Quizás este verano esté siendo menos verano que cualquier otro, nunca me ha gustado estudiar con calor, me cuesta concentrarme y me apetece hacer cualquier cosa antes que sumergirme en un temario que ocupa gran parte de mis 24 horas, porque como decía un compañero, vivimos para la empresa que trabajamos, pasamos allí ocho horas, y el resto lo dedicamos a un temario que es más de lo mismo, mientras las horas de luz se van disipando y cada vez los días son más cortos y también se va acercando la hora del examen y de nuestra liberación.
Porque sí, así siento yo este año las oposiciones, quizás porque estoy cansada, quizás porque ha hecho más calor de lo normal, quizás por los horarios imposibles de trabajo, o quizás porque los amigos de lo ajeno me han complicado un poco la vida, sea como sea, necesito que pase septiembre, con el resultado que sea, pero que pase.
Quizás por eso el libro de Mónica ha sido como un jarro de agua fresca, necesitaba una lectura amable, una historia que me hiciera olvidar por unos escasos momentos, porque mi tiempo brilla por su ausencia, estos meses que se están alargando en demasía. En pocas palabras, necesitaba volar, soñar, olvidar... y todo ello lo he conseguido gracias a Todos los veranos del mundo y lo mejor de todo dedicando muy poco tiempo a la lectura, sobre todo menos del que yo hubiera deseado.
Muchos pensaréis como podía estudiar después de comer, es que no lo hacía, no lo hago, trabajo de tardes, así que las horas que siempre he empleado para leer estaba atendiendo al público y sin oportunidad de hablar de lecturas, ni de libros, y no será porque no pasan lectores por mi puesto, si no porque todos vivimos con una rápidez inusitada que nos impide disfrutar de los pequeños placeres de la vida, hacemos lo que se supone que debemos hacer por encima de lo que nos apetecería hacer en cualquier momento.
Quizás por ello el libro de Mónica me ha hecho reflexionar, me ha dado alas para volar, me ha hecho sonreír y sobre todo ha añadido más historias a mi ya de por si larga lista de pendientes de lectura, que aumenta de forma exponencial a mi tiempo de ocio. No se si alguna vez leeré todo lo que quiero, pero si se que ahora tengo un puerto seguro al que acudir cuando necesite un remanso de paz, un baño de realidad cotidiana, que me sacudan un poco con amabilidad, y por suerte tengo cuatro novelas pendientes, y alguna hay por el lector.
La autora:
Mónica Gutiérrez nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y en Historia por la Universidad de Barcelona. Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog. Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia, y las buenas críticas de Hotel a ninguna parte, su segunda novela, han mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos de Amazón. El noviembre de Kate (2016) fue su primera novela con Roca Editorial.
Sinopsis:
Helena no sabe como sobreviven las familias cuando coinciden todos sus miembros adultos bajo el mismo techo, pero está a punto de averiguarlo. Decidida a casarse en Serralles, el pueblo de todos los veranos de su infancia, regresa a la casa de sus padres para preparar la boda y reencontrarse con sus hermanos y sobrinos. La pequeña localidad al pie de los Pirineos ha permanecido casi inmutable en el tiempo, con sus amables habitantes y sus gratos recuerdos. Un lugar sin sorpresas, hasta que Helena tropieza con Marc, un buen amigo al que había perdido la vista durante muchos años, y la vida deja de ser tan tranquila en el pueblo. Quizá sea el momento de refugiarse en la nueva librería con un té y galletas, o acostumbrarse a los excéntricos alumnos de su madre y a las terribles ausencias. Quizá sea el tiempo de respuestas, de cambios y vendimia. Tiempo de dejar atrás todo lastre y aprender al fin a salir volando.
Mis impresiones:
Todos los veranos del mundo es una historia agradable, con aires de nostalgia, un toque de romanticismo, un canto a la vida, al disfrute de las pequeñas cosas, a la valentía de vivir la vida y de enfrentar los cambios necesarios para conseguir pequeñas parcelas de felicidad. Es un canto a la amistad, a la fraternidad, a las relaciones humanas y sobre todo familiares. Es una dosis de realidad capaz de provocar un tsunami emocional con el simple aleteo de una mariposa.
Mónica Gutiérrez me ha sorprendido con su prosa, con su frescura al narrar, con sus diálogos, algunos de los cuales no tienen precio, con una historia tan cotidiana en la que los protagonistas bien podríamos ser nosotros o gente a la que conozcamos, cualquiera podríamos ser Helena, Silvia, o incluso el soñador Xavier, o Marc Saugrés y que lector no ha soñado con montar una librería en la que poder hablar horas y horas de libros en torno a una bebida caliente.
