Como siempre voy con el tiempo justo, ya lo sabía cuando me apunté a la lectura conjunta de los Premios Ateneo organizada por Laky y Tatty, y ya lo hice con alevosía y conocimiento de causa. Me explico, no suelo tocar el género de terror, y la lectura conjunta me ofrecía la excusa perfecta para no mantener el libro en la estantería años.
Lo comencé sin saber muy bien lo que me iba a encontrar, craso error, porque el libro ya comienza con unas imágenes fuertes para una imaginación tan desbocada como la mía, y encima lo hice de noche, estaba sola en casa y el miedo se me coló en el cuerpo, soy miedosa sí, lo confieso, pero lo que me encontré fue superior a mí.
No se si me creeréis porque a muchas personas le pasa justo lo contrario, mi defensa contra el miedo es dormir, los ojos se me cierran como si el sueño pudiera librarme del horror, en mi defensa diré que no suelo tener pesadillas y que una vez me duermo soy capaz de poner mi mente en blanco, claro está que para ello no me tiene que atacar el insomnio, si no desde luego la cosa cambia bastante y mi mente se desboca dando rienda suelta a demonios y culebras...
Por eso los primeros días apenas avanzaba, vale estaba cansada, eran días complicados, pero nunca me ha vencido el sueño tan rápido, me dí cuenta de que si quería sacar la lectura adelante y llegar a tiempo de la lectura conjunta, no tenía más remedio que cambiar el horario, y leer durante el día, y a poder ser con gente en casa, que me dieran cierta tranquilidad, y funcionó, vaya si lo hizo.
He de reconocer que soy como Lucero, o como su hija Isabel, no creo en las leyendas, no creo en la Santa compaña, ni en la santa particular de esta novela, la verdad es que soy bastante incrédula, pero no por eso dejé de pasar un miedo espeluznante y es que Mado Martinez maneja la tensión de utiliza...
La autor@:
Mado Martínez ha realizado estudios de filología y antropología. Dirige la revista cientifica de ámbito internacional Espectrum Magazine y colabora en publicaciones como Año/cero, Más Allá, Enigmas, Historia de la Iberia Vieja...
Ha publicado las novelas El Misterio de Nicole Delacroix, La Maldición y La Guardiana.
www.madomartinez.com
@madomartinez
En facebook mado.martinez.escritora
Argumento:
El colegio para señoritas Rosas del Cares, al que todo le mundo llama Manderley, siempre ha guardado un secreto atroz, especialmente desde la muerte de su fundadora, Rebeca de las Nieves. Ella había conseguido convertir aquel internado, situado en un remoto paraje de Asturias, junto a los Picos de Europa, en una de las instituciones educativas más prestigiosas del continente. Pero cuando algunas niñas comienzan a desaparecer, el oscuro secreto de Manderley se convierte en una inequívoca amenaza.
¿Qué hay detrás de las desapariciones de las internas?¿Simples accidentes en medio de la nevada que asola la región? ¿Alguna clase de venganza urdida por la difunta Rebeca, o acaso algo más terrible? En el pueblo ya hablan del regreso de la temible Güestía, La Santa Compaña.
Mado Martínez reivindica en esta novela la larga tradición del terror victoriano, al que incorpora los miedos antropológicos más atávicos. La Santa es un apasionante relato de terror psicológico que mereció el XIX Premio Ateneo Joven de Sevilla.
Un ambiente muy opresivo:
Mado Martínez ambienta su novela en un internado de señoritas, en un inhóspito y apartado lugar de los Picos de Europa. El invierno llega con toda su crudeza y la nieve cubre el lugar impidiendo las comunicaciones y dejando aislados a los habitantes de Alles, que saben que algo malo esta pasando, que ese frio, el viento y la nieve es diferente a la de otros años.
Pero ya no es solo la situación, el pensionado también es un lugar lúgubre, frío, y un tanto inhóspito al estar regido por un hombre rígido incapaz de dar cariño a sus propias hijas que también residen en el pensionado, que dirige a base de castigos y represiones.
Sin embargo los largos y oscuros pasillos y los recovecos que se encuentran las alumnas no es lo más tétrico del internado, los personajes que lo habitan con más sombras que luces ayudan mucho a crear esa átmofera de opresión y miedo que te acompaña durante toda la lectura.
