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martes, 19 de febrero de 2019

Todo el bien y todo el mal. Care Santos

Care Santos llegó a casa por mi hijo mayor, un día en la libreria se acercó a un libro, su titulo Arcanus y un nombre, no me fijé que en el lomo lucía un numero uno, y que por tanto era una serie, más tarde descubrí que de trece libros, y todos en aquel momento no estaban publicados. El pequeñajo que entonces no era ni adolescente devoraba los libros en cuestión y no me daba tregua para comprar el siguiente. En mi pueblo no había librerías, tan solo papelerías donde vendían libros y Amazón no estaba a un click como ahora, por que ya tiene una edad el muchacho. Aún siguen en la estantería pero nadie más se ha interesado por ellos, a mi hijo pequeño no le gusta leer y mis sobrinos no parece que les guste ese tipo de lecturas, pero aún así guardó tan buenos recuerdos de esa época en la que me volvía loca buscandoselos que me da pena donarlos.

Después la descubrí en Habitaciones cerradas, que me encandiló y por casa andan muchos otros títulos que aún no he podido leer, porque la lista de libros que hay en casa es infinita y el tiempo tan puñeteramente escaso que no encuentro hueco para ellos, pero llegará el día en que me vengaré y me daré un atracón. Es un libro que he prestado muchísimo tanto a adultos como a adolescentes, esto último porque durante unos años fue lectura obligada en el IES de mis hijos y como la gente que me conoce sabe que leo, pues me preguntan por si acaso, así que el pobre ejemplar está bastante manoseado.

Hace dos años si no recuerdo mal, una de las lecturas obligatoria del IES del peque fue Mentira, y le gustó tanto que cuando se publicó Verdad se lo compramos, pero no le entusiasmo tanto, así que no se si compraré el final de la trilogía. Pero eso es otro cantar y como siempre me voy perdiendo en detalles que vienen poco al cuento, o igual vienen más de lo que yo creo

La Autora: 

Care Santos nació en Mataró en 1970 y es autora de diez novelas entre las que destacan Habitaciones Cerradas (2011), adaptada a la televisión en 2014, El aire que respiras (2013), Deseo de chocolate (2014, premio Ramón Llull) Diamante azul (2015) y Media vida (Premio Nadal 2017). Su obra ha sido traducida a más de  veinte idiomas, incluyendo el inglés, el alemán, el francés, el sueco, el italiano y el holandés. Es colaboradora de El Periódico y de la revista Mujer Hoy.

Podéis encontrarla en:

www.caresantos.com

@CareSantos

Sinopsis: 

Reina tiene un marido, un exmarido , un amante, un hijo adolescente, un buen sueldo y un trabajo que le apasiona y al que se dedica en cuerpo y alma. A Reina le gusta su vida. Aparentemente lo tiene todo, o por lo menos eso piensa ella. Hasta que, durante uno de sus viajes de trabajo, de repente sucede algo en su casa que lo cambiará todo, y que le demostrará de la peor manera hasta que punto es vulnerable.

Asi es como empieza para la protagonista de esta novela un largo camino de regreso, en el que lo peor que tendrá que afrontar no es la extenuante espera en aeropuerto cerrado por una ola de frío siberiano, sino el vértigo que le provoca revisar su vida en busca de la verdad y tener que enfrentarse a ciertas preguntas incómodas: ¿Cuáles son las personas imprescindibles en nuestra vida? ¿Qué consecuencias tienen las malas decisiones? ¿Qué seriamos capaces de hacer en las circunstancias más terribles? ¿Conocemos realmente a nuestros hijos? ¿Nos conocemos lo suficiente a nosotros mismos?

Todo el bien y todo el mal es sin duda una de las novelas más ambiciosas y valientes que ha escrito Care Santos, en la que se nos muestra la frágil telaraña de nuestras relaciones familiares y personales, y lo complicado que resulta mirarse al espejo.

Mis impresiones:

Nos encontramos ante una novela intimista, quizás la más intimista de las que he leído hasta el momento de la autora. En ella rompe los esquemas literarios a los que tiene nos tiene acostrumbrados una historia familiar narrada en dos tiempos. Y no es que no nos encontremos con una familia, que aunque muy peculiar la hay, ni tampoco nos encontremos con dos tiempos, porque la mente de Reina bucea en su pasado para aprehenderse a sí misma y buscar una razón para lo que ha hecho su hijo.

Quienes hayan leído a Care Santos se darán cuenta que nos encontramos ante una apuesta, no se si arriesgada o no porque su narración es tan impecable como siempre, pero sin duda ha salido de su zona de confort y nos ha presentado a una mujer que se va resquebrajando en un viaje interior que la deja devastada y menos segura de sí misma.

