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lunes, 21 de marzo de 2022

Las herederas de la Singer

He de confesar que me daba un poco de respeto el cambio de registro que nos anunció Ana Lena Rivera mientras compartíamos una representación de Soy Yincanera una comida con ella en la pasada Feria del Libro del Madrid. Pero al mismo tiempo me pareció tan atractivo lo poco que nos adelantó que tenía ganas de tenerla ya entre mis manos.

Llevo unos años complicados para disfrutar de mi ocio, la lectura, y sobre todo para compartir mis impresiones con vosotros, como diría una compañera de trabajo, "A mi la vida no me da pa más" Y el gran perjudicado es este pequeño rincón que abrí hace ya un puñadito de años y que me ha servido de refugio.

Todavía estoy madurando el futuro del blog, porque la constancia no ha sido nunca lo mío, porque mi tiempo cotiza en bolsa, y porque las obligaciones familiares cada vez son más y me dejan menos tiempo libre. Ahora la que lee sin fin es mi madre, pero lo que ella me cuenta de los libros no me da para hacer una reseña.

Las herederas de la Singer ha supuesto una grata sorpresa, me gustan las novelas no lineales que entremezclan las historias de varios personajes, y varias líneas temporales, aunque requieren un poquito más de concentración. En este caso han sido cuatro generaciones de mujeres de una misma familia y para rematar todos los nombres empiezan por A. Aún así, he disfrutado mucho de la historia, de la ambientación y de esos personajes trabajados con la precisión de un cirujano, o de un maestro relojero.

¿Me acompañas?


La Autora:

Esto es lo que la propia autora dice en la solapa del libro

Soy asturiana de nacimiento y de corazón, pero llevo muchos años viviendo en Madrid, ciudad que me adoptó como una hija y en la que he construido mi hogar. A veces echo de menos el olor a sal y ver las olas romper contra las rocas. Estudié Derecho y Administración y Dirección de Empresas, y, aunque soñaba con ser escritora, criminóloga o comisaria de policía, tuve una carrera profesional emocionante dentro del mundo empresarial multinacional.

Según cuentan en la familia, cuando era pequeña leía libros de forma compulsiva; la lectura fue mi gran compañía en la niñez, y estoy convencida de que, en buena parte, hoy soy quien soy por la innumerables horas que pasé rodeada de libros. Empecé a escribir con la ilusión de que mis novelas ofrecieran al lector la compañía, los referentes y el refugio que los libros me proporcionaron a mi. Cuando me quedé embaraza de mi hijo Alex, la prescripción médica de reposo me dio la oportunidad de escribir: descubrí mi pasión y empezó esta aventura. Por suerte, en la Escuela de Escritores, en la que ahora tengo el privilegio de enseñar, tuve grandes profesores.

Las herederas de la Singer inaugura una nueva etapa después de tres novelas dedicadas a la investigadora Gracia San  Sebastián: Lo que callan los muertos (2019, Premio Torrente Ballester 2017), Un asesino en tu sombra (2020) y Los muertos no saben nadar  (2021) 


Sinopsis:

El día que la joven Aurora se ve obligada a trabajar en la mina tras el accidente de su padre, se jura hacer lo que sea necesario para huir de aquel infierno.

Un matrimonio sin amor y  la máquina de coser Singer de segunda mano que recibe como regalo de bodas le proporcionaran una nueva forma de salir adelante, hasta que un terrible suceso convierte la Singer en la única prueba de la amenaza que la perseguirá toda la vida.

Muchos años después, la complicidad que teje un su biznieta Alba desvelará el secreto que ha planeado sobre las mujeres de su familia.



Mis Impresiones:

A esta novela hay que acercarse sabiendo lo mínimo, para ir descubriendo a pequeños sorbos los secretos que van desgranándose en el momento oportuno. Aunque en un principio tanto flashback puede desconcertar al lector, pronto se acostumbra a ellos y busca la pista para recomponer la historia de una mujer tan adelantada en el tiempo como peculiar, una mujer que de haber nacido a finales del siglo XX o incluso en el XXI hubiera sido fruto de su tiempo, sin embargo, le tocó tragar mucha bilis y pasar muchas amarguras por ser como era y no plegarse en muchas ocasiones a los convencionalismos.

