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miércoles, 21 de septiembre de 2011

Los milagros de la vida. Stefan Zweig



Sinopsis: Un pintor recibe el encargo de realizar un cuadro de la Virgen con el Niño. El cuadro acompañará en un retablo a otro de increíble belleza, lo cual enorgullece pero asusta al artista. Tras buscar y buscar sin éxito una modelo, un día, por casualidad, se encuentra con una joven judía que representa toda la belleza, ternura e inocencia que él necesita. Tras convencerla para que pose, y una vez que ella vence sus miedos y recelos, se establece entre ellos una relación especial. Sin embargo, ambos malinterpretan los sentimientos del otro: él, maduro ya, ve en ella una misión que cumplir, mostrarle el camino hacia la conversión. Ella, joven e inexperta, quiere ver, en el hombre que se fija en ella, unas intenciones que expliquen los anhelos y cambios que está experimentando su cuerpo. Hasta que interviene el destino.



No suelo copiar la sinopsis, porque normalmente no suele ajustarse mucho al libro, tal y como por otra parte sucede con esta, pero sin embargo a grandes líneas podría decirse que no es del todo desatinada y tampoco revela demasiado de la trama. Sin embargo con esta tercera obra que leo de Zweig tengo sentimientos encontrados.


Por un lado en esta obra como en todas las del autor este hace gala de un gran dominio del lenguaje, de las figuras literarias y un gran conocimiento del alma y las pasiones humanas. A través de sus descripciones pormenorizadas no es difícil hacerse una composición de lugar, e incluso imaginarte en el enclave en cuestión.


Tampoco es complicado empatizar con los personajes, puesto que parecen ser de carne y hueso, que respiran y viven, que sienten de tal forma que nos angustiamos con ellos, nos alegramos cuando ellos lo hacen, nos aturdimos cuando algo les sobrepasa. Prácticamente te da la sensación de ser un testigo mudo de sus cuitas, de sus dudas, incertidumbres, su dolor traspasa las páginas, sus necesidades también. Es de los pocos autores que bordan la sensibilidad humana hasta el punto de traspasarnos los estados de ánimo de sus personajes.


Sin embargo esta novela no me ha acabado de llegar y ha habido momentos en que se me ha hecho muy pesada por el exceso de misticismo, iconoclasia, religión. La palabra Dios se repite cientos de veces, la fe del pintor a prueba de bomba le lleva a pensar que el Supremo le ha puesto ese encargo en el camino para convertir a una muchacha judía. En todo lo que no entiende ve un milagro, y de ahí el título del libro, porque con semejante título yo hubiera pensado en una novela sobre nacimientos, concepción, etc…


Ambientación:


La historia que Zweig nos cuenta transcurre en Flandes, gobernado por Carlos I de España y Emperador de Alemania, la religión que impera la cristiana. Gracias a eso no son pocas las referencias que hace a nuestro país, contextualizadas dentro de la época en la que se desarrolla la historia. A la par que la historia de los dos personajes principales, se desgrana también la de esta ciudad que un buen día despertó, y salió a la calle, la revuelta se llevó por delante Iglesias, imágenes, y objetos sagrados, los protestantes ganaron fuerza. La vida en la ciudad terminó de ser tranquila y los ciudadanos de bien temerosos de lo que pudiera pasarles se parapetaron en sus casas.


Nada que objetar a esta parte de la novela que borda con unas descripciones magnificas de las Iglesias de Flandes, de sus tabernas, de sus calles y puerto, no es difícil imaginarte por sus calles, corriendo por ellas, yendo a sus mercados.


Protagonistas:


Principalmente dos, el pintor y la niña judía, esta arrastra una triste historia que la ha llenado de resentimiento, de dolor, de tristeza y desconfianza, y cree encontrar en el pintor un aliado, alguien con quien poder hablar y superar sus temores. Se nos describe con guante blanco tanto su belleza, como su sicología, no es difícil penetrar en esa alma torturada por lo vivido siendo una niña. Y sin embargo disipar las nubes no era tan difícil, no era imposible…


El pintor se describe físicamente de una forma menos minuciosa, se centra más en su sicología, en sus sentimientos, en sus dudas, limitaciones… Es un personaje acuciado por la fe, o en ocasiones por la ausencia de ella, o la duda hacia ciertas cosas. Es incapaz de explicar las cosas sin recurrir a los milagros, una explicación un tanto pillada por los pelos de muchas cosas, sin embargo cuando sigues su razonamiento te llegas a convencer de que lo que dice por fuerza tiene que ser así.


