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domingo, 26 de enero de 2014

Legado en los huesos. Dolores Redondo


Que ganas tenía de leer la segunda entrega de la trilogía, así que cuando la vi entre las novedades de Destino no dude en hacerme con un ejemplar, y me sumergí enseguida en su lectura, he tenido un mes complicado, así que las reseñas van con mucho retraso.


Si El guardián invisible hizo mis delicias y  me mantuvo pegado a sus páginas, El legado en los huesos creo que es incluso más adictivo, con más acción, y más suspense. Y sigue ahondando en las tradiciones y mitologías vasco-navarras, la combinación de la vida personal de su protagonista, la inspectora Amaia Salazar, los fenómenos sobrenaturales a los que sabéis que no soy nada aficionada y los asesinatos hacen de esta novela una segunda parte más que digna que deja con ganas de que salga la tercera parte para ver en que culmina la relación materno filial, y que se esconde tras ese rechazo visceral que parece sentir la progenitora.

Opiniones hay muchas y todas muy respetables, pero a mi esta trilogía me esta dejando muy buen sabor de boca, ha conseguido enganchar a la novela negra a lectores que no contemplaban el género y ha relanzado el Elizondo y el Valle del Batzán gracias a una ruta turística que recorre los enclaves por los que transcurre la historia.

La autor@:

Dolores Redondo nació en Donostia-San Sebastián en 1969. El guardián invisible la primera novela de su Trilogía del Batzán, le ha granjeado el entusiasmo de editores de numerosos países y hoy son ya 23 los sellos editoriales que publicarán la obra en todo el mundo. Además del respaldo de los lectores, ha sido saludada por la crítica como una de las propuestas más originales y contundentes del noir en nuestro país, asimismo proyecta la versión cinematográfica de la mano de los productores de la trilogía Millenium, de Stieg Larsson.

Sinopsis:

El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Batzán. Amaia también había reunido las pruebas inculpatorias contra Jason  Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la adolescente hija de su mujer. De pronto el juez anuncia ue el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: "Tarttalo". Esa sola palabra que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco destapará la trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.

Extraida de la contraportada del libro.

Impresiones

No me suele gustar que en la novela negra el peso de la vida privada de los personajes sea determinante, sin embargo en esta trilogía lo es puesto que todos los casos están ligados a su protagonista, Amaia Salazar y a la infancia traumática que sufrió que la sigue despertando con pesadillas noche tras noche, por eso no es de extrañar los flash back al pasado, ya eran frecuentes en El guardián invisible, pero si intensifican en esta entrega en la que el peso de la vida privada de la inspectora es más visible y palpable.

En el primer capitulo reencontramos a Amaia con su recién estrenada maternidad, y la verdad es que se centra mucho en la elección de la cuna, la habitación, los pañales, los patucos, el parto y toda una serie de cosas que no son muy de novela negra y que de no haber conocido el buen hacer de Dolores y tener esta la solvencia que demostró en su primera novela probablemente hubiera ocasionado el abandono de la lectura por mi parte. Sin embargo esa maternidad y la forma en que se produjo era más que evidente que tenía que tener su peso en la trama y que seguramente empujaría al asesino a actuar.

Si en la primera entrega el personaje de la tradición vasco navarra que se menciona es el basajaun, en esta las tornas se cambian y adquiere importancia un personaje imaginario de esa misma tradición, el Tarttalo, un ciclope, gigante de un solo ojo que vivía en una gruta del valle del Batzan y que se alimentaba de niños, dejando los huesos a modo de exhibición en la entrada de su vivienda. Y es precisamente ese personaje quien toma fuerza a través del mensaje que deja para Amaia un hombre que va a ser juzgado antes de suicidarse.

La investigación lleva a la inspectora a descubrir una serie de crímenes relacionados con el valle que siguen el mismo patrón y que se remontan a varios años atrás, en todos sus culpables se han suicidado y siempre han dejado el mismo mensaje Tarttalo. Ante la inspectora se abre una investigación complicada que tiene que combinar con su reciente maternidad y que le causa desazón y despierta sentimientos de culpabilidad.

