viernes, 20 de mayo de 2016

El Hidalgo que nunca regresó. Carlos Luria

Quizás porque de Cervantes se sabe muy poco, quizás porque nos encontramos en el IV centenario de su muerte, su figura está dando lugar a muchas novelas, florecen diría yo como setas y se hace más que necesario seleccionar. No digo nada nuevo si expongo que me gusta el catalogo de la Editorial Pamies, así como el mimo que ponen en sus ediciones, por ello y porque Barcelona como ciudad me fascina elegí este episodio que si bien no es real, bien podría haberlo sido.

Y es que el ilustre Miguel de Cervantes fue muy celoso de su intimidad, o bien en aquella época su interés no era tanto como en la actualidad, la cuestión es que entorno a su figura todo son conjeturas. Sin embargo, sabemos que estuvo en la Ciudad Condal y buena muestra de ello da en su Quijote y lo bien que la trata en esta obra.

Nos encontramos ante una novela histórica, en la que las aventuras, la picaresca, un cierto humor bien dosificado, una trama bien hilada y un misterio que recorre todas sus páginas hace las delicias de un lector que puede llegar a la conclusión de que poco ha cambiado España en estos cuatro siglos que separan la vida de Miguel de Cervantes de la nuestra.

Esta novela la leí en marzo, quería reseñarla en abril  para incluirla en la yincana histórica pero llegúe tarde y en mayo se me complicó tanto la semana que tenía que reseñarla que de nuevo se quedó en el tintero, hoy he tomado la decisión de volcar mis impresiones fuera de ella, por aquello de que nunca sabemos que nos deparara el futuro y escribir y programar no es una opción dado el poco tiempo del que dispongo.

Espero que mis impresiones os animen a leer una novela que a mi personalmente me ha cautivado, en la que podemos encontrar dos versiones de un mismo Cervantes, uno joven altivo, alocado... y otro más cercano a la muerte, empobrecido y con reflexiones maduras que no nos dejarán indiferentes. En sus páginas se esconde una de las más bellas historias de amor que he leído en los últimos tiempos, aunque yo no sea de las que las busquen en literatura, pero esta ante todo es muy creíble.

El autor:

Carlos Luria nace en Barcelona en 1962.  Es periodista, guionista y escritor. Tras colaborar en
medios como El Periódico de Cataluña o la agencia Europa Press, trabajó sucesivamente en las redacciones de Luis del Olmo (Protagonistas, Onda Cero), Gemma Nierga (La Ventana, Cadena SER) y Andreu Buenafuente (Buenafuente, La Sexta). Actualmente es colaborador literario en la 2 de RTVE-Catalunya.

En 2003 obtuvo un Premio Ondas de Radio por el guión "Entrevista a Gaudí", emitido en el programa Protagonistas. Más tarde escribió para el mismo programa "Entrevista a Cervantes", guión del que partiría el presente libro.

Es autor de la novela Uno de los muertos, Temas de Hoy (2010), y de otros títulos firmados bajo seudónimo. Actualmente ejerce de profesor de Novela de la escuela barcelonesa Laboratori de Lletres.

Sinopsis:

Madrid, 1615. Un joven recién llegado de Barcelona recorre un laberinto de calles heladas y desiertas hasta que finalmente encuentra su objetivo: la miserable taberna a la que acude diariamente un anciano próximo a la muerte.

Miguel de Cervantes, el padre del Quijote.

El joven tiene una misión: entregar al escritor una misteriosa y antigua arqueta. A cambio, Cervantes deberá contarlo lo que ocurrió cuarenta años atrás, cuando era un hidalgo perseguido que se refugió en Barcelona en su camino hacia el exilio. Empieza así un apasionante recorrido por la etapa más enigmática de la vida de Cervantes, los seis días que pasó en una Ciudad Condal convulsa y amenazada por el Imperio otomano; seis dramáticos días que cambiarían la vida del escritor para siempre...

Mis Impresiones:

Nos encontramos con una novela que va de menos a más, al principio no sabemos muy bien que esperar de ella, nos encontramos a un joven comerciante textil barcelonés en un Madrid acuciado por el frío y la pobreza, en busca de un anciano para cumplir una promesa. La búsqueda le resulta un poco más difícil de lo que había previsto en un primer momento, cuando al fin consigue averiguar donde encontrar a Miguel de Cervantes la historia de la taberna a la que acude le horroriza. Carlos Luria no nos ahorra las descripciones de las decrepitas callejas por las que transita el joven, haciendo con ello un relato costumbrista de la época.

