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miércoles, 6 de julio de 2011

Ni de Eva ni de Adán. Amelie Nothomb.




Desde que descubrí a esta belga con alma de nipona he tenido sentimientos contradictorios, me da la sensación de que me da una de cal y una de arena, y no lo digo por este libro con el que me he divertido tanto como con Estupor y temblores. Me he dado cuenta de que sus lectores se suelen posicionar o bien al lado de sus novelas autobiográficas, un tanto cínicas e irónicas, o al lado de sus novelas denuncia, aunque todas ellas lleven implícita una denuncia. Yo creo que después de leer cuatro novelas y media también me posiciono del lado de quienes prefieren las novelas autobiográficas.




Ni de Eva ni de Adán nos cuenta la experiencia de la propia Amélie el año antes de entrar a trabajar para la multinacional japonesa en la que tocó fondo, a priori lo tendría que haber leído antes de Estupor y temblores, pero en realidad tampoco es indispensable. Y no lo es porque ambas están concebidas como novelas independientes, en la primera nos cuenta su relación con un japonés y en la segunda esta relación la menciona de pasada para centrarse en las relaciones laborales.




Amélie es una joven nacida en Japón, hija de un diplomático belga, apasionada por el mundo nipón y con alma japonesa a pesar de su ascendencia europea, su sueño integrase en ese Oriente que tanto admira. Llega a Japón para cumplir su deseo y piensa que la forma más rápida para recuperar su japonés e integrarse es dar clases de francés, y de esa forma conoce a Rinri.




Rinri el segundo personaje con peso en esta novela, es un japonés, esmirriado y un tanto extraño, o eso le parece en un principio a la propia Amélie y también nos lo parecería a nosotras como Occidentales, sin embargo es el prototipo de japonés rico...




Los otros personajes son meras comparsas para la propia Amélie presentarnos a la sociedad japonesa y hacer chanza de algunas de sus costumbres. Entre ellas la educación japonesa y la costumbre de cuidar de sus mayores, y es que los abuelos de Rinri se tronchan de risa con la mera presencia de la joven...




La dicotomía de las dos sociedades se presenta en muchas ocasiones por ejemplo en el tema amoroso, que para los japoneses no es nada pasional como para los europeos y mucho más alejados de los latinos, para los orientales es algo aséptico, como una simple amistad en la que no hay que sentir demasiado fuerte para no sentirse incomodo




"Lo que experimentaba con Rinri era nuevo y se articulaba a la idea de compartir una encantadora incomodidad. Aquella vida en pareja se parecía al colchón de agua sobre el que dormíamos, incómodo y divertido. Nuestro vinculo consistía en experimentar un conmovedor malestar."




Debo reconocer que no entendí en ningún momento esa relación y que me daban unas enormes ganas de zarandearlos a ambos para que despertaran, lo que pasa es que esas situaciones me provocaban risas y por eso mismo di por bien empleado mi tiempo de lectura y mis rabietas con los personajes. Y es que el libro esta plagado de situaciones divertidas, quizás cuando más me reí fue cuando relata la ascensión al monte Fuji en la que Amélie se transforma en Zaratrusta.




El choque entre la cultura oriental-occidental queda muy bien plasmado a lo largo de toda la novela sin embargo hay un párrafo que a mi me impactó de forma profunda, tanto que llegue a la conclusión de que no podría jamás vivir con un nipón sin que me sacara de quicio, y es que esa lentitud, esa parsimonia no entran dentro de mis parámetros normales...




"A veces sonaba el teléfono. Él descolgaba a la japonesa, o sea diciendo tan pocas cosas que resultaba sospechoso. Las conversaciones duraban diez segundos como máximo. Todavía no conocía esa costumbre nipona y de nuevo pensé que pertenecía a la Yakusa, como su inmaculado Mercedes me llevaba a suponer. Salía de compras en coche y regresaba dos horas más tarde con tres raíces de jengibre. Probablemente , aquellas compras eran la tapadera para un golpe. De hecho gracias a su hermana seguro que tenía vínculos con la mafia californiana.