Sin embargo está no es la única trama que vamos a encontrar, de forma paralela en el valle se está produciendo la profanación de una capilla, y todo apunta a los agotes, artesanos que inmigraron al valle y que vivían en una especie de ghetto, y que sufrían discriminación social... pero la existencia de estos se remonta al medievo y es improbable que que quedé alguien relacionado con ellos. Pronto las profanaciones se interrelaciones con el caso del Tarttalo y ponen a la inspectora Salazar en el punto de mira, en el centro de los hechos.

Conforme el caso se va tornando más personal, la novela también gana en intensidad y el miedo llega a atenazarte, la autora es capaz de mantener la tensión a lo largo de toda la novela, de forma dosificada, intensificandola conforme se van descubriendo más pistas y conforme avanza la investigación y ambos casos terminan confluyendo en la persona de Amaia.

En la primera entrega se nos reveló la mala relación entre madre e hija, origen de las pesadillas que dejan exhausta a la inspectora, quizás por ello Amaia intenta ser la mejor de las madres, sintiéndose frustrada cuando piensa que no lo consigue, porque tiene un trabajo muy absorbente que no siempre le permite disfrutar de su hijo. Si ya teníamos dos frentes abiertos, uno nuevo se pone en juego la madre de la inspectora recluida en un centro siquiatrico parece haber empeorado de nuevo y ello despierta los miedos más profundos de Amaia que es incapaz de estar cerca de ella aunque las separe un cristal.

Pronto la pesadilla se hará real, y la madre de la inspectora será una pieza más de la enorme investigación que está llevando a cabo, una nueva pista que encajar y una piedra más en el camino que Amaia tendrá que soslayar con la ayuda de su equipo, que no siempre estará de acuerdo con ella. Conforme la novela va avanzando gana en intensidad y se va volviendo más redonda, vamos conociendo más de la infancia de Amaia y cuantas más pistas tenemos menos comprendemos a su madre, y el odio que le profesa.

Si en algo gana esta novela es la madurez de sus personajes, en la primera entrega tan solo se nos regalaban pinceladas más o menos profundas de la sicología de estos, Legado en los huesos gana en profundidad, en la presentación de unos personajes psicológicamente complejos, tanto los principales como los meramente accesorios. El mal está más presente que nunca, las enfermedades mentales ganan en protagonismo, y es posible sentir el miedo recorriéndote el espinazo a la par que te puedes enternecer con las tribulaciones de una madre primeriza.

Sigo pensando que James es demasiado perfecto, el marido ideal, el padre solicito, es capaz de arrinconar su carrera para cuidar a su hijo, mientras su mujer trabaja. En ocasiones me parece incluso demasiado condescendiente e inocente. Pero no escondo que me gustaría tener a mi lado una persona así, capaz de comprender lo incompresible, de calmar ansiedades, de ser un puerto seguro en medio de la tempestad que azota el océano.

Hacer una análisis más profundo de los personajes sería contraproducente, porque podría revelar aspectos que uno debe ir descubriendo con el avance de la trama, o prodíamos decir las tramas, aunque finalmente todas confluyen dejandonos de nuevo con la miel en los labios y con ganas de que Dolores publique el desenlace de esta trilogía. Si acaso apuntar que el Valle es un personaje más de esta novela, que esta vivo, que evoluciona a la par que la Trilogía, que pasear por su calles es posible gracias a la minuciosa descripción que nos regala Dolores, es imposible no amar su río que en ocasiones baja turbulento, no perderse por su monte y no dejarse seducir por sus fenómenos sobrenaturales que tanta riqueza aportan a la historia.

Conclusión

Una novela redonda, con tensión, intriga, y una gran dosis de humanidad, con personajes muy bien dibujados, con un sicología más bien compleja, y el miedo entrando a raudales por la retina. La nota de color, la luz en medio de tanta oscuridad la aporta el hijo de Amaia, Ibai, un niño que ha llegado para redimir a su madre, para arrancarla de los brazos de la tiniebla, aunque no siempre lo consigue.

