viernes, 14 de agosto de 2009

NO PUEDE SER...

Me tenía como una mujer más fuerte, capaz de no ceder ante las debilidades, y es que mi debilidad más fuerte es la gula literaria, esa que me lleva a seguir comprando libros a pesar de tener un centenar en casa por leer, que me miran acusadoramente cada vez que me acerco a la librería a colocar un nuevo ejemplar o bien a escoger uno que me deleite.
Siempre he tenido como norma que un libro no es un bien de primera necesidad, por lo cual los compraba sólo cuando yo tenía trabajo, pero en los últimos años estuve fija en una empresa y por ese motivo, mi gula se disparo, me daba caprichines varias veces al mes, o bien de una sola vez me empachaba con la compra de libros, total que al mes bien podian entrar en casa cinco o seis ejemplares, que por cierto no tenía tiempo para leer, ante el enfado más que evidente de mi marido, al que no le gusta para nada la lectura y que ve a los libros como intrusos que allanan su domicilio.
A principios del mes pasado y déspues de sufrir en mi puesto de trabajo durante casi un año, porque la empresa económicamente no se sostenía, mi jefe me comunico que tenía que prescindir de mi, porque no podía echar a más gente del taller si no quería hacer inviable la producción, en un primer momento el mundo se me vino a los pies y pense adios mi pequeño capricho, despues más friamente analice la situacion financiera de la empresa y me di cuenta de que yo ahora me iba más o menos indemnizada y con todas las nominas pagadas, y no sabía en que situación se podrían encontrar los otros dos compañeros que se quedaban todavía, puesto que las nóminas cada día se pagaban más tarde, y las extras ni se cobraban desde el año anterior.

A pesar de esta reflexión y de haber concluido que era lo mejor dada la situación, no pude evitar durante unos días estar apatica, asi que cuando cogi vacaciones, mi hermana que todavía disfrutaba de las suyas me propuso un planning que me impedía pensar puesto que no estaba ni una hora quieta en casa.

El segundo día de asueto nos fuimos a Valencia con la excusa de comprar capsulas para la Nespresso y digo con la excusa porque nos vinimos cargadas de otras cosas además de café. Durante la hora que pasamos en el tren, ya que somos de un pueblo cercano, estuvimos hablando de literatura, ambas ibamos pertrechadas de sendos libros que ni abrimos porque la conversación estaba siendo animada, ella me comentaba cuales era los próximos titulos que tenía en mente encargar en el circulo de lectores y yo por mi parte hacia proposito de enmienda de no comprar más libros hasta leerme al menos la mitad de los que tengo en casa por leer, de esa forma me daba tiempo a encontrar de nuevo trabajo, o bien alguna fuente para costear mi pequeño gran capricho. Pero todo se quedo en volutas de humo que se deshicieron conforme avanzaba la mañana.

Llegamos a Valencia y la para ser sincera hacia como un año que no la pisaba como toca, puesto que en mayo fui a un encuentro con blogueras pero estuve solo una hora y media y no salimos de una cafeteria que hay delante de la estacion, y me senti un poco desorientada, siempre me pasa cuando llego a la capital me aturde la gente. Al final consegui orientarme y llegamos sanas y salvas a la filial de Nespresso, pero no a la centrica, si no a una que esta un pelin más alejada y que visita menos gente con lo que evitamos las colas. Al entrar en aquel local, lo primero que note fue la diferencia de temperatura que me estaba helando los huesos, no se porque vino a mi mente El corazón helado de Almudena Grandes que tengo ganas de leer, y un sinfin más de titulos que conclui con Melocotones Helados de Espido Freire, que tengo en casa sin leer desde el año en que se publico, y que ahora no recuerdo cual es, pero seguro que por la decada de los noventa.
Salimos de Nespresso cargadas de café y otras chucherias a las que mi hermana no supo resistirse, pasamos por delante del Corte Ingles, y no me pude resistir a entrar en la libreria, soy feliz entre estantes repletos de libros. Mi hermana en cuanto me vio tan decidida se puso a refunfuñar porque ya sabia que ibamos a salir cargadas, yo pude evitar comprar un par de titulos a los que le tengo muchas ganas, entre ellos el de Almudena Grandes, sin embargo toda mi fortaleza se me vino abajo cuando vi una inmensa mesa repleta de titulos en encuadernacion rústica por solo siete euros. Nos pusimos a urgar en aquellos libros y al final me fui cargada con tres porque me resisti a llevarme otros cuatro, ya que ibamos demasiado cargadas y mi hermana también se llevó unos cuantos.
Salir del Corte Ingles fue toda una odisea, con tanta bolsa y tanto libro, habiamos comprado siete entre las dos más los que llevabamos ambas en el bolso, estabamos cerca de la estación pero el camino se nos hizo larguisimo, y otra vez a reordenar estanterias para que me quepan los libros, y a camuflarlos para evitar peleas inutiles con mi pareja, porque ni yo voy a dejar de comprar libros ni el va a dejar de protestar por ello, es algo que ya tenemos asumido ambos.
Déspues de mucho pelear con blogger no he sido capaz de subir la foto, asi que os dejo los titulos.
El factor Einstein de Andres Perez Dominguez. Lo que la ciudad esconde de Pablo Casals y En silencio de Frank Schätzing, un autor del que tengo pendiente tambien El quinto día... Otro dia si puedo subo tambien las imagenes y en cuanto los lea os cuento si hice una buena elección o me podía haber evitado una discusión...