Más tarde cuando su inocencia estuvo fuera de toda duda, me enteré de que la verdad resultaba mucho más increíble: tardaba realmente dos horas en elegir tres raíces de jengibre"




Para mi totalmente agotador, como en medio de un guiso le pidiera que me comprara un ingrediente podía terminarlo para la cena en lugar de para la comida...




La ironía que destila toda la novela no solo se centra en la cultura japonesa sino que se la aplica también a si misma, aplica muy bien la máxima de mejor que una se ría de si misma que lo hagan los demás, así nos reímos con ella y no de ella... Uno de los pasajes con los que más me identifique es este, aunque yo y Amélie no podemos ser más diferentes...




"Llevar a alguien a mi casa siempre ha constituido una terrible prueba para mí. Por definición, y por motivos que no alcanzo a comprender, mi casa no es un lugar frecuentable.

Desde que me independicé, un lugar habitado por mí se parece, de entrada, a un trastero ocupado por refugiados políticos dispuestos a salir por piernas a la mínima redada policial".




Parece que Amélie es algo exhibicionista, puesto que aparecer desnuda en lugares públicos es una constante en la dos obras autobiográficas que he leído, si en Estupor y temblores lo hizo en la oficina en la que trabajaba a una hora en la que estaba desierta, en esta novela lo hace en la calle, también a una hora intempestiva, y siempre hay un motivo que hace que la locura estalle, diferente en ambas novelas, que te provoca al menos una sonrisa, cuando no una carcajada.




Por todo lo dicho habréis podido adivinar que es uno de esos libros aptos para leer en un momento de bajón, porque las risas están aseguradas, y a los más duros de pelar como yo misma, las sonrisas, y es que hacer reír en literatura es harto más complicado que hacer llorar, y esta mujer lo consigue... su formula suele funcionar, aunque yo no le he pillado el gusto a esos libros no autobiográficos... espero pillarsela algún día, porque si algo tengo claro es que esta belga con alma de nipona seguirá formando parte de mis lecturas..

viernes, 1 de abril de 2011

BBF# 11 con Arnaldur Indriason y Amelie Nothomb


Nada tienen que ver entre sí los dos autores y ambos son libros lo suficientemente finos para poderlos llevar detrás, sin embargo como los estoy leyendo los dos al mismo tiempo y ambos viajan conmigo estos días en este periplo galeno, he decido presentároslos de forma conjunta, aunque igual el lunes o el martes, puede que los dos estén más que finiquitados.

Titulo: Las marismas

Autor: Arnaldur Indriason

Editorial: RBA

Serie: negra

Nº Páginas: 287


"Las palabras estaban escritas a lápiz en una hoja de papel colocada sobre el cadáver.

Tres palabras, incomprensibles para Erlendur.

El cadáver era de un hombre que debía de rondar los setenta años. Estaba echado sobre su lado derecho en el suelo, junto a un sofá, en un pequeño salón, y vestía camisa azul y pantalones de pana de color marrón claro. Calzaba unas zapatillas. El pelo gris, que había empezado a escasear, estaba manchado con la sangre de una aparatosa herida en el cráneo. En el suelo, cerca del cadáver, había un cenicero grande de cristal, cuadrado y con aristas afiladas. También estaba manchado de sangre. La mesa de centro estaba volcada."


Titulo: Ni de Eva ni de Adán

Autora: Amélie Nothomb

Editorial: Anagrama

Nº Páginas: 172


" Me pareció que enseñar francés sería el método más eficaz para aprender japonés. Dejé un anuncio en el tablón del supermercado: "Clases particulares de francés, precio interesante".

Aquella misma noche, sonó el teléfono. Quedamos para el día siguiente, en un café de OmoteSando. No entendí su nombre, él tampoco el mío. Después de colgar, me dí cuenta de que no sabía como lo reconocería, él tampoco a mí. Y no se me había ocurrido pedirle su número, ya no tenía remedio. "Quizás vuelva a llamarme para aclararlo", pensé.



