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domingo, 13 de octubre de 2019

La sospecha de Sofía. Paloma Sanchez Garnica

He de confesar que tras un verano atípico en el que el tiempo ha brillado por su ausencia, en el que acercarme a un libro a veces ha sido una odisea y ya no digo acercarme a un ordenador por ocio, o a mi propio blog, constancia queda sobrada en esta casa que voy levantando día a día conforme voy pudiendo; que me alegra volver, aunque no se con que regularidad, con mis impresiones sobre una novela que me ha removido por dentro, que me ha hecho pensar, reflexionar, aprender y sobre todo ser más tolerante con algunos arquetipos que me causaban rechazo.

Paloma Sánchez-Garnica es una escritora con oficio que afirma que no escribe novela histórica, si no ficción histórica, sin embargo, sabe elegir bien la época en la que ambienta sus novelas, capta la esencia y nos la transmite sin que se note el ingente trabajo de documentación que hay detrás. En esta novela se ha salido de su zona de confort, en las anteriores ha ambientado la mayoría de las veces en la historia más o menos de reciente de España y situado las tramas en Madrid y alrededores. La ciudad donde vive y que tan bien conoce.  Ahora nos traslada a un París convulso en plena lucha de los estudiantes por sus derechos, a través de su pluma somos capaces de vivir mayo del 68 como si estuviéramos a pie de calle, en las barricadas, recibiendo golpes y corriendo delante de los gendarmes. Pero también nos trasladaremos a Berlin, a la extinta RDA, con su régimen comunista que no deja de ser otra dictadura que rompe los sueños y las ansias de volar de la gente, con un muro insalvable y con una servidumbre y mansedumbre que no todos son capaces de soportar.

Posiblemente esta sea la novela más ambiciosa de Paloma Sánchez-Garnica, en la que más se ha salido de su zona de confort, porque al cambio de localizaciones se une también que la novela deja de ser solamente histórica o con tintes históricos para asumir pinceladas de misterio, de intriga y suspense, de la mano de la Stasi y la KGB, con unos giros que sorprenden al lector y  un final a la altura de todo el libro.

No me extraña que vaya ya por la séptima edición, porque realmente lo merece. Por si tenéis una edición anterior a la tercera, la novela tiene una banda sonora que le regaló su hijo, Javier de Jorge, me dio mucha rabia descubrirla al final porque me hubiera gustado  escucharla a la par que avanzaba en la trama. Así que por una vez no está de más empezar por los agradecimientos para tener una experiencia completa.

Y ahora sí, nos metemos en harina que hay mucho de lo que hablar, muchos palos que tocar, pero sin destripar nada, porque hay que descubrir cada cosa a su tiempo.

La autora:

Paloma Sánchez-Garnica nace en Madrid en1962 es licenciada en Derecho y Geografía e Historia. Autora de El gran arcano (2006) y La brisa de Oriente (2009), su novela El alma de las piedras (2010) tuvo un gran éxito entre los lectores. Las tres heridas (2012) y, sobre todo, La sonata del silencio, de la que se hizo una adaptación para una serie en TVE, supusieron su consagración entre la crítica y los lectores como una escritora de gran personalidad literaria. Con Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido, de la que se publicaron cinco ediciones y que se ha traducido para todos los países de habla anglosajona, obtuvo el Premio de Novela Fernando Lara 2016.

Sinopsis:

En una Europa dividida por un muro insalvable, dos hombres y una mujer buscan desesperadamente su destino.

La anodina vida de Sofía y Daniel cambia radicalmente cuando él recibe una carta anónima en la que se le dice que Sagrario, a la que venera, no es su verdadera madre y que si quiere conocer la verdad de su origen debe ir a París esa misma noche. Intrigado, pregunta a su padre por esta cuestión y él le recomienda que lo deje pasar, que no remueva el pasado. Sin embargo, hay preguntas que necesitan una respuesta y esta búsqueda desencadenará una sucesión de terribles acontecimientos y encuentros inesperados de infortunado desenlace que trastocará su vida y la de su mujer, Sofía, para siempre. Madrid, París y su mayo del 68, el muro de Berlín, la Stasi y la KGB, los servicios de contraespionaje en la España tardofranquista y tres personajes en busca de su identidad son las claves de esta fantástica novela con el inconfundible sello de Paloma Sánchez-Garnica.




Mis impresiones:

Hace ya unos tres años si no recuerdo mal porque el tiempo pasa muy deprisa y hay ocasiones en las que no somos conscientes, juraría que fue con motivo de La sonata del silencio,  asistí a una charla literaria que tenía como protagonista a Paloma Sánchez-Garnica, autora que descubrí con Las tres heridas. Armada de una libreta y un bolígrafo me disponía a pasar una tarde memorable y no es que no la pasara, si no que me cautivó tanto con todo lo que contó, que  no fui capaz de tomar ni una sola nota, aunque sus palabras una semana después todavía resonaban en mi cabeza. 

No he dejado de leer ninguna de sus novelas posteriores constatando que la autora tiene un don para plasmar escenas costumbristas, para dar relieve al detalle más nimio y otorgarle una cotidianeidad que abruma, refleja tan bien los usos y costumbres de la época en la que ambienta que el lector se adentra en la trama como si compartiera espacio y tiempo con unos personajes a la vez tan bien perfilados que llegas a sentirlos de carne y hueso.

Unas novelas me han gustado más que otras, unos personajes me han calado más que otros, sin embargo, he de reconocer que con La sospecha de Sofia se ha superado, se ha salido de lo meramente histórico para atreverse con el suspense y la intriga, un elemento que si no se maneja con cuidado puede dar al traste con cualquier novela y que Paloma ha sabido dosificar de forma acertada creando al lector angustia, empatizando con Sofia en unas ocasiones, y en otras con Daniel y la suerte que ambos corren por ir en pos de una verdad que más valdría no haber conocido.

No diría yo que Paloma Sanchez-Garnica se haya atrevido con la novela negra, ni con el thriller como he leído en alguna parte, pero sí que ha introducido una trama de espionaje y contraespionaje con mucho acierto, de forma que el lector siempre va un paso por delante de los propios protagonistas y ello le obliga a leer con avidez, y le provoca una contradicción, necesita que la novela avance para saber que suerte corre cada cual, y al mismo tiempo no quiere que llegue el final.

La novela se desarrolla desde 1968 a 1989 en tres países diferentes, y con realidades totalmente distintas, en el Madrid del tardofranquismo, con una dictadura ya en declive pero que sigue cortando las alas a las mujeres, en París y su famoso mayo del 68, que enfoca con un realismo tal que me vi corriendo por las calles de la ciudad del la luz de la mano de Sofía y Monique, y el Berlin del muro, en el que la Stasi imponía la ley del miedo y las  represalias a cualquiera que pretendiera abandonar la cárcel en la que se había convertido el país. Y si no fuera suficiente con la Stasi, la KGB también solicita colaboración, que es más una obligación que otra cosa.

