Me estoy aficionando a la colección
Emocionate de la editorial Martinez Roca. Me gustan los libros que hacen
aflorar los sentimientos, y tengo que reconocer que La abuela Lola me ha
sumergido en una montaña rusa de emociones y sensaciones. Una lectura más que
recomendable, bien escrita, bien organizada que se degusta con los cinco
sentidos, porque todos ellos disfrutan por igual.
Cuando vi la portada, supe que tenía que
leerlo, es de esas portadas sencillas que transmiten mucho con muy poco, y
sobre todo ya intuí por donde iban los tiros, pero me quede corta, muy corta,
porque la novela me ha dado mucho más de lo que esperaba de ella. Si una buena
portada es importante para que un libro te atraiga, una sinopsis bien elaborada
también lo es, sin embargo con el tiempo he aprendido a recelar de las
contraportadas, o bien porque luego no encuentras dentro lo que te prometían o
bien porque destripaban el argumento restándole mucha emoción a la posterior
lectura. De esta me quedé con lo esencial: Los protagonistas principales eran
una abuela y su nieto, la historia estaba contada en tercera persona desde la
perspectiva de un niño especial y la cocina iba a jugar un papel importante. ¿Se
puede pedir más? Yo creo que no la verdad y con buen ánimo me adentré en sus páginas.
La autora
Cecilia Samartin nació en Cuba, país del que
tuvo que huir siendo muy niña por La Revolución. Se afincó en California donde
ha vivido desde entonces y la actualidad comparte la vida con su marido. Muchos de sus libros recogen la cruda
realidad que le tocó vivir desde su más tierna infancia.
Estudió sicología, Terapia familiar y Terapia
matrimonial. Actualmente está inmersa en un proyecto para ayudar a mejorar las
condiciones de los más desfavorecidos en Los Ángeles. Tiene una larga
trayectoria literaria en la que destacan títulos como Señor Peregrino, La
abuela Lola o Ghost Heart.
Antes de llegar a España la obra ha tenido
una gran acogida en países nórdicos como Noruega en la que ha vendido millones
de ejemplares. De la traducción al español se ha ocupado, Julia C. Gómez Sáez,
de la que ya he leído otras traducciones como La Gardenia Blanca de Shangai y
Secreto de Hermanas que me han dejado un buen sabor de boca por las emociones
que logra transmitir.
Argumento.
Sebastian es un niño de 10 años, pequeño y
débil para su edad, la culpa la tiene una malformación de nacimiento en su
corazón que le tuvo entre la vida y la muerte en sus primeros días de vida.
Este hecho trastoco la vida de la familia y sobre todo sumió a su madre Gloria
en un estado de miedo permanente. Sebastian sueña con ser un niño normal, en
jugar a fútbol con sus compañeros y correr en lugar de estar solo en los
recreos, pero su ingenio le hace desarrollar otro tipo de juegos para
distraerse.
Su vida en el colegio no es fácil, el típico matón
ve en él un objetivo fácil y le toca doblegarse a sus exigencias, y esta la
niña bonita de la que se ha prendado y que tampoco le dedica mucho tiempo de su
vida. Todos los sinsabores de la jornada escolar los diluye en Bungalow Haven
la zona residencial para ancianos donde vive su abuela Lola, pero también eso
puede perderlo porque al volver de escuela un día encuentra a Lola tendida en
el suelo. La abuela pasa tres días inconsciente y cuando vuelve en sí parece
otra. A Sebastian le tocara lidiar con estos sentimientos, reencontrar a su
abuela, que su casa siga siendo un refugio y aprender a ser un pinche de cocina.
Al volver a casa la abuela comienza a cocinar
y le enseña a Sebastian los rudimentos de la cocina y de los platos que
elaboran al tiempo que desgrana historias de su Puerto Rico natal que tienen
relación directa con los platos que cocinan.
Abuela y nieto constituyen el alma de esta
historia en la que abundan los personajes cuyo hilo de unión es una abuela
estrafalaria que adora a su nieto y odia ver en lo que se ha convertido su
familia e intenta por todos los medios unirla de nuevo.