Aurora es la gran protagonista de esta historia, con permiso de la Singer, un personaje que me ha provocado sentimientos muy contradictorios y que una vez recompuesto el puzle de su vida, la he podido entender en parte, reconciliarme con su forma de actuar e incluso admirarla. Pero reconozco que me ha costado la vida, porque me lo ha puesto muy difícil, la forma de tratar a su hija y a su nieta, la forma en que trataba a su marido, y en general a quien no se ajustaba a su forma de pensar.

Comprender a Aurora me ha subido en una montaña rusa de sensaciones unas buenas y otras malísimas, la he llegado a querer y a odiar a partes iguales. He llegado a desear que viviera otros cien años para disfrutar de sus ocurrencias y borderias y a desear que muriera en muchos momentos. Pocos personajes han provocado en mi tantos deseos contradictorios, pocos personajes se quedan conmigo una vez cerrado el libro, pero Aurora Cangas va a ser uno de ellos, por lo bien dibujado que está, por lo humana que es, por ese realismo que traspasa el papel para convertirse en un personaje de carne y hueso, a la que me he visto reprendiendo en más de una ocasión y en otras aconsejando, de siquiátrico oiga.

Águeda es la hija de Aurora, para mi forma de ver la que mejor vida ha tenido, pero quizás es una forma de verlo, porque su conformismo le hacía ser feliz con lo que tenía y su única sombra siempre fue su madre. El tándem que formaba con Florita y con la abuela Herminia es muy enternecedor, esa amistad a prueba de adversidades me ha conmovido, pocas amistades aguantan tantas pruebas, tantos prejuicios. Quizás no sea el personaje que más recordaré de esta novela, pero si el que menos quebraderos de cabeza me ha ocasionado. 

Ana es la hija de Águeda y la nieta de Aurora.  La vida de Ana se asemeja a la de un pajarillo encerrado en una jaula de oro o al de un mono amaestrado. La de conversaciones que me hubiera gustado tener con ella, la de veces que me he visto reprendiéndola, la de veces que me he enfadado por no poder entender su forma de actuar. Me ha costado comprenderla, me ha costado seguirle el ritmo. Me ha hecho odiar a su suegra, Paloma,  ese tipo de persona que nunca me hubiera gustado tener a mi vera. El dúo que formaba con Beba, su antítesis, era desconcertante, su conformismo exasperante, su autodestrucción inaceptable. Y sin embargo es el fiel retrato de muchas mujeres de su clase, porque las apariencias físicas en muchas ocasiones lo son todo para triunfar. Mantenerse perfecta a pesar de la infelicidad arrastrada. Vivir a la sombra de Don Dinero antes que buscar la felicidad.

Alba es la última mujer de esta generación y aunque al principio me pareció simplemente insoportable, idealista y muy pija, poquito a poquito se fue ganando un lugar en mi corazón, fui entendiendo su rebeldía, el desprecio que sentía por su madre y por su abuela. Menos por su bisa por lo rompedora y en ocasiones maleducada que podía ser. Pero es que para Aurora los días de callarse se habían terminado y a Alba eso le parecía el summum de la modernidad, mientras que las otras dos encarnaban la opresión del patriarcado. Al final es esta última la que consigue unir a las cuatro generaciones al integrar a su bisa en las actividades de ocio, aunque no por ello Aurora dejase de dar la nota siempre que se le presentaba la ocasión.

Presentadas las cuatro A de esta novela es hora de hablar de la Singer, esa máquina de coser que al final une a las cuatro mujeres de esta historia. La Singer esconde el secreto mejor guardado de Aurora, uno que planea como una amenaza durante toda la historia y que condiciona la forma de actuar de la protagonista. El lector conoce desde las primeras páginas ese secreto, pero no así el resto de los personajes ya sean principales o secundarios. Y eso es lo que le da al lector vidilla, saber cuando lo van a descubrir el resto de personajes y de que forma lo van a hacer. De extrema dureza me parece el momento en que le revela a su hija el secreto, odié profundamente a Aurora por tanta insensibilidad, y tanta crueldad. Contra todo pronostico la vieja máquina de coser es protegida tanto por Águeda como por Ana, y precisamente son Aurora y Alba las que pretenden destruirla, en varios momentos cada una por motivos distintos.