Si hay una parte que me ha conmocionado, ha sido la ambientada en Berlin, pocas novelas he leído ambientadas en ese periodo del muro y que lo cuente con la crudeza que lo hace Paloma, sueños truncados, familias rotas, jóvenes anulados y obligados a ser como borregos y a agradecer al régimen el tener un trabajo digno, unos estudios, un coche o incluso una vivienda; a pensar en la clave establecida si no se quiere terminar en una prisión, torturado, o con una vida  peor que una cárcel. Betina y Klaus me llegaron al alma, porque el levantamiento del muro les pillo por sorpresa y les trajo muchas desgracias. No he sido capaz de aborrecer a Klaus a pesar de todo lo que ha hecho, quizás como Hanna veía al hombre atormentado por la culpa, un hombre que lo perdió todo por el camino, incluso la dignidad y no quería perder esa porción de libertad que le ofreció la Stasi.

Betina es un personaje tan humano, tan rebelde, tan soñador, tan duro en algunos momentos, una joven con los pies en el suelo y las manos levantadas para tocar el cielo. En un primer momento no me cayó bien, pero luego reflexioné sobre el flashback anterior a 1961 y pude descubrir el producto de toda una serie de maltratos y torturas por un único delito, querer ser libre.

Pero si la historia ambientada en la RDA es la que más me ha conmocionado, la que más me ha hecho reflexionar ha sido la que se desarrolla en París, con unas calles tomadas por los estudiantes y los obreros. Las conversaciones entre Sofia y Monique hicieron mis delicias, me obligaron a cerrar el libro para pensar. Pero no contenta con ello me vi corriendo por las calles de la ciudad, esquivando golpes de los gendarmes, buscando un portal en el que esconderme para que no me llevaran presa. Pasear por las calles de la ciudad de la luz con dos mujeres tan distintas, una con una mente científica y analítica y otra con una mente más abstracta y humanística ha sido un verdadero placer. Yo como Sofía también olvidé el motivo que le había llevado a esa mágica ciudad en la que los disturbios iban en aumento. Monique fue una gran anfitriona capaz de explicar a una foránea y por lo tanto a los lectores la razón de ser de ese mayo del 68.

Y ya por último volvemos a casa, a Madrid, donde el franquismo está dando sus últimos coletazos, donde el contraespionaje tiene un peso importantísimo en ese pretendido neutralismo de Francisco Franco. El papel de la mujer en esa época siempre consigue revolverme el estómago, se que es lo que hay, que la historia no se puede cambiar y que es necesario conocerla para no repetirla. Pero es que las mujeres que Paloma Sanchez-Gárnica propone como protagonistas de sus novelas no son las típicas de la época, y sin embargo, no son luchadoras, se pliegan a los dictados de la época. Sofía es una mujer con estudios, una mente brillante que un día decidió contraer matrimonio sin renunciar a sus sueños, su marido le prometió a ella y a su padre que podría hacer el doctorado y dedicarse a la investigación científica, sin embargo, ese momento nunca llega, las niñas son pequeñas, se ha de ocupar de ellas, de la casa y de él. En realidad teme que ella lo eclipse porque sabe que es mucho más inteligente que él, y ella va acatando los deseos del marido y languideciendo en una vida anodina y con un marido cada vez más distante. Y yo he echado de menos un golpe en la mesa y el reivindicar el derecho a desarrollarse laboralmente e intelectualmente.

Si Sofía es el arquetipo que no hay forma que entienda, la cruz sería su amiga Carmen, así es como yo entiendo que debería haberse comportado Sofía, aunque Carmen es soltera y no se pliega a los dictados de ningún hombre y mantiene ese libertad como un tesoro, a pesar de no tener tanta formación como Sofía. Esa misma forma de actuar o al menos de luchar me hubiera gustado ver en la protagonista de La sonata del silencio, aunque igual eso significaba cambiar la Historia, pero en mujeres de mundo y de ciencia esa sumisión me subleva.

Una carta anónima viene a truncar la vida y la rutina de ese matrimonio, a conectar todas las tramas, y los tres países. En cada uno de ellos nos encontramos un elenco de personajes cuidado, con matices, luces y sombras, y descubrí que, a pesar de estar más avanzado, en Francia la mujer también tenía sus limitaciones, no tan potentes como en España pero tampoco tenía plena libertad.

Hay un personaje que me ha sorprendido por encima de todos los demás, y esa es la madre de Daniel Sandoval, Sagrario, una mujer por la que llegué a tener animadversión, de carácter débil, manejando la vida de su hijo a su antojo, y que en cuanto puede se muestra como todo lo contrario, y eso ya lo intuye Sofia. En la época se requería de una mujer que fuera buena madre y esposa, y ese papel lo juega a la perfección tanto Sagrario como Adela la madre de Sofia, las dos mujeres que le afean que quiera ser algo más en su vida.

Todos los personajes excepto uno son seres castrados, personas anuladas por otras, o por el régimen en el que viven, unos son conscientes de ello y otros no llegan a serlo nunca, o lo son cuando les arrebatan lo que más quieren. Una novela coral, en la que el peso no está en la ambientación, si no en los personajes protagonistas y en los secundarios, angeles y demonios en un mismo cuerpo. La autora los lleva al extremo, los pone en situaciones límite y evolucionan conforme los acontecimientos se van sucediendo, unas veces se condenan y otras se redimen.

Solo un personaje no es un ángel caído, o una persona con los sueños rotos, Romualdo Sandoval, en la cima de su carrera laboral y de la vida social, es el único personaje al que nadie pide explicaciones, es el reflejo del régimen, un colaborador necesario. Tan fuerte es su personalidad que lleva el despacho de abogados con mano de hierro, tiene sometidos a sus trabajadores, a su hijo, a su mujer y a su propia nuera a la que apenas presta atención. El rey de la partida de ajedrez, el único personaje al que la autora no ha redimido ni el lector podrá hacerlo tampoco.

Podría seguir contando las bondades de esta novela, pero vale la pena adentrarse entre sus páginas, dejarse llevar por la trama, conocer a sus personajes, su presente y su pasado, ir un paso por delante de Sofia en esa búsqueda de respuestas, enfadarte con ella y darle la mano cuando lo necesita, y deleitarte con la banda sonora que Javier de Jorge ha compuesto para esta historia, valen la pena cada de una de las seiscientas y pico páginas que se disfrutan, se reflexionan y se quedan durante mucho tiempo en la memoria.

Conclusiones:

Paloma Sánchez-Garnica nos presenta una novela que recorre Europa en busca de una verdad que igual no merecía la pena descubrir y que dinamita la vida de sus personajes. Unos personajes que son el eje de esta historia, el pilar sobre el que se desarrolla esta trama, angeles y demonios en un mismo cuerpo, luces y sombras, porque nadie es bueno y malo en sí mismo si no que las circunstancias que a cada uno le toca vivir y las decisiones que toma les convierten en una u otra cosa.

Con una prosa cuidada, cuasi poética y unos diálogos inteligentes la autora nos lleva a reflexionar sobre temas candentes de la época en la que ambienta, alguno de ellos extrapolables a nuestros días porque todo es cíclico y no todos los temas se resuelven.