El Cervantes con el que se encuentra el joven es un hombre viejo, con un pie más en el otro mundo que en este, con mucho vivido y muy resabiado, un viejo zorro que utiliza el humor para hacer criticas sociales de la época que bien podríamos extrapolar a nuestra época. Y si no juzgad por vosotros mismos:

"_Decidle, decidle al catalán como llamáis a vuestra mano_reclama Bartolomé.
_Bueno_ accede el escritor con una sonrisa_. "La capellana", la llamo yo.
_¿"la capellana" ? se extraña Rocamaura.
_Sí. Porque como todos esos capallenas, curas, sacerdotes, clérigos, abates, frailes y cardenales que pueblan España. Están ahí, sí, pero vive Dios que no sirven para nada. Como mi mano. Señor Bartolomé, ahorraos el amén que ya lo presiento bien dispuesto en vuestra boca ..."

 No es un periodo que frecuente ni histórica ni literariamente, pero algunas cosas me han resultado conocidas, como el enfrentamiento que tiene con Avellaneda que escribe un Quijote muy particular y que Cervantes manda quemar en esta historia, el fragmento anterior hace mención a ese enfrentamiento puesto que Avellaneda entre otras lindezas lo llama manco.

El autor pone en boca de Cervantes sentencias y reflexiones que no por duras son menos ciertas, y que a mi en más de una ocasión me hicieron extrapolarlas a la actualidad, dándome cuenta de que por más que pasen los años, seguimos cometiendo los mismos errores, y que España está condenada a caer y levantarse miles de veces.

"_Es la España de hoy, Rocamaura_prosigue. Hasta ahora los ricos habían robado a los pobres, como siempre, como durante toda la historia de la Humanidad. Pero ahora ya veis son los pobres quienes también roban a los pobres. Es el último peldaño. A buen seguro que el Diablo estará bailando una alegre zarabanda entres sus fogones. Al fin y al cabo todos iremos a parar a ellos.
_Ya me habían dicho que Madrid es una ciudad poco segura.
_Madrid, Sevilla, Valencia, Barcelona...Qué más da. España es insegura y patética. Un imperio que da ganas de reír en el extranjero y ganas de llorar en España".

Y por si os parecen pocas las sentencias que suelta por su boca Cervantes, a riesgo de cansaros voy a recuperar un último fragmento que me hizo reflexionar, porque no recuerdo la de veces que cerré el libro, la de veces que este anciano me hizo plantarme las verdades que enuncia, en un intento por no abordar sus recuerdos, por no despertar a sus fantasmas, porque viajar al pasado no siempre es una tarea fácil, y en una persona como Cervantes debió ser una odisea, y antes de sumergirse en ese viaje cuyas consecuencias no podía calibrar le pide al joven que no le juzgue, y eso es lo que dice cuando este le pregunta porque habría de hacerlo.

"_Porque vivimos en un país en que juzgar a los demás, pero nunca a uno mismo, es práctica común. No hay español que no observe con suspicacia lo que hace el vecino, y con tanto observar lo ajeno hurta lo propio de toda ponderación. Aquí juzgamos a todo dios, pero nunca a nosotros mismos."

A partir de este momento nos encontramos con dos líneas temporales, y dos enclaves históricos separados por 40 años de diferencia, nos encontramos con dos Cervantes, uno joven, arrogante, pícaro y en huida constante para salvar la vida y otro que ahoga sus penas en vino barato en una taberna oscura, mientras escribe la segunda parte de El Quijote y espera que la muerte le lleve.

Si Madrid supone la pobreza, la suciedad, la desesperación, y la vejez del propio Cervantes, Barcelona en contraposición es la luminosidad, la prosperidad a pesar del horno no estar para bollos, la juventud de Miguel que llega a Barcelona en plena "Nit del foc" la noche de San Juan, sin saber donde aposentar sus huesos y deseando no cruzar su camino con el de su perseguidor, necesita embarcar hacia Italia, pero no corren buenos tiempos en la Ciudad Condal, los forasteros son mirados con suspicacia, temen un ataque de los turcos y en su puerto la flota permanece amarrada.

En ese deambular su camino se cruza con el de una bella y a la par enigmática mujer, y su vida cambiará para siempre. La historia merece la pena que la conozcáis de primera mano, de esa mujer solo destacaré que para la época sabía leer, y que sus lectura la constituían libros de caballería, y uno de ellos lo leí en el colegio y lo recuerdo con mucho cariño Tirant lo Blanc, años después tuve en mis manos una versión en cómic que hizo mis delicias y las de mi hijo. 

Pero si pensáis que llegado este momento la narración se ancla en el pasado estáis muy equivocados, puesto que los recuerdos duelen y como tal necesitan de recesos y esos momentos los aprovecha Cervantes para seguir divagando sobre España y sobre personajes ilustres que viven en su misma época, como Lope de Vega, a quién admira a pesar de tener que retirarse del teatro porque este arrasaba con su ingenio. Dice Cervantes que  un país como España tan miserable ha sabido engendrar en un siglo a una congregación colosal de genios: Góngora, Quevedo, Lope, Calderón, Boscán, Garcilaso, Tirso...