Y como no puede ser menos en tierras norteñas tienes sus propios mitos, y figuras mitológicas que te pueden poner los pelos como escarpias, y en este caso es la Santa Compaña una procesión de muertos que con velones se pasean por el bosque y el pueblo en busca de victimas. Pero esta es especial porque se crea su propia procesión con muchachas del lugar, y el Manderley es un buen lugar para aprovisionarse. Lo peor de todo es que a La Santa hay que invocarla y nadie para saber quien ha cometido semejante torpeza.
Otro elemento que contribuye a que el miedo no se despegue de nuestro cuerpo es el nombre de la institución que unida al nombre de su fundadora transporta al lector a la novela de Daphne Maurier, a ese otro Manderley y a esa otra Rebeca.
Mado Martínez hace un retrato del mundo rural de hace cincuenta años en los que las muchachas apenas recibían educación, su futuro pasaba por encontrar un buen marido que las mantuviera y con que supieran llevar una casa y la llenaran de niños su función había acabado. Sin embargo en Ramiro vemos un poco de apertura, la educación de su hija le permite no depender de personas más cultas. Como contraposición a él el bruto de Benito al que he tenido verdaderas ganas de ahogar.
Unos personajes siniestros
En el Manderley se esconden secretos y sus habitantes tienen más dobleces que la masa de hojaldre, añadiendo al tiempo que miedo indignación en el lector, hubo momento que pensé que no cabía más depravación junta, más vicios deleznables.
Antonio Lucero: es el director del colegio en ausencia de su mujer, un personaje duro, podriamos decir insensible, que ahoga en alcohol los problemas y los ahuma en puros de un cuñado al que desprecia, al tiempo que le persiguen los fantasmas de la guerra.
Esther: La gobernanta del colegio y la nana de sus hijas, una medio hermana a la que la culpa y el miedo le ha helado el cuerpo, esconder secretos que pesan como losas le va helando las entreñas y el cuerpo, hasta el punto de sentirse envejecer
Daniel Hallam: Profesor de dibujo e inglés, un personaje con cuentas pendientes en su país que puede ser tan encantador como depravado, tan hermoso como siniestro.
Valvanuz del Prado: la nueva profesora, una mujer que llega con una misión nada licita y que se vale para ello de una muchacha inocente.
Benito: El capataz del colegio, otro personaje repulsivo que repele en cuanto se descubre su oscuro secreto.
Entre los secretos que esconden nuestros personajes la pedofilia, el asesinato, el encubrimiento... un rosario de delitos que ponen los pelos de punta, al estar relacionados con niños y la poca sensibilidad de los personajes.
Estilo:
Lo importante de la novela no es solo lo que cuenta sino como lo cuenta. La autora hace gala de un lenguaje soez por momentos, y a la vez poético y culto y esto es porque no hay un solo narrador en esta historia, si no tantos como personajes que nos permite ver desde distintos puntos de vista un mismo hecho a la vez que te obliga a avanzar en la lectura para descubrir que secreto esconde el Manderley y que hay detrás de las desapariciones de las muchachas.
Para ello se vale de capítulos de extensión variable, en todo caso cortos, en los que van alternándose las distintas voces que dan lugar a esta historia, de ahí que el lenguaje sea en algunas ocasiones soez, burdo... y en otras resulte poético y te atrape en sus líneas. A lo largo de 63 capítulos.
Mado recurre a un recurso que puede resultar un poco antiguo, y es el titular los capítulos, de manera que podemos intuir por donde irán los tiros, una forma de prepararnos para lo peor, o de darnos pistas para elucubrar hipótesis que casi nunca se verán confirmadas
Poco a poco la atmósfera te va envolviendo, el miedo te atrapa y al mismo tiempo la curiosidad por saber que esconden las paredes del internado te obligan a seguir leyendo, a la vez que despierta instintos asesinos en ti por todas las injusticias y todas las depravaciones de las que te sientes testigo mudo y sin poder por impedirlas ni paliarlas.
Hay momentos en que piensas que no se va a salvar ni el apuntador y la verdad es poco a poco conforme van quedando menos personajes la hipótesis va ganando fuerza, pero si quieres saber si alguien queda indemne te tendrás que acercar a sus páginas, tendrás que entrar en el internado, recorrer sus pasillos y compartir el miedo de las alumnas ante lo que no comprenden.
También le da voz a La Santa a ese personaje mitológico o de las tradiciones propias del mundo rural, y ella te va marcando un poco el camino que seguirá la trama, y ello junto al titulo va preparando el camino a una lectura que como poco pone los pelos como escarpias.