Solo me queda recomendaros la que quizás sea la novela más ambiciosa de Paloma por esa trama de espías que introduce y esa intriga que tan bien dosifica, una historia que necesitas que avance y al mismo tiempo te da pena terminar.

viernes, 12 de febrero de 2016

La sonata del silencio. Paloma Sanchez Garnica

Me enamoré de la prosa de Paloma Sanchez Garnica y de sus personajes con Las tres heridas, así que cuando vi que volvía a publicar no tardé en hacerme con un ejemplar, sin embargo, tardé bastante más en leerlo, y es que el tamaño del libro era inversamente proporcional al tiempo de ocio del que disponía por aquel entonces y que se ha visto más menguado conforme avanzan los años y los meses.

Os preguntaréis que me ha animado a leer precisamente en estos momentos La sonata del silencio, y estáis en vuestro derecho, a pesar de llevar mucho tiempo en la estantería y de tenerle unas enormes ganas, no fue hasta que Kayena y yo planificamos la Yincana Histórica que vi la oportunidad perfecta. Por un lado sacaba de la estantería títulos que llevaban demasiados años en ella y por otro retomaba el gusto por el género histórico que tenía bastante abandonado, puesto que la mayoría de las lecturas son lo que yo denomino tochos, más de 600 páginas.

Mi reencuentro con la autora ha sido toda una gozada, tuve la oportunidad de asistir a una charla presentación en la que Paloma nos habló de la intrahistoria de La sonata del silencio, ella se resiste a hablar de novela histórica porque para ella es mucho más importante esa intrahistoria, valga la redundancia. Me costó mucho entender sin haber leído la novela de que estaba hablando, sin embargo no evitó que me exasperara, me irritara y sobre todo hubiera momentos en que me sintiera totalmente enojada con ese papel otorgado a la mujer en este periodo histórico.

También comentó lo importante que era la música en esta historia y no solo por el titulo si no por las piezas musicales que desfilan entre sus páginas, si no recuerdo mal un total de 23, sin embargo y a pesar de reconocer que necesita música para escribir, Paloma recurrió a los profesionales para poder comprender la pasión que embarga a los músicos cuando interpretan una obra y muchas veces se mimetizan con su instrumento. Tengo la ventaja de convivir con tres de ellos, y en ocasiones ves que la música se funde en ellos de tal forma que es imposible separar el instrumento de quién ejecuta la pieza, los sentimientos que transmiten los sonidos y los que experimentan los músicos.

Adelanto que nos encontramos con una novela mucho más madura que Las tres heridas, una novela que supera en listón a la primera y eso que parecía difícil, Paloma sabe crear personajes de carne y hueso que se salen del papel, personajes tan espontáneos como imprevisibles que pocas veces actúan como el lector preve.

La autor@:

Paloma Sanchez Garnica nació en Madrid en 1962, es licenciada en Derecho e Historia. Autora de
El gran arcano (2006) y La brisa de Oriente (2009), su novela El alma de las piedras (2010) tuvo un gran éxito entre los lectores y se publicaron cinco ediciones. Las tres heridas (2012) supuso su consagración entre la crítica y los lectores como una escritora de gran personalidad literaria.

Sus novelas se han publicado con éxito en varios países entre los que destacan Brasil, Italia y Portugal.

Actualmente se graba una serie sobre esta novela, espero que pronto vea la luz, tengo curiosidad por ver quienes son los autores y como representan ciertas escenas, y sobre todo como se solucionan los pasajes de la música, no todo el mundo sabe interpretar emociones cuando actúa sobre todo si no siente la música

Sinopsis:

Marta Ribas tenía un futuro prometedor cuando conoció a Antonio, pero una lealtad mal entendida trastocará sus vidas. Cuando Antonio cae enfermo Marta se ve obligada a ponerse a trabajar, exponiéndose a las murmuraciones del vecindario y a la indignación de su esposo. Pero a Marta se le presenta una inesperada oportunidad que le permitirá salvar su propia supervivencia y la de su hija, y encontrar, por fin, su lugar en el mundo.

La sonata del silencio es una novela de pasión, celos y sueños anhelados. Es la historia de una España de posguerra, de castañeras y carboneros, de cócteles en el Chicote y medias de nailon de estraperlo. Es un edificio cualquiera donde la riqueza y la pobreza, el triunfo y el fracaso solo están separados por un tabique.

Una novela coral

El alma de esta novela son sus personajes, tan bien construidos, tan imprevisibles que se diría que son autónomos, que sienten y respiran, y sobre todo nunca van a actuar como el lector espera. Sobre todo es la historia de tres amigos y dos familias y las idas y vueltas que da la vida.

Antonio, Rafael y Proculo son amigos desde la infancia. Antonio y Rafael, vivieron en el mismo edificio y fueron al mismo colegio. Más tarde Antonio y Proculo estudiaron medicina y Rafael derecho. Partían de un estatus social y económico similar, sin embargo la vida los llevara por derroteros muy distintos.

Antonio dejará pronto la medicina para dedicarse al negocio paterno de venta de antigüedades al fallecer su padre y sus hermanos en un accidente de automóvil. Precisamente regentando el negocio conoce a una joven que le robará el corazón, Marta Ribas, hija de unos diplomáticos, que quedará igualmente prendada de él. Al poco tiempo contraerán matrimonio.

Rafael por su parte aprobadas las oposiciones a notarias marcha para su primer destino Betanzos, allí la soledad hace que acepte las atenciones de la solterona del pueblo, poco agraciada, pero con muchas riquezas, entre madre e hija urden un plan para que Rafael caiga en las redes de Virtudes, y sin saber muy bien como este terminará casado con ella a pesar de que bebe los vientos por otra mujer y detesta a la suya. 

Dos matrimonios los Montejano Ribas, y los Figueroa Molina que viven en la misma escalera, a los segundos los hijos les llegan pronto, a los primeros la ansiada maternidad tarda en llegarles. Una lealtad mal entendida lleva a Antonio a la cárcel y a la ruina. Rafael y su familia se hacen cargo de los gastos, en un alarde de "generosidad", le compran el piso donde montan la notaria y los Montejano se trasladan al cuarto, a un cuchitril insalubre, que para nada en digno de ellos.

Este y otros hechos que siendo secretos son conocidos por muchos de sus protagonistas marcan el devenir de una relación marcada por los celos, las traiciones, y la infelicidad. Las vidas de los padres repercuten en la de sus vástagos, sobre todo afectan a Julita Figueroa y a Elena Montejano, que tan solo se llevan trece días.

Pero no serán solo estas familias los personajes principales, porque es muy difícil dilucidar quién es principal y quién es secundario.

A Próculo ya lo he presentado, es el representante del estamento religioso, amigo de Antonio y de Rafael conocerá secretos de ambos y deberá mediar para que no se rompa la amistad entre ellos. El importante papel de la iglesia en un país de santurronas y beatas es impresionante, y Próculo a través del secreto de confesión conspirará en todas las direcciones, y terminará llevando la voz cantante en muchas ocasiones.