La estructura de esta novela, puede parecer endiablada, pero a mi forma de ver es un acierto. La autora no nos presenta una historia lineal, que hubiera sido lo fácil, pero le hubiera restado frescura y dinamismo a la narración. Parece como si en lugar de estar narrando, estuviera conversando con nosotros mientras tomamos un café, y un recuerdo le llevara a otro, y otro al siguiente, y de esa forma hilvanara una colcha de patchwork, conformando la historia de las mujeres de una familia en la que pueden verse reflejadas en un momento dado miles de ellas, porque todas las visicitudes que pasan a lo largo de casi un siglo eran muy comunes en la época, o lo son en la nuestra actual. Una vez te habitúas a la estructura, la historia te va llevando de la mano hasta el final, en el que explotan un cúmulo de sensaciones que han ido subiendo y bajando durante la lectura, o al menos así ha sido en mi caso.

 Estamos ante una historia narrada a cuatro voces, la de nuestras protagonistas y la autora sitúa al personaje y el año en el que se desarrolla la trama que que cuenta en ese momento, y de esta forma  teniendo claro el orden de las cuatro A, nos vamos situando. Me gustan las novelas en la que el autor no lo da todo mascado, que deja que la mente del lector esté en funcionamiento durante su lectura, que sea capaz de tejer hipótesis para en un momento dado darse cuenta de lo equivocado que estaba.

Me ha gustado la ambientación tanto espacial, como temporal. La historia comienza en las cuencas mineras de Asturias, y se traslada de allí a Oviedo, y Gijón, a Sevilla, al Palmar de Troya, en una época bastante peculiar de nuestra historia y de allí a Madrid. Todos estos recorridos los hace Aurora, pero la artífice del último es precisamente Ana. La autora hace un recorrido por los acontecimientos más importantes de nuestra historia, la revolución minera del 34,  la guerra civil, la durísima posguerra, la situación de las mujeres en la mina, las pocas salidas que les quedaban a aquellas que necesitaban complementar el salario del marido, los sacrificios para que las hijas tuvieran una vida mejor que ellas, la muerte de Franco, la Transición, el golpe de estado, los atentados del 11M, la pandemia actual... Nueve décadas de historia dan para mucho y como le dijo la abuela Herminia a Aurora "una vida como la suya es mejor para contarla que para vivirla".

Por las páginas de esta novela desfilan muchos temas, unos bonitos y otros más espinosos, temas que sabemos que existen desde que el mundo es mundo, pero que es más cómodo obviar y mirar hacia otro lado. Los abusos sexuales de distinta indoles, el amor, el desamor, los matrimonios de conveniencia, el maltrato a la mujer en el ámbito familiar, las pocas oportunidades de muchas féminas que las lanzan a una vida que no desean, el hambre, las malas condiciones laborales en las cuencas mineras, la amistad, sin fisuras, sin pedir nada a cambio. El mundo LGTBI que parece una cosa de nuestros días y lleva una lucha de años, el alcoholismo, la lucha de la mujer por cambiar su futuro, las apariencias en las clases pudientes, la rebeldía de muchas que no se quieren ceñir a convencionalismos, el mundo de lo oculto, los fanatismos religiosos.

Ana Lena nos presenta una historia de mujeres fuertes, a su manera, con una gran resilencia y sororidad, mujeres que caen, se levantan y siguen luchando con ahínco, a veces incluso se reinventan. Mujeres a la sombra de un hombre porque así lo mandaba la época pero que eran fundamentales para el sostén de la familia, aún así su lugar estaba en casa y al cuidado delos hijos y del marido. Mujeres que hacían trabajos que estaban prohibidos por ley y eso las convertía en invisibles. Mujeres indispensables para el funcionamiento de una sociedad que las relegaba a las sombra de un hombre como si fueran incapaces de pensar y actuar  por su cuenta.

La Singer para muchas de ellas fue una liberación y una forma de trabajar más rápido para cobrar más, entre ellas Aurora que se refugiaba en el ruido de los pedales de su máquina de coser en busca de tranquilidad y desconexión del mundo. Porque todas las decisiones tomadas acarrean consecuencias por acción o por omisión y eso lo descubre nuestra protagonista a través de los golpes que le va asestando la vida, porque cada uno juega con las cartas que le tocan y a Aurora la más de las veces no le ha tocado una buena mano.