Con sus descripciones me ha transportado al jardín de la casa familiar de Helena, que buen refugio sería para mis tardes de verano con un libro en la mano, incluso para esas noches en las que apetece sofá, una manta ligera por aquello del fresco nocturno y un buen libro, y el aroma de las flores, incluso he sido capaz de oler ese jazmín que a Helena le molestaba tanto y que por la noche es especialmente aromático.
Todos los veranos del mundo me ha transportado a los estíos de mi infancia, yo los pasaba en un pequeño pueblo de interior, con amigos a muchos de los cuales con los años les he perdido la pista, también dejé de ir hace mucho tiempo, aunque allí continúa el apartamento y mis hermanas van de vez en cuando. Reconozco que cuando voy me invade la calma, que desconecto, pero a pesar de que no son demasiados quilómetros los que me separan, como a Helena me cuesta volver, a ella le pesan las ausencias, yo no soy capaz de saber porque.
Tiene a bien Mónica no presentarnos a una familia idílica, si no a una normal, con sus defectos y sus virtudes, con sus celos, sus envidias, una familia como la tuya o la mía, en la que los silencios en ocasiones se malinterpretan. Me reconozco en la madre de Helena, yo no soy mucho de exteriorizar mis sentimientos, la he comprendido, me he mimetizado con ella, a pesar que yo si soy de dar abrazos, porque con ellos transmito todo lo que mis palabras callan, o por lo menos soy de darlos a mi gente más próxima, tampoco voy invadiendo el espacio de personas que no conozco y que no se si los van a desear.
En todas las familias todos los miembros no están cortados por el mismo patrón sin embargo, todos somos capaces de encontrar lugares de encuentro, abiertos a las confidencias, o a las gratas conversaciones, los diálogos entre los hermanos me han parecido una delicia, quería quedarme anclada en esos momentos, charlar con ellos, arrebujarme entre los tres junto a esa chimenea y poder ser cómplice yo también.
Y es que tendemos a callarnos muchas cosas cuando las penas compartidas son más llevaderas, por ello he valorado tanto esos pequeños momentos llenos de confidencia en los que se abre el alma y son capaces de desnudarla sacando a la luz sus miedos y verdades, asumiendo en muchas ocasiones sus culpas como Xavier ante una separación que el mismo ha provocado con sus silencios y ausencias. Y si hay un personaje que me ha provocado sentimientos dispares ese ha sido Silvia, tan libre, tan lenguaraz, tan con la verdad como espada, ha tenido a quién recordarme, pero al mismo tiempo se que personas así de auténticas cada vez quedan menos, porque la gente no quiere ser golpeada con la verdad, prefiere vivir en su ignorancia o en el mundo que se han creado muy a medida de una realidad inventada y del que no están dispuestos a salir.
Anna la sobrina de Helena encarna la ternura, la madurez, la inocencia, esa niña de doce años me ha llegado al alma, ha sido capaz de sacudir a su tía, de conseguir lo que sus hermanos y su madre no han logrado ni que se plantee, la pureza de ese personaje es bestial, tiene las apariciones justas, en los momentos adecuados, intentado buscar complicidad con una persona que no es tan distinta a ella, y de soltar verdades capaces de remover a nuestra protagonista como no lo consigue su hermana Silvia, las dos conversaciones así más serias entre tía y sobrina son para enmarcar, para releer, para quedarse a vivir en ellas. Quizás exagere, pero es mi opinión.
He confesado ya que es la primera novela de autora y que no será la última así que encontrarme esa librería ha sido toda una sorpresa, en un pueblo pequeño no suele haberlas, y que además no tenga lo más comercial ya es de por sí raro, pero que su librero esté más interesado en conversar de literatura y tomar un te con bollos que de vender libros, ya lo convierte en un rara avís. Me he enamorado de la Biblioteca voladora, no tanto de su propietario Jhonathan Strenge, aunque al final le cogí cariño. Ese guiño de Mónica al placer de conversar de libros, a la LITERATURA, sí en mayúsculas, ese repaso por grandes obras literarias y autores, ese recuerdo a Alicia en el País de las Maravillas, me ha robado el corazón.
Si un personaje me hizo soñar ese fue Marc Saugrés, el eterno Peter Pan empeñado en que su Wendy aprenda a volar, un soñador con los pies en el suelo, el que vuelve del revés el mundo cuadriculado de Helena, el que le hace replantearse si es esa vida la que realmente desea, o quiere aprender a volar. Marc es ese bohemio que un día coge las riendas de su vida, se estampa y pretende recoger sus pedacitos para empezar de nuevo, resurgir de sus cenizas cual ave fénix, aunque cada vez nota que le quedan menos fuerzas y menos ilusiones.
