaja en una excavación en su propiedad y busca respuestas para cada hallazgo que hace. La situación que vive White River obliga al fiscal del distrito, Kline Sheridan a solicitar su ayuda, pero Gurney no se fía de sus intenciones, son viejos conocidos y no ve claro al fiscal, la balanza se inclina hacia el lado de la cooperación cuando recibe la visita de la viuda del policía abatido por un francotirador cuando hacía labores de control en una manifestación de la UDN.

Es conocido que detrás de todo gran hombre se esconde una mujer excepcional, en este caso, ella es Madeleine la esposa de Gurney, a la que el trabajo de este no termina de gustarle, la que lo intenta desalentar cada vez que se necesita su cooperación y que en esta ocasión lo impulsa a que acepte por empatía con la viuda del policía abatido. Gurney duda de la versión oficial desde el minuto cero, todo parece demasiado fácil, soplos muy oportunos, piezas que no encajan, y sobre todo una prisa mayúscula por parte de las autoridades en dar por buena una línea de investigación en la que todo parece encajar a la perfección sin tener en cuenta esas pequeñas estridencias que cada vez hacen más ruido, y cada vez molestan mas a Dave incapaz de dar por buena cualquier cosa.

Es ese ruido el que obliga a Gurney a pedir el consejo de un ex compañero de trabajo, tan ácido como agudo y sagaz. Hardwick es sin duda un personaje redondo, un contrapunto perfecto para Gurney, siempre dispuesto a echar una mano, incluso cuando las propuestas le parecen absurdas e incluso peligrosas. Es el pilar en el que se apoya Gurney cuando se encuentra en un callejón sin salida, quien le ayuda a ordenar las ideas, y le ofrece en ocasiones un punto de vista que a él se le ha escapado, sin duda un buen tandem, que a mi me ha hecho disfrutar como una enana.

La situación en White River se hace insostenible cuando los cadáveres se multiplican, cuando parece todo ser fruto de venganzas interraciales, en las que siempre hay algo que no encaja, ¿porque iba la UDN a asesinar a los únicos policías que simpatizaban con su causa e investigaban los abusos policiales contra la población negra? También en el asesinato de los activistas de la UDN parece haber cabos sueltos que nadie quiere ver. Cuando la investigación parece encaminada y hay sospechosos estos aparecen muertos, y Gurney se encuentra en otro callejón sin salida, pero milagrosamente no así el jefe de policía Dell Beckert, siempre parece contar con un informador que le endereza la investigación.

Aunque podría parecer que la novela trata de poner de manifiesto las profundas desigualdades entre la población negra y blanca en la tierra de las oportunidades, ese no es el tema principal, sino uno accesorio del que se vale el autor para denunciar la manipulación de los medios de comunicación en las campañas políticas. El poder de quien los controla para manipular por ende a los espectadores y futuros votantes, de ahí que Sheridan, Beckert, el alcalde y Cloutz todos cargos electos no atendieran tanto a los cabos sueltos de las endebles pruebas de las que disponían en aras a una pronta resolución del caso que les proporcionara votos en las elecciones próximas.

En America los medios de comunicación  son privados, en manos de magnates que apoyan a uno u otro candidato político en este caso es claramente visible la manipulación de la que hacen gala la televisión , con preguntas pactadas para un candidato y maliciosas para otro. Con la utilización de un presentador estrella para cantar las bondades del candidato apoyado por el dueño de la cadena y magnificar los defectos del oponente. El amarillismo del que hace gala la televisión americana es puesto en solfa por Verdon, incluso me ha parecido que lo ridiculiza y es que como periodista nunca he entendido porque los profesionales de la información se prestan a ese juego manipulador, a ese sensacionalismo barato que pretende mover los instintos primarios de las personas, sin dejarlas pensar, obligarlas a actuar en caliente.

Verdon va avanzando en la investigación con pasos lentos, seguros y con el único apoyo de Hardwick y Madeleine, se guía por corazonadas, por el instinto del sabueso que a pesar del retiro nunca ha dejado de ser, cada vez que una pieza encaja, se desencajan dos o tres, haciendo que se plantee varias hipótesis, giro tras giro el autor atrapa al lector en su red, hace que las páginas vayan fluyendo cada vez más rápidas hasta un desenlace vertiginoso y redondo, un final que deja al lector con la boca abierta, perplejo por no haber sabido ver todas las pistas que desde el primer momento anidaban en esos flecos que tanto chirriaban a Gurney y que no sabía como interpretar.