Muchos son los ingredientes para que esta novela sea redonda, y Ana Lena Rivera los cocina a fuego lento, los va ensamblando con la precisión de una costurera. Encontramos momentos muy dramáticos, y otros que nos sacan una sonrisa. Casi todos ellos de la mano de una mujer tan insoportable, como práctica, tan fría y cortante que a veces te dan ganas de zarandearla, y sin embargo su fina ironía es la que consigue desdramatizar ciertos momentos y destensar el ambiente creado por el suceso en cuestión.  La historia resultante a mi me ha removido, la he disfrutado, y he deseado leerla con más tiempo, y más calma, la que ahora mi vida laboral y familiar no me permiten.

Ana Lena borda un final a la altura de toda la novela, porque cada cual tiene que encontrar su sitio en el mundo, no importa si más pronto o más tarde, pero es necesario encontrarlo para ser feliz y para tener plenitud. Una lección maravillosa con la me quedo y me gustaría no olvidar nunca

Conclusión:

Las herederas de la Singer, es una novela con la que muchos lectores se sentirán identificados, porque casi todos hemos tenido una abuela o una bisabuela que cosían, aunque fueran solo los arreglos de casa, muchos recuerdan las máquinas de coser de sus abuelas, o bisabuelas, en muchas casas eran un elemento más de decoración, y algunos aún la conservamos.

La historia de estas cuatro mujeres no te resultará indiferente. Empatizarás más o menos con ellas, les tendrás más afecto o menos. Al margen de las protagonistas, los secundarios de lujo seguro que también te harán removerte en tu butaca de lectura.

A lo largo de la lectura he tomado consciencia de cuanto hemos avanzado las mujeres, y cuanto nos queda aún por avanzar, pero hacía la igualdad, que parece que en algunos momentos queramos cambiar el patriarcado por un matriarcado.

No me queda más que felicitar a la autora por una novela tan bonita, tan bien narrada y ambientada, desear que pronto tengamos otra historia en la que sumergirnos.

Y a vosotros si habéis llegado hasta aquí y siguiendo mi recomendación os adentráis en ella, que la disfrutéis, y si ya la habéis leído que compartáis vuestras impresiones conmigo.


Galeria de imagenes del encuentro de #SoyYincanera con Ana Lena Rivera en la Feria del Libro de Madrid, septiembre de 2021












martes, 24 de marzo de 2020

Un asesino en tu sombra. Ana Lena Rivera.

Contrariamente a lo que pudiera haber esperado el confinamiento al que nos ha obligado el covid-19 no ha supuesto para mí mayor tiempo de lectura, primero porque la formación on line sigue sus tiempos, que para algo se ha de hacer desde casa, segundo porque no logro concentrarme, ni para leer ni para escribir, ya me gustaría que fuera de otra forma, pero las cosas son como son.
Voy a intentar de todas formas dejaros mis impresiones de una novela que para mi es la confirmación de que Ana Lena Rivera y su personaje Gracia San Sebastián han llegado para quedarse. Y es que esta segunda novela de la serie es más madura, más negra, mucho más negra que la primera entrega y deja al descubierto el oficio de la autora a la hora de narrar, de crear personajes potentes, de mantener la intriga de la trama y subtramas hasta el final, al menos yo intuí en una de las tramas donde podía estar el quid, pero en la otra me tuvo bastante pez.
Durante la pasada Feria de Madrid, un grupo de la iniciativa #SoyYincanera, mantuvimos con la autora un encuentro en d picnic un local cercano al Retiro, en el que pudimos cambiar impresiones sobre Lo que callan los muertos, novela que habíamos leído con anterioridad y comentado en twitter.
La cercanía de Ana Lena, su gran sonrisa a pesar de ir de aquí para allá, y la conversación centrada en gran medida sobre un personaje que nos enamoró a todas las lectoras, Adela, hizo que el tiempo volara, y cuando nos dimos cuenta habían pasado dos horas, sino más y a la autora la reclamaban en otra parte. Quedamos emplazadas a repetir la experiencia cuando volviera a publicar.
Y Ana ha cumplido, una delegación de Yincaneras de Madrid pudo compartir con ella un desayuno asturiano un poco tardío en las oficinas de Maeva, y departir sobre Un asesino en tu sombra. Me hubiera gustado asistir, pero las obligaciones laborales y los quilómetros de distancia que no son baladís lo hicieron inviable. Pero espero coincidir de nuevo con ella e intercambiar pareceres, es una conversadora amable y muy accesible.