Esta novela tiene un final previsible, lo estamos esperando casi desde el principio, yo juraría que incluso estamos deseándolo tal es el poder de Mónica al narrar, si hay un personaje que no he soportado es a Jofre, al juez Dredd. Me ha parecido un ser frío, inhumano, calculador y no he encontrado redención posible en toda la historia, ni siquiera cuando las tornas se vuelven en su contra, ni en ese momento sentí empatía con él, con su forma de vida, con lo que representa.
Cada personaje de esta novela encarna un valor Xavier el romanticismo, Silvia la libertad, la madre de ambos la superación, el huésped despistado el humor, Marc Saugrés el tesón, Helena la sensibilidad, la pequeña Anna la madurez, Miquel la inocencia, el vikingo nórdico la solidaridad, y todos y cada uno de ellos aportan un granito de arena para hacer de esta novela una agradable lectura que no desearías que acabara nunca.
Conclusión:
Mónica Gutiérrez nos cuenta de forma sencilla, situaciones más o menos cotidianas, nos ofrece una visión optimista de la vida y de la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas que nos rodean o en los momentos compartidos con personas que queremos.
Nos ofrece un par de alas para volar, para soñar, para sentir que cualquiera es capaz de aprender a volar como Peter Pan, solo tiene que olvidar los miedos a los cambios, y ser capaz de afrontarlos con valentía y para ello cualquier estación del año es buena, pero ese final de verano en Serralles es perfecto, serás capaz de apreciar los sonidos de la pequeña población, la espesura del silencio, y el olor de las flores del jardín.
Te ruborizarás con Helena y Silvia, te emocionarás con Xavier, Anna y nuestra protagonista, querrás ser Wendy para conquistar a Marc Saugrés y tener pocos recursos para que el viquingo nórdico te trate con amabilidad. Sobre todo desearás tener una masia en el Pirineo y allí reunir a tus hermanos porque la complicidad en torno al fuego me ha dado mucha envidia.
No soy muy de etiquetas, y he descubierto que este tipo de novelas pertenece al género feel-good, solo sé que Mónica ha llegado para quedarse en mi estantería y que reservaré sus libros para esos momentos en que los necesito como agua de mayo.
Y es que tendemos a callarnos muchas cosas cuando las penas compartidas son más llevaderas, por ello he valorado tanto esos pequeños momentos llenos de confidencia en los que se abre el alma y son capaces de desnudarla sacando a la luz sus miedos y verdades, asumiendo en muchas ocasiones sus culpas como Xavier ante una separación que el mismo ha provocado con sus silencios y ausencias. Y si hay un personaje que me ha provocado sentimientos dispares ese ha sido Silvia, tan libre, tan lenguaraz, tan con la verdad como espada, ha tenido a quién recordarme, pero al mismo tiempo se que personas así de auténticas cada vez quedan menos, porque la gente no quiere ser golpeada con la verdad, prefiere vivir en su ignorancia o en el mundo que se han creado muy a medida de una realidad inventada y del que no están dispuestos a salir.
Anna la sobrina de Helena encarna la ternura, la madurez, la inocencia, esa niña de doce años me ha llegado al alma, ha sido capaz de sacudir a su tía, de conseguir lo que sus hermanos y su madre no han logrado ni que se plantee, la pureza de ese personaje es bestial, tiene las apariciones justas, en los momentos adecuados, intentado buscar complicidad con una persona que no es tan distinta a ella, y de soltar verdades capaces de remover a nuestra protagonista como no lo consigue su hermana Silvia, las dos conversaciones así más serias entre tía y sobrina son para enmarcar, para releer, para quedarse a vivir en ellas. Quizás exagere, pero es mi opinión.
He confesado ya que es la primera novela de autora y que no será la última así que encontrarme esa librería ha sido toda una sorpresa, en un pueblo pequeño no suele haberlas, y que además no tenga lo más comercial ya es de por sí raro, pero que su librero esté más interesado en conversar de literatura y tomar un te con bollos que de vender libros, ya lo convierte en un rara avís. Me he enamorado de la Biblioteca voladora, no tanto de su propietario Jhonathan Strenge, aunque al final le cogí cariño. Ese guiño de Mónica al placer de conversar de libros, a la LITERATURA, sí en mayúsculas, ese repaso por grandes obras literarias y autores, ese recuerdo a Alicia en el País de las Maravillas, me ha robado el corazón.