Eutimio Granados: Oficial de notaria. Mano derecha de Rafael, tanto dentro de la Notaria como a la hora de conseguir productos de estraperlo, es tanto el poder que este personaje tiene en sus manos que llega a asustar. Taimado y ruin, Eutimio provocará rechazo en el lector desde el primer momento.

Virtuditas: La primogénita del matrimonio Figueroa, la guerra la deja viuda antes de contraer matrimonio, y entre su madre y el cura la convierten en una novia viuda, amargada y resentida, cuyo mayor anhelo sería contraer matrimonio. Junto a su madre una beata arpía de mucho cuidado.

Basilio: Un tarambana, acostumbrado a vivir muy bien, adicto a la cocaína, y con muchas deudas, con el fin de costearse un vicio caro se asocia con un delincuente de altos vuelos que no perdona ningún desliz, de esa manera entra en el negocio de la droga y de la prostitución de menores, puesto que es él quien se encarga de conseguir las chicas para las fiestas del Kaiser, su mala cabeza a punto está de causarle más de un disgusto. Es el personaje que más evoluciona y el lector puede llegar a cogerle incluso cariño

Julita: La pequeña del clan Figueroa, una niña mimada que actúa sin tener en cuenta las consecuencias, novia de un aspirante a notario, se deja seducir. En sus actuaciones arrastra a Elena que se encuentra con situaciones comprometidas, que amenazan con repetir la historia de sus padres.

Elena Montejano: Una joven muy madura para la edad que tiene, que echa de menos la vida acomodada que llevaba, menos visceral que su amiga termina en más de un embrollo por culpa de los hermanos Figueroa.

Fermina: Una vecina que tiene en gran estima a Marta, y que le ayudará en cuanto pueda, es también la que resolverá el futuro de los Montejano. Fermina es una caja de sorpresas, cuando se queda viuda toma las riendas del negocio del marido y maneja como pocos las redes del estraperlo, cuesta ver en una señora tan mayor el cerebro de un negocio semejante. Sin embargo no le queda más remedio, su hijo mayor Adolfo desapareció durante la Guerra Civil, y Camilo tiene unas inclinaciones sexuales poco convenientes para los tiempos que corren.

Roberta Moretti: Una mujer de negocios italiana, consigue que Marta regrese por un tiempo al lugar del que no debería haber salido, una mujer de mundo como ella, con una educación exquisita y su saber estar no habría de someterse al yugo machista, sin embargo Marta es incapaz de tomar la decisión correcta, la que le liberaría de la pobreza, y de la vida gris que lleva, en cuanto el marido sale del hospital lo abandona todo. Sentí verdadera pasión por esa mujer que en mundo de hombres supo hacerse un lugar y ser respetada incluso en la España franquista.

Flavio Tassoni: Director de orquesta, pianista y chelista, sumido en una profunda tristeza tras la muerte de su mujer y sus hijas en un bombardeo. Compone para Marta la sonata del silencio y ambos protagonizaran una de las páginas más tiernas y emotivas de todo el libro, por lo menos para una enomorada de la música como yo.

Hanno: Músico callejero que se gana la vida con su violin, tras la delicadeza que destilan las piezas que interpreta se esconde una historia triste, sobrevive gracias a las monedas que le da la gente y la caridad de unos taberneros.

Mauricio Canales: Juez y Jefe de la casa del numero 10 de la Plaza del Angel, un personaje con demasiadas sombras, cruel, taimado, amparándose en su condición perpetra abusos que no se le perdonarían a otra persona. Viudo al poco de casarse, se las arregló para quedarse con la herencia de la mujer y de sus suegros, y valiéndose de la necesidad de Antonio concierta matrimonio con Elena Montejano.

No son todos los que son, pero si todos los que en un momento determinado cogen las riendas de la historia. Aunque para mi la protagonista absoluta es Marta Ribas, puesto que todo gira en torno a su personaje.

¿Madrid un personaje más?

Puede que a través de la prosa de Paloma no sepamos como era aquel Madrid físicamente, porque a penas paseamos por su calles, casi siempre son las mismas y sin que profundice demasiado en sus descripciones, puede que para los que residen allí los pocos detalles que da sean suficientes, pero yo a penas he transitado sus calles.

Sin embargo lo que si podemos es tener una idea muy clara de lo que era vivir allí, de los cocteles en Chicote, de las veladas en el Palace para aquellos que podían permitirselo, de las largas colas para conseguir lo más básico para comer, y del mercado negro o el estraperlo para lo que podríamos considerar bagatelas.

El Madrid en el que como en otras partes convivían acomodados y aquellos que no tenían ni con que calentarse, ni tan solo que comer. Creo que justo eso Paloma ha sabido reflejarlo muy bien, por ello bien podría ser un personaje más de esta novela.

Contexto histórico:

Nos encontramos en plena dictadura franquista con una dura restricción de los derechos y libertades de la mayor parte de los ciudadanos, pero si alguien salió perdiendo  en todos los ámbitos fue la mujer, que vuelve a ser relegada al hogar, y sometida a una figura masculina.

Se vuelve a considerar delito el adulterio para las mujeres, que estaba castigado con hasta seis años de cárcel, su suerte estaba ligada al marido que era quien podía mantener o retirar la acusación. También se penaliza el uso, distribución de anticonceptivos y se castiga el aborto.

Se estableció la incapacidad jurídica de la mujer. A estas se las educaba para el matrimonio, de esa forma salían de la protección del padre para integrarse en la potestad del marido, de quién dependían para todo. Eran las dueñas y las reinas del hogar, allí tenían libertad en cuanto a organización y dirección de la casa y la compra. Sin embargo el marido es el que se encargaba de administrar el patrimonio, pudiendo disponer de él en su totalidad, incluso en lo aportado por la esposa.

La mujer necesitaba autorización del marido para casi todo, pero sobre todo para trabajar, puesto que era este, y en su ausencia un tutor quien firmaba el contrato, en el caso de Marta y ante la incapacidad de Antonio, lo hizo Proculo. Tampoco podían abrir una cuenta bancaria, ni aceptar una herencia sin la firma del marido, tampoco acceder a los tribunales sin estar representada por el marido, salvo que fuera contra el propio conyuge.

Si nos atenemos a la época quizás podamos entender a Marta Ribas, pero ni siquiera así, porque ella no había sido educada en España, provenía de una familia de diplomáticos que viajaba muchísimo, había tenido una educación cosmopolita, dominaba varios idiomas y doblegarse de tal forma a la sumisión incluso cuando la infelicidad es tal que puede suponer cambiar la vida para siempre, me parece casi imposible. En alguna ocasión la hubiera zarandeado, le hubiera hecho abrir los ojos, porque ella no negaba que con Antonio se había acabado la magia, que ni tan siquiera quedaba el cariño, que estaba a su lado por obligación, porque eso se esperaba de ella. Me costaba entender que todo lo vivido en su infancia y juventud quedara olvidado, que no se cogiera a Roberta Moretti como a un clavo ardiendo.