Nos encontramos ante un mago de la narración, un autor que cuenta historias verosímiles, que urde tramas atractivas, que te hace avanzar hacia finales de infarto que no se saca de la manga, si no que han sobrevolado la trama durante toda la historia. Verdon hace gala de una contextualización precisa, si se leen los anteriores mucho mejor, de esos estoy más que segura, pero habiendo empezado por el sexto no he tenido la sensación como en otras series de que me perdía información, de que me faltaban herramientas para tener una visión de conjunto completa.

Conclusión:

Si eres amante de la novela negra y criminal no puedes dejar de leer a John Verdon, si como yo no has leído los anteriores, contextualiza tan bien que no tendrás las sensación de que te falta información para acabar de captar el mensaje que te quiere transmitir con la trama.

Esta va de menos a más atrapando al lector en su tela de araña, Gurney consigue que el lector vea a través de sus ojos al resto de personajes y lo hace participe de sus dudas, de sus desazones. Sin duda es una serie a tener en cuenta, por suerte me esperan en la estantería sus cinco novelas anteriores y en cuanto pueda les daré una oportunidad

sábado, 21 de julio de 2018

Mujeres Errantes. Pilar Sanchez Vicente

Mujeres errantes es una de esas novelas que te atrapa, que te lleva de la mano por la historia que cuenta, que unas veces te puede parecer previsible, pero otras te impacta, es una novela que aglutina tantos temas que alguno te tiene que tocar la vena sensible, alguno por fuerza te tiene que atraer, y si eso no sucediera la prosa de la autora es suficiente reclamo para mantenerte pegada a sus páginas.

Mujeres errantes es una historia de mujeres, pero juraría que no para mujeres, o no debería ser solo para ellas, porque de sus páginas se puede aprender mucho. Mujeres fuertes, luchadoras, capaces de sobrevivir a la miseria, a la guerra, a la escasez, al desamor, a los malos tratos. Mujeres con un fuerte sentido de la responsabilidad, con una acidez inusual, mujeres de vuelta de todo y con una historia interesante a sus espaldas. 

Mujeres errantes es el retrato en vivo de una época de la mano de dos mujeres sobre todo, una octogenaria y una joven escritora abocada a la autodestrucción por una baja autoestima. Pasado y presente se dan la mano a través de esos dos personajes femeninos, y de un personaje masculino, el padre Guillermo, un misionero afincado en Nicaragua, que a través de la correspondencia que mantenía con Julia nos cuenta la situación del país, la lucha de las guerrillas sandinistas y su relación con Gaspar García Lavinia, misionero y guerrillero. La extrema pobreza y la corrupción del gobierno del país se retratan a través de esas misivas que nunca fueron contestadas.

Mujeres errantes es un batiburrillo de temas bien cocinados, bien hilados que mantiene al lector pegado a sus páginas, pendientes de los secretos que se esconden tras la identidad de Greta, pero también es un paseo por la España, y más concretamente por la Asturias de la época de los años 20 hasta nuestros días, con el atractivo de la lenguaraz Julia, apodada la Chata, que nos ofrece una mirada completa desde la niñez hasta la madurez de su vida, plagada de sabores y sinsabores, de miedos, de mucho trabajo y penurias, una vida marcada por el amor y el desamor, por la lucha por la supervivencia que obligaba a las mujeres a emigrar para tener una mejor vida. Una huida hacía adelante que termina constituyendo un canto a la esperanza.

La Autora:

Pilar Sanchez Vicente nació en Gijon en 1961 en el seno de una familia numerosa e ilustrada. De
espíritu libertario, salió a la calle durante la Transición, queriendo cambiar el mundo y sobre todo el papel que la mujer tenía en la sociedad. Sigue intentándolo desde su trinchera. Su primer cuento data de 1973, y visto con el tiempo, constituye toda una declaración de intenciones.

