miércoles, 10 de abril de 2019

Los miércoles salvajes. Susana Hernandez

Conocí a Susana Hernández con Contra las cuerdas, y por recomendación de Ana Kayena, más que una recomendación fue un lo tienes que leer sí o sí, verás que bien escribe. Tuve la suerte que me tocó en una de sus iniciativas, aunque ahora no recuerdo si en el Amigo Invisible bloguero o en el San Jordi Bloguero. Tanto da, que da lo mismo, porque lo leí y me enamoró la serie Vazquez y Santana, el estilo de la autora, y ese no tener pelos en la lengua hasta el punto de querer leer más, pero Curvas peligrosas era harto difícil de encontrar y cuando llegó al mercado Cuentas Pendientes yo ya andaba inmersa en la vorágine opositora que ha durado más que las pilas Duracell, y que me temo que ha finalizado solo por unos meses o algún año, porque voy a tener que seguir opositando si quiero progresar en el mercado laboral. No temáis que este es independiente, no es necesario haber leído la serie que  menciono

Cuando llegó a mis manos Los Miércoles salvajes creía que sabía lo que me iba a encontrar, pero tengo que reconocer que no. La Susana Hernández que he encontrado es mucho más madura en cuanto a su prosa, a sus tramas, a sus personajes, el salto ha sido más que cualitativo, y me ha noqueado página a página, personaje a personaje, me ha hecho replantearme muchas creencias y hacerme tantas preguntas que me ha removido como jamás pensé que pudiera hacerlo una novela.

Y consiguió todo eso en en poco más de doscientas páginas porque la novela es corta, concisa y afilada como el acero, es contundente, va al grano sin perderse por el camino, sin irse por las ramas, y dejando al lector con el cuerpo roto, el alma hecha jirones y con miles de preguntas bailándole en la mente.

Inocente de mí me las prometía yo muy felices, pocas páginas, unos margenes generosos y una letra grande, un gran placer para cualquier lector encontrar una edición tan limpia y cuidada, pero cada línea, cada capitulo, cada personaje te va arañando el alma, te va dejando huérfano, sobre todo ella, María la portuguesa, que PERSONAJAZO, que grandisima h... de su madre, no creo que la olvide en años, no me dió tregua, no me dejó cerrar la boca, cuanto mal campa a sus anchas por el mundo, cuanto dolor es capaz de causar una persona que lleva el odio por bandera y la avaricia por señera.

Yo en mi tónica, siempre queriendo decir un montón de cosas al mismo tiempo, siempre adelantándome, siempre tan caótica, creo que eso ya me es tan propio como el nombre, o el color de mis ojos.

La autora:

Susana Hernández, nació en Barcelona, ha estudiado Imagen y Sonido, Integración Social, Investigación Privada y Psicología. Ha colaborado en diversos medios de comunicación ejerciendo como crítico musical, redactora de deportes, y locutora de radio. Ha publicado las novelas: La casa roja, La puta que leía a Kerouac, Curvas peligrosas, Contra las cuerdas, Cuentas pendientes (ganadora del premio a la mejor novela negra en el Festival Cubelles Noir 2016), Males decisions (Premio Cubelles Noir a la mejor novela negra en catalán 2018) y la reina del punk. Ha participado en las antologías: Elles també maten, Fundido en negro, Diez negritos, nuevas voces del genero negro, Obscena, Lecciones de asesinos expertos, Hnegra y Barcelona, viatge a la perifèria criminal. Es autora de diversas piezas de teatro breve. En su haber cuenta con diversos premios de relato, novela y poesía. Imparte talleres literarios desde 2011.

Sinopsis:

Samantha y Hugo, amigos desde la infancia en las duras calles de Ciudad Meridiana, en el extrarradio barcelonés, trabajan juntos en la agencia de seguridad propiedad de Hugo. Sam necesita dinero, mucho más del que gana como escolta privada, para procurarle un tratamiento a su novio que padece una grave lesión medular desde hace doce años. 

Su amigo y jefe el propone un trabajo ilegal muy bien pagado que los arrastrará a ambos al oscuro mundo del tráfico de medicamentos en una espiral de violencia y traiciones. "Los miércoles salvajes nos lleva desde las chabolas de Accra, en Ghana, donde Sirhan y Lewa luchan por conseguir medicinas que traten la diabetes tipo 1 que aqueja a su madre, a los entresijos del tráfico de ilegal de medicinas comandado por  María y Joao, dos hermanos portugueses, y al frío y hermético universo de la industria farmacéutica.