La novela empieza y termina de la misma manera, con unas misivas que parecen no tener ninguna relación con el resto de la novela y supongo que hacia ahí apuntará la segunda parte de esta historia,  porque nos encontramos ante una bilogía, y se puede constatar no solo por las cartas que tienen como protagonista al padre de Reina, si no también porque una de las tramas que maneja la novela queda tan sólo insinuada y mira por donde no se por donde tirará Care pero es la que a mi en estos  momentos más me apetece saber como va a terminar.

La historia que nos cuenta Care transcurre en apenas 24 horas en un aeropuerto de Bucarest cerrado al tráfico aéreo por un terrible tormenta siberiana a la que llaman la Bestia del Este, en ese momento la angustia de una madre que acaba de recibir una de las peores noticias que puede haber, nos atenaza el corazón hasta el punto de meternos en su piel y calzar sus zapatos, sufrir con ella y hacernos las miles de preguntas sin respuesta que ella se hace.

Nos encontramos con una historia a ritmo de thriller y golpe de teléfono móvil, el único nexo de unión con el lugar donde debería estar en ese momento, sin embargo conforme avanza la novela, en la medida que Reina va tranquilizándose y tomando conciencia que no puede hacer nada por acelerar su vuelta a casa también se va volviendo más intimista y reflexiva, con un viaje interior que va abriéndole heridas que había logrado arrumbar, y le hace preguntarse si realmente ha tomado las decisiones adecuadas en su vida.

Care Santos aborda en esta novela temas muy actuales, las relaciones de pareja, la maternidad, la adolescencia, la relación de padres entre padres e hijos, e incluso con las parejas de sus padres, la pedofilia, la investigación farmacéutica, las relaciones laborales, la conciliación de la vida laboral y familiar, el alzheimer.... distintos y variados temas que a mi me han hecho reflexionar, me han montado en un carrusel de emociones, me han hecho jurar en arameo en un par de ocasiones y cambiar en  más de una mi opinión sobre un personaje a medida que avanzaba la trama.

Me ha hecho pensar sobre todo la forma en que trata la adolescencia, Care es madre de tres adolescentes, en muchas ocasiones pienso como puede convivir con tanto saco de hormonas en plena esfervescencia, porque yo con uno solo voy servida. Esta novela ha despertado uno de mis peores miedos, uno que ya creía dormido, y que sin embargo me ha revelado lo frágil que es la existencia, y lo mejor de todo es el respeto con el que trata ese periodo de la vida que tan difícil resulta a padres e hijos, he disfrutado con Reina Gené, con la forma en que ha abordado esa conversación con su hijo al día siguiente de haberse intentado quitar la vida y he interiorizado esa promesa que le arranca en el último momento.

"Y por último y lo más importante: móntatelo como quieras, hijo mío, me da lo mismo si te haces ladrón de banco o escalador de ochomiles, pero hagas lo que hagas con tu vida _que también es un poco mía_, hazlo de modo que me entierres tu a mí".

El acierto de la autora en esta novela no se encuentra solo en la temática que aborda capaz de conmover al lector, si no también en los personajes complejos y llenos de matices que nos presenta, algunos con más sombras que luces que iremos descubriendo a lo largo de la lectura y cambiando nuestra forma de verlos y la impresión que nos causan en un primer momento. Dibujados con gran maestría la instropección de Reina nos lleva a conocer a los hombres de su vida, a su amigo, a su madre Cristina, a su padre José Gené y a su abuela Reina, un personaje que me enamoró a primera vista y sobre el que no me importaría volver a leer.

Con un equilibrio perfecto entre la reflexión y el diálogo ágil, la prosa de Care Santos nos adentra en la historia de una mujer que se ha hecho a sí misma, que ha tomado decisiones equivocadas, que se ha visto obligada a claudicar en ciertos temas y edificar su futuro sobre una mentira que ha condicionado su futuro, el de su marido y el de su hijo. La Reina triunfadora, capaz de detectar a los mejores profesionales a través del lenguaje no verbal se va resquebrajando a los ojos del lector, antepone su faceta de madre, abandona el trabajo e intenta volver por todos los medios a Barcelona, y solo cuando se ha convencido de que no lo va a poder hacer usa toda la tecnología a su alcance para manejar los hilos a golpe de móvil, tablet y ordenador.

Es el momento de cuestionarse la vida que uno lleva, de país en país, de hotel en hotel, lejos de su  marido y de su hijo, sin tiempo a penas para dedicarse a sí misma y a sus aficiones, 24 horas de soledad y angustia dan para mucho, también para tomar la decisión correcta, poner un poco de tranquilidad en su vida, dedicarse más tiempo a los suyos y menos a un trabajo tan absorbente.