17 comentarios:

R. dijo...

Hola Carmina!

El año pasado escribí un post contando un caso parecido. Yo también me creí fuerte como para prometer no comprar más libros hasta terminar de leer los que tenía pendientes (libros de autores contemporáneos más que nada, ya que tengo otros tantos sin leer de autores ya fallecidos, así como clásicos que heredé de mi abuelo).

No sé cómo se cura aquella gula. Lo único que sé es que jamás volveré a prometer nada que no vaya a cumplir y que tenga que ver con los libros.

Saludos,
R.

Sinuhe dijo...

jejejeje, ya te vale¡¡ A esconder libros se ha dicho¡¡ Menos mal que yo no tengo ese problema, pues mi mujer es tan aficionada como yo y si en algo no escatimamos en casa es en la compra de libros. Además, no me gusta que me los presten, me gusta tenerlos una vez leídos y aunque la cosa del espacio comience a ser preocupante, por el momento caben todos. El año pasado cambiemos los muebles con la única finalidad de dar cabida a todos los libros y para la próxima ampliación ya tenemos pensado poner en el pasillo una biblioteca a medida, así que por el momento podemos seguir comprando. :)
Siento lo de tu trabajo, yo ya llevo más de medio año en el paro, aunque la verdad es que lo estoy aprovechando al máximo y por el momento así seguiré hasta que los vientos soplen más favorables. Todo tiene su lado bueno y hay que saber aprovecharlo.

Sobre los títulos que has comprado no he leído ninguno, pero si que he leído el de Almudena Grandes y es una pequeña joya, como la mayoría de sus títulos. Mejor no te lo destripo y lo descubres por ti misma.

Te dejo un abrazo grande Nulera¡¡

César dijo...

Jeje, yo hace tiempo que decidí por el autocontrol, y me va muy bien!
Ya sólo compro el pedido bimensual de Círculo, y en ocasiones especiales. El problema es que en las ocasiones especiales sí que no me puedo resistir y acabo con una decena de ejemplares en mis manos

saludos

Leox dijo...

Yo trato de controlar mis impulsos de compra de libros.
Al fin y al cabo es una actitud o consumista.
No se es algo que siempre me he planteado, sí comprar libros leerlos y después donarlos o irlos acumulando uno a uno

Mertxe Costas-Bookworm dijo...

Pues veo que no soy la única débil en este aspecto. Yo ya se que no tengo remedio y mi marido también. Siempre le digo que mejor me meto en una librería que una joyería, que lo vea por ese lado.

Cuando veo esas ofertas en el corte inglés no me puedo resistir, a veces hay un montón de títulos interesantes a un precio estupendo.
Por cierto me recuerdas a mi hermana y a mi. Las dos lectoras, las dos de círculo, las dos en El Corte Ingles ¡qué peligro! y con una Nespresso ¡yo también tengo! ja, ja.

Venga, disfruta de "El corazón helado" con un buen cafecito (bueno con unos cuantos) y a esperar que soplen mejores tiempos en lo que al ámbito laboral se refiere.

Un saludo.

Elwen dijo...