Mis impresiones:

Los miércoles salvajes comienza fuerte, muy fuerte diría yo, con un personaje de tomo y lomo, una mujer de carácter muy fuerte, fría como el hielo y cruel como pocas que puedas conocer, María, la portuguesa como la del fado, pero creo que ahí terminan las similitudes entre ellas. Entra en escena el tráfico de medicamentos, un lucrativo negocio que regentan María y su hermano Joao, este último un chulo con infulas que no convence ni a su propia hermana. Y somos conscientes por primera vez de como se las gasta la portuguesa y te tiemblan las manos y la rabia te retrepa las entrañas al imaginarte ese laboratorio en llamas con todo el personal dentro. A grandes males, grandes remedios, María lo tiene muy claro, pero Joao no es tan fuerte, y en su interior crece un odio mal disimulado hacía su hermana que le obliga a hacer cosas que él no cree necesarias.

La trama se va dibujando ante nuestros ojos, pero esta ecuación necesita más variables, y para ello vamos a conocer a Sam y a Hugo, ambos se conocen desde niños, crecieron en un barrio marginal de Barcelona, Ciudad Meridiana, ambos eran carne de cañón y supieron vencer sus destinos, escapar del barrio y ganarse la vida decentemente, o eso era lo que parecía hasta el momento. Y es que Hugo quiere afianzar el futuro de sus hijos y Sam se siente culpable de que su novio esté en una silla de ruedas por una paliza y necesita mucho dinero para probar nuevas terapias que le hagan la vida un poco más humana, menos dependiente, lleva doce años viviendo y trabajando para procurarle cuidados.

La avaricia y la necesidad no les dejara ver a ambos lo peligroso del encargo ilegal en el que se están metiendo hasta que es demasiado tarde para dar marcha atrás, y su vida se convierte en un infierno y en una carrera contrarreloj para salvar la vida. Además de una lucha feroz entre lo que hay que hacer porque se han comprometido y lo que moralmente desean hacer porque es lo correcto.

Ese encargo le procura a Sam lo que tanta falta le hace, una desahogo sexual; un día a la semana se convierte en tigresa, en una depredadora, en busca de sentirse viva, amada, plena, hace tanto tiempo que lo perdió, pero ese peón de ajedrez le va a complicar la partida y a acentuar el dilema que la está volviendo loca desde que aceptó el maldito encargo. Ella no quiere sacrificar la pieza y esa carrera se complica muchísimo

Y como no podría ser de otra forma, nos falta otra variable más, porque si el tráfico de medicamentos ilegales es tan lucrativo es porque hay un mercado potencial muy amplio, y este lo encontramos en África y aquí vamos a conocer a Sirhan y a Lewa, dos muchachos huérfanos de padre que tienen que conseguir medicinas para su madre que padece diabetes de tipo 1. Unos medicamentos de precios muy altos para unos niños que apenas sobreviven de lo que pesca Sirhan. A lo que renuncian unos y otros para conseguir esas medicinas duele en el alma, porque siempre hay desgraciado que se aprovecha de las necesidades ajenas. A lo que recurren y las consecuencias que tiene hace que te plantees tantas cosas, que jures en arameo, que se despierten tus instintos asesinos y que al mismo tiempo el miedo te hiele el corazón porque sabes quién anda detrás de ello y no olvidas como se las gasta.

El plato fuerte de esta novela es la Denuncia Social férrea, descarnada a la industria farmacéutica, a esas patentes que encarecen las medicinas y las hacen inaccesibles para un sector muy importante de la población. Y como esa misma industria lucha porque esas patentes sigan siendo lucrativas, que no se extingan para que puedan hacer genéricos que los abaraten. Y al hilo de esto a su alrededor se sostiene todo un imperio de tráfico de medicamentos, un negocio más lucrativo que la droga, y menos peligroso, más clandestino si cabe, más oscuro y que posiblemente cause incluso más muertes.

A Susana Hernández no le tiembla el pulso, no necesita adjetivos de más, ni florituras, es aséptica, nos presenta la verdad pura y dura, sin anestesia, sin embellecerla porque no hay motivo para ello, llama a las cosas por su nombre, nos muestra a los personajes en su estado puro, con sus filias, sus fobias, sus manías, sus miedos. Nos presenta personajes muy bien dibujados, con muchas sombras y pocos claros, personajes que en ocasiones se salen del papel, que te hacen temblar con solo la mención de su nombre, sonreír o maldecir, y esa gracia la tienen muy pocos autores sin derramar litros de tinta.

Me ha sorprendido la estructura de la novela, Susana Hernández ha sido crítica musical, las canciones están muy presentes en la vida de Sam, incluso pensaba que su novio era músico. Nos encontramos con una novela dividida en tres partes, con nombres muy sonoros y al mismo tiempo cada parte se divide en tracks, pistas, incluso tiene su Cara B y un Bonus Track al final.