Y es que si algo se puede vislumbrar en esta historia es como se las gastan las multinacionales en sus contratos, no importa lo que paguen por un profesional pero las clausulas de blindaje son salvajes, Reina abandona el trabajo sin pensar lo que firmó en su día, pero por un lado su jefe y por el otro un candidato se lo recuerdan. Y es que a través de esas conversaciones conocemos como trabaja Reina, que técnicas aplica, que valora y que le hace ser la profesional más cualificada del sector. Pero también conocemos las practicas amorales o incluso inmorales de la industria farmacéutica, conocemos la historia de Ulf y nuestra opinión sobre él cambia radicalmente, aunque no va a ser el único personaje que nos hará cambiar de opinión.

Y por último nos adentramos en el mundo de los adolescentes, las relaciones que mantienen entre ellos, las lealtades y deslealtades, Reina se pregunta como fue incapaz de ver que le pasaba a su hijo, como iba languideciendo a su lado, como sus amigos o los que ella creía que lo eran sabían lo que ella ignoraba y no había sabido vislumbrar. Y lo que más me ha llamado la atención es la reacción de la madre de Arnau, su falta de sensibilidad, las acusaciones que vierte sobre la madre angustiada, me dieron unas ganas de darle un par de gritos y desahogarme, espero no tener yo la misma insensibilidad si algún día recibo una llamada solicitándome ayuda.

Conclusión:

Si habéis llegado hasta aquí, os habréis dado cuenta que Todo el bien y todo el mal me ha proporcionado horas de placer literario y angustia, lo primero por la prosa y saber hacer de Care Santos que como siempre es impecable, elegante, sencilla y fluye sin artificios, en mi caso montada en una noria de sensaciones y metiéndome en la piel y  los zapatos de esa madre que hace una viaje a su interior y su vida para encontrar un solo motivo que explique lo que su hijo acaba de hacer.

Merece un diez ese equilibrio entre la reflexión y los diálogos que nos adentran en la sicología de los personajes, en su pasado y su presente, que van construyendo la trama a golpe de reproche y frases lapidarias que golpean al lector y le hacen parar, releer, avanzar y retroceder por puro placer, y le obligan a pensar, a reflexionar, no es una novela que deje indiferente al lector.

Y por último destacar el acierto de Care en todos y cada uno de sus personajes, no hay ninguno de ellos desdibujado y aunque la protagonista absoluta es Reina los secundarios son igual de ricos en matices, dotados de diferentes perfiles sicológicos con muchas sombras que alumbrar.

Una novela con nudos que deshacer, con piezas que ordenar, un verdadero rompecabezas que hará las delicias de cualquier lector


sábado, 16 de enero de 2016

DIAMANTE AZUL. CARE SANTOS

Conocí a Care Santos a través de una colección infantil/ juvenil que le compré a mi hijo, no, no creáis que he leído la colección, pero de tanto buscar sus libros en librerías se ve que se grabó el nombre a fuego en mi memoria, así que cuando publicó Habitaciones cerradas, supe que iba a saciar mi curiosidad, iba a conocer a la autora en un tipo de literatura más acorde a mis gustos.

Me enamoró con la historia de la familia Lax, y reafirmó mi intención de leer algo más suyo con Deseo de chocolate, así que cuando vi que de nuevo se lanzaba a escribir sobre una familia, no desaproveché la ocasión de hacerme con un ejemplar, Mi sorpresa el tamaño del libro en cuestión, a pesar de abarcar tres siglos de la historia de los Pujolar, XVIII, XIX y XX, y casi 200 años,  el libro no llega a las 500 páginas, con una letra podríamos decir que grande y los margenes generosos, a los que nos tiene acostumbrados la Editorial Destino, y que yo personalmente valoro muchísimo.

Me sorprendió que la historia estuviera basada en su propia familia, y que la protagonista real fuera su abuela y la forma  en que le llegó el encargo de esta novela, y es que Teresa tan parlanchina y amante de contar historias, durante toda su vida obvió una, la de su familia, y por ese motivo la madre de Care Santos le pidió que la escribiera para ella.

Ello me llevó a prestar más atención a lo que se contaba en ella, porque siempre he dicho que un escritor desnuda un poco o un mucho su alma, dependiendo del tema que trate, cuando escribe, pero cuando además lo hace sobre algo que conoce muy bien porque es su familia, lo deja en una situación mucho más vulnerable.

Creo que Care Santos ha sabido salir airosa del encargo no es fácil como ella misma reconoce documentar la intimidad, a pesar de ello y sin ser fiel a ella al 100 por 100 lo ha intentado y ha creado una historia en la que unos ojos azules que pasan de generación a generación, un pájaro y un reloj agorero mantienen unida la trama y el devenir de esta familia.