Yo con el papyre y la biblioteca he conseguido disminuir las compras pero no deja de caer uno o dos todos los meses. La paga no me da para más sino estaría como ustedes.

Por cierto, debe ser muy duro que tu pareja prácticamente odie los libros, yo no sé si sabría manejar la situación. Imagino que al final se alcanza algún tipo de equilibrio.

Mertxe Costas-Bookworm dijo...

Carmina, te he dejado un premio en mi blog para ti. Espero que te guste.
http://bitacorademislecturas.blogspot.com/2009/08/mas-premios.html
Un saludo.

Maribel dijo...

Carmina
es verdad que R. y Lammermoor ya han hablado sobre estas promesas, la gula literaria que dices, los libros que se cuelan a otros que tenemos pendientes en casa...

Me gusta mucho como mezclas tu historia con los títulos de libros, no dejes de leer el de Almudena Grandes. El de Melocotónes Helados, es un buen acercamiento a Espido Freire.
Con la historia que nos relatas hay un libro de ella que te va a interesar: "Mileuristas", es un buen ensayo!!

Yo también tengo la suerte de compartir con Roberto esta pasión y decimos que las librerías son más peligrosas que las pastelerías, a pesar de tirar de bibliotéca, intercambiar con amigos..., es rara la ocasión en que salimos de vacío de una tienda de libros...

Un abrazo, te voy a enlazar porque si no, me despisto!!!

Isi dijo...

Hola Carmina: yo no sé si soy afortunada o desgraciada, porque mi sueldo me da para poco más que para pagar las cosas del piso y la comida, así que no tengo presupuesto para libros.
Pero me sorprendo, como dice Elwen, de que tu pareja se enfade con el tema de los libros, y no me puedo imaginar tener un novio que se disguste si leo. Aunque claro, tampoco sé cómo tienes la casa ¡¡igual no cabéis y tú sigues comprando libros!! jajajajaj

Por último, tnego ganas de que leas "El corazón helado". A mí me encantó.

loquemeahorro dijo...

Cómo te entiendo! Mi perdición de toda la vida, son las ofertas, como ya dije en algún blog, ya no paso por ningún Vips, pero antes trabajaba cerca de uno, y me llevaba un montón de libros (que a veces ni leía) de los montones de "3 x 2" y cosas así.

La excusa de ir a Valencia para comprar cosas de Nespresso, es realmente buena!

Aramys dijo...

jajajaja me he sentido identificado con este post, yo tambien he de esconder los libros que compro entre los pendientes o los leídos...mi mujer se coje algunos enfados de ver tanto libro por casa...

...pero en el corte ingles casi si que no me veo! Bueno ahora en verano si da gusto entrar...

Saludos.

m-maybe dijo...

hola blogueros, yo al igual que uds comparto la gula irrefrenable por los libros, a mi lo que me pasa no es tanto que me tengo que frenar para no comprarlos sino que cuando me engancho no puedo parar, he pasado noches en vela diciéndome ...bue, un capítulo más y dejo...otro y basta--ahora sí el último y así.

Carmina dijo...

R.pues creo que realmente esa gula no tiene cura, yo sigo haciendo próposito de enmienda, pero como quien cada 1 de enero hace una serie de propositos que jamás cumple, me lo prometo a mi misma y ya esta... que remedio, a ver si luego leo el post.

Jajaja Sinuhe es la unica forma de poder seguir comprando los titulos que quiero leer, yo no vivo en una capital como tu, bien surtida de bibliotecas a las que poder acudir, la de mi pueblo deja bastante que desear, y al final tengo que optar por comprar algunos titulos si quiero leerlos, y el esconderlos es una forma de evitar los papeles del divorcio, es una causa mas que válida no crees?, ojos que no ven corazón que no siente. Ojala yo pudiera hacer lo mismo que vosotros, seguro que encontraba sitio en casa, pero simplemente es imposible y lo de los libreros en los pasillos, inconcebible, sobre todo porque mi casa es cuadrada, no dispone de pasillos.
El de Almudena Grandes seguro que es de los próximos que compro y no en edición de bolsillo que tiene muchas páginas.

César durante una epoca yo también tuve bastante autocontrol, y de hecho algunas veces lo consigo pero para ello los libros tienen que estar caros, si no no puedo resistirme.