Para ser sincera llevo más adelantada Las marismas, Indriason me ha cautivado y lo más probable es que se imponga a la Nothomb, aunque también pinta muy bien su libro... ya veremos quien gana la partida, aunque de antemano ya hay claro vencedor...

sábado, 16 de octubre de 2010

Ordeno y mando. Amélie Nothomb


Es indudable que Amélie Nothomb con sus novelas no deja indiferente a nadie. Su estilo es muy personal con una ironía y un cinismo muy marcado, casi siempre esconde una denuncia social y es capaz de con una sonrisa en los labios hablarte de casi cualquier tema.

Me inicié con esta autora gracias a Bibliolandía, mi primer libro fue Estupor y Temblores y una vez superé el tema principal, que no es otro que el bulling empresarial, fui capaz de reírme, porque en esta autora tan importante es lo que cuenta, como la forma en que lo cuenta. Después leí Cosmética del enemigo, que me gustó por la forma en que obsesivamente me fue poniendo en la piel del protagonista, pero no me llegó a calar tanto como el primero. A este le siguió Higiene del asesino, que todavía no he terminado de leer, y que consiguió que odiará a su personaje principal, sin duda esta mujer tiene una habilidad especial y hace que tengamos filing con sus personajes o que simplemente los odiemos. Sabía que volvería a leer algo de ella y la ocasión se pinto calva en mi última visita a la biblioteca, allí estaba su última novela Ordeno y mando.

Una vez leída tengo que reconocer que para mi su mejor novela sigue siendo Estupor y temblores, a esta le falta un algo, es como si al final tuviera prisa por terminar sus novelas, como si le pusieran un límite de páginas, no termina de convencerme, y aún así sé que la Nothomb volverá a ser una de mis lecturas. La mayoría de sus fans esperaran una novela de más páginas, aunque creo que el éxito de esta escritora belga nacida en Japón es precisamente la brevedad de sus libros, que se pueden leer en una sentada con una amplia sonrisa en la boca.

Baptiste Bordave es un funcionario gris y anodino, con una vida social bastante limitada y un poco acomodaticio. En una de esas fiestas a las que no sabe muy bien porque asiste, se encuentra una persona si cabe mas asocial que él. La conversación sigue un derrotero insospechado y el desconocido le advierte de que si alguien muere en su casa no llame a la policía, si no que lo meta en un taxi y lo lleve a un hospital… Lo improbable del asunto hace que Bordave se lo tome un poco a broma. Sin embargo al día siguiente un desconocido llama a su puerta, le cuenta que se le ha averiado el coche y que necesita hacer una llamada telefónica y cae tendido en su salón. La conversación de la noche anterior le sacude de forma violenta y se inicia una lucha interior en el personaje, que no sabe muy bien que camino tomar. Al final toma el más fácil, usurpar la identidad del cadáver. Para ello sube a su coche, conduce hasta su mansión y poco a poco va ganándose a su esposa, una mujer sin nombre a la que él llama Sigrid. Desde ese momento nada en la opulencia, la apatía se apodera de él, y su vida se reduce a comer y dormir… hasta que se ven obligados a dejar este tipo de vida y comenzar otra no menos ventajosa.

El acierto de esta escritora supongo que en esta novela ha sido contarnos un cuento sin moraleja en la que la falta de escrúpulos lleva a una persona a tener una segunda oportunidad, y quién no puede tenerla, quizás no de forma tan sencilla, pero todos podemos ser capaces de cambiar en mayor o menor medida nuestras vidas. Al mismo tiempo hay una crítica velada a la forma de desperdiciar esa segunda oportunidad, nadando en la opulencia de una piscina helada de botellas de champán. Sin embargo ese canto a la anorexia no se si velado o expreso, de las manos de la esbelta y guapa Sigrid no me ha gustado nada. Creo que es un problema bastante arraigado en la sociedad como para una escritora de tanto éxito tenerlo tan presente en una novela. Aunque la comida o la falta de ella parece ser una constante en sus obras.

Se trata de una falsa novela negra, en la que encontramos un cadáver, cuya muerte es como mínimo sospechosa, y unos mafiosos que persiguen a nuestra pareja, pero todo ello muy difuso, puesto que no es lo más importante. La huida de la casa y su posterior llegada a Suecia y los acontecimientos que allí se desarrollan me han parecido un poco traídos por los pelos, aún así la novela se sigue leyendo con interés, y esa critica velada al mundo de los bancos me ha parecido aunque poco desarrollada magistral.