La autora:

Care Santos nació en 1970 en Mataró, es escritora y crítica literaria. Es autora de diez novelas, entre
las que destacan Habitaciones cerradas (2011), recientemente adaptada a la televisión, El aire que respiras (2013) y Deseo de chocolate (2014, premio Ramon Llull). Ha escrito también para jóvenes y niños, terreno en el que es una de las autoras más leídas de nuestro país. Su obra ha sido traducida a dieciocho idiomas, incluyendo el inglés, el alemán, el francés, el sueco, el italiano y el holandés.

Podéis visitar a la autora en:

www.caresantos.com

@CareSantos

Sinopsis:

El reloj de pared que anuncia las muertes de los miembros de una familia y que entronca con una oscura historia nos traslada a principios del s. XVIII y a una tierra ancestral y remota cerca de los Pirineos.

De ese lugar procede Silvestre, un hombre capaz de cambiar su destino y de emprender un viaje hasta Mataró, una ciudad desconocida para él, en pleno auge de la primera industrialización. Su nieta Teresa heredará ese talante suyo, y también desafiará las normas de su tiempo con una historia de amor a contracorriente.

Diamante azul es el fascinante relato de una saga familiar desde un origen casi legendario hasta los años previos a la guerra civil. Dos siglos de historia que contienen pecados y degracias, pero también ternura, alegría, talento amistad, mujeres avanzadas a su tiempo y romances qeu se oponern a las convenciones sociales. 

Tras el éxito de Habitaciones cerradas, Care Santos vuelve con el relato de una gran saga familiar marcada por los amores difíciles y por unos ojos azules que pasan de generación en generación. Una familia que la autora conoce bien... puesto que es la suya.

Mis impresiones:

A primera vista lo que más llama la atención de esta novela es la estructura que Care Santos ha elegido para contarnos la historia de su familia. Y como viene siendo normal cuando se hace mención a varias generaciones el árbol genealógico es indispensable y la autora lo ha tenido en cuenta y al principio de la novela lo podemos encontrar completo, con sus lagunas, pero recomiendo no echarle un vistazo antes de comenzar la lectura, si no acudir a él si el lector se encuentra en algún momento perdido.

Hablaba de la estructura, porque nos encontramos ante una trama que abarca casi doscientos años y que no es lineal, Care Santos al principio de cada capitulo nos sitúa de forma temporal, igual nos encontramos en 1722, como en 1876, o en 1920, y eso que pudiera parecernos caótico, una vez te haces con la estructura resulta un aliciente para seguir leyendo, a eso también ayudan los capítulos cortos, una ambientación excepcional y unos personajes ricos en matices.

La autora divide la novela en dos partes, en la primera y a pesar de las distintas épocas la protagonista absoluta es Teresa Pujolà, una joven de edad casadera, impulsiva, muy segura de sí misma, con grandes expectativas, una adelantada a su época, una mujer con empuje suficiente para llevar el negocio familiar, pero que por ser mujer se ve impelida al entorno doméstico, en aras a un hermano varón que ni tiene empuje ni agallas para ello.

Teresa nos sorprenderá al coger las riendas de su vida, al enfrentarse a los convencionalismos de su tiempo, al seguir a su corazón indisponiéndose así con su familia. Y en estos lances la conocemos, Teresa acude a visitar a su padre moribundo aprovechando la ausencia de su  madre, con quién no tiene trato, en ese momento el peculiar reloj familiar que nunca da la hora correcta y que sin embargo anuncia la muerte de los miembros de la familia con un toque distinto para si es niño o adulto, mujer o varón, comienza a sonar. Joaquin Pujolà quizás el miembro más débil de esta familia abandonaba este mundo y con él Teresa y el reloj salen de la casa familiar para siempre.

La segunda parte, los protagonistas son Silvestre Pujolà y Teresa Marqués, su segunda esposa, otra mujer adelantada a su tiempo, una mujer que supo esperar al amor de su vida con mucha paciencia, amante de la literatura, y la cultura, una mujer agnóstica, republicana, que tras asistir a unas charlas literarias pudo poner nombre a aquello que tanto la perturbaba. Una mujer que supo estar a la altura de su hombre, sin hacerle sombra, una mujer de bandera, que terminó sus días de una forma un poco lamentable. Por su parte Silvestre Pujolà fue un hombre valiente, que supo sacar a su familia de la miseria, y se trasladó desde su Olot natal hacia Mataró para abrir una tintorería, cargado de niños y con un sobrino pequeño, Silvestre recala en la ciudad, abre un negocio que ocasiona muchas molestias a los vecinos y consigue la simpatía de todos ellos.