Que fuera capaz de volver a tocar el cielo, de revivir ocupando un lugar que jamás debería haber dejado, y que a la vuelta del marido volviera a ocuparse de una casa que ni esa mención merecía, que volviera a consumirse en el tedio, a pasar necesidades cuando tenía la comodidad en la punta de los dedos y ella sabía que no hacía nada malo.

Mención a parte me merece Antonio Montejano, en un principio me dio pena, mucha, porque las decisiones que se toman sin pensar acarrean serias consecuencias, y el pago muy caro ese error, sin embargo no fue el único en sufrirlo, arrastró con él a su mujer y a su hija, y en ningún momento  hizo nada relevante para mitigar el sufrimiento. La necesidad mermó su relación de pareja, también su poca sensibilidad, no supo en ningún momento con quién se había casado, no entendió la necesidad que su mujer tenía de la música y que solo esta podía robarle  protagonismo. Tampoco supo querer a su única hija, le molestaba que su mujer trabajara, por el que dirán, pero no que su hija abandonara los estudios y trabajara por un salario misero, incluso lo justificaba por ser mujer.

Intenta paliar la situación de la familia y evitar que su mujer trabaje, aceptando la propuesta de un hombre bastante mayor para su hija, un hombre metódico que no podría hacerla feliz, no atendió los ruegos de las dos mujeres de la casa y justificó lo injustificable puesto que un hombre puede meter en cintura a sus mujeres. Termino dándome mucho asco, y toda la pena que había sentido por él desapareció para convertirse en odio.

Sin duda he tenido mucha suerte de no haber vivido en ese periodo, no se si yo hubiera sabido doblegarme a mi marido, si hubiera soportado a las beatas de la escalera, y un mundo tan dominado por jueces, militares y curas. Creo que lo hubiera pasado muy mal.

Mis impresiones:

La sonata del silencio es una historia bien narrada, con una documentación exhaustiva que la autora ha sabido dosificar y plasmar de forma amena, sin que el interés lector decaiga en ningún momento, podemos decir que es una historia de amor, de celos, traiciones e infidelidades. En la que la riqueza y la pobreza conviven en el mismo edificio separada por tabiques. En la que la generosidad tiene una cara oscura la del dominio.

Aunque la novela transcurre durante la  posguerra, no es del todo lineal porque la autora recurre al pasado, como una forma de explicar la situación que se vive en ese momento, por ello mira hacía atrás a la preguerra, pero también a esos años de Guerra que todo lo cambiaron y que supusieron el declive de los Montejano, su caída.

No es difícil entender la tensa relación que mantienen las dos familias, que aparentan una cordialidad que están lejos de sentir, secretos a voces que los protagonistas piensan que los otros ignoran, resentimientos acallados por la penitencia del cura amigo. Paloma hace gala de su buena pluma, sabe como tejer una historia crear personajes humanos, creíbles, emotivos, personajes que parecen evolucionar a su antojo sorprendiendo al lector, dejándolo mudo de incomprensión.

Con una prosa bella y los personajes tomando el relevo constantemente, la autora nos narra la vida de Marta Ribas, una mujer de bandera que languidece por mor de un matrimonio que no le convenía que truncó sus sueños musicales, con un marido egoísta incapaz de anteponer la felicidad de su familia al que dirán. Actuando en todo momento como un ser déspota, al que poco le importa la felicidad de las personas a las que quiere.

Quizás el único pero que le puedo encontrar a esta novela es el final, había muchas formas de encararlo, y sin embargo, lo cierra de la forma para mí menos conveniente, y menos vistosa, con una Marta derrumbada, incapaz de coger las riendas de su vida, como tantas otras veces. Reconozco que me noqueo ese final, no me lo esperaba, quizás hubiera preferido justicia poética, pero no para Antonio, si no para ella, para su abnegada mujer. Puede que no fuera consecuente con la época en que se desarrolla la historia, pero si con la educación de Marta y su bagaje cultural.

Conclusión:

Si has llegado hasta aquí, sabrás que te recomiendo la lectura de esta novela, por muchas razones, por la historia que cuenta, por los personajes que desfilan por ella, por la música, te recomiendo que escuches las piezas porque son todas muy buenas, incluso si no te gusta la música clásica te emocionará y te hará vivir más profundamente esta historia...

Muchas son las razones para leerla, pero sobre todo por ellas, por todas aquellas mujeres que un día estuvieron bajo la tutela de sus  maridos, o tutores, por todas esas heroínas que en su día a día luchaban para sacar adelante una familia, a veces sin dinero y sin alimentos que llevarse a la boca.

Porque conocer la historia ayuda a que esta no vuelva a repetirse, a veces se me revuelve la tripa cuando oigo hablar a algunos jóvenes, estamos viviendo una coyuntura difícil, en la que muchos de ellos no tiene trabajo y no es descabellado oír que las mujeres deberían volver al hogar y no quitar puestos de trabajo de los hombres. Mucho hemos avanzando desde aquellos años cuarenta, pero no lo suficiente para que la mujer pueda equiparse a un hombre y que con las dificultades económicas vuelva a resurgir el machismo entre los más jóvenes me parece preocupante.

Y tú, ¿la has leído? ¿Qué te ha parecido?



Esta reseña participa en la Yincana Historica, en la segunda semana dedicada a España y en la casilla, Uno de los personajes ha participado en la Guerra Civil: en este caso dos Antonio Montejano ejerció de médico en los hospitales de campaña y Adolfo Bonilla luchó en el frente

lunes, 3 de diciembre de 2012

Las tres heridas. Paloma Sanchez-Garnica

Aunque tenía la firme convicción de tomarme las cosas con mucha más paciencia después del verano, no pude desperdiciar la ocasión de apuntarme a la iniciativa de Priceminister para elegir la mejor novela del año. Y no lo puede hacer o no lo quise hacer porque entre las candidatas estaba una novela a la que le tenía muchas ganas, Las tres heridas, era este un libro sobre el que había leído infinidad de opiniones que lo recomendaban, pero sobre todo estaba ambientado en una época de la historia de España sobre la que me gusta investigar y aprender.

Recuerdo todavía mis años de estudios, en el colegio era impensable llegar a esos años del s. XX que practicamente nos quedaban a la vuelta de la esquina, pero tampoco lo fue en bachillerato, y ni siquiera en carrera. Cuando me matriculé en Ciencias de la Información lo hice muy consciente de que había mucha historia que estudiar, pero apenas me importó porque me apasionaba esa asignatura, con el paso de los años me di cuenta que siempre había un tema que se obviaba en el temario, la mayoria de las veces con los ojos velados, daba igual la edad del profesor en cuestión, la respuesta siempre era la misma, ese tema va por cuenta de ustedes, tienen mucha bibliografía donde prepararlo.