Opinión personal
Como he dicho al principio La abuela Lola es
un libro de sentimientos, emociones y sensaciones. Un libro narrado desde la
perspectiva de un niño de diez años, dotado de una gran madurez fruto de la
enfermedad con la que ha lidiado desde pequeño. Sin embargo no por ello deja de
ser un niño que no entiende algunas situaciones, y al que sobre todo le superan
algunos hechos de los mayores que parecen no tener en cuenta más que su propia
opinión.
Sebastian procede de una familia de
emigrantes portoriqueños, una familia que se ha ido desestructurando con los
años por culpa de malos entendidos, envidias, voluntades de aparentar y
apartarse de las raíces sureñas. Lola su abuela tiene un sueño, volver a sentar
a sus hijos juntos a la mesa, pero ese sueño cada día parece más lejano y su
tiempo se agota, así que con la ayuda de Sebastian urde un plan en el que la
comida tiene un papel protagonista.
portada de la edición original |
Y será a través de los platos que cocina como
conoceremos a la verdadera Lola a ese torbellino de mujer que se ha rebelado
ante la vida, a esa mujer fuerte y todo corazón que ante todo quiere que se le
tenga en cuenta y que su familia vuelva a ser lo que nunca hubiera debido dejar
de ser. Los flash back a su infancia y su juventud nos trasladan a una vida en
Puerto Rico que ella considera más feliz, más plena, con sus hijos unidos y su
marido vivo. Emanan las supersticiones típicas de los sudamericanos. Lola nunca
ha renunciado a sus raíces y esta orgullosa de ellas y ese amor por su tierra
se manifiesta en los platos que prepara, en las historias familiares que cuenta
y que nos van envolviendo a medida que avanza la trama sin grandes sobresaltos.
Porque nos encontramos ante una novela en la
que no pasan grandes cosas, y sin embargo la vida fluye de forma continua, nos
encontramos ante el día a día de un niño peculiar, que a pesar de todas sus
frustraciones es fuerte y optimista y ese optimismo se le traslada al lector a
pesar de todo el drama que subyace de su enfermedad. Y también ante el día a
día de una mujer que solo tiene ya una meta en la vida y que pretende luchar
para conseguirla. Dos luchadores que a su manera nos van enseñando a vivir la
vida, porque a veces olvidamos como hacerlo, nos plantamos con la vista en el
pasado, que nos impide avanzar y fijamos nuestro horizonte en el futuro y de esa
manera nos olvidamos de vivir nuestro bien más preciado el presente, el único
que podemos controlar y disfrutar.
La abuela Lola es una lección de vida, se
reflejan entre sus páginas los miedos de una madre ante el futuro de su hijo,
las desavenencias familiares, tanto en el núcleo principal, como en el más
lejano. Nos enseña como los malos entendidos, las envidias, los rencores pueden
llegar a romper una familia. Es una lección de amor y amistad, donde dos
generaciones tan lejanas como puede ser una abuela y su nieto pueden tejer un
lazo de unión que les proteja de lo malo de la vida.
El libro está escrito en inglés, sin embargo
la labor de la traductora ha sido tan buena que pasa desapercibido, y lo único
que puede hacer que lo sospeches es no tiene ese regusto de los autores
sudamericanos, aunque tampoco renuncia de todo a él y podemos encontrar lo que
yo vendría a llamar realismo mágico al más puro estilo Isabel Allende. Con el
recurso a la comida es imposible no acordarse de Afrodita o de Como agua para
chocolate de Laura Esquivel… amen de otros ejemplos menos conocidos.