En esta segunda parte conocemos el origen del reloj, y a su propietario un peculiar hombre que todos los años contraía matrimonio con alguna rica heredera, que fallecía en extrañas circunstancias dejandole todas sus propiedades al viudo que no tardaba en buscar una nueva víctima... Todo un personaje con el que cuesta mucho empatizar.

Todas estas historias las va desgranando Care Santos en capítulos cortos que te dejan con ganas de más, de seguir descubriendo los secretos, los amores y las traiciones de esta familia, y que mantiene al lector pegado a sus líneas.

Una ambientación documentada:

Doscientos años de la vida de una familia dan para mucho, pero además es que abarca años de cambios notables en la economía, en la politica y en la sociedad del país. Silvestre huye del hambre de las zonas de montaña, del frío y de las pocas oportunidades. Gracias a su oficio y al trabajo de documentación de Care Santos asistimos a la industrialización de Mataró, a través de una tintorería.

Care nos ilustra sobre un oficio que pocos de nosotros conocemos, como se consiguen los colores, de que manera se tiñen los tejidos, lo insalubre del oficio, el primer tinte artificial, los pasos que se seguían con las distintas telas. Mientras el negocio lo llevo Silvestre fue creciendo, y ampliándose pero su hijo Joaquin más débil y en una situación peor inició el declive del negocio familiar y al mismo tiempo el de su familia.

Si me gustó la ambientación de los últimos años del s. XVIII, con ese personaje atípico con el que cuesta empatizar, la historia de Silvestre y su familia me entusiasmó, y como no, asistir a las primeras huelgas, al inicio de la rebelión de las clases trabajadoras, y al mismo tiempo el declive de la burguesía acomodada y excesivamente religiosa, manejada por los curas que hacían y deshacían a su antojo a través de El pensamiento Mariano una publicación de obligada lectura para la burgusía.

Otro de los protagonistas de esta novela es el cine, las primeras proyecciones de cine mudo, Eusebio Fort afinador de pianos, consigue un multiempleo en salas de proyección para poner música a las películas mudas y con ello dar vida a las emociones de los actores. Los jóvenes vieron en este fenómeno muchas posibilidades para la modernización, para el avance, para terminar con ese control eclesiástico tan férreo, por ello desde los púlpitos y también las beatas intentaban por todos los medios terminar con él, o que la juventud no se acercara a las salas de proyección.

Tiempo de cambios muy bien plasmados, además de que no es dificil caminar por las calles de ese Mataró industrial del s. XIX donde acudían muchos catalanes huyendo del hambre y la pobreza. Sin embargo lo que a mí más me caló fue esa lechera de latón que Claudio llevaba cada dos días a casa Teresa, porque me trajo recuerdos de mi infancia, cuando mi madre por prescripción médica compraba la leche en una vaqueria y la traía a casa en la lechera.

Conclusión:

Care ha sabido condensar toda la documentación que ha tenido que manejar de forma muy amena, nos ha instruido en aspectos que seguro que muchos lectores desconocíamos como el tinte de la ropa y los colores de moda y las dificultades para conseguirlos, en ocasiones es incluso demasiado exhaustiva la explicación, pero a mi personalmente me ha encantado.

La estructura utilizada que al principio descoloca un poco al lector, termina siendo uno de sus atractivos porque te deja con ganas de seguir conociendo lo que esconde esta familia, que como todas tiene sus fantasmas dentro del armario.

Las mujeres de esta historia, unas son fuertes como Teresa Pujolà y Teresa Marqués y otras simplemente son inaguantables, como Margarita y Ramona, madre y futura suegra de Teresa Pujolà, representante de esa España más rancia, la de misal y corsé que se niegan a los cambios, que hacen obras de caridad de cara a la galeria, pero incapaces de tener humanidad con los miembros de su propia familia.

Las fuertes toman las riendas de su vida, como las dos Teresas, las otras se limitan a intentar boicotear la felicidad del resto, imponiendoles unas normas rígidas, concertando matrimonios en los que el amor no se tiene en cuenta, solo los beneficios económicos que se pueden sacar de las uniones.

La Mataró industrial tiene su protagonismo y también el cine y con ellos el amor de dos jóvenes de distinta condición social que triunfa gracias a las agallas de una mujer de bandera, que gusta de contar historias y silencia la que le causa dolor.

Una novela que seguro hará las delicias del lector que se acerque a sus páginas.

