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martes, 26 de noviembre de 2013

La otra mecanógrafa. Suzanne Rindell


Que queréis que os diga, la carne es débil, y tan débil, he descubierto que sigo siendo carne de biblioteca, y eso en mi caso tiene delito, con tanto pendiente por leer en casa, que una fije sus ojos en ejemplares que no tiene en la estantería... En fin últimamente paso menos por la biblioteca, me conozco y por eso he ampliado mis ordenes de alejamiento, antes solo me prohibía entrar a las librerías, ahora ya empiezo a limitarme las visitas a la biblioteca.

La primera vez que vi esta novela juraría que fue en el blog o en el facebook de Bookworm, y aunque ella y yo solemos coincidir en algunas opiniones en otras también disentimos, creo que esto es la magia de la literatura que un mismo libro habla de sensaciones diferentes según el lector que lo aborde. Pero ya en aquella opinión  pude intuir, que la novela iba a hacer mis delicias, y además encaraba un tema que yo al menos no tengo muy trillado ni leído, así que el disfrute sin lugar a dudas iba a ser doble.

Con estos argumentos ya podéis imaginar que cuando aquel día la vi disponible en la estantería de novedades  no pude dejarla ahí, tenia que aprovechar la oportunidad, y aunque ya tenía al menos otras dos novelas empezadas le di prioridad porque sabía que no iba a tener la posibilidad de renovarla, y no me equivoqué.

 Vaya por delante que es una novela que me ha sorprendido, una opera prima muy buena, que me ha desconcertado en varios momentos porque no sabía muy bien donde me quería llevar, hasta que las piezas empezaron a encajar y como por arte de magia como si se tratara de un engranaje perfecto la trama circula ante tus ojos, sin embargo siempre ha estado ahí.

La autor@: 

Pocos son los datos que se conocen de Suzzane Rindell, tan pocos que se circunscriben a sus estudios de
Literatura inglesa  en la Universidad de Rice, y el master que en el momento de la publicación de la novela estaba estudiando y que supongo que ya habrá terminado. Aunque La otra mecanógrafa es su opera prima ha publicado relatos y artículos en revistas como Nimrod, Crab Ochard Review o Conjuctions on line.

No os asuste que sea una opera prima, porque es una novela muy bien estructurada, con unos personajes muy interesantes y que mantiene la tensión y el suspense desde la primera a la ultima página.

Argumento


En 1922, la jornada laboral en la comisaria del distrito del Lower East Side, en Nueva York, transcurre al ritmo impuesto por una nueva ley que prohibe la producción, venta y transporte de bebidas alcohólicas.

El trabajo se va acumulando, pero Rose Baker no se queja: es mecanógrafa de profesión y su tarea consiste en escuchar y reproducir fielmente las palabras de los delincuentes que cada día desfilan por el edificio.

Robos, sobornos y delitos de sangre son su pan  de cada día, así que parece una mujer difícil de impresionar, pero todo cambia la mañana en que Odalie entra a formar parte del equipo: mientras Rose lleva el pelo castaño recogido en un discreto moño,  la recién llegada se atreve a estrenar melena a lo garçone, a fumar y a frecuentar los mejores restaurantes, sin preocuparse demasiado por la cuenta. Su mirada fascina a hombres y mujeres, y Rose cae en sus redes, viviendo con ella los placeres ocultos que reserva la ciudad de Nueva York a quien sabe disfrutar lo bueno.

¿Qué es mentira y qué verdad en la vida de Odalie? Habrá que leer hasta la última página para entender el juego perverso, deudor de la novela negra y del mejor cine, que el talento de Suzanne Rindell convierte en gran literatura.

Impresiones

Después de leer las impresiones de Mertxe y de Rusta, mis expectativas crecieron, aunque logré domeñarlas, porque no hay nada peor que empezar una historia teniendo estas por las nubes, ya que corre el riesgo de que no nos termine de convencer. Quizás como tardé tanto en abordar la lectura estas se fueron templando y cuando empecé la novela me dejé cautivar por el ambiente y la magnifica prosa de la autora.

La novela esta narrada en primera persona por Rose Baker y desde el primer momento en la narración sobrevuela la fatalidad, ya que forma parte de los recuerdos de la protagonista y no sabemos muy bien donde se encuentra. Sin duda es la pregunta que más nos asalta conforme va avanzando la historia, donde está Rose y porque nos cuenta esas vivencias.

