Conocí a este autor con su novela
El factor Einstein, y me enamoré de su forma de escribir, de ese contar documentado, pero dispuesto de tal forma que no abruma, y además de pasar un buen rato, terminas aprendiendo algo. Es obvia la pasión de este autor por los años 30 y 40 puesto que cuatro de sus obras estan ambientadas en este periodo, pasión que tengo que reconocer comparto.
El violinista de Mauthausen cuenta la experiencia de los republicanos españoles, que perdieron la guerra en su país, se exiliaron a Francia donde vivieron en condiciones francamente malas, situación que empeoró con la llegada de los nazis a este país, puesto que fueron llevados al campo de concentración de Mauthausen, donde constituían el núcleo duro de trabajo hasta la llegada de los rusos y los judíos, que fueron tratados peor que ellos y de esta forma los liberaron de la carga que soportaban.
Más de 7000 españoles vivieron este drama, sin embargo Pérez Dominguez no se regodea en detalles truculentos e intenta entre tanto dolor y drama colar un mensaje de esperanza. Ni que decir que los españoles que sobrevivieron a aquella experiencia no pudieron volver a ser nunca los mismos, ni tampoco volver a España.
Andrés Pérez Dominguez ganó con esta novela el Premio Ateneo de Sevilla, un premio a mi entender bien merecido. Una constante en sus novelas es el amor, la lealtad, el fracaso y el sentimiento de culpa. Y estos tres factores están presentes en el trio protagonista. Todos se mueven por amor, arrastran un fracaso y el sentimiento de culpa les lleva a las situaciones que viven, y sobre todo y ante todo la lealtad les mantiene vivos.
Toda novela tiene un punto de partida algo que las guía y las hace poco a poco ir creciendo, en el caso de El violinista de Mauthausen, Andrés reconoció en una entrevista a Efe que la imagen que le hizo construir esta historia fue ver bailar un vals, en el anden de una estación de metro de Viena a una pareja joven , sin musica, ajenos a las personas que por allí deambulaban. De esta poderosa imagen surgió la idea de una pareja que en los años 40 en París está a punto de casarse, él es republicano español, ella una francesa de madre alemana que acabará colaborando con el espionaje aliado para salvar a su amado de las manos de los nazis.
Entre ambos se cuela un tercer personaje un ingeniero alemán que huye de Berlin para no colaborar con los nazis y se dedica a recorrer con su violin Europa. La vida de estos tres personajes se entrecruza en algún momento del camino y entre ellos van reconstruyendo aquel periodo de la historia de una forma esperanzadora por más que lo que narra no lo es.
El libro se lee de forma ágil puesto puesto que es muy visual y cada capitulo lo cuenta un protagonista, de esa forma podemos saber que esta viviendo cada uno, como se siente. Hay una fuerte carga sicológica, de esa forma además de no saturar con detalles duros se logra que el lector quiera avanzar en la lectura para ver como sigue el personaje con el que ha empatizado. Aunque es difícil que te calen hondo todos los personajes protagonistas, en este caso tengo que reconocer que es así, me sentía unida a Rubén en su desgracia y sus ganas de vivir, con Anna en su determinación por lograr que Ruben volviera con ella, y por todo lo que tuvo que hacer sin lograr su propósito, con Franz Müller por su posición respecto al nazismo y por su forma de conducirse, creo que en su situación yo también hubiera actuado como él.
Me han llamado la atención varias cositas en este libro, y voy a intentar enumerarlas por si algún lector ha reparado en los mismos hechos. En primero lugar me ha llamado la atención que la primera linea de cada capitulo se escribiera en letras mayúsculas, sin embargo esto no entorpecía la lectura y se podía encuadrar dentro de la línea estética del libro. En segundo lugar la posición del sujeto, generalmente estamos acostumbrados a verlo antepuesto al verbo, sin embargo Pérez Dominguez en esta novela lo pospone, a mi en un principio me descolocó bastante y me ralentizó la lectura, una vez me acostumbré a este hecho volví a coger ritmo lector. En tercer lugar la historia más dura de contar que es la de Rubén me gusta mucho como la ha enfocado, en forma de larga misiva a su amada, por lo tanto aunque no le esconde lo que sucede lo matiza mucho. Por último aunque no menos importante la evolución de los personajes desde que comienza la historia hasta el final, la guerra y la posguerra los ha cambiado y no sólo físicamente, cada uno arrastra un saco de culpas que pesa mucho.
"Aún no sabía Rubén, pero lo comprendería más adelante, que había hombres que podían mostrarse muy educados y al mismo tiempo empuñar una pistola y ponértela en la sien y dispararte, ir a misa el domingo con la familia y el lunes por la mañana firmar la orden de gasear a toda una nueva remesa de prisioneros recién llegados, ponersele los vellos de punta o saltárseles las lágrimas al escuchar a Mozart y luego dar una patada a un preso que ya no tiene fuerzas ni para andar y arrojarlo al fondo de una cantera desde la que ha estado todo el día acarreando piedras."
Mención honorífica para el final, me ha dejado un tanto desconcertada, no tanto por la historia de la pareja protagonista que queda como en suspenso, muy abierta, tal y como debe ser... como por la del tercero en discordia. Aprovecho para recalcar que aunque el titulo es El violinista de Mauthausen, la acción no se ambienta única y exclusivamente en el campo de exterminio, aunque es el escenario que más peso tiene, varios escenarios comparten su suerte, el París y el Berlin de la guerra y la posguerra, incluso pasa brevemente por Sevilla ciudad de Rubén.
Aunque el amor es muy importante en esta novela, no se le puede tachar de novela romántica, el almíbar brilla por su ausencia, como no puede ser de otra forma con personajes a los que se lleva al limite de sus posibilidades, y con situaciones tan dramáticas, sin embargo es una novela de sentimientos que despierta sentimientos, uno no se queda impasible ante esta lectura, hay momentos en que llega a doler la situación de los personajes y aunque la frontera de quien lo pasa peor esta trazada, te das cuenta de que los otros dos no viven en una casa color de rosa.
"El mundo ya no era el mismo, no volvería a serlo nunca, se dijo Anna, sin dejar de mirar a los hombres que también fumaban tranquilamente en la terminal. Los aliados habían ganado la guerra, en Europa y en el Pacífico, después de lanzar dos bombas atómicas sobre Japón, ya nada podía ser igual, y tampoco ella volvería ser la misma joven ingenua a cuyo prometido se llevó la Gestapo detenido una tarde de domingo en París."
Al menos me queda el consuelo de que la barbarie vivida y cometida en aquel periodo de la historia que no se debe olvidar, no se volverá a repetir... esperemos que a pesar del resurgir de la extrema derecha y de los pronazistas nadie este tan loco como para volver a despertar al mosntruo del periodo más negro de la historia mundial, ya que entonces quedó probado el poder de las palabras, porque Hitler se puso a los alemanes en el bolsillo con sus teorias sin empuñar ningún arma, hoy del peligro de las palabras estamos avisados, y tambien hemos visto recreado en tantos y tantos sitios el horror que espero que si alguna vez se diera otra situación igual las personas no dejarán que las engañasen.
Si te he logrado que te pique aunque sea de forma mínima el gusanillo y te encaminas hacia su lectura espero la disfrutes igual que yo, eso sí no esperes encontrar una novela romántica con final hipermegafeliz, porque es ante todo una novela realista que refleja a la perfección la sicología de unos personajes sometidos a un presión extrema durante muchos años y el color rosa para ellos no existe, son más bien colores sombríos, tienen mucho que recuperar, y sobre todo lo que la mente ha sufrido se refleja en su forma de ser, después de la experiencia.