Si un personaje me hizo soñar ese fue Marc Saugrés, el eterno Peter Pan empeñado en que su Wendy aprenda a volar, un soñador con los pies en el suelo, el que vuelve del revés el mundo cuadriculado de Helena, el que le hace replantearse si es esa vida la que realmente desea, o quiere aprender a volar. Marc es ese bohemio que un día coge las riendas de su vida, se estampa y pretende recoger sus pedacitos para empezar de nuevo, resurgir de sus cenizas cual ave fénix, aunque cada vez nota que le quedan menos fuerzas y menos ilusiones.
Esta novela tiene un final previsible, lo estamos esperando casi desde el principio, yo juraría que incluso estamos deseándolo tal es el poder de Mónica al narrar, si hay un personaje que no he soportado es a Jofre, al juez Dredd. Me ha parecido un ser frío, inhumano, calculador y no he encontrado redención posible en toda la historia, ni siquiera cuando las tornas se vuelven en su contra, ni en ese momento sentí empatía con él, con su forma de vida, con lo que representa.
Cada personaje de esta novela encarna un valor Xavier el romanticismo, Silvia la libertad, la madre de ambos la superación, el huésped despistado el humor, Marc Saugrés el tesón, Helena la sensibilidad, la pequeña Anna la madurez, Miquel la inocencia, el vikingo nórdico la solidaridad, y todos y cada uno de ellos aportan un granito de arena para hacer de esta novela una agradable lectura que no desearías que acabara nunca.
Conclusión:
Mónica Gutiérrez nos cuenta de forma sencilla, situaciones más o menos cotidianas, nos ofrece una visión optimista de la vida y de la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas que nos rodean o en los momentos compartidos con personas que queremos.
Nos ofrece un par de alas para volar, para soñar, para sentir que cualquiera es capaz de aprender a volar como Peter Pan, solo tiene que olvidar los miedos a los cambios, y ser capaz de afrontarlos con valentía y para ello cualquier estación del año es buena, pero ese final de verano en Serralles es perfecto, serás capaz de apreciar los sonidos de la pequeña población, la espesura del silencio, y el olor de las flores del jardín.
Te ruborizarás con Helena y Silvia, te emocionarás con Xavier, Anna y nuestra protagonista, querrás ser Wendy para conquistar a Marc Saugrés y tener pocos recursos para que el viquingo nórdico te trate con amabilidad. Sobre todo desearás tener una masia en el Pirineo y allí reunir a tus hermanos porque la complicidad en torno al fuego me ha dado mucha envidia.
No soy muy de etiquetas, y he descubierto que este tipo de novelas pertenece al género feel-good, solo sé que Mónica ha llegado para quedarse en mi estantería y que reservaré sus libros para esos momentos en que los necesito como agua de mayo.
26 comentarios:
Qué ganas tengo de leerla, que no hacéis más que picarme la curiosidad con estas reseñas. A ver si me animo, que la historia me llama y además a eso de que aparezca un vikingo no me puedo resistir, jajajaja.
Que no sea la última, Carmina. Las novelas de Mónica son un refugio de paz, de risas, de alegrías... Te hacen sentir tan bien! Pedazo de reseña!
Besotes!!!
Me apetecía mucho leer esta novela y más ahora después de leer tu reseña. Un cántico a la felicidad y a ver qué la felicidad está más cerca de lo que a veces pensamos. Ánimo con lo del estudio, ya queda menos!!!
Hola, te contaré que a mi también me ha hecho reflexionar mucho sobre mis misma y sobre la vida, y me ha llamado mucho la a atención lo que has dicho sobre la historia, que es la de una familia normal... Exacto. Yo creo que ahí radica la empatía que tenemos con todos los personajes cuando leemos la novela. Bss
Hola Carmina!
Me encanta Mónica! Me encanta por lo que me hacen sentir sus lecturas, que es exactamente lo que has descrito tú: una desconexión dulce, fresca, placentera... Es una autora que llegó a mí hace tiempo y lo hizo para quedarse.
Un besín
La verdad es que este es libro es para disfrutarlo página a página y como dices, ir al encuentro de ese final que todos esperamos desde el principio, como dice su género es un libro para hacerte sentir bien. Es el segundo que leo de Mónica y vienen muy bien para refrescarte y desintoxicarte de tanto crimen como tenemos :) Mucho ánimo que ya no te queda nada.
Hola. Leída y reseñada la novela en mi blog, yo tampoco soy de etiquetas. He leído dos novelas de esta escritora y quiero leer todos sus trabajos por el bienestar que produce leerla y por compartir su amor por la literatura, los libreros, los grandes escritores...
Besos.