La autora:

Ana Lena Rivera nació en Oviedo en 1972. Estudió Derecho y  Administración de Empresas en ICADE, en Madrid. Después de veinte años como directiva en una gran multinacional, cambió los negocios por su gran pasión, la escritura, coincidiendo con el nacimiento de su hijo, Alejandro. Junto a él nació también Gracia San Sebastián, la protagonista de su serie de intriga.

Su primera novela, Lo que callan los muertos, fue galardonada con el Premio Torrente Ballester.

Podéis encontrarla en:

www.analenarivera.com
Twitter @AnaRiveraMuniz
Instagram @analenarivera

Sinopsis:

La desaparición de una mujer involucrará a Gracia San Sebastián, la investigadora más original de Asturias, en un crimen particularmente perverso

Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes financieros, se ve envuelta en la desaparición de Imelda, una joven psicóloga a la que encuentran muerta pocos días después en las vías del tren. El marido, artificiero de la Guardia Civil y principal sospechoso, le pide ayuda para descubrir al asesino de su mujer.

Junto a su amigo Rafa Miralles, comisario de la policía de Oviedo, Gracia empezará una investigación que la llevará a la caza de un asesino por varias capitales europeas.

Al mismo tiempo, la vida de Gracia se desmorona. La relación con Jorge, su marido, pasa por un mal momento, y su reputación como investigadora está en entredicho tras acusar a un funcionario con esclerosis múltiple de fingir su enfermedad para competir en la modalidad más extrema del triatlón, el Ironman. Gracia, convencida de que algo no encaja en la historia del funcionario, intenta reparar su error.

También en esta ocasión, contará con el apoyo de las mujeres más importantes de su vida, su madre, su hermana Bárbara y su amiga Sarah.

Mis impresiones:

Como he adelantado en la introducción esta es la segunda entrega de la serie Gracia San Sebastián, Ana Lena escribe historias autoconclusivas, por ese motivo podría leerse cada libro por separado, sin embargo, el gran atractivo de esta serie reside en los personajes y estos la mayoría se arrastran de un libro a otro, y van evolucionando por lo que creo que siendo una serie tan joven, y con tan solo dos entregas merece la pena empezar por el primero, para hacerte una idea de su personaje más sublime, Adela, que en este libro tiene un papel mucho más reducido. Pero no tan solo de la matriarca, si no también de Bárbara, esa hermana tan fría, metódica y distante, o de Sarah esa amiga que todos quisiéramos tener, o de Geni que justo en esta entrega tiene un papel más importante, o de Rafa, el amigo comisario y al mismo tiempo marido de la chismes, o de Jorge, el marido perfecto de Gracia.

Estos personajes que se mantienen libro a libro en la trama de investigación financiera y alguno que otro en la criminal, son el gran pilar sobre el que se asienta la narración, personajes potentes, carismáticos, con muchos matices sicológicos, pero sobre todo personajes cotidianos, que cualquier lector puede reconocer y encontrar en su entorno, personajes de carne y hueso. Quizás ese sea su principal mérito que los percibimos reales, cercanos, creíbles y por ese motivo empatizamos con ellos, o les cogemos tirria, unas veces entendemos sus reacciones, otras los zarandeariamos, no nos dejan indiferentes en ningún momento.

El toque de humor, como siempre lo pone doña Adela, la incombustible madre de Gracia, que igual te acuna al nieto, que te hace unas casadielles para un sospechoso, que cocina de sobra por si las hijas se presentan a comer, como que divaga sobre la investigación en curso, o levanta el teléfono para que Gracia ponga remedio a alguna de las injusticias que azotan a su familia. He echado de menos ese papel tan protagonista que tuvo que en Lo que callan los muertos, pero sinceramente le robaba mucho protagonismo a Gracia, que en esta entrega ha recuperado un poco, al mismo tiempo que su vida navega en lo personal y en lo profesional hacia la deriva.

En lo profesional porque la seguridad social pierde un juicio al acusar a un enfermo de fingir esclerosis múltiple para poder dedicarse a preparar la prueba más extrema del triatlon, el ironman y la persona que se presenta en el juzgado no parece capaz de andar ni dos pasos, ni tiene la musculatura de un atleta. Su reputación está en entredicho y quién la ha contratado para investigar no se lo pone nada fácil culpándola de todo el fracaso.