A ambos personajes los vemos evolucionar a lo largo de la historia, los vemos crecer, respirar, en pocas palabras vivir… y esa sensación tengo que reconocer que no todos los autores saben ofrecerla.


Junto con estos dos personajes principales hay una serie de personajes secundarios a los que describe igual de bien, como puede ser el señor rico que le encarga la pintura y que tiene su momento de gloria al principio del libro, y el tabernero, padre adoptivo de Esther, (la niña judía), que también toma las riendas en un determinado momento de la narración.


Estilo:


La novela está narrada en tercera persona del pasado, como si el narrador hubiera actuado de testigo. A pesar del uso de las figuras literarias, y de palabras cultas, la lectura no se hace densa y avanza a buen ritmo, a mí se me atrancó un poco la temática, no me considero atea, sin embargo esa fe de la que hace gala el pintor me parece excesiva, esos pasajes de la Biblia que cuando el pintor cree que puede convertirla abundan me parecieron un poco fuera de lugar. Y no dudo que a otras personas precisamente por ello les puede atraer mucho más.

Las descripciones son bellísimas y además muy visuales, es imposible no tener la sensación de agobio, de humedad, o de calor, dependiendo del pasaje en el que te encuentres.


"El gris pendón de niebla se cernía, pesado, sobre Amberes, envolviendo por completo la ciudad en su capa densa y opresiva. Las casas rezumaban un fino vaho, y las calles conducían hacia lo incierto, aunque por ellas circulaba, como desciende la palabra de Dios desde las nubes, un tañido estruendoso y el zumbido de un clamor, pues las torres de la iglesia, desde las que las campanas se lamentaban orando con voz ahogada, estaban sumidas en aquel gran mal de niebla indómito que llenaba tanto la ciudad como el campo y que más allá, en el puerto, ceñía el oleaje ligeramente encrespado del océano. Aquí y allá un débil rayo de luz luchaba con la vaporosa humedad y trataba de iluminar un deslumbrante letrero. Solo el bullicio, que se perdía a lo lejos, y las risas surgidas de ásperos gaznates delataban la taberna en la que se habían reunido los que tenían frio y los que se sentían incómodos con aquel temporal. Las calles estaban vacías, y cuando alguna silueta pasaba por ellas, se trataba tan sólo de una línea fugaz, que rápidamente se deshacía en la niebla. Aquella era una mañana de domingo desconsolada y exhausta. "


Como habéis podido comprobar en este párrafo, frases muy largas, con pocos signos de puntuación, párrafos también muy largos, pero de una belleza sin igual, a la que nos tiene acostumbrados Zweig, aunque el exceso de misticismo me ha aguado un poco la lectura.

Seguro que seguiré leyendo a este autor, y si no has leído nada de él te recomendaría Novela de ajedrez, de las tres que he leído es la que más me ha gustado, y me ha sorprendido a partes iguales. Aunque esta hacia el final la descripción deja paso a la acción y este giro también sorprende al lector, a mí gratamente…

lunes, 7 de febrero de 2011

Novela de Ajedrez. Stefan Zweig


Al adentrarme en la lectura de esta novela, si es que por su corta extensión puede llamarse de este modo, me atenazaba el miedo a lo desconocido. Y es que nunca he jugado al ajedrez, ni siquiera se que como se llaman sus piezas, ni sus movimientos más básicos. Y puede un neófito total abordar una novela en la que el ajedrez es el rey, y no perderse por sus intrincados vericuetos?


Al comenzar a leer me dí cuenta de que si se puede, aunque tan sólo sea porque el ajedrez es una excusa para presentarnos el choque entre dos naturalezas antagónicas, y también porque supone un buen medidor de la capacidad de resistencia del ser humano sometido a una presión inhumana. Zweig hace gala en esta obra de un manejo magistral de la intriga.