En esta novela se entremezcla el amor, la pasión, la ambición, la traición y la venganza, bajos instintos donde los haya, algunos incluso malos consejeros, Susana Hernández nos enseña que no podemos fiarnos ni de nuestra sombra, porque agazapada en los que más queremos puede encontrarse la traición, aquello que nos llevará a la muerte o a la ruina.

Y una vez puestos de manifiesto los temas, que se denuncia y que los personajes son un plato muy importante en esta novela me gustaría hablaros de ella, más bien me gustaría que ella os hablara de si misma. María, la portuguesa es un personaje que no deja indiferente, el lector no puede concebir tanta maldad y frialdad en un cuerpo tan pequeño.

La vida de María nunca fue fácil, a pesar del dinero y la posición privilegiada de sus familia. La cojera fruto de una enfermedad infantil la recluyó durante años en un mundo propio, alejado de las burlas crueles de los otros niños. María, no podía correr, ni saltar, ni bailar, ni ir de excursión. Era el bicho raro de la clase, del barrio. Pasaba las tardes mirando por la ventana como los otros niños del vecindario jugaban alegremente, organizaban fiestas y se bañaban en la playa. Excluida de la vida que le tocaba, muy pronto decidió que el mundo no la merecía y que algún día haría pagar las afrentas a todos aquellos que le faltaban al respeto. La soledad y el aislamiento moldearon un carácter desconfiado, irascible y vengativo. Pasó los años de estudio y la adolescencia pegada a sus libros y a su padre al que acompañaba a todas partes, silenciosa y atenta. Al cobijo paterno, María creció con dos obsesiones paralelas y hermanadas, acumular dinero y el poder que restituyera su orgullo maltrecho.

Este fragmento me ha ayudado a entender el carácter de María, pero ni aún así he podido empatizar con ella, la autora no la redime, y el lector tampoco logrará hacerlo, y la razón se encuentra al final de la novela. Un final redondo, un broche de oro para una novela que te sacude y duele, y que como no podía ser de otra forma te deja un regusto amargo. Pero habrás de descubrir por ti mismo el porque de todas estas afirmaciones.

Conclusiones:

Susana Hernández ha dado un salto cualitativo con esta novela, se le nota una mayor madurez en la construcción de las tramas, en el dibujo de los personajes. Nos encontramos ante una novela en la que la denuncia social es muy importante y en el ojo del huracán, la industria farmacéutica sus tretas para ganar más dinero, para mantener las patentes. Y en órbita alrededor de ella el negocio que montan aquellos que no tienen ninguna moral ni apego por la vida de los más necesitados, los traficantes de medicamentos que tienden sus redes en los países más pobres, con menos recursos y a la población más desfavorecida.

La autora es directa, concisa, no utiliza más palabras de las necesarias y no las adorna con adjetivos que nada aportan, es dura como el tema que tiene entre manos. Y a ritmo de thriller resuelve el entuerto en el que se han metido dos jóvenes que estaban condenados a malvivir y lograron romper las cadenas y huir de la vida que les esperaba, pero la ambición y la necesidad impiden hacer caso a esas señales que nos advierten de que no crucemos cierta línea o no aceptemos un negocio.

Conocer a María, la portuguesa te cambiará la vida, pero también conocer a Sam, Hugo, Asier, Isaac, Joao o Felipe, cada uno a su manera te hará sentir, te montara en una noria de la que no saldrás indemne.

19 comentarios:

Susana Palacios dijo...

Me ha gustado mucho aunque el personaje de María me da repelús, muy buena reseña, besotes

La Isla de las Mil Palabras dijo...

Tal y como esperaba ha sido una gran lectura, como a mí me gustan una buena trama, personajes potentes y mucho de crítica social. Todo un acierto.
Besos

Margari dijo...

El personaje de María no deja nada indiferente. Muy buena reseña.
Besotes!!!

Librospordoquier dijo...

Me ha gustado mucho este libro, no había leído nada de Susana y me ha encantado, todo un gran descubrimiento y eso me parece genial. La historia es dura, es verdad que en 200 páginas pasan muchas cosas, una historia que engancha por su forma de narrar y por esos personajes tan bien creados.

El Mundo De Nity dijo...

¡Hola!
No leo el género, pero tengo que reconocer que me ha llamado mucho la atención. Es una historia que se vive con intensidad por lo que veo y eso me gusta. No conocía la novela pero me la llevo apuntada para cuando quiera leer algo diferente. Muchas gracias por la reseña. Nos leemos!

Negro sobre Blanco dijo...