Es documentalista y escritora. Licenciada en Geografía e Historia, trabaja como jefa del Servicio de Publicaciones, Archivos Administrativos y Documentación del Gobierno del Principado de Asturias. Es Presidenta de la Asociación Profesional de Especialistas en Información (APEI). Fue guionista y presentadora de varios programas en TVE-Asturias y el canal Internaciónal de TVE. Entre sus obras destacan: Breve Historia de Asturias (Ayalga, 1986, VTP 2006), Comadres (KRK 2001) y Gontrodo la Hija de la Luna (KRK 2005)

Puedes saber más sobre la autora en http://pilarsanchezvicente.es/

Sinopsis:

Últimamente tengo la impresión de que las sinopsis revelan demasiado, que dan demasiadas pistas sobre los derroteros de la historia y en ocasiones desvelan información que el lector no debería conocer de antemano. Será por mi manía de llegar a una novela lo menos influenciada posible, será que me me apasiona descubrir matices por mi cuenta, pero hace tiempo que decidí no leerlas antes de afrontar una lectura, si no después y en ocasiones acierto bastante. Esta es una de las veces en que he acertado, así que os dejo unas breves pinceladas, puesto que si queréis saber más y no seguir mi consejo podéis acudir a la página de la editorial.

Una escritora autodestructiva, una pescadera ambulante y una emigrante sin escrúpulos. Tres mujeres unidas por un hilo común: la huida hacia delante. Sin miedo. Sin rumbo. Sin freno.

Mis impresiones:

Pilar Sanchez Vicente ha realizado un gran trabajo de documentación para cimentar una novela sólida y atractiva con unos personajes que llegan para quedarse en el corazón del lector, incluso mucho tiempo después de haber cerrado la última página. Lejos de abrumar al lector con datos y más datos ha sido capaz de dosificarlos a través de la voz de tres mujeres en los papeles principales y un hombre en el de secundario de lujo. El éxito de esta novela radica en tres puntos fuertes, sus personajes, carismáticos, fuertes...; los temas que trata, muchos y variados, con una sensibilidad exquisita, sin caer en el amarillismo ni en el morbo, con un dominio abrumador en ocasiones que llega a doler, y el último punto la estructura de la novela y la prosa de la autora, una verdadera delicia.

Y sobre los que yo considero los puntos fuertes de esta historia voy a construir esta opinión.

Los personajes:

Aunque he apuntado al principio que la historia la cuentan dos mujeres fuertes y con vidas muy similares, en realidad son tres, salvo que una va perdiendo peso conforme avanza la novela para volver a recuperarlo en un momento de dado, de ahí que apuntara solo dos.

Eloína: Es la emigrante sin escrúpulos de esta novela, una mujer insatisfecha con la vida que le ha tocado vivir, hija de una vendedora de pescado ambulante, desde su más tierna infancia aborrece ese mundo y se propone salir de él. Tampoco Genara, su madre, lo quiere para ella y a pesar de la escasez le procura una educación que le permita salir del barrio y conseguir una vida mejor que la de ella, pero pocos son los llamados a conseguirlo. Eloína ve en la emigración esa oportunidad, y no la desaprovecha. Su tabla de salvación, su hija Greta, un braguetazo orquestado que da sus frutos, pero no se si la felicidad, porque la vida de Eloína por varios motivos no es un camino de rosas, aunque consigue no volver a Cimavilla y afincarse en un paradisíaco enclave suizo, Zermmatt, donde regenta una exclusiva tienda de souvenirs, Matterhorn Paradise, que le da para mantenerse holgadamente y sacar a golpe de talonario a su hija de más de un atolladero.

Después de distanciarse de su hija, la recupera los últimos días de su vida y acuciada por una culpa que la habrá devorado durante años, le confiesa la mentira sobre la que ha asentado su vida en Suiza, y ese secreto desencadena en Greta un terremoto interior y la búsqueda de su identidad en medio de una gran tormenta emocional y con el equilibrio mental pendiente de un hilo.

Greta: Para mí es el personaje de los excesos, nunca fue una niña fácil, no hizo que Eloína tuviera una existencia pacífica, supongo que para una niña no es fácil asimilar ciertos comportamientos, y los secretos tienden a enrarecer las relaciones. Tan inteligente como inadaptada socialmente, Greta tiene que luchar a lo largo de su vida contra los aires de grandeza de su madre que ella no consigue hacer suyos, ella es feliz en la tienda, clasificando en el almacén cachivaches, sin grandes pretensiones, sin embargo, es enviada a un internado de señoritas ricas, donde es la oveja negra, su inteligencia y su falta de fortuna la convierten en el centro de las burlas y los insultos. Ahí comienza el camino de lucha de Greta, primero para conseguir dejar el internado, después para traladarse a Visp a estudiar, más tarde para irse a Londres, y en cada paso que da el pozo en el que se hunde es más profundo, hasta que Londres se convierte en la ciénaga de la que no puede salir y que casi termina con su vida. La revelación de la que creía su madre la sume en un primer momento en la desesperación y después le da fuerzas para emprender el camino más importante, la búsqueda de su identidad. Par< ello recurre a su profesión, escritora, y se inventa un encargo de la multinacional suiza donde trabajaron las emigrantes españolas.