Leox yo de momento los acumulo y si algún libro le apetece mucho a mi hermana y yo tengo que tenerlo en cajas se lo regalo, al fin y al cabo siempre puedo echarle una ojeada acercandome a su casa y a su despacho.

Carmina dijo...

Mertxe ya imagino que tu hermana y tu tendreis el mismo peligro que cuando la mia y yo vamos juntas, como ella dice siempre terminan cayendo libros, y ella es la que más compra, yo al final me suelo contener bastante, me voy cargada pero no ultracargada. Pienso disfrutar la lectura de El corazon Helado, seguro que cae en mis manos en otoño o en invierno sentada en el sofa y tapadita con una manta.

Elwen yo he comentado lo del Papyre con mi marido y el encantadisimo de regalarmelo si dejan de entrar libros en casa, a ver que día entra en casa. En cuanto a lo de ser dificil compartir la vida con una persona que odie los libros, yo diria que la simple convivencia es dificil, simplemente hay que saber cuando tirar y cuando aflojar y finalmente se consigue un equilibrio en el que cada uno cede un poco de parcela.

Mertxe gracias por el premio tengo pendiente todavia colgar el otro que me concediste, a ver si en breve lo hago.

Maribel gracias por tu visita y bienvenida, para mi tambien es más peligrosa una libreria que una pasteria, de esta ultima soy capaz de salir sin probar bocado y de la primera pocas veces consigo salir sin ningún ejemplar en la mano. En cuanto a lo de mezclar los libros con mi vida, es que yo soy ante todo y sobre todo una comunicadora, me licencie en periodismo y tras una corta experiencia decidi dejar este mundo para poder ver más a mi hijo, pero el gusanillo sigue dentro y de vez en cuando lo saco a pasear y dejo que mi vida se cuele en mis escritos, aunque para eso tengo otros dos blogs.

Pues ahi le has dado Isi, mi casa es pequeña, tiene 75 metros cuadrados, y vivimos en ella cuatro personas, y ya sabes lo que abultan los juguetes y otros enseres de dos personitas, usease mis hijos, y mi hijo mayor ya tiene su propia biblioteca, con lo cual el espacio es un bien escaso que mi marido no esta dispuesto a desperdiciar en libros, ya que según el una vez leidos no tienen ninguna utilidad. Mi marido no se disgusta si leo, si no de que compre libros que despues tarde años en leer y que acumulen polvo durante decadas, y en el fondo lo entiendo perfectamente, si comprara solo los que soy capaz de leer y luego los regalara o los donara el no se quejaría. El corazon Helado caera en breve de es no hay duda

Carmina dijo...

loquemeahorro supongo que para nuestro bien esas ofertas deberian estar prohibidas, de esa forma no nos tentariamos, aunque yo ahora voy a refrenarme bastante en la compra, una cosa es disponer de dinero todos los meses sobrante, y otras ir justa.

Aramys bienvenido por lo menos ya se que no soy la unica bicho raro que se ve obligada a esconder los libros que compra, y eso de que la pareja pille mosqueos al final agobia un poco, pero nada se encuentra solucion a todo si se quiere...

m.maybe, bienvenida yo tambien me he pasado algunas noches en blanco cuando era soltera, ahora mi marido cuando se me hace tarde me viene a buscar al salon y me obliga a acostarme.

Anónimo dijo...

Pues ya somos varios con gula literaria…y hasta donde voy viendo, no tiene cura. No he conocido dentro del mundo bloguero a alguien que se haya curado, y por el contrario, veo que cada día somos más los que pecamos de ella jijiji…
Me encantó leer tu crónica y a mi me pasa como a ti, voy a comprar una cosa, o hacer un pago, y si paso cerca de una librería ya torció la puerca el rabo porque salgo con libros que no pensaba comprar (ni sabía que necesitaba…como dice Juliet de la “Sociedad Literaria y el pastel de cáscara de papas…”).
¡Muchas felicidades por tu premio!

Besitos,
Ale.

Nómada del Mundo dijo...

Creo que esa "manía persecutoria" hacia la letra impresa la sufrimos muchos... afortunadamente. Veo que no fuiste al final a "La casa del Libro", craso error...o no... en otra ocasión pasate por allí, y por la Fnac, y entonces necesitarás una carretilla para volver a casa...

Un abrazo querida amiga.