Desde luego, qué gran reseña te has marcado, Carmina. Para mí, ha sido todo un descubrimiento tanto la autora como el libro y, lo que más me ha gustado, es como presenta a los personajes y cómo va hilando la trama.
Sin duda, una gran lectura y un libro, que se quedará en la memoria por muchísimo tiempo.

Ángela dijo...

Una reseña de nota Carmina, y es que es una novela en la que, a pesar de su pequeño formato, no sobra nada ni nadie. Ha sido todo un acierto esta lectura simultánea, creo que ninguna de nosotras se olvidará ni de Susana Hernández y, María la portuguesa ya no será solo la canción que hiciera famosa Carlos Cano, ya será para siempre la maldad personificada. Un beso

Shorby dijo...

Me gusta lo que cuentas...
La verdad es que no sabía nada del libro, sólo he visto la portada y poco más, tampoco lo he tenido en la mano... pero veo que merece la pena!

Besotes

mar dijo...

Estupenda reseña Carmina. Me apunto la novela que a Susana Hernández aún la tengo pendiente. Besinos.

Gema dijo...

Esta es la primera novela que leo de la autora. Ana lleva un año hablandome de ella y desde luego tiene sus razones, me ha fascinado. Directa, sin florituras.. Tienes toda la razón. Me ha fascinado y tu reseña también. 😘

Carme A la luz de las velas dijo...

¡Hola, Carmina! ^^

Antes de nada, desearte muchísima suerte con las oposiciones que tengan que venir, y las que ya se hayan ido :)
Pasando a la novela... wow. No tenía ni idea de por dónde iban a ir los tiros, pero me he quedado bizqueando. Me parece muy correcto que la autora denuncie una situación tan horrible y no quiero ni pensar la situación odiosa que pasan esos pobres niños en África para conseguir medicamentos para su madre.
Entiendo que no te hayas tragado a la que, a todas luces, es la protagonista principal. Estoy segura de que yo tampoco podría con ella. Meterse en la piel de alguien así... uf, demasiado duro.
Me alegro de que la novela te haya removido tanto por dentro. Si ya dicen que un libro es bueno cuando hace que le des vueltas y más vueltas :)
Una reseña estupenda, pero eso ya lo sabes ;)
¡Un besazo muy pero que muy grande y feliz domingo, guapísima! ^^

Domiar dijo...

Pues no conocía a la autora. Me dejas mucho más tranquilo al saber que es un volumen de lectura independiente, ya que aunque me encantaría, no puedo meter otra saga en mi lista de lecturas. Lo del tráfico de medicamentos me pone los pelos de punta, me encantan las mujeres frías en las novelas y en las películas así que me has puesto los dientes largos con María, y qué decir de las farmacéuticas, esos gigantes sin corazón... Un beso.

Carmen en su tinta dijo...

Hola, Carmina. Pues yo tomo nota ya que no conocía ni el libro ni la autora y creo por todo lo que nos has contado que me gustaría.

Besos.

Isabel dijo...

Hola. La trama empieza muy fuerte y así es como esperaba que continuara. El título, Los miércoles salvajes, me desconcertó que tuviese ese fin loco. Creí que iba a encontrar otra cosa. Pero no importa, igual me gusto mucho, tanto la historia como los personajes. Sam aportó mucho a la novela. Gracias por la reseña. Besos.

Pandora dijo...

¡Hola!,
No conocía esta novela ni tampoco a la autora.
No es un género que suela leer, pero me gusta el tema que trata y la denuncia social que hace así que... quién sabe, lo mismo le doy una oportunidad en el futuro ;).
Un besito de tinta y hasta pronto.
Nos leemos :D

Anuca dijo...

Hola Carmina
He leído más reseñas de esta novela y todos coincidís, sin duda parece una novela que merece la pena. La trama me fascina, para qué negarlo, creo que es una temática muy interesante, y que los personajes lleguen al lector es tremendamente importante. No he leído nada de la autora, así en mi caso sería imposible hablar de su evolución creando historias, pero es un punto a su favor saber que se va consolidando en este mundillo.
Tomo nota del título :)
Un besín

Historialibros dijo...

Parece una novela apasionante y, como todos coincidís, definitivamente la apunto a mi lista de pendientes.

Loli elmisteriodelasletras dijo...

Una novela dura sin duda, que remueve conciencias en muy pocas páginas. Una crítica brutal a las farmacéuticas y al tráfico ilegal de medicamentos, con las consecuencias que ello conlleva. Unos personajes creíbles y fuertes, alguno sin conciencia, como María, con la que tampoco he podido empatizar, aunque reconozco que es un personaje potente, y eso se agradece.
Buena reseña. Besos.

ZainaKhan dijo...

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