Conclusión:
Contra todo pronostico esta novela me ha terminado conquistando, no tanto por la historia que cuenta, si no por la forma de hacerlo que me ha conquistado. A priori un género que no suelo tocar y que no es santo de mi devoción me ha convencido, no se muy bien si recomendarla todo depende del miedo que estés dispuesto a pasar para descubrir que secretos esconde el Manderley.
El final me ha dejado completamente descolocada, solo puedo decir que es impactante como toda la novela...
Un ambiente muy opresivo:
Mado Martínez ambienta su novela en un internado de señoritas, en un inhóspito y apartado lugar de los Picos de Europa. El invierno llega con toda su crudeza y la nieve cubre el lugar impidiendo las comunicaciones y dejando aislados a los habitantes de Alles, que saben que algo malo esta pasando, que ese frio, el viento y la nieve es diferente a la de otros años.
Pero ya no es solo la situación, el pensionado también es un lugar lúgubre, frío, y un tanto inhóspito al estar regido por un hombre rígido incapaz de dar cariño a sus propias hijas que también residen en el pensionado, que dirige a base de castigos y represiones.
Sin embargo los largos y oscuros pasillos y los recovecos que se encuentran las alumnas no es lo más tétrico del internado, los personajes que lo habitan con más sombras que luces ayudan mucho a crear esa átmofera de opresión y miedo que te acompaña durante toda la lectura.
Y como no puede ser menos en tierras norteñas tienes sus propios mitos, y figuras mitológicas que te pueden poner los pelos como escarpias, y en este caso es la Santa Compaña una procesión de muertos que con velones se pasean por el bosque y el pueblo en busca de victimas. Pero esta es especial porque se crea su propia procesión con muchachas del lugar, y el Manderley es un buen lugar para aprovisionarse. Lo peor de todo es que a La Santa hay que invocarla y nadie para saber quien ha cometido semejante torpeza.
Otro elemento que contribuye a que el miedo no se despegue de nuestro cuerpo es el nombre de la institución que unida al nombre de su fundadora transporta al lector a la novela de Daphne Maurier, a ese otro Manderley y a esa otra Rebeca.
Mado Martínez hace un retrato del mundo rural de hace cincuenta años en los que las muchachas apenas recibían educación, su futuro pasaba por encontrar un buen marido que las mantuviera y con que supieran llevar una casa y la llenaran de niños su función había acabado. Sin embargo en Ramiro vemos un poco de apertura, la educación de su hija le permite no depender de personas más cultas. Como contraposición a él el bruto de Benito al que he tenido verdaderas ganas de ahogar.
Unos personajes siniestros
En el Manderley se esconden secretos y sus habitantes tienen más dobleces que la masa de hojaldre, añadiendo al tiempo que miedo indignación en el lector, hubo momento que pensé que no cabía más depravación junta, más vicios deleznables.
Antonio Lucero: es el director del colegio en ausencia de su mujer, un personaje duro, podriamos decir insensible, que ahoga en alcohol los problemas y los ahuma en puros de un cuñado al que desprecia, al tiempo que le persiguen los fantasmas de la guerra.
Esther: La gobernanta del colegio y la nana de sus hijas, una medio hermana a la que la culpa y el miedo le ha helado el cuerpo, esconder secretos que pesan como losas le va helando las entreñas y el cuerpo, hasta el punto de sentirse envejecer
Daniel Hallam: Profesor de dibujo e inglés, un personaje con cuentas pendientes en su país que puede ser tan encantador como depravado, tan hermoso como siniestro.
Valvanuz del Prado: la nueva profesora, una mujer que llega con una misión nada licita y que se vale para ello de una muchacha inocente.
Benito: El capataz del colegio, otro personaje repulsivo que repele en cuanto se descubre su oscuro secreto.
Entre los secretos que esconden nuestros personajes la pedofilia, el asesinato, el encubrimiento... un rosario de delitos que ponen los pelos de punta, al estar relacionados con niños y la poca sensibilidad de los personajes.
Estilo:
Lo importante de la novela no es solo lo que cuenta sino como lo cuenta. La autora hace gala de un lenguaje soez por momentos, y a la vez poético y culto y esto es porque no hay un solo narrador en esta historia, si no tantos como personajes que nos permite ver desde distintos puntos de vista un mismo hecho a la vez que te obliga a avanzar en la lectura para descubrir que secreto esconde el Manderley y que hay detrás de las desapariciones de las muchachas.