Contrariamente a lo que pueda parecer la acción se desarrolla en un viaje en barco, desde Nueva York a Buenos Aires, en el barco viaja el campeón mundial de ajedrez Mirko Czentovic, cuya personalidad atrae a nuestro anónimo narrador. Se tiende a creer que todo campeón de ajedrez es una persona dotada de una gran inteligencia, pero no es el caso de Mirko que consciente de sus carencias suele aislarse de la gente para no dejarlas al descubierto.


Nuestro narrador es una persona persistente y no se le ocurre otra forma de acercarse a él que proponiéndole una partida de ajedrez, que patrocinada por un magnate se celebra, con el resultado esperado. Sin embargo, como no hay una sin dos, ni dos sin tres... aparece en medio de otra partida un personaje misterioso que les salva de la debacle, y que parece tener muchos conocimientos de ajedrez.


El señor B es un noble vienés, su historia la conoceremos de mano de nuestro narrador, sin embargo la cuenta en primera persona este personaje enigmático. Nos adentraremos en el horror nazi, y sobre todo en la capacidad de supervivencia de personas sometidas a presiones inhumanas. Zweig se vuelve a revelar como un gran conocedor de la mente humana. Es la obsesión de nuevo la protagonista de esta novela, una obsesión que apunto estuvo de hacerle perder la cordura y la vida, y que por imprudencia se vuelve a repetir.


Si queréis saber que pasa al bordo del barco y quien gana la partida tendréis que leer un libro tan corto como intenso, 90 páginas que se quedan cortas y que te dejan con ganas de mucho más y es que la maestría de este escritor austriaco para ponernos en las situaciones más extrañas no tiene fin. La mente humana, su funcionamiento, su capacidad de resistencia es algo que parece conocer muy bien Zweig. Si me sorprendió en carta de una desconocida, con su capacidad para ponerse en la piel de una mujer y transmitir sus sentimientos, en esta ocasión me ha sorprendido poniéndose en la piel de una persona tortura psicológicamente por los nazis.


En tan corta extensión hay mención a los libros y este es el fragmento que yo he seleccionado, para intentar haceros la boca agua con esta novelita.


¡Un libro! Hacia cuatro meses que no tenía un libro en las manos y ahora, la sola idea de un libro con palabras alineadas, renglones, páginas y hojas, la sola idea de un libro en el que leer, perseguir y capturar pensamientos nuevos, frescos, diferentes de los míos, pensamientos para distraerse y para atesorarlos en mi cerebro, esa sola idea era capaz de embriagarme y también de serenarme.


La capacidad narrativa de este autor es indiscutible, la delicadeza que imprime en la descripción de los sentimientos sublime, y la elegancia de sus estilo fascinante, con todo ello Zweig es capaz de seducirnos y ganarnos como lector desde la primera linea. Sin duda seguiré adentrandome en la obra de este autor para ver con que me sorprende en mi próxima lectura.
Nota: Había cambiado la nacionalidad al escritor. Mafaldas ha tenido la amabilidad de indicarme el error cometido. Muchas gracias, no se en que estaría pensando yo, cuando se que el también huyo de los nazis y se exilió.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Carta de una desconocida. Stefan Zweig.


Es una novela corta pero intensa en la que el autor explora el oscuro mundo de los sentimientos , un terreno irracional que en ocasiones logra sorprendernos. Me ha parecido una historia tan preciosa como cruel, por ser un amor no correspondido que lleva a la mujer a perder incluso la dignidad, a poner por encima de si misma, a la persona a la que ama y que profesa un egocentrismo tal que es incapaz de reconocerla a pesar de haber cruzado su camino con ella en infinidad de ocasiones. La historia comienza con la muerte del hijo de una mujer anónima, puesto que así es como ella se siente con respecto a él, un escritor consagrado, de éxito tanto en el trabajo como en las relaciones personales, con miedo al compromiso.