Esta reseña participa en la yincana histórica. siglo a siglo,sucedió en el s.XX

PD. Para aquellos que la penséis leer en el marco de la Yincana Historica se puede colocar en varias casillas, una gripe caprichosa me ha obligado a publicarla en esta pero en un principio pensaba ponerla en el s. XVIII.

domingo, 13 de julio de 2014

Deseo de chocolate. Care Santos

El virus de la lectura, o para decirlo de forma más amable el gusanillo, se inocula de padres a hijos, sin embargo estos también son capaces de transmitirnos su pasión por un género, un autor, o un libro en concreto... Care Santos fue una de las autoras fetiche de mi hijo mayor hace unos años, cuando tenía entre diez y once años, cetro que compartía con Laura Gallego. Tanta era la pasión que sentía por los libros de esta autora y tan poca la mía por el género en el que se moví,  la literatura juvenil que abrace con gusto Habitaciones cerradas, a esta le siguió El aire que respiras, sin embargo a pesar de llegar con muchas ganas a casa han dormido el sueño de los justos en las estanterías, a la espera del momento adecuado para zambullirme en sus tramas.

A pesar de eso cuando vi que había ganado el Premio Ramón Llull, volví a lanzarme a incorporar el libro a una lista de pendientes de lectura que ya empieza a ser preocupante. Esta vez quizás mi pasión por el chocolate, o porque el libro tenía un grosor asequible, no lo he dejado reposar demasiado. A ello se ha sumado que comencé a leer la historia en catalán, me gusta acercarme a las lecturas en su lengua original, pero pronto vi que no iba a disfrutarla porque se me hacía cuesta arriba el idioma. No leo con soltura en catalán y si veo que las primera páginas no me atrapan suelo dejar el libro de lado.  Sin embargo, me di cuenta que el problema de este libro no es que no me atrapara, si no que no llegaba a aprehender lo que leía, por eso dejé mi ejemplar en catalán y fui en pos de uno en castellano, seguro que me he perdido matices, porque los sentimientos se transmiten mejor en la lengua materna del escritor, pero no fui capaz.

El libro me ha gustado, pero no todas las partes me han atrapado por igual, aunque para ser sincera me ha parecido original la forma en que la autora ha construido la trama, el hilo constructor una chocolatera de porcelana, y las protagonistas sus tres dueñas. A ello como cada parte se desarrolla en una época distinta, también es distinta la forma de narrar, y si la trama no te engancha por igual, si lo consigue el estilo. Pero como siempre me voy por las ramas, me adelanto y os dejo con la miel en los labios...

La autor@:

Hace meses que por falta de tiempo la información sobre los autores se limitaba a la que la editorial ofrecía
en las solapas. Quizás la que sobre Care Santos se facilita no sea extensa para una autora de su calibre, una mujer que en literatura juvenil es y ha sido un referente y con sus novelas para adultos no se ha quedado atrás. Pero ahora a la falta de tiempo se le une que no tengo ADSL más que unas horas cada dos o tres días, así que este apartado seguirá sin más información que la que podéis encontrar en el libro en cuestión.

Care Santos nació en Mataró en 1970, ha publicado ocho novelas, seis libros de relatos y numerosos libros para jóvenes, campo en el que es una de las autoras más leídas de nuestro país. Entre sus títulos destacan Los que rugen, La muerte de Venus, con la que resultó finalista del Premio Primavera en 2007, Habitaciones cerradas y El aire que respiras. Su obra ha sido traducida a dieciocho idiomas. Deseo de chocolate ha sido galardonada con el Premio Ramon Llull 2014.

Si necesitais más información la podréis encontrar en su twitter, y en sus páginas web

@CareSantos
www.caresantos.com
www.silencioeslodemas.blogspot.com.es

Argumento:

Tres mujeres, tres siglos y la misma chocolatera de exquisita porcelana blanca:

Sara: propietaria de un apellido que en Barcelona es sinónimo de chocolate, se enorgullece de dar continuidad a la tradición heredada de sus padres.

Aurora: hija de una sirvienta de una familia burguesa del siglo XIX, para quien el chocolate es un producto prohibido.

Mariana: esposa del fabricante de chocolate más famoso del siglo XVIII, abastecedor de la corte francesa e inventor de una maquina prodigiosa.

A través de la pasión por el chocolate, Care Santos traza un apasionante viaje en el tiempo en el que recorreremos más de tres siglos de historia, desde su llegada a Europa hasta la sofisticación de nuestros días.

Vibrante y adictiva, esta maravillosa novela es un exquisito placer para los sentidos.

Mis impresiones:

Care Santos me ha sorprendido con una historia que comienza por el final para llegar al principio, nuestra gran protagonista es una chocolatera de porcelana blanca, que ha conocido mejores días, y que comienza a vivir una segunda oportunidad tras un fortuito accidente, sin embargo lo importante es como terminó en manos de Sara Rovira, y que significaba para ella ese objeto y sin comerlo ni beberlo la historia que buscaba Sara es la que acaba conociendo el lector, pero para ello tendrá que esperar a la tercera parte del libro.