La novela pues nos ofrece solo un punto de vista, el de Rose, y además la autora juega con el lector, porque en ocasiones la propia Rose duda de que sus recuerdos sean fidedignos, así el lector en más de una ocasión termina desconcertado, pero al mismo tiempo pegado a las páginas para poder desentrañar el tremendo misterio que oculta. Ya habréis podido intuir que a penas hay diálogos y por el contrario abundan las descripciones, hasta el punto de hacernos una composición muy clara de las costumbres de la época, del vestuario femenino, incluso de los bajos fondos neoryorkinos donde se burla la Ley Seca, también de los ambientes de lujo y ostentación donde se mueven nuestras protagonistas.

Hay que destacar dos puntos fuertes en esta novela, uno son sus personajes, con un gran  carisma y dibujados con muchisima precisión y la otra es la ambientación, y ambos merecen un apartado para desarrollarlo

Personajes

Sin duda los personajes principales son Rose y Odalie, dos mujeres muy distintas y que sin embargo se
complementan, y alrededor de ellas flotan unos secundarios imprescindibles para lograr comprender la trama. Pero puesto que ellas son el alma mater de esta historia,  solo os ofreceré unas pinceladas, con ánimo de picaros el gusanillo y que os acerquéis a sus páginas.

Rose Baker:  Es una mujer gris, anodina, que no destaca por nada y que podría pasar desapercibida en cualquier lugar. Criada en un orfanato, desde pequeña aprendió a mimetizarse con el entorno, a no llamar la atención, ello le valió el reconocimiento de las monjas y una educación que le abriría las puertas a un futuro muy distinto del que le hubiera correspondido como huerfana.

Su vida da un giro radical cuando el exceso de trabajo aconseja contratar a otra mecanografa,  y Odalie entra en su vida, poniéndola patas arriba, y dando al traste con todo lo que hasta ese momento había constituido la vida de Rose.

Desconfiada por naturaleza e inteligente, llama la atención el modo en el que se deja envolver en la telaraña del lujo, la ostentación y las actividades de Odalie, aunque hay momentos en que el lector llega a pensar cuanto hay de verdad en lo que cuenta, y cuanto calla o esconde, ya que las pruebas no la eximen precisamente y aquello que la acusa con más insistencia son sus propias notas a modo de diario.

Odalie es la otra mecanógrafa y el contrapunto de Rose, con una personalidad arrolladora Odalie pone patas arriba la tranquila  convivencia de la comisaria en forma de sutiles sonrisas cargadas de dobles sentidos. La amistad que une a las dos mecanografas va cimentandose en malos entendidos y después en una fe ciega, parece que compre la resistencia de Rose, colmándola de lujos, de vestidos y fiestas a las que ella no podría tener acceso con su sueldo.

Llama la atención la despreocupación con la que gasta el dinero, las comidas en restaurantes de lujo, las fiestas clandestinas, los desplazamientos en taxi. Odalie sin duda tiene clase y emana distinción, atrevida y coqueta luce un corte a lo garçone que es la envidia de Rose, aunque no se atreve a reconocerlo.

A pesar de la historia estar contada por  Rose es el personaje que más magnetismo despliega, su habilidad para manipular a la gente no tiene limites, hasta personas que Rose consideraba incorruptibles, pero a medida que avanza la trama no puedes dejar de preguntarte si en algún momento llegó a traspasar esa fina línea que separa el amor del odio.

La amistad de Rose y Odalie merece una lectura entre líneas y es uno más de los juegos de la autora que llega a confundirnos con la sexualidad de Rose, aunque ella machaconamente desmiente lo que se desprende de sus palabras, y otras lo afirma, no queda más que seguir avanzando en la historia para ve en que desemboca esa amistad sobre la que desde el principio sobrevuela la fatalidad.

La ambientación

Comentaba al principio que la novela transcurre en una época que al menos para mi no está muy trillada literariamente como puede serlo la guerra civil española, la II Guerra Mundial, o incluso el periodo entre guerras... La trama nos retrotrae al Nueva York de los años 20, en los que se promulga la  Ley Seca y con ello empiezan a florecer los bajos fondos y aumenta el trabajo de las comisarias encargadas de contener tanto la fabricación como el consumo de alcohol.

Suzanne Rindell nos pasea por ambos mundos, por el que se paseaba Rose antes de conocer a Odalie, un mundo de carencias en todos los sentidos, donde la mujer se veía obligada a encontrar un trabajo para mantenerse o a casarse para depender del marido. Y el mundo de las fiestas, el lujo y la ostentación, de la clandestinidad y la ilegalidad, por el que comienza a moverse cuando Odalie la convence para compartir vivienda.

Ambos mundos están dibujados con guante blanco, hasta el punto de que es posible pasearte por ellos, palpar la falta de alimentos e incluso de vestidos, la ansiedad por encontrar un buen partido que te solucione la vida, la falta de intimidad en las casas de huéspedes, los pequeños hurtos y las envidias. Pero también la despreocupación en el gasto, las fiestas en locales clandestinos, los vestidos de lujo, los desplazamientos en taxi, la moda de los años  años  veinte.