La Chata: Julia, la chata de Cimavilla, es una octogenaria lenguaraz, con un humor ácido y un genio de mil demonios, que ha vivido una vida dura e intensa. Amiga intima de Genera con quien no se hablaba en los últimos años, es quien desgrana a golpe de recuerdos la vida de las tres mujeres antes de emigrar a Suiza en los 60 para trabajar en la Nestlé. A través de Julia descubrimos la vida en ese barrio pesquero de Gijón, a mí es la parte que más me ha atrapado, quizás por el carácter de la morronguera y la pasión que le ponía al contar un día a día lleno de privaciones y malos tratos, y dotarlos al mismo tiempo de la naturalidad de la época en la que se vivía. Al contrario de Genera, Julia no quería emigrar, lo hace para alimentar a su hijo y  enviarle dinero a su madre Nievines, personaje secundario que me ha enamorado. A pesar de la época en la que vive, La Chata es una mujer que se conduce a su manera, es madre soltera, tiene la habilidad para enamorarse de quien no debe, vivir su sexualidad plenamente e ir a casarse con el hombre menos adecuado. Y además la existencia es más llevadera con un culin de sidrina y unas fabes.

Y no me quiero dejar en el tintero el personaje secundario por excelencia El padre Guillermo: huérfano desde su más tierna infancia, con una inteligencia y una sensibilidad fuera de serie sabe labrarse un porvenir, aprende a leer, a escribir, se hace indispensable para los frailes y toma los hábitos cuando es adulto, y ya no se yo si es por vocación o por conveniencia que todo puede ser. Le une una gran amistad a Julia desde niños, amistad que cultiva incluso en la distancia, es una mano amiga en los reveses de la vida, siempre atento a las necesidades de La Chata y de su familia. La vida lo lleva a la Isla de Ometepe en Nicaragua, y a pesar de que Julia no sabe ni leer ni escribir todos los años le escribe una carta en la que desgrana la realidad del país en el que reside, misivas que han hecho mis delicias, las esperaba como agua de mayo. La humanidad de este personaje se ha quedado conmigo después de cerrar la última página del libro y también muchas sospechas que no puedo compartir sin fastidiar futuras lecturas.

Los temas:

Muchos y muy variados son los que toca esta novela y van unidos a los enclaves en los que se desarrolla la acción en cada momento. El principal podría ser la emigración, en los años 60 y según a que países esta era femenina, ellas eran la avanzadilla y al año se podían llevar a sus maridos e hijos, la escasez en España, el estraperlo y el hambre abocaban a muchas madres de familia a salir de casa en busca de dinero para alimentar a su prole, y otros como Eloína veían la oportunidad para alejarse de una vida que no querían.

Emigrar no es fácil y a través de Eloína y Greta y sus vivencias podemos constatar la realidad que viven muchos de los que llegan a nuestro país. Ambas eran Spanierin, que dicho con la entonación despectiva era un insulto, precisamente así se llama la primera novela de Greta y en ella con parte de sus vivencias cuenta la vida de una emigrante española. Y es que en aquellos años las españolas hacían el trabajo que ninguna suiza, alemana o francesa quería hacer, eran el escalafón más bajo. La inteligencia de Eloína le permitió revertir esa situación, pero no dejó de ser una extranjera en la tierra que la acogió, mejor o peor vista, pero una emigrante. Y Greta no era más que una intrusa para sus compañeras de internado, de ahí que las burlas, y el acoso escolar fueran moneda de cambio corriente.

A través de la rebeldía de Greta conocemos el movimiento 2 de Junio, las adicciones a las drogas, el sexo desenfrenado, la anulación de la voluntad y la perdida de la cordura. En esa huida hacía adelante Greta se va sumiendo en un mundo cada vez más peligroso, primero se une sin saberlo a un grupo rebelde, en el vive su primer amor, sus primeros contactos con la droga, su primera salida de Suiza y la llegada a la Alemania del muro de Berlin. Son años de lucha reivindicativa, de canciones, de vida casi casi en comuna. El final de esa relación la lleva a tomar la decisión de marcharse a Londres a estudiar carrera. Un error que le costara la libertad durante años, si es que por entendemos por ella la conciencia de los actos realizados. Una relación tóxica la sume en una espiral de fantasías sexuales y drogadicción que a punto está de costarle la vida. Ingresos en centros de desintoxicación y vuelta a caer en las drogas contados con una maestría y un realismo que abruma. Me ha costado entender a Greta, una mujer tan inteligente, con altas capacidades y tropezando una y otra vez con la misma piedra...