Estilo:

La novela comienza en lo que podríamos llamar un falso prologo, y digo que es falso porque en realidad lo que nos narra es la muerte y resurrección de la chocolatera. A partir de este momento y conocido el objeto en cuestión y su final la autora nos relata su historia que corre paralela a la historia del Cacao y su manipulación y a la historia de Barcelona donde el chocolate es muy apreciado y se le da distintos usos.

Para ello divide la trama en tres partes o lo que ella llama actos cuyos titulos son bastante representativos de lo que vamos a encontrar en su interior y al mismo tiempo relacionados de un modo u otro con el chocolate.

Primer acto: Guindilla, jengibre y lavanda, tres ingredientes que uno de los personajes de la primera parte utiliza para crear unos bombones, que simbolizan la amistad entre tres personas a cada cual más distinta, unidas en un triángulo amoroso de lealtades y traiciones.

Segundo acto: Cacao, azúcar y canela, de nuevo los tres ingredientes que la protagonista de esta parte utiliza para hacer un chocolate espeso que tomaba primero la mujer a la que servía y más tarde ella y su marido a media tarde.

Tercer acto: Pimienta, clavo y achicoria, si los ingredientes del primer acto me parecen un poco atrevidos para un chocolate, los del tercero todavía me parecen más inviables sobre todo porque últimamente en pastelería se usa mucho la pimienta rosa, pero la achicoria no se si se me ocurriría darle uso alguno.

Sin embargo reconozco que pocas veces tres palabras han resumido mejor lo que se puede encontrar entre las líneas de un libro, o un acto en este caso.

Cada acto es una historia diferente con uno  o más hilos en común, la chocolatera de porcelana blanca en la que solo caben tres tacitas, el chocolate y su evolución a través de los siglos, ligado ello a la historia de Barcelona desde la actualidad hasta el s. XV, XVI, saltando de Barcelona a Francia, concretamente a Versalles.

Estos saltos en el tiempo los aprovecha la autora para cambiar el estilo en la narración desde el actual en el primer acto, en el que podemos prácticamente reconocernos de la mano de tres jóvenes que sueñan con hacer del chocolate su medio de vida, Sara desea mejorar la tradición pero mantenerse en su línea, mejorar lo ya bueno, Oriol desea innovar, darle un toque atrevido, y el tercer vértice del triángulo lo forma un catedrático de química, Max, que en el arte de manipular el chocolate es nulo pero su estructura la controla mejor que ninguno. La historia de esta amistad a tres bandas, es también la historia del chocolate en la actualidad . 

Y quién vertebra esta historia es la chocolatera que Sara  compró la primera noche en que los tres salieron a tomar copas tras el curso de Chocolate en el que participaban. Una historia de amor, amistad, lealtad y traiciones con un hilo conductor el amor por Barcelona y el chocolate.

De esta narrativa fresca y actual, saltamos a 1899, a una Barcelona de clases acomodadas, en la que el Liceo era el alma y el pulmón de la ciudad, en la que la alta burguesía tenía un papel predominante, a una sociedad clasista en la que unos tenían mucho y otros tenían que contentarse con servirlos y ganar un jornal que les permitieran vivir. Care Santos le resta frescura a la narración para acomodarla a la época, la historia está contada por uno de los personajes que ni siquiera es principal, sino meramente accesorio. 

Dos familias los Sampons chocolateros y los Turull, inventor de máquinas, unen en matrimonio a sus hijos y comienzan negocios para mejorar y facilitar la fabricación de Chocolate. Una historia unida a la de El Liceo de Barcelona, al amor por la música, la opera y el glamour, contada por el marido de la mujer que sirvió a la niña de los Turull, una mujer que cumplió el papel para el que fue criada. A veces me pregunto si Aurora tiene problemas de memoria porque el doctor Vulpi bastante mayor que ella recurre al recuerda, toda la historia esta narrada como si él se la contara a ella o esa es la impresión que me ha dado a mí porque la interpela en bastantes ocasiones.

De la segunda propietaria Aurora, pasamos a la tercera parte que en realidad es el principio, ese que tanto investigó Sara, la mujer que la mandó fabricar, perteniciente a la corte de Versalles. En esta parte vuelve a cambiar el registro para acomodarlo a la época. El lenguaje se hace más recargado, la narración se acomoda al lenguaje escrito, al diario que un secretario escribe para la hija del rey de Francia, Madame Adelaide. A través de ese diario conocemos el Gremio de Chocolateros, como funcionaba, como se estructuraba y como se las gastaban. Paseamos por una Barcelona muy distinta de la que conocemos. Conocemos la historia de Mariana, una mujer que con todas la aptitudes para ser chocolatera le es negado por la sociedad en la que vive, y que debe abandonar.