El primer año me recuerdo preparando el tema con denuedo, sin embargo pronto comprendí que ningún profesor tenía intención de examinarnos tampoco al respecto. Creo que desde entonces arrastro esa necesidad de saber, de comprender, y sobre todo de aprehender que paso en España en esos años y los que siguieron para que el tema sea poco menos que denostado por los profesores de historia, al menos con los que yo me he encontrado en mi camino académico.

Son varias las novelas que he leído ambientadas en este periodo y no todas me han calado por igual, sin embargo podría recomendar unas cuantas que están a mi parecer tratadas con un gusto exquisito y con una imparcialidad muy dificil de conseguir, como es el caso de la que hoy me ocupa.

La autora

Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962), es licenciada en Derecho y en Historia. Abandonó la abogacia --'me implicaba demasiado en los casos'-- y se volcó de lleno en la Historia.
En la actualidad se dedica al absorbente y fascinante mundo de la literatura, al que llegó por pura casualidad.
Es una autora dedicada a la mezcla de novela histórica con grandes dosis de intriga y misterio.
En 2006 publicó El Gran Arcano(2006), a la que siguieron La brisa de Oriente y El alma de las piedras, en las que deja patente la huella que en ella dejó la realización del Camino de Santiago; acaba de publicar (Enero 2012) Las tres heridas, una potente historia que habla de reconciliación, de sentimientos, de las razones por las que es importante vivir e, incluso, morir.

Argumento

Ernesto Santamaria es un escritor en busca de una historia que lo encumbre, que le de ese éxito que parece serle esquivo. Viudo desde hace cinco años, mitiga la soledad que ha elegido paseando por el Rastro madrileño y comprando recuerdos de otras personas. 

Es precisamente en una de estas incursiones donde compra una carta de latón, en la que encuentra una fotografía y un atado con cartas. Con ver la foto de la pareja empieza a vislumbrar la historia que puede haber detrás y piensa que esta es con la que conseguirá su ansiado sueño.

Comenzará a indagar en la vida de la pareja y esto le llevará a un apasionante viaje por la España de la preguerra, de la guerra fraticida y de la posguerra, esa que pensaban iba a traer la paz y que no lo consiguió. A traves de sus pesquisas descubriremos un mundo que nos es desconocido, una población civil que lo pasó mal, una historia de sentimientos y valores en los que podremos constatar, porque merece la pena vivir, morir y luchar.

Impresiones

Quizás con esta novela se hace más imprescindible que con otras seguir un orden y organizar bien los pensamientos, son tantas las sensaciones que ha levantado en  mí, tantos los sentimientos desbocados que ha despertado, tanta la rabia que he sentido en algunos pasajes y tanto el deseo que jamás pueda repetirse la historia.

Quizás lo más destacable de esta novela es la imparcialidad con la que la autora nos narra los hechos, una historia que gira en torno a una pareja y  las personas que con las que tuvieron trato de forma directa o indirecta, y al elegir un periodo y dos poblaciones tan cercanas entre sí, nos presenta a los mismos personajes en dos situaciones distintas, con lo cual nos pone ante las dos caras de una misma moneda, ante un espejo que refleja la realidad y ante unos personajes sufriendo una situación que para nada han buscado y que les es ajena.

De ahí que la mirada del lector sea aséptica y poco partidista, y sin embargo no exenta de sentimientos, aquellos que son capaces de despertarnos los personajes de la historia, da igual en que bando esten situados, y cuales sean los ideales que defiendan, o se vean obligados a defender. Nos encontraremos con situaciones que si bien no compartiremos, seguro que comprenderemos, y con otras que escaparan a nuestro entendimiento porque no haber vivido en la época y no haber sufrido los estragos de una injusticia nos velaran el raciocinio. O bien porque las injusticias vengan del bando que vengan son eso mismo y cuesta comprenderlas.

Siempre he defendido que con la guerra perdieron las dos Españas, la que se creyó vencedora y la vencida, porque en ambos bandos las pérdidas fueron tremendas, luegos unos sufrieron más que otros, pero quien de verdad sufrió desde el principio fue la sociedad civil, aquellos que solo pretendían vivir de su trabajo, ser felices y que no se les metiera en asuntos de política que ni entendían ni querían entender. Sin embargo en esta novela si que hay una perdedora, y esa por muchos motivos es Mercedes la mujer de la foto que encuentra Ernesto. Por que nadie es culpable de que la amen dos hombres a la vez, y el encontrarse en esa tesitura desencadena todo su sufrimiento, porque un hombre despechado es capaz de maltratar hasta aquello que más ama.

Pero por partes, me gustaría empezar por la ambientación, tanto espacial como temporal, creo que ambas suponen un acierto de la autora porque nos permiten por una parte ver el mismo hecho desde distintas ópticas, desde las que tienen los diferentes personajes de la historia, también agilizar la lectura con los saltos temporales, y por último encuadrar los hechos en dos enclaves tan cercanos como distintos entre sí.

Ambientación temporal

Nos encontramos ante dos hitos temporales, el presente narrado en primera persona por Ernesto Santamaria en el que asistimos a una vida anclada en la soledad, y a un trabajo que no acaba de despegar aunque la perseverancia del autor conmueve. La autora aprovecha para mostrarnos la fase de documentación de una novela a través de un hombre un tanto peculiar con una imaginación muy vivida, y con una faceta onirica que ha hecho mis delicias como lectora.

De esta investigación y de los hilos que va tirando Ernesto llegamos al 19 de julio de 1936, fecha en la que comienza la Guerra Civil, una contienda que muchos pensaban que iba a durar poco y que sin embargo se alarga en demasía provocando hambre, miedo, torturas y muchas injusticias.

Esta mirada al pasado que comienza en una fecha tan concreta se arrastra hasta 1939 año en el que la guerra toca a su fin, o eso dicen los nacionales porque siguen produciendose desmanes, injusticias, y muertes inexplicables.

Ambientación espacial

En este apartado me voy a centrar más en la historia que se desarrolla en el pasado, la autora nos plantea una dicotomía, al presentarnos la acción en un pueblo como era Mostoles en 1936 donde todo el mundo se conocia y las filias y las fobias podían tener mucho que jugar en esta contienda de locos, y en la capital, Madrid, donde la gente iba mucho más a su aire y eran reducidos los circulos en los que se podían producir las denuncias.

Al mismo tiempo pone de manifiesto como la gente de ciudad pensaba que la de pueblo era inferior y por ello fácilmente manipulable y engañable. Ese contraste entre la campechanía del pueblo y la frialdad de la ciudad es fácilmente comprobable a traves de la figura de los médicos, Don Honorio en Mostoles un personaje cercano a la población, siempre atenta a sus necesidades, y Don Eusebio Cifuentes en Madrid mucho más altivo y encasillado en su posición social.