No es su mejor novela pero no deja de ser un claro ejemplo de la prosa de Amélie Nothomb que te atrapa en sus letras y casi siempre te deja con ganas de más.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cosmetica del enemigo. Amelie Nothomb


Si con una palabra tuviera que resumir este libro, esta sin lugar a dudas seria angustiante. La situación que plantea la podríamos sufrir cualquiera de nosotros, el retraso de un vuelo, un ejecutivo contrariado que para vencer la ansiedad y la contrariedad que le produce el hecho intenta leer un libro. Este placentero hobby se ve interrumpido por un hombre que se presenta de forma educada, revelando su nombre y su procedencia, pero que termina por convertirse en un pesado que a pesar de las muestras reiteradas de desagrado por parte del ejecutivo le impone su presencia y su cháchara.

Quien no ha tenido que levantar la vista de un libro, interrumpir su lectura en un medio de transporte público, unas veces con alivio y otras con verdadero hastío. Creo que con el personaje nos podríamos identificar en un principio la mayoría.

La novela esta planteada como un dialogo enfrentamiento que maneja de forma magistral la autora, que nos involucra cada vez más en la lectura a la vez que envuelve a Jerome en las redes de su acuciante interlocutor, aquel sin darse por enterado de las molestias que causa sigue contándole su vida al pobre ejecutivo que cada vez entiende menos porque tiene que escuchar todas aquellas cosas, sin embargo llega un momento en que sin darse cuenta muerde su anzuelo, y es en ese momento en el que pierde todos los papeles y toda posibilidad de redención. Y también ese es el momento en que la novela da un vuelco inesperado que posiblemente deje a la mayoría de los lectores conmocionados, y con la impresión de surrealidad y de que le sobran páginas en este ultimo tramo


El dialogo es fluido y a pesar de la angustia que produce su lectura por la posible identificación con el interpelado es difícil parar de leer, mientras, reflexiona sobre la culpa y su relatividad, cita a Pascal, a Spinoza, el jansenismo, diserta sobre el amor y la forma de expresarlo o explica que la palabra cosmética no se refiere a cuestiones estéticas sino que es la ciencia del orden universal, suprema moral que determina el mundo, sin embargo el final deja mucho que desear y esa vorágine de locura en la que entra Jerome y que casi ha envuelto al lector se diluye en una trama poco creíble.

Empiezo a ver temas recurrentes, como el de los enfrentamientos entre dos personajes, en estupor y temblores eran Amelie y Fubuki, en este Jerome y Textor Texel, en el que estoy leyendo en la actualidad un escritor contra toda una profesión, y luego esta el tema de Dios, la culpa, y la belleza, aquí encarnada por Isabelle la mujer de Jerome.
"Sepa que resulta muy duro descubrir la nulidad de Dios y en, contrapartida, el poder omnipresente del enemigo interior.Creías vivir con un tirano benévolo sobre tu cabeza y de pronto descubres que vives bajo la autoridad de un tirano malévolo que reside dentro de tu estomago"
"Yo creo en el enemigo. Las pruebas de la existencia de Dios son frágiles, bizantinas, las pruebas de su poder todavía son mas inconsistentes. Las pruebas de la existencia del enemigo interior son enormes, y las de su poder son abrumadoras. Creo en el enemigo porque todos los días y todas las noches se cruza en mi camino. El enemigo es aquel que, desde el interior, destruye lo que merece la pena. Es aquel que te muestra la decrepitud contenida en cada realidad. Es aquel que saca a la luz tu bajeza y la de tus amigos. Es aquel que un día perfecto, encontrara una excelente razón para que te tortures. Es aquel que te hará sentir asco de ti mismo. Es aquel que, cuando entreveas el rostro celestial de una desconocida, te revelará la muerte contenida en tanta belleza".
Quien detrás de una disertación semejante no sabría ver quien es ese enemigo interior, a partir de aquí, cuando empieza a revelar en realidad quien es Textor Texel que dejare que lo descubráis con vuestra lectura, la novela flojea y adquiere tintes de una irrealidad absoluta, quizas la soledad y las horas de espera en aquel habitáculo despertaran al monstruo en forma de un pesado que importuna la paz y la tranquilidad.
Prefiero la ironía, y el humor velado de esta autora a una critica tan mordaz y tan angustiosa, pero al parecer la sátira es lo menos utilizado en sus obras, sin embargo ya he empezado a repetir con la autora y me ocupa en estos momentos Higiene del asesino, y me esta sorprendiendo aunque veo que maneja con bastante acierto a los personajes desagradables.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Estupor y temblores. Amélie Nothomb