Esta carta tan intensa nos revela la vida de una mujer joven y bella desde el momento en el que conoce al objeto de su amor, nos encontramos ante una niña y las reacciones propias de la adolescencia, le cuenta las sensaciones que tenía cuando se cruzaba con el por la escalera, cuando lo veía por la mirilla de la puerta, su decepción cuando acudía a casa del brazo de una mujer y nunca era la misma. La vida le llevo por unos derroteros que no esperaba y durante un tiempo estuvo ausente y aún así se mantuvo fiel a ese amor que la consumía por dentro, rechazando uno a uno todos los pretendientes, hasta que logró volver a la misma ciudad en la que residía él. El amor le llevo por caminos insospechados, le confiesa no sin rubor que se ha acostado con él en un par de ocasiones, distanciadas en el tiempo, y que lo único que anhelaba es que él diera muestras de que la había reconocido, pero eso no se produjo en ninguna de las ocasiones en que se encontraron. Fruto de aquellos encuentros nació un hijo, el mismo que la mujer ha perdido y que le impulsa a escribir la carta ante la inminencia de su muerte. Hay pasajes de gran dureza cuando cuenta como tuvo sola al pequeño en condiciones infrahumanas. El amor que le tenía a ese ser egocéntrico lo volcó en su hijo, no le tiembla la mano al confesarle que para darle bienestar a lo único que consideraba suyo y que le permitía tenerle a él se había entregado a otros hombres, hombres que habían sucumbido ante su belleza, y que querían darle lo mejor... pero ella siguió manteniéndose fiel a ese amor que sabía que jamás sería correspondido....


Y yo me pregunto, hoy en día eso sería posible? Habría alguna mujer capaz de perseguir con esa persistencia al objeto de sus sueños? Sería capaz de sacrificar su vida de esa manera y entregarla a cambio de desdén?


Más que una carta de amor me parece una carta llena de resentimiento, por más que la mujer lo niegue, debe ser duro ver pasar los días y no encontrar de esa persona ningún signo... ser tan solo un objeto bonito que llama su atención en un momento determinado y es olvidado al poco tiempo y reemplazado por otra belleza. No creo que nadie se merezca un amor así y sin embargo reflexionando sobre el tema, me he dado cuenta de que es comparable al caso de mujeres maltratadas que confiesan amar a pesar de todo al monstruo que tienen al lado y no poder vivir sin él.

Imagino la comezón del escritor, el devaneo de sesos por intentar recordar a la mujer que le escribe sin conseguirlo, porque ella era consciente de su invisibilidad y por eso intentaba romperla con rosas blancas el día de su cumpleaños, durante años las recibió sin preguntarse de donde salían, ni quien las enviaba... quizás ahora empiece a echarlas de menos.

La prosa de Zweig es sencilla, envolvente, te lleva de la mano página a página sin poder apartar los ojos de su historia, es un placer para los sentidos a pesar de ser un autor del s. XIX, quizás por ello encontramos una situación que creo que hoy sería difícil que se diera, y en el caso de darse seguro que sería tachado de obsesión y la mujer sería puesta en tratamiento siquiatrico.

La espera mereció la pena porque se vio recompensada con otra historia, igual de corta e intensa, Leporella, me ha llamado la atención que son historias muy similares, en cuanto a las mujeres que las protagonizan, ambas tienen una entrega incondicional a un hombre, la primera por amor, las segunda por simpatía... Leporella es una campesina tirolesa acostumbrada al trabajo duro, taciturna, callada y muy cerrada en su mundo, completamente asocial. Es arrancada de su mundo para ir a servir a la casa de una aristócrata casada con un hombre más joven que ella. Pronto la aristócrata se da cuenta de que su matrimonio no es más que un error... Leporella se aliara con su amo para burlar a la señora hasta el punto que ella pierde el juicio... se avecinan días de rosas y vino para la tirolesa que estrecha su complicidad con el señor y odia a la señora hasta el punto de hacerle la vida imposible a su vuelta.... La situación da un giro inesperado y esta complicidad se torna en una relación distante por el miedo que el señor le profesa a la criada. Las similitudes entre las dos mujeres esta también en su final... Son historias dispares con protagonistas femeninas. Me ha sorprendido que siendo hombre Zweig sepa retratar tan bien la naturaleza de la mujer, sus sentimientos.

Seguro que repito con el autor, me he dado cuenta de que en la biblioteca hay por lo menos una novela más, así que poco a poco me sumergiré en su literatura, es difícil que me defraude puesto que la prosa es impecable y sin ningún artificio que estorbe en la lectura.