Si como a mí te cuesta leer novelas en las que el peso de la vida personal de los personajes sea excesivo, te recomiendo que venzas tus reticencias iniciales, los casos de la inspectora van ligados a su vida personal, así que no queda más que exponerla para que vayamos completando el enorme puzle de esta trilogía.

A mi solo me queda desear que Dolores no se haga mucho de rogar con la última entrega de la trilogía, que nos regale pronto el desenlace, y podamos ver explotar el potencial de la inspectora, aunque al mismo tiempo dolerá perder de vista un personaje tan entrañable y tan bien dibujado.



Retos

25 españoles
mes temático novela negra
cruce de caminos: negro y criminal 

miércoles, 3 de abril de 2013

El guardián invisible. Dolores Redondo

Pocas veces me entrego al placer de terminar un libro y abordar su reseña, generalmente porque no siempre dispongo de tiempo para hacerlo, o de la mente despejada. Últimamente y con la cantidad de libros que se agolpan en mi estantería para ser leídos escoger lectura me resulta complicado, sobre todo porque todas ellas me seducen por un motivo o por otro. Si soy sincera la mayoría de ellas pertenecen al género negro, que me apasiona, algunas al histórico y también las hay que apelan a los sentimientos y te hacen verter esa lágrima que en mi caso aseguro que no es tan fácil.

Intento intercalar géneros, porque si no al final terminan confundiéndome las tramas, los detectives, asesinos y líneas argumentales, o agobiándome tanto que termino con la sensación de no poder digerir un cadáver más como en febrero. Después de un mes de marzo en el que no he leído nada del género y que solo he reseñado una de las que tenía pendiente, he vuelto a la novela negra, en la que el mal está presente y no sólo en la figura del asesino, una historia a la que le tenía muchas ganas y que no me ha defraudado en absoluto, demostrándome una vez más que en España tenemos buenos escritores.

El guardián invisible me cautivó desde su contraportada, desde una sinopsis que sabe atrapar como pocas, dando la información precisa y dejándote con las ganas de asomarte a un libro que te da lo que promete e incluso más. Dolores Redondo ha creado una novela como su propio apellido, en la que la tradición y la mitología vasco-navarra tiene un peso importante, en la que los personajes están muy bien dibujados, tienen fuerza, respiran y sienten y sobre todo en la que mal campa a sus anchas y se adivina detrás de más de un personaje, por lo tanto nos encontramos con una novela negra 100%

La autora

Poca es la información que he encontrado sobre la autora así que os dejo la que ofrece la editorial en la solapa interior.

Dolores Redondo nació en Donostia- San Sebastián en 1969, estudió Derecho y Restauración gastronómica, y durante algunos años se dedicó a distintos negocios. Comenzó escribiendo relatos cortos y cuentos infantiles, y la novela Los privilegios del ángel.

Vive en la ribera Navarra donde sigue escribiendo la trilogía del Batzán con la inspectora Salazar de  protagonista. La primera entrega de esta trilogía El guardián invisible es un fenómeno editorial con su publicación en diez lenguas y al venta de los derechos cinematográficos al mismo productor que apostó por la trilogía Milennium, de Stieg Larsson.

Argumento

Nos encontramos ante una novela compleja, en la que se pueden desvelar muchas pistas de modo que prefiero dejaros la sinopsis que a mi me hizo desear esta novela por encima de cualquier otra cosa.

"Ainhoa Elizasu fue la segunda víctima del basajaun, aunque entonces la prensa todavía no lo llamaba así. Fue un poco más tarde cuando trascendió que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal, restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en actitud virginal."

En los márgenes del rio Batzán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido  en los alrededores un mes atrás.

La inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará de vuelta a Elizondo, una pequeña población de  donde es originaria y de la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal al tiempo que convocar a los seres más inquietantes de las leyendas del Norte.

¿Tentador verdad?

Impresiones

La novela me ha sorprendido muy gratamente, a veces cuando leemos tantas reseñas positivas sobre un libro nos creamos unas expectativas tan altas que este no llega a colmarlas, y el temor a que me sucediera con esta novela lo que con muchas otras me tenía atenazada, comencé a leer con reticencias como si en cualquier momento se me fuera a desmoronar el castillo de naipes que yo había construido entre nubes. Pero he de reconocer que la autora me ganó desde las primeras líneas con su prosa, y que no solo colmó las expectativas que me había formado si no que las rebasó.