Y está reflexión le da pie para hablar de Shakespeare, y con ello me da una respuesta a una de las preguntas que muchas veces me he hecho, porque decían que el inglés se había inspirado en Cervantes, trataban los mismos temas y yo poco veía en su obra de nuestro ingenioso hidalgo... y la explicación como siempre se encuentra  en la moral victoriana... 

"Shakespeare jamás hubiera podido escribir mi Quijote, y eso que en sus obras trata a menudo los mismo asuntos que yo. ¿Sabéis por qué no hubiera podido escribirlo? Porque en Inglaterra no está bien visto hacer burla del propio país. Es de mal gusto airear las propias miserias. En cambio aquí eso nos importa un higo, y eso, justamente, nos hace grandes. Aunque también debo decir que Shakespeare ha hecho de la necesidad una virtud, y que gracias a no ser de ninguna parte su obras son de todas las partes. Las cosas como son. Admiro a ese pillastre, aunque sea inglés. Pero como es católico, la cosa queda en tablas. Seguro que como católico se lamenta de que diez mil de nuestros hombres que zarparon en la Grande y Felicísima Armada contra Inglaterra yazcan en el fondo del Canal de la Mancha"

Poco más puedo destacar de esta novela, no se si es rigurosa en cuanto a lo histórico pero tampoco me importa, es verosímil y con ello y el buen rato que me ha hecho pasar es suficiente, nos encontramos ante una historia que en su desarrollo es irregular, puesto que la parte del presente es lenta, en ocasiones demasiado, aunque a mi me resulto muy interesante, porque me tenía atrapada ese Cervantes maduro, y la parte del pasado es más rápida llena de aventuras, en algún momento Miguel recuerda a Lazarillo de Tormes, la picaresca está muy presente, porque la necesidad agudiza el ingenio y nada lo hace más que la necesidad de salvar la vida a cualquier precio.

Ha habido momentos en que el perseguidor con tanta obsesión y tanto odio me ha resultado tan pesado como a Cervantes, cada vez que aparecía en escena me entraban los siete males, los mismos que a él, sin embargo puedo decir que he disfrutado muchísimo de las hazañas del joven Cervantes, de sus ocurrencias y de sus pillerías, porque más que nada eso es lo que fue en su juventud, un pillo, un hombre que no recibió las mejores cartas en la mano que reparte la vida.

Conclusión:

Carlos Luria demuestra en esta novela que tiene un manejo de las técnicas narrativas exquisito, un lenguaje cuidado, incluso culto diría yo, y a la vez cercano a cualquier lector, en este homenaje que rinde a Cervantes tiene cabida para más autores, yo diría que para un siglo entero, al tiempo que retrata una España que bien podría ser la de nuestros días.

Os animo a sumergiros en esta elucubración de como fueron los seis días que Cervantes pasó en Barcelona, seguro que os divertiréis, porque Cervantes era hombre de espada presta e ingenio acerado, cuando la vejez le quita la prestancia y la rápidez utiliza otra arma igual de hiriente el lenguaje y para ello utiliza el humor, la ironía, la sátira, y todo ello está muy presente en este libro de Carlos Luria que os recomiendo encarecidamente.


 
 
 
 


9 comentarios:

Marina Córdoba dijo...

Sabes que la novela histórica es mi género favorito, así que tomo nota del libro porque además me gustan tus impresiones. Besos

buhoevanescente dijo...

hola! tu reseña es magnifica y no deja de sorprendernos tan buena lectura. nos atrapaste y no es facil! abrazos, nos seguimos.

Margari dijo...

Pues no me sonaba de nada. Y me gusta la época en la que se desarrolla y lo que cuentas de esta novela. Así que bien apuntada me la llevo.
Besotes!!

Rocío - Mis apuntes de lectura dijo...

Pues yo tampoco conocía este libro y la verdad es que pinta muy bien. Me lo llevo apuntado, un besote

Marga Ramon dijo...

Es la primera vez que veo este libro y tomo nota. Se ve interesante esos días en la vida de Cervantes y las menciones a autores y obras.
Besitos

Paula C. dijo...

¡Hola!
¡Me encantó tu reseña! Sin duda me llevo anotado este título. A mí me gusta muchísimo el Siglo de Oro español, lo que mencionas de que lo que se habla en la novela tiene mucho que ver con la época actual, es cierto, de hecho, si lees textos escritos en esa época, verás las mismas correspondencias a las que aludes. Se trata de una época que tiene mucho que decirle a estos tiempos.
¡Un abrazo!

matiba dijo...

No conocía la novela ni el escritor, así que tomo buena nota, me parece muy apetecible tu propuesta. Bss!

Shorby dijo...

No conocía la novela, la apunto para tenerla en cuenta.

Besotes

Sr. Salmon dijo...

Muy buena reseña y el libro me gustó bastante, lo termine leyendo en 3 días 😅