Pero también es patente entre los dos personajes femeninos fuertes de esta novela, por un lado Mercedes, la gran perdedora de esta historía una mujer fuerte, que ansía encontrar a su marido, que no tiene fisuras en su amor, una mujer sencilla a la que le abruma el lujo de la casa en la que la acogen y los ademanes de marquesona de su dueña. Y Teresa una mujer con el corazón dividido, una mujer que tenía muy claro que ganara quien ganara la contienda ella tenía las de perder y esa herida seguro que se haría más profunda. Una mujer marcada por un amor que no le conviene según su familia, pero que la hace feliz y al que no quiere renunciar, pero al mismo tiempo teme la vida que pueda llevar con él. La perdida de esas comodidades que conoce desde niña. Y aunque ambas son personajes muy humanos a los que no nos costara querer, las diferencias son patentes.

Considero que ha sido un acierto de la autora el acotar tanto los enclaves en los que se sucede la acción y con ello permitir al lector una mirada a una realidad cercana, aunque no sea de Madrid ni de los alrededores. A través de la mirada de los viejos del lugar constatamos como ha cambiado Mostoles, sigue siendo un pueblo, pero con grandes edificios, lo que hoy llamamos una ciudad dormitorio.

Y aunque ya he dado una somera mirada a los personajes me gustaría meterme a fondo con ellos, hay unos que conocemos mejor y otros que tienen menos protagonismo vemos a traves de otros ojos.

Los personajes 

Nos encontramos ante una novela coral, será muy dificil poder analizarlos todos sin embargo voy a dar unas ligeras pinceladas de aquellos que a mí me han resultado más interesantes.

En Mostoles

Andres Abad: Con él comienza la novela, con sus recuerdos, con sus penalidades, con ese arriesgar la vida para poder ver a la mujer de su vida, nos encontramos ante una injusticia, un hombre cuya única ambición era labrar su tierra para poder alimentar a su mujer y al hijo que le venía en camino. Un hombre sencillo, trabajador, como muchos de su tiempo que querían a la mujer en su casa, porque creían a pies juntillas que ese era su sitio. Los rencores de un hombre que le tenía en el punto del mira por haberse casado con Mercedes hicieron que pasara la guerra haciendo trabajos forzados junto a su hermano Clemente.

El tio Manolo: La humanidad de este hombre de campo me ha abrumado en muchas ocasiones. Un hombre tosco que se desvivía por los suyos, que no dudó en hacer aquello que pensó que era más adecuado en cada momento. La guerra no iba con él y arriesgo su vida para salvar la de otros.

Nicolasa: La madre de Mercedes y la suegra de Andres, una gran mujer, más inteligente de lo que muchos podrían apreciar, desaparece muy pronto en la historia y creo que habría podido dar muchisimo más juego.

Mercedes: La gran perdedora de esta historia, por el rencor de un hombre, pierde a su marido, se ve obligada a abandonar su pueblo, y acostumbrarse a la vida en una ciudad que no conoce y en una casa en la que no es bienvenida. El dolor se ceba en ella, las necesidades también, aún así no flaquea, su único deseo reencontrarse con su marido, la vida no será justa con ella, sin embargo luchará hasta el limite de sus fuerzas.

Don Honorio: Es el médico de Mostoles, un hombre muy cercano para desempeñar un cargo tan importante, carga sobre sus hombros el bienestar de Mercedes y sin saberlo la envía a un dolor seguro, a una vida injusta. La guerra tampoco va con él y como médico siente que su deber es ayudar a todo el que lo necesite

En Madrid

La protagonista en la capital es la familia Cifuentes, una familia burguesa acomodada, que vive en un piso muy bien situado gracias a la herencia de Doña Brigida. Defienden aquello que consideran suyo, su bienestar, su riqueza, su posición, la guerra también viene a trastocar su mundo, y sobre todo a producirles dolor.

Don Eusebio Cifuentes: Es el cabeza de familia, un hombre arisco, machista en extremo, la mujer es un mal menor al que hay que tener amordazado y lo menos instruido que se pueda. Es tocologo del Hospital la Princesa y con la guerra se ve desposeido de sus riquezas, de su trabajo y de su bienestar, ello le convertirá en un hombre amargado y hosco al que será muy dificil de comprender.

Doña Brigida: Es una mujer muy religiosa, un mueble para su marido que la humilla cada vez que puede, esa humillación que ella sufre de la mano de los hombres de la casa la traslada a las criadas Joaquina y Petra. Quizás es el personaje junto con su hija Charo que menos he tragado.

Mario: El mayor de los hijos de matrimonio. Un joven sin ideas políticas declaradas, estudiante de derecho que es hecho prisionero el 19 de julio junto con otros amigos. Desde ese momento comienza un calvario que se ve mitigado en parte gracias a la benevolencia e intercesión de Arturo Erralde y Luisa Sola, ambos simpatizantes de izquierdas. Su cambio es tan drástico que al principio serntiras simpatía por él y terminarás odiándolo con toda el alma

Los gemelos Juan y Carlos: a pesar de ser mellizos no pueden ser más distintos entre sí. Juan es una persona altanera, maleducada, todo temperamento, el que siempre arrastra a Carlos en sus decisiones. Este es más dulce apocado, se ve arrastrado a un guerra que ni desea ni comprende y que le resulta cara. Los sentimientos que tendremos hacía los dos son muy diferentes, aunque Carlos quedé como personaje mucho más difuminado.

Teresa: El alma mater de esta novela junto con Mercedes. Ninguneada en su casa por ser mujer, despreciada por su padre y por su  madre. Teresa es una mujer con corazón, una chica de su tiempo que le interesa aquello que defiende la izquierda le gustaría ser tenida en cuenta, envidia a las milicianas al mismo tiempo que las teme. Teresa es una rebelde con el corazón y el alma divididos. Criada entre lujos no sabe muy bien si será capaz  de afrontar el futuro que le espera si desoye a sus padres y se casa con su novio. Al mismo tiempo es incapaz de renunciar a él. Y en una guerra en la que se encuentran en distintos bandos, ella sabe que gane quien gane la única perdedora será ella porque tendrá que sacrificar algo.

Charito: Es el personaje que menos simpático me ha parecido junto a su madre, es malcriada, déspota, inhumana, en ella se conjugan muchas de las cosas que más odio en una persona. Quizás por ese motivo no he sido capaz de verla con ojos benevolentes.

Luisa Sola: Creo que esta mujer es uno de los personajes que más juego han dado en la novela. Miliciana porque no le gusta el mundo en le que vive, quiere ser tenida en cuenta, no es un mueble y no quiere vivir bajo la protección de un hombre. Actúa con el corazón y se la juega en varias ocaiones por humanidad o por amor. Sin embargo cuando las tornas se vuelven contra ella no encuentra ni un rayo de compasión de aquel por el que se jugó la vida en varias ocasiones. Sus reflexiones son de lo más jugoso de toda la historia.

Arturo Erralde: Estudiante de Derecho, más por cumplir una promesa que por vocación. Amante de las letras y de la literatura, su sueño ser escritor. Su ideología le acerca a la izquierda, sin embargo no es partidario ni de la guerra, ni esta de acuerdo en como el Frente Popular esta llevando las cosas. Por amor se juega el tipo en varias ocasiones por personas que no le tienen ningún afecto, y que no moveran un dedo por salvarlo cuando el se encuentre en desventaja. Al personaje lo vemos evolucionar desde la esperanza al desaliento. Lo vemos codearse con escritores e intelectuales de la época. De su mano desfilan por la novela Miguel Hernández, Ramón J. Sender y se mencionan a muchos más como Unamuno, Lorca...