A pesar de todo Gracia no se achanta, sabe que la explicación está en algún lado y replantea de nuevo toda su investigación, revisa todas las pruebas en un tenso tira y afloja con la persona que se juega también la reputación al mismo tiempo que ella. Y de esta forma avistamos otra de las marcas de la casa la investigación lenta, con callejones sin salidas, investigaciones como las que llevaríamos a cabo nosotros, lógicas, sin ningún conejo escondido en la chistera. Una investigación más pausada, preguntando a los posibles implicados,  sin sobresaltos, más allá de las lógicas vueltas atrás.

Como nuestra protagonista no gana para sobresaltos, en medio de esa zozobra profesional recibe una llamada angustiada de su hermana en la que le pide que investigue la desaparición de la hermana de Teo, Imelda. Gracia no sabe negarse y a pesar de sus recelos porque no es una investigadora criminal lo suyo son los fraudes, decide investigar sin ningún compromiso.

Podriamos encuadrar las novelas de Ana Lena dentro del costumbrismo, o del realismo, aunque la anterior más que esta que ya adquiere ritmo de thriller, pero un thriller con sabor clásico. En esta entrega además deja de ambientar solo en Oviedo, para hacerlo también en Gijón en  Copenhague y Zurich. En todas las ambientaciones es un placer seguir a Gracia en su búsqueda de la verdad aún sabiendo que el precio a pagar puede ser muy alto, sobre todo en el caso del fraude a la seguridad social.

Las mujeres de su entorno le proporcionaran la vía de escape cuando se atasca y la investigación parece no avanzar, de esa forma la autora evita los subterfugios, y los ases en la manga. Me encanta seguir el día a día de Gracia, sus diálogos con su amiga Sarah no tienen precio. Y los que mantiene con su madre son bocatto di cardinale. Adela vuelve loca a nuestra investigadora pero también le da la vida, un soplo de optimismo en medio del naufragio de su vida. Una mujer con la sabiduria de la vida por bandera tratando que su hija sufra lo menos posible.

Las dos tramas están muy bien hiladas, cada una con su protagonismo, la lectura va fluyendo de forma dinámica porque en todo momento está pasando algo, cuando una investigación se atasca la otra cobra vida y se acelera, hilvanándose con el desastre  que se cierne sobre su vida personal, de la que en ocasiones parece que huya y en otras que corra al encuentro.

Asistiremos al nacimiento de una nueva Gracia San Sebastián no se si mejor o peor, pero al menos una distinta, renacida, y deseo seguir viendo como evoluciona, y aquí me tenéis a la espera de la nueva novela, pero creo que me adelanto, todavía no he terminado de comentaros las bondades de esta entrega.

Ana Lena utiliza un lenguaje sencillo, cargado de diálogos cotidianos y lugares comunes, capítulos cortos, unos narrados en primera persona por Gracia San Sebastián, otros los menos en tercera persona por un narrador omnisciente, de esa forma le da agilidad y una visión más amplia.

El protagonismo que adquiere Geni en algunos momentos de esta historia a mi modo de ver le da un balón de oxigeno, nos hace verla con nuevos ojos, un revulsivo necesario para que Gracia también abra los ojos y aprenda a valorarla en su justa medida.

En un momento dado he dicho que esta novela es más negra que la anterior y lo es por la trama de la desaparición de Imelda y su posterior asesinato, hay escenas un poco duras por lo visuales de las descripciones, pero la autora no se recrea en el morbo, más bien lo hace en el quién y en los motivos que esconde y al menos a mí me sorprendió muchísimo la resolución.

Una novela muy recomendable, me atrevería a decir que narrativamente mejor que la primera, más compleja en cuanto a la elaboración de las tramas, posiblemente con menos frescura por la menor presencia de Adela en la trama y en la resolución de los casos. Un paseo por el Oviedo natal de la autora, por su gastronomía y por sus emblemáticas tascas. Con ganas de perderme en la ciudad, en sus cuestas, en sus bares, y de probar alguna de sus delicias gastrónomicas.

Conclusiones:

Una novela muy recomendable, te aconsejaría empezar la serie desde el principio aunque no es absolutamente necesario, disfrutarás de Oviedo, de su gastronomía, de sus costumbres, de una narración sencilla, una estructura compleja con dos tramas y alguna que otra subrama, una negra y una de fraudes económicos, muy creíble con la picaresca tan española.

Me gustaría animaros a conocer a Gracia y a las mujeres de su entorno, seguro que Adela te causará la misma adicción que a mi.