Para mí el éxito de esta novela se sustenta en varios pilares, creo que el principal es el lugar donde se desarrolla, el valle del Batzán tan rico en leyendas, en tradiciones y en mitología, y como no en la sabia introducción de este elemento en la narración, con naturalidad y coherencia, sin forzar los hechos.

Pero no menos importante es su inspectora, una mujer que arrastra un trauma infantil, un mujer fuerte que se enfrenta a los fantasmas de su pasado,  que le regalan pesadillas y noches en blanco. Pero no es una detective al uso, porque la mayoría son seres solitarios, sin embargo, Amaia Salazar tiene unas fuertes raíces familiares, un arraigo en su tierra, y forma parte de un núcleo familiar formado en la actualidad integramente por mujeres que se sostienen unas a otras.

La dureza del tema que trata se ve un poco mitigado por esas leyendas y creencias tan arraigadas en el Norte de España y nos hace pasar del horror al escepticismo, en mi caso, porque reconozco que aunque me gusta la mitología y las leyendas no creo en ellas, sin embargo en muchas ocasiones me veía buscando una explicación y pistas en ellas porque de otra forma me resultaba imposible.

Y otro de los pilares es la desmitificación de esas series americanas a las que yo he sido tan aficionada y que tiempo después dejé de ver porque me parecían muy poco reales, me han gustado las lineas que la autora le ha dedicado al fenómeno CSI, Mentes Criminales, Bones y otras que ultimamente han proliferado en la pequeña pantalla como setas.

Ambientación espacial

Al hablaros de Pálido monstruo, ya os comenté que me gustan las novelas que se ambientan en enclaves poco conocidos, pareciera que el mal había echado raíces en ciudades grandes y preferiblemente extranjeras como Nueva York, Chicago, Berlin... y que nuestra tierra estuviera preservada de él, y si este se manifestaba solo pudiera hacerlo en ciudades como Madrid y Barcelona. Últimamente por suerte los autores están apostando por el territorio que conocen, por la tierra que en muchos casos les ha visto nacer, crecer y hacerse adultos y eso se nota en la calidad de las descripciones y le da veracidad a la historia

El espacio físico en el que transcurre una novela para mi es tan importante como los personajes que se pasean por ella. No tengo la suerte de conocer Navarra ni el País Vasco, sin embargo he disfrutado de las descripciones que la autora nos ofrece del Valle del Batzán, de Elizondo, de sus costumbres y de su gente.
Pasear por el bosque, por este pequeño pueblo rural, incluso lo poco que lo he podido hacer por Pamplona ha sido un lujo que agradezco profundamente a la autora, me ha dibujado un paisaje abrumador, de una belleza impresionante y con una carga de misterio tan tangible, que he deseado hacer la maleta y visitar ese río en el que se escenifican los crímenes, he sentido los aromas dulzones del obrador Salazar, la penetrabilidad del guiso de cordero de tía Engrasí.

Dolores Redondo también ha tenido un homenaje a la gastronomía de su tierra, a los dulces tipicos, vinos y guisos, de la mano de Flora y del obrador de la familia Salazar hemos conocido los dulces, de la mano de tía Engrasi nos hemos deleitado con los olores que salían de su cocina, del guiso de cordero y otras exquisiteces que me gustaría un día probar. De las visitas a restaurantes de nuestros personajes hemos podido descubrir vinos. Y es que dentro de la ambientación espacial el contextualizar en las tradiciones gastronómicas es para mi un placer, que ya he podido disfrutar en autores como Domingo Villar y su homenaje a la comida y los vinos gallegos.

Para aquellos que disfrutéis de las descripciones y que os guste desplazaros por los distintos rincones de la geografía gracias a la literatura encontrareis en esta novela una gran gratificación.