En ocasiones da la sensacion de que es casi cinematográfico, es posible imaginar el vestuario de las protagonistas,  los complementos, el recogido o el lustre del pelo. También las sombras que envuelven la noche cuando se desplazan a fiestas de incógnito. Sin duda la magistral pluma de Suzanne es capaz de situarnos en los maravillosos años veinte, en todo su esplendor.

Conclusión

Nos encontramos ante una novela de suspense sicológico, sin duda deudora de la novela negra americana clásica, llena de dobles sentidos en los que tendremos que averiguar que hay de verdad en la historia que nos cuenta Rose. Una novela que hay que saber leer entre líneas, que nos desconcertará y nos hará disfrutar hasta la última línea.

Una historia de maldad, de perfidia, en la que llegaremos a dudar de quien es la víctima, en la que las piezas irán encajando poco a poco hasta crear un engranaje perfecto que hará nuestras delicias. Una novela con un mensaje claro, como pueden influir los demás en nuestras, quizás llevado a extremos que no son habituales, aunque quien sabe.

Si quieres una novela con una ambientación soberbia y nada trillada, personajes bien perfilados y una prosa atractiva, esta es una buena opción, seguro que te hará pasar un buen rato.

Retos

Cruce de caminos: negra y criminal 10/10
25 novelas de misterio y suspense

sábado, 9 de noviembre de 2013

Perdida en...

He estado un poco desaparecida, y la verdad es que sentía morriña del blog, pero no tenía tiempo ni ganas de enfrentarme a las reseñas, sin embargo si he leído, hasta el punto de que he terminado un libro que ni siquiera os había presentado. Sigo liada con la reseña de Dispara, yo ya estoy muerto, espero tenerla lista en pocos días, me he ventilado no Pasa nada y si pasa se le saluda, de  Raquel Martos un libro ideal para salir de casa, así que ha hecho mis delicias en los almuerzos y esperas de médicos y también alguna noche que tenía que guardar reposo por agotamiento... mi espalda no esta fuerte todavía.

En el lado negativo, sigo arrastrando la lectura de Betibú, con este libro tengo una relación amor-odio que no se como voy a compensar, por un lado el tema de la novela me gusta, el enfoque que le da la autora también, peroooooooo esta es argentina y usa la forma de hablar de allí, con lo cual hay palabras que no acabo de entender ni por contexto, y se me hace tedioso estar mucho rato enganchada a este libro.

Tengo tanto por reseñar que debería arrinconar un poco la lectura y darle marcha a la escritura, pero me parece que tengo uno de esos periodos en los que las musas no están de mi parte y me cuesta más de lo habitual dejar una reseña en condiciones de ser publicada... así que paciencia que ya volverán de vacaciones y me pondré las pilas, porque si no peligran varios retos, que los llevo muy bien en cuanto a lecturas y muy mal en cuanto a publicación.

Y como no tengo remedio, he vuelto a caer... no no es que haya asaltado ninguna librería, el presupuesto familiar no me da para eso, pero teniendo tanto como tengo por leer en casa he vuelto a coger un libro de la biblioteca y ya lo he comenzado,  porque le tenía unas ganas tremendas desde que lo recomendó Bookworm. En cuanto lo vi disponible no me puede resistir y eso que iba a devolver un libro que no me había acabado de convencer y del que no había leído más de 30 páginas.

No me enrollo más, y paso a presentaros una de las lecturas que llevo entre manos, que creo que ganará puestos y que terminará siendo la que ocupe casi todo mi tiempo de ocio, porque me ha enganchado desde la primera línea.

Autor@: Suzanne Rindell

Titulo: La otra mecanógrafa

Editorial: Lumen

Nº Páginas: 376


Así comienza ...

Dijeron que la máquina de escribir nos despojaría de toda feminidad.
Basta con echar una mirada al artilugio para comprender cómo han llegado a semejante conclusión los autoproclamados guardianes de la virtud y moralidad femeninas. La típica máquina de escribir, ya sea Underwood, Royal, Remington o Corona, es un objeto adusto y severo cuyos rígidos ángulos rectos van directamente al meollo sin ningún indicio de detalle curvilíneo o capricho femenino. A ello se suma la pura violencia de sus brazos de hierro, que aporrean la hoja de papel con despiadada fuerza. Despiadada, sí. Sentir compasión no es una de las funciones de la máquina de escribir.

Aunque en estas líneas no se aprecie bien por donde se va a mover la novela, he considerado oportuno no continuar escribiendo, por el peligro de copiaros todo el capitulo...

Sólo os adelanto que esta siendo una delicia de lectura, que la autora aunque novel me esta sorprendiendo muy gratamente.