El tema que a mi más me ha atraído es el que tiene como protagonista a La Chata, ese recorrido por la historia de Gijon y más concretamente de Cimavilla, la vida de esas vendedoras ambulantes, un trabajo extinguido, esa dependencia del alcohol para sobrellevar una vida difícil y llena de privaciones trabajando de sol a sol, víctima de los malos tratos, porque la pobreza si se suma a la lacra del alcoholismo es una bomba de relojería. Ese recorrido desde la niñez hasta la vida adulta me ha conmovido, ese trabajo infantil tan necesario para llegar a fin de mes, esos juegos de niños no tan inocentes como pudiera parecer. Julia disponía del desparpajo necesario en su profesión, de agilidad mental con los números y de la simpatía necesaria para caer bien. La época que más me ha impactado la de la Guerra Civil en la que La Chata era poco más que una niña, sus recuerdos por momentos me dolían, otros me levantaban una sonrisa. Me ha hecho pensar que a veces no sé de que nos quejamos ahora, quizás la historia esté para demostrarnos que hay épocas peores y que de todas se ha salido y mejorado.

Y por si no había bastantes temas, el padre Guillermo nos cuenta la revolución sandinista en Nicaragua que enlaza con la estancia de Greta en Alemania, ya que asistieron a un acto reivindicativo. El tono de las misivas tan lleno de desazón, contando sin cortapisas la corrupción del gobierno de Somoza, la poca ayuda internacional que llegaba a los verdaderamente necesitados, son de una belleza inusual y están situados estratégicamente en la historia, para mi constituían un balón de oxigeno, una forma de descansar de tanto exceso, los cometidos por Greta o los cometidos por La Chata, tanto monta, monta tanto, tal para cual ambas.

El estilo de la autora y estructura de la narración:

Pilar Sanchez Vicente consigue dosificar la información, ir descubriéndonos poco a poco y sin prisas la historia, sabe darle realismo y gravedad a los pasajes que lo requieren y sabe también utilizar el humor como forma de distendir sin sacar al lector de la historia, sin cortarle la concentración, pero ofreciéndole un respiro, y es que Julia ya está de vuelta de todo, es muy mayor, solo quiere salir de la residencia en la que su hijo la ha confinado y donde las monjas le mantienen un régimen estricto, un espíritu libre como el de La Chata allí se ahoga, languidece. Precisamente el uso del playu en boca de Julia le da una vivacidad a la narración impresionante y me he sorprendido sonriendo en más de una ocasión.

La autora sabe manejar la narración, utiliza un vocabulario rico en matices, culto unas veces y otras más relajado contextualizando con el personaje que habla y con la situación que narra. Con un estilo sencillo y nada recargado el lector se sumerge en las tramas y subtramas de esta novela, historias independientes que confluyen en una misma historia, sabiamente hilvanada, un hilo invisible termina por unirlas todas.

La autora le regala a cada personaje su parcela, su ratito de gloria, intercala las historias para crear en el lector esa necesidad de saber, incluso las misivas están colocadas de forma estratégica. Me parece un acierto de la autora la forma de ordenar los capítulos y el darle esa voz principal a La Chata.

Conclusión:

Me dejo muchas cosas en el tintero, tan solo he conseguido sobrevolar la historia, lo suficiente para crearos la necesidad de adentraros en una novela ambiciosa, soberbia, con personajes magistrales y que toca temas tan universales como la traición, el amor, el desamor, los malos tratos, las relaciones tóxicas, el sexo desenfranado o el acoso escolar entre otros.

Una novela que nos hace viajar en el tiempo, pero también en espacio, de Cimavilla a Suiza, de ahí a Berlin, de allí a Londres, y porque no a Santorini en Grecia, de vuelta a Zermat y de allí a Cimavilla de nuevo, pero como no podía ser el final de viaje esperaba Ometepe...

No se si estará entre las novelas más vendidas de este año, pero si que estará entre mis mejores lecturas y a partir de ahora no le perderé la pista a esta autora.