Personajes

Nos encontramos ante una novela coral, con una gran multitud de personajes, todos ellos bien dibujados, y trazados, con una sicología bien perfilada, con filias, fobias y temores. Sin embargo hay algunos que intuimos que se repetirán a lo largo de la trilogía y otros se diluirán con el final de esta novela. Hablar de todos ellos sería un poco complicado y puede que también os desvelara aspectos que merece que descubráis vosotros mismos en la lectura, por ello resaltaré aquellos que me parecen más importantes.

Amaia Salazar, es nuestra protagonista, una mujer que tiene un pasado oscuro, que arrastra un trauma infantil que le regala pesadillas recurrentes y noches en blanco. Regresar a Elizondo hace que las pesadillas se intensifiquen y que su equilibro síquico se resienta. Una mujer fuerte, inteligente, bella y bien formada academicamente. Por ello su jefe la pone al frente de una investigación que se preve difícil, y que le dará muchos sinsabores...

La relación con sus hermanas en ocasiones es difícil, sin embargo terminan haciendo piña para sostenerse unas a otras.

Flora Salazar: Todo un carácter, es la hermana mayor de Amaia, una mujer fuerte, dominante, y que gusta de mesnospreciar a la gente de su alrededor, poca simpatía sentiremos por ella, sin embargo iremos entendiendola conforme avanza la novela, aunque no disculpándola.

Rosaura Salazar: La otra hermana de Amaia, una mujer que no ha tenido suerte en la vida, casada con un vividor, toma finalmente las riendas de su vida, tomando decisiones que le causan mucho dolor. Una mujer que cree en las leyendas y la mitología, en la magia, las brujas y el tarot.

Tía Engrasi: Es un personaje entrañable, que vamos conociendo paulatinamente a lo largo de la historia, es una anciana sabia, respetuosa con las supersticiones, leyendas y mitología, que cree en la magia de la cartas y en la presencia del mal en el valle y en la vida de su familia. Una mujer conciliadora que intenta mantener unida a su familia cual matriarca, a pesar que no le ponen las cosas fáciles.

En el terreno masculino destacar a:

James: El marido de Amaia, un escultor americano que la ama profundamente, que tiene el poder de aplacar a sus demonios interiores, un hombre yo diría que perfecto o casi perfecto, el que desearíamos tener muchas a nuestro lado, comprensivo con su esposa, amable con su familia...

Fermín Montes: Sentir simpatía por el es complicado, encarna todos los defectos del macho alfa español, se piensa mejor que una mujer y cuando no le encargan la jefatura de la investigación se dedica a poner ruedas de molino en el camino de Amaia. Un dandy en el vestir que no se traslada a sus modales con las mujeres, a las que claramente considera seres inferiores.

Jonan Etxiade: A pesar de su juventud, su carrera promete, antropólogo y arqueologo, intenta congraciar la profesión policial y su cargo de subinspector, con las leyendas y mitología del valle. Es fácil sentir simpatía por él, posiblemente es de los pocos que se mantienen fieles a su jefa y en los que puede confiar.

Zabalza: de la policía de Elizondo, este personaje es bastante hipócrita, misógino como pocos, le muestra la cara amable a la inspectora cuando en realidad la desprecia y cree que en su lugar debería estar el inspector Montes.

Iriarte: Quizás la cara más amable de la policía de Elizondo, un hombre que adora a su mujer y a sus hijos, y que le muestra respeto a su superiora, aunque a veces no vea claras sus decisiones. Un personaje que seguramente se ganará la voluntad de todos los lectores.

El doctor San Martín. El jefe forense, me han gustado sus lecciones, de su mano se desmitifican muchos de los errores a los que nos pueden inducir las series forenses. Me ha gustado esa forma aleccionadora hacia los principiantes que apuntan maneras. Su forma de entender la muerte y de postrarse ante ella, sin arriesgar hipótesis, más las que el cadáver ofrece a simple vista. Sus apariciones son esporádicas pero esperadas.

Y ya por último me gustaría dejaros unas pinceladas de dos personajes que me han llamado la atención los expertos en osos. El doctor González y la doctora Nadia Tachenko, peculiares como ellos solos pero grandes profesionales que nos adentran en un mundo al menos para mi desconocido, como es la preservación de especies, que nos llevan hasta Ainsa en Huesca y nos adentran en su trabajo.