Tres historias que podrían conformar tres novelas diferentes y que la autora consigue aunar en un mismo libro a través del hilo conductor del chocolate y un objeto que va sufriendo desperfectos con el paso del tiempo, una chocolatera de porcelana blanca salida de la fabrica de Sevres en Versalles, como regalo de Mme Adelaide a  Fernández, el mejor maestro chocolatero de Barcelona.

Personajes:

Nos encontramos ante una novela coral, cada parte tiene sus personajes principales y los accesorios, todos ellos bien dibujados, con matices, por insignificantes que creamos que puedan ser. 

De la primera parte si alguien me merece respeto y una compresión absoluta es Max, un hombre que ama a su mujer y perdona lo imperdonable, aún así es capaz de encarar con su amigo una cuestión que lleva coleando desde el momento en que se conocen. Para mí el final de ese primer acto es magistral y desde luego reivindica a Max como personaje. A pesar de que los tres vértices del triángulo tienen sus virtudes y sus defectos me quedo con el catedrático al que en un principio llegué a menospreciar, me dio una gran lección de humanidad y de humildad.

En la segunda parte los personajes se multiplican, tenemos una sociedad burguesa que tiende a la fiesta y al despilfarro, a la participación en actos sociales. Esta parte a pesar de ser interesante se me ha hecho en ocasiones un tanto pesada. Quizás porque aunque estoy familiarizada con los compositores clásicos, no lo estoy tanto con las operas, género que no es santo de mi devoción.

Me gustaría resaltar a dos mujeres y a un hombre:

Hortensia: la matriarca del clan Turull, una mujer capaz de darse por entero a la hija de una criada, salvarle la vida, y proporcionarle un futuro sin salir de su clase social, siempre en la sombra, sin querer nada a cambio, una mujer que termina sufriendo lo indecible con el comportamiento de su hija biológica.

Aurora: Al servicio de la niña de los Turull es su confidente y amiga, y sigue con ella después de casada. Cuando esta desaparece vuelve al servicio de Dña Hortensia y más tarde al del Dr Volpi. Es una mujer que conoce su lugar en la sociedad, que le cuesta salir de él, pero que lo consigue. Se convierte en la segunda dueña de la chocolatera por un error, y al final consigue devolverla a casa de los Sampons, de donde nunca debería haber salido.

Dr. Volpi: Un hombre tremendamente interesante, es el narrador de este segundo acto y sin embargo aparece en él bastante avanzado. Desde el primer momento me llegó al alma, y me conquistó de la misma manera que logro que Aurora aceptara su propuesta de matrimonio.

No menos numerosos son los personajes en la tercera parte, sin embargo yo solo voy a destacar uno, porque me gustan los personajes femeninos fuertes, que vencen las pruebas que le pone la vida, que son capaces de renacer una y más veces de las cenizas. Y ese personaje es Mariana.

Mariana es una mujer hecha a si misma, desde su nacimiento ha recibido golpes de la vida, sin embargo ha sabido ir sorteándolos unas veces sola y otras con la ayuda del padre Fideo. La conocemos luchando por llevar adelante sola el negocio de su marido que es maestro chocolatero y tropezando con las envidias del Gremio. Una historia de superación, que merece ser leída.

Ya había comentado al principio que no todos los actos me han atrapado por igual, el primero lo hizo por actual, y el último por ser verdaderamente interesante, a pesar de que el lenguaje es un poco artificioso, como podríamos esperar de un francés que escribe a la Corte y que imita a un escritor de comedias, la trama que se despliega ante el lector es tremendamente adictiva porque tiene todos los ingredientes para gustar, hay un misterio en torno a uno de los personajes, otro que se convierte en detective aficionado a la par que en salvador de una dama en apuros, y una historia atractiva, la de Mariana.

Ya habréis adivinado pues que el acto  que menos me ha atrapado y que menos me ha gustado ha sido el segundo. No es que la historia de los Turull y los Sampons no merezca la pena, si no que se me ha ralentizado demasiado, quizás la culpa la haya tenido la opera a la que no soy  nada aficionada.

Ya solo me queda recomendaros esta novela, seguro que te atrapará alguna de sus partes, si no todas, ya tengo preparado Habitaciones cerradas, me gustaría leerlo este verano, aunque el mes de julio me esta resultando muy complicado, mi horario de trabajo es un poco difícil para compaginarlo con el blog, aún así lo voy a intentar.

PD: no tengo ADSL a mi disposición, apenas consigo tener unas horas libres al día y no encuebtro la forma de publicar, aunque voy redactando las reseñas en borradores en word. Del mismo modo os leo por el móvil, pero no puedo comentar. Me iré asomando por vuestros blogs aunque no deje rastro...

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Feliz verano!!