Una novela fresca, fácil de leer y que tiene como protagonista a una familia que bien podría identificarse con cualquiera de las nuestras, con sus defectos y virtudes, pero que nos ha dejado un remanso de paz tras su lectura y creo que a todos nos ha llevado a nuestros recuerdos de infancia. Ha sido mi primer acercamiento a la autora y aunque no tenga en mi poder ninguna de sus anteriores obras, si se cruza en mi camino de nuevo no dudaré en leerla. He disfrutado con cada uno de los personajes por ella creados y con la forma de presentarlos, tan cercana al lector.
Ánimo con tu etapa final de estudio, que ya queda menos y seguro que tu esfuerzo da su fruto.
Besos.
Una novela que ha puesto, por todo lo alto, el broche final a la primera temporada de SoyYincaner@ y que, además, nos ha dejado un buen sabor de boca. Es esta la primera novela que leo de Mónica Gutiérrez y repetiré, no tengo ninguna duda. Un beso
P.D.: Estoy segura de que vas a aprobarla oposición y con nota, para poder elegir un buen destino. Cruzo los dedos
Totalmente deacuerdo contigo, una lectura fresca que sobrepasa etiquetas. Magnífica reseña Carmina. Mil besos.
Hola. Que he disfruta con la lectura. Y esa biblioteca voladora es un lugar especial donde se pasa unos ratitos muy placentero. Una lectura llena de emociones. Excelente reseña. Besos.
Yo también guardo los libros de Mónica para momentos especiales ;-) Este que traes hoy lo tengo pendiente, pero es el único.
Besos!
Ese optimismo que dices transmite la novela, tu buena opinión, mas todas las reseñas tan positivas que estoy leyendo, desde luego ya está en mi lista de pendientes.
Un abrazo
Me encanta el modo en que has analizado a todos los personajes, ha sido como volver a redescubrirlo. La novela ha sido un bálsamo y tu reseña la constatación de que a un libro se le puede hacer toda la justicia del mundo tratándole con el cariño que se merece.
Un beso.
Ha sido una novela con la que he disfrutado mucho de ella, es fresca y muy real. La reseña es estupenda y has tratado a la novela con el cariño que se merece. Un beso
Tengo muchas ganitas de leerlo, lo ponéis todos fenomenal =)
Besotes
A mí, me ha pasado lo que a ti. He descubierto a una autora a la que seguiré leyendo y está, la primera novela que leo, me ha dejado feliz y con muchos recuerdos de mi niñez y juventud.
Carmina, muchas gracias por tu reseña, por la lectura conjunta y por compartir tus sensaciones con "Todos los veranos del mundo". Me gusta especialmente que destaques lo que cuesta comunicar nuestros sentimientos, compartirlos con las personas que nos quieren, lo encerrados que estamos a veces en nuestras propias penas. Me alegra mucho que hayas pasado un buen rato en Serralles, un beso muy grande y ojalá volvamos a coincidir entre páginas.
Es de las pocas veces que me salto mi zona de confort y lo he disfrutado muchísimo.
Un beso.
Me ha encantado y no será la última como también dices tú, un abrazo
Me ha encantado su forma de escribir y como lo.cuenta, no sera la última, un abrazo
la verdad tengo ganas de leer este libro que tantas buenas críticas cosecha, además por ser un género distinto al que suelo moverme me llama mucho la atención. besitos me quedo un ratito más por aquí.
En primer lugar, me ha gustado mucho tu forma de escribir y lo que ha significado este libro para tí. Ánimo para pasar estos meses que veo no te están siendo fáciles. De este libro, no he hecho más que leer buenas reseñas, a todos les ha gustado. Mi temor con esta lectura es que caiga en muchos lugares comunes y que lo predecible no permita mantenerme enganchada pero...la curiosidad me puede...No he leído nada de la autora y me despierta curiosidad ese mundo al que transporta. Saludos y te animo a pasarte por mi blog que he retomado después de un largo período.
Verdaderamente es un libro para disfrutarlo. A medida que iba avanzando en su lectura, afloraban mis recuerdos hasta llevarme a la niñez, algo muy gratificante. No conocía a la autora, no había leído nada de ella pero desde luego, no será lo único que lea, creo que hay mucho por descubrir. Una gran reseña Carmina. Besines.
Ah!! Y no te imaginas cómo te entiendo cuando hablas de la falta de tiempo.. Mucho ánimo y suerte con las oposiciones.
Este libro me da buen rollo, esa portada tan colorida me llama mucho la atención y no dejo de verla. Al final caeré. Soy nueva por aquí. Saludos
Me encantó, y mira que no es mi estilo, pero me encanta como escribe M´nica
Besos
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