Con un lenguaje sencillo y salpicado de situaciones irónicas la autora nos lleva, en una novela de fuerte carga biográfica, por los sinsabores de una occidental en la fuertemente jerarquizada sociedad empresarial japonesa.


Y es que Amélie presenta un fuerte hándicap, es occidental y mujer, perdida en el hormiguero de la burocracia nipona, y subyugada por la gran belleza de su superior jerárquico, una mujer que cumple con todos los cánones de la belleza japonesa, se enfrentará a una cascada de humillaciones que la harán temer por su propia cordura que se balancea en la cuerda floja.


La protagonista es contratada por su conocimiento de la lengua japonesa, en la quintaesencia de las empresas japonesas, la multinacional Yumimoto, lo primero que comprueba es que cada persona es en primer lugar el inferior de otro, siempre tiene que responder de sus actos. En su primer día de trabajo se da cuenta de que no sabe para que la han contratado y se suceden una serie de órdenes dementes, tareas repetitivas, humillaciones grotescas, superiores sádicos, misiones ingratas, celos, e incluso mobbing empresarial.


Ante la desesperación que le produce la inactividad comienza a servir los cafés a los empleados de la empresa, a cambiar las páginas del calendario, para terminar en contabilidad revisando las dietas de los cuadros de Yumimoto, trabajo para el cual no se siente cualificada y que la lleva a protagonizar diversos pasajes de fuerte carga humorística.

Yo cuando era pequeña quería ser Dios. El dios de los cristianos, con D mayúscula. Hacia los cinco años, comprendí que mi ambición era irrealizable. Así que rebaje un poco mis pretensiones y decidí convertirme en Cristo. Imaginaba mi muerte sobre la cruz, ante la humanidad. A los siete años tomé conciencia de que aquello no ocurriría. Decidí más modestamente convertirme en mártir. Durante años mantuve aquella decisión. Pero tampoco funcionó.
_ ¿Y después?
_ Ya lo sabe: me hice contable de la empresa Yumimoto; y creo que no podía caer más bajo.


Pero se equivocaba y terminó como Madame Pipí, una de las situaciones más humillantes que puede vivir una persona, denigrada a diario por sus superiores, un descenso a los infiernos narrado día a día con una lucidez y un sentido del humor francamente único.

Bien analizado y escarbando en el texto es una crítica mordaz, una caricatura elegante y bien calibrada de nuestros sistemas económicos. Pone de manifiesto los efectos que ocasiona en las personas la jerarquía laboral, hasta el extremo de convertir a los superiores en seres sádicos y a sus subordinados en esclavos.


En ocasiones la crueldad es la protagonista que se diluye en el sarcasmo de la occidental dispuesta a enfrentar todas las humillaciones para no caer más bajo todavía si es que se puede. En los momentos en que la cordura empieza a fallarle es cuando hace las reflexiones más hilarantes.


En fin esta es mi primera lectura de esta autora para el club de lectura, me la recomendó en verano o un poco antes de este Sinuhé, por si me apetecía leer algo diferente, no encontré nada de ella y lo fui dejando hasta que entró como autor en Bibliolandia. Con ésta obra ganó el Gran Premio de la Academia Francesa y el Premio Internet, otorgado por primera vez por los lectores internautas.


Amélie Nothomb ha conseguido el prodigio de gustar al mayor número de lectores y fue elegida, en una encuesta realizada por el diario francés Le Fígaro a 35 críticos literarios, como su escritor favorito de edad inferior a cuarenta años. Apostaría que la clave de su éxito radica en el empleo de un lenguaje sencillo, una estructura fácil de comprender y unas novelas breves y sobre temas comunes.