Para ello se vale de capítulos de extensión variable, en todo caso cortos, en los que van alternándose las distintas voces que dan lugar a esta historia, de ahí que el lenguaje sea en algunas ocasiones soez, burdo... y en otras resulte poético y te atrape en sus líneas. A lo largo de 63 capítulos.
Mado recurre a un recurso que puede resultar un poco antiguo, y es el titular los capítulos, de manera que podemos intuir por donde irán los tiros, una forma de prepararnos para lo peor, o de darnos pistas para elucubrar hipótesis que casi nunca se verán confirmadas
Poco a poco la atmósfera te va envolviendo, el miedo te atrapa y al mismo tiempo la curiosidad por saber que esconden las paredes del internado te obligan a seguir leyendo, a la vez que despierta instintos asesinos en ti por todas las injusticias y todas las depravaciones de las que te sientes testigo mudo y sin poder por impedirlas ni paliarlas.
Hay momentos en que piensas que no se va a salvar ni el apuntador y la verdad es poco a poco conforme van quedando menos personajes la hipótesis va ganando fuerza, pero si quieres saber si alguien queda indemne te tendrás que acercar a sus páginas, tendrás que entrar en el internado, recorrer sus pasillos y compartir el miedo de las alumnas ante lo que no comprenden.
También le da voz a La Santa a ese personaje mitológico o de las tradiciones propias del mundo rural, y ella te va marcando un poco el camino que seguirá la trama, y ello junto al titulo va preparando el camino a una lectura que como poco pone los pelos como escarpias.
Conclusión:
Contra todo pronostico esta novela me ha terminado conquistando, no tanto por la historia que cuenta, si no por la forma de hacerlo que me ha conquistado. A priori un género que no suelo tocar y que no es santo de mi devoción me ha convencido, no se muy bien si recomendarla todo depende del miedo que estés dispuesto a pasar para descubrir que secretos esconde el Manderley.
El final me ha dejado completamente descolocada, solo puedo decir que es impactante como toda la novela...
16 comentarios:
Cuantas más reseñas más ganas le tengo aunque con lo miedosa que soy... muchos besos.
Tengo muchas ganas de leer este libro, todo son buenas reseñas.
Un beso!
Una buenísima reseña con la que estoy completamente de acuerdo. A mí también me ha convencido el modo en que la autora ha sabido contarnos la historia. Y cómo sabe meterte la inquietud, el miedo en el cuerpo...
Besotes!!!
Que bien que al final hayas llegado a tiempo con esta estupenda reseña. Coincido en impresiones, también me gustó mucho y eso que no soy aficionada al género
Besos
Una pasada de novela,¡y eso que es juvenil!.
Un besote.
Hace poco lo leí y me gustó mucho. Un besote
Me alegra ver que al final si te ha gustado.Yo la voy a leer pronto,y quiero pasar miedo y tener pesadillas.Estupenda reseña.Un beso.
Me pasó como a tí, que no suelo leer novelas de terror, pero pensé que si elegía Secretos del Arenal no le iba a dar una oportunidad a esta novela...
Y a pesar de no ser amante del género me gustó mucho, sobre todo por la forma en la que escribe Mado que con una prosa bella es capaz de ponerte en tensión...
Estupenda reseña...
Un beso
Todas las reseñas que veo hasta ahora son positivas. Creo que me animaré y lo leeré.
Besos!
Yo la disfruté mucho!! Besos
Así que al final te ha gustado !!! Yo me he quedado acoj....con la reseña y eso que la he leído por encima para no llegar muy "contaminada" a la lectura, pero no sé si me voy a atrever... Eso sí, como te dije en Twitter cuando lo haga será de día y con gente en casa que yo soy muuuuuuy miedica.
Besos.
Soy aficionada al género así que, como te supondrás, estoy deseando leer este libro.
Besos
La manera de narrar de Mado es lo que hace que la novela nos haya mantenido sin pestañear,
besucus
No se que hacer con este libro... No se si me atrevería!!
Besos
Tengo ganas de leerlo, creo que me gustará, es un género que suele engancharme =)
Besotes
Ayyy que pinta más buena me tiene este libro...ya lo tuve dos veces en la mano, me atrae poderosamente pero aún no me he decidido a comprarlo, he leído buenas reseñas sobre el...sin duda terminaré comprándomelo. Un saludo.
Publicar un comentario