Mención aparte creo que me merecen las víctimas, a todas ellas se nos las presenta con dos caras, creo que la autora es muy poco benévola con ellas, quizás no merecieran esa suerte pero tampoco eran trigo limpio,y quizás con quién es más dura es precisamente con la última con Anne.

A riesgo de alargar mucho más este capitulo, creo que mejor dejarlo en este punto y que vosotros mismos vayáis descubriendo a los que quedan.

Mitología y leyenda

Desde siempre he oído decir que el Norte de España es muy rico en leyendas y mitología, que creían en brujas y en el mal encarnado en mujeres oscuras, capaces de hacer mucho daño a quien se cruzaba en su camino.

Quizás el clima tenga algo que ver en ello, la niebla, la lluvia constante, quizás las tradiciones arraigadas tan diferentes de las de la cuenca mediterranea que yo habito. Siempre me han llamado la atención y sobre todo me ha gustado encontrármelas de forma natural en las narraciones. No es la primera vez que me encuentro con la diosa Mari, que encarna la fertilidad, ya me cruce con ella en Tiempo de Arena cuando Munda visita un enclave rural en el País Vasco.

La existencia y creencia en las brujas es algo conocido en el Norte, sin embargo me ha  sorprendido que hubiera mujeres a las que no consideraban solo brujas, si no a las que les daban un titulo todavía peor, mujeres perversas y diabólicas dispuestas a hacer el mal y que incluso después de muertas iban a seguir haciéndolo.

Y ya quizás lo que más me ha sorprendido ha sido el basajaun, un ser muy parecido a big foot, un personaje que se dedica a cuidar del equilibrio de la naturaleza y que huye de los humanos, sin embargo se dedica a ayudarlos y a dejarse ver cuando lo considera oportuno.

La forma en la que la autora introduce estos elementos en la narración es exquisita, quedan introducidos de forma natural a través de la creencia en ellos de personajes como Ros, la tía Engrasi o el mismo Jonan,y esto hace que lo percibamos de forma positiva, incluso  aquellos que como yo no gustan de la fantasía dentro de ciertos géneros.

El estilo

Dolores Redondo hace gala de una prosa elegante, sencilla, sin adornos innecesarios y a la vez bella. La historia está narrada en tercera persona por una narrador omnipresente que nos permite ver la historia desde varios ángulos. A la vez y en cursiva aparecen intercalados en algunos capítulos retazos de lo que ocurrió en 1989 cuando Amaia era una niña y que la marcó para siempre, y también nos explica esas pesadillas recurrentes que tiene prácticamente cada noche y que convierten el sueño en una tortura para la inspectora.

La novela está dividida en 43 capítulos de extensión variable que van enganchándonos irremediablemente a la trama y en la que combina de forma magistral la sicología de los personajes y las leyendas locales, porque todos los personajes esconden algo, tienen una parte oculta que temen que se descubra.

Dolores Redondo hace gala de una nueva forma de hacer novela, buscando un enclave atractivo, bello y misterioso, escogiendo una inspectora que si bien tiene una pasado que la atormenta, no esta sola, sino que se apoya en una familia fuerte, en una suerte matriarcado que termina agrupándolas en torno a tia Engrasi haciendo una piña.

En ocasiones me han resultado un poco dificiles los términos en euskera, pero al final del libro hay un glosario para que en ningún momento nos sintamos perdidos y también en algún momento de la narración la autora nos los explica, por lo que no han supuesto ninguna traba a la hora de disfrutar una novela que ha durado muy poco entre mis manos.

Conclusión

Una lectura imprescindible para los amantes de la novela negra, una autora a tener un cuenta, una inspectora que seguro que no te resulta indiferente, y una familia que dará que hablar en próximas entregas. El caso que se investiga termina en esta novela, pero ya se apuntan los hilos por los que discurrirá la segunda parte que la autora ya tiene escrita y que espero no tardemos mucho en disfrutar.

Si he conseguido picar tu curiosidad no dejes de adentrarte en el valle del Batzán de la mano de Dolores Redondo y de Amaia Salazar.


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