Manuela: Una niña peculiar, un tanto especial, capaz de preveer los acontecimientos en la mirada de la gente, me ha levantado mucha ternura, este personaje.

No son todos los que son, podríamos estar muchisimo más rato, porque en la pensión La Distinguida donde se aloja Arturo, hay muchas individualidades dignas de estudio.

En el presente destaca el personaje de Ernesto Santamaria, un hombre gris, de costumbres, que ha elegido la soledad como compañera, que vive buscando una buena historia sobre la que escribir, que la termina encontrando en una caja de laton comprada en el Rastro, su voz nos guía por toda la historia del presente y rescata personajes del pasado, como puede ser a Genoveva la hija de Don Honorio. Eugenio el enterrador del pueblo en los tiempos en que se sucede la trama, o la misma Teresa Cifuentes, o Manuela la niña convertida hoy en una anciana.

Paloma nos regala personajes bien dibujados y perfilados, humanos, con sus defectos y sus virtudes, con los que nos será fácil empatizar o odiar, no hay ninguno que resulte indiferente, y no hay ninguno que no tenga su función en la historia.

Contraposiciones

La novela en sí es un juego de contraposiciones, el frío que pasa Ernesto en sus investigaciones contrapuesto al calor del torrido verano de 1936 que achicharra a Teresa y a Mercedes a lo largo de gran parte de la trama, puesto que los meses de invierno a penas se tocan.

La autora se sumerje en un mundo masculino, podría haber creado un personaje femenino, una escritora, sin embargo elige a un hombre, se tiene que poner en su piel, pero salva bien los muebles. Sin embargo en la trama del pasado a pesar de que los hombres son los que llevaban el peso de la vida, ella apuesta por dos mujeres luchadoras, que se enfrentan a los hombres en sus decisiones.

Contrapone la sencillez de la vida en un pueblo, con la vida en la ciudad mucho menos cercana, más solitaria, en la que cada uno se procura su propio bienestar.

Como en toda novela, la realidad se codea con la ficción, y la fina línea que separa la realidad de la ficción en Ernesto Santamaria se diluye en muchas ocasiones, y gracias a esos momentos oníricos podemos avanzar en la historia de una forma agradable, y agil, en la que el dialogo tiene su importancia.

Y por último nos ofrece una misma mirada de personas imparciales durante todo el proceso, contrapone lo que hicieron los republicanos, con lo que hicieron los nacionales a su llegada, dejando claro que los extremos llegan a tocarse y que ni unos eran tan buenos ni los otros tan malos. En todos los bandos se cocian habas y dependiendo de quien tuviera la paella por el mango les tocaba sufrir a unos o a otros.

El principio  

Toda novela tiene un desencadenante, algo que la hace nacer, en el caso de la ficción de las tres heridas es una foto que encuentra Ernesto Santamaria. En el caso de la novela en sí, las conversaciones que la autora mantenía con su suegro.

Siempre he considerado que una buena forma de escribir la histori es recurrir a la memoria de nuestros mayores, personas que han sido testigo directo de ella. En mi familia no se ha hablado nunca de la guerra, ha sido un tema que mis abuelos han preferido olvidar, no remover heridas, porque cada uno sufrió lo suyo. Por otro lado nunca conocí a mi abuelo paterno y  mi abuela solo hablaba del hambre de aquellos días cuando veía que rechazabamos la comida.

Sin embargo la abuela de mi marido fue una mujer más abierta, no dudó en ayudar en su estudio a una profesora de historia, y los recuerdos le empañaban los ojos, fueron años de muchas privaciones, de mucho dolor... Pero sin testimonios como estos no seríamos capaces de escribir ciertos pasajes.

De ahí que me haya conmovido tanto el personaje de Genoveva, o el del propio Eugenio a pesar de lo corto que es, las lagrimas que arrasaban sus ojos me enternecieron, porque los secretos de aquella epoca deben pesar como losas y uno tenía que cumplir ordenes si quería seguir con vida.    
  
Conclusión 

Las tres heridas es una novela preciosa que se adentra en un periodos bastante triste de nuestra historia, pretende ser una mirada aséptica, mostrandonos los desmanes de unos y de otros, y dejando bien patentes que quienes más sufrieron los estragos de esta contienda fue la población civil, aquella a los que los ideales políticos poco le importaban y que solo aspiraban a vivir una vida que se les vio truncada.

La mayoría de ellos si mal vivieron con una opción peor lo hicieron con la otra, en un tiempo en que la denuncia era un medio para salvar la vida, todo tenía un precio, y cualquier persona que estuviera en el punto de mira de otra tenía las de perder.

Me ha gustado perderme por esta ficción salpicada de personajes que existieron, me ha parecido una lectura preciosa, que ha despertado en mí muchos sentimientos, como siempre ocurre con estas novelas ambientadas en una guerra entre hermanos que me ha costado, me cuesta, y me costará de entender.

Me ha gustado esos saltos que da del presente al pasado, y de la primera persona a la tercera para recrear una historia bella, bien hilvanada, con unos personajes solventes y una intriga muy bien dosificada. Las tres heridas es una lectura más que recomendable imprescindible. No es una novela más ambientada en la Guerra Civil, esas hace tiempo que dejaron de interesarme. Es una historia en la que los protagonistas no son los generales y esos hombres grandilocuentes que la historia ha ensalzado y elevado a un altar. Son la población civil, personas anónimas que se vieron envueltos en una guerra que no era la suya, obligados a coger un fúsil, por convencimiento o para lograr comer.

La historia de Teresa y Mercedes seguro que es la de muchas mujeres que tuvieron la desgracia de encontrarse en el fuego cruzado del odio. Te animo a acercarte a este libro, a dejarte envolver por su historia, a investigar junto Ernesto el paradero de esta pareja, a desalentarte por la falta de datos, a ilusionarte por los avances, a pasar miedo y a cuestionarte si es moral lo que estas haciendo.

Te animo a conocer a Teresa, a pasearte por su Madrid del brazo de Arturo o de Mercedes, te animo a angustiarte con ella, a alegrate, a ilusionarte, a sufrir porque esa es la vida que le tocó vivir a esa mujer, te animo a conocer a Luisa Sola, porque no todos los milicianos fueron iguales. Te animo a vencer tus reticencias ante este periodo de nuestra historia, porque hay que conocer los hechos para que estos no vuelvan a repetirse y pocas veces encontrarás autores que no se posicionen que sean bastante imparciales, porque ya sabemos que cada uno tenemos nuestras ideologias y a veces estas nos traicionan.

Si he logrado sembrar en tí las ansias por leer este libro me daré por satisfecha, y si ya lo has leído te animo a compartir opiniones, porque da para mucha conversación.

Gracias a Priceminister por el ejemplar y por la iniciativa