Si importantes son las relaciones familiares
en esta historia, no menos lo son los aromas y sabores que salen de su cocina y
que te hacen cosquillas en la pituitaria y te inflaman las papilas gustativas
de puro placer. Si la cocina es una de tus aficiones sin duda disfrutaras la
lectura de La abuela Lola por partida doble, y además gracias a un anexo
situado al final del libro podrás hacer
tus pinitos y cocinar los mismos platos que Lola y Sebastian. Y es que como he
dicho al principio este libro se disfruta con los cinco sentidos, con la vista
por razones obvias, con el olfato y el gusto por las descripciones tan vividas
que te parece estar en ese momento en la cocina disfrutando con ellos de la
sesión. Y el tacto por la misma razón por las descripciones tan buenas que hace
la autora que traslada en el tiempo y en el espacio.
En el apartado de los personajes todos están muy
bien dibujados, ninguno de ellos es plano y evolucionan a la misma velocidad
que la trama. Son personajes creibles, unos con más poder de empatía que los
otros pero todos con su atrativo desde Sebastian que inspira una ternura
infinita hasta Gloria su madre a la que en ocasiones es difícil de comprender,
pasando por Lola esa mujer que parece haber perdido la cabeza y demuestra que esta
más viva y cuerda que en su vida.
Pero creo que hablar con más profundidad de
los personajes puede revelar hechos que importante que el lector vaya
descubriendo poco a poco por ese mismo motivo no voy a profundizar en ellos. Es
una novela coral en la que podremos descubrir la vida en la escuela, la vida de
una pequeña comunidad de ancianos y sus problemas y día a día y al mismo tiempo
la evolución de una pequeña familia desavenida. Nos encontramos ante una novela
coral bien estructurada con personajes entrañables las más de las veces y otros
que terminarán haciéndose un lugar en nuestro corazón.
Pero sin duda si me tengo que quedar con
alguno, me quedo con Sebastian con ese hombrecito que me ha hecho reir, llorar
y soñar, con este niño que no se rinde ante la adversidad y que demuestra su
valentía y rebeldía día a día y que se tiene que plegar ante la evidencia de
que no puede entender a los adultos.
Pocas cosas me quedan a esta altura por comentar,
quizás el estilo de la autora, una forma de narrar sin grandes sobresaltos,
ágil, con gran complejidad por los personajes que dibuja y a la vez fácil de
entender como únicamente puede serlo el lenguaje de los sentimientos. La
historia se desarrolla a lo largo de
treinta y dos capítulos de longitud variable, más un anexo final en el
que se nos presentan las reseñas más un extracto del capitulo donde se
desarrollan.
Conclusión
La abuela Lola es una de esas lecturas
entrañables en la cual sus personajes llegan para quedarse un largo tiempo,
incluso después de terminado el libro. Las emociones, los sentimientos que
despierta y el hecho de que sea una historia cercana al vez que tan lejana en
el espacio hace que sintamos empatía por sus protagonistas, que deseemos
ponernos en su piel y no nos sea nada difícil hacerlo.
Una historia de gran calado que se va a
convertir en una de mis favoritas este año. Te animo a que te sumerjas entre
sus páginas, a que conozcas a Lola y a Sebastian, a que pruebes a hacer alguno
de sus platos y si la cocina no es lo tuyo seas capaz de disfrutarla
igualmente.
12 comentarios:
Pues todos los elementos son muy buenos, la portada, los personajes, despierta emociones, huele que alimenta... Gracias por tu reseña.
besos
Tiene pinta de transmitir mucho...
Besos
Por cierto, Carmina, tienes un premio en mi blog.
Besotes
Qué reseña más completa!Yo ya la tengo apuntada, porque todos coincidís en que merece mucho la pena.
1beso:)
Totalmente de acuerdo contigo, es una historia preciosa y unos personajes inolvidables, una novela que merece la pena leer sin ninguna duda
besos
Preciosa la reseña que has hecho. Y con la que estoy completamente de acuerdo. También va a ser una de mis lecturas del año.
Besotes!!!
Muy bonita la reseña, se ve interesante el libro, pero no acaba de llamarme la atención. Quizá más adelante...
Una reseña muy bonita!! yo también he disfrutado mucho con esta lectura conjunta y aprovecho para conocer tu blog y quedarme pro aquí para seguirte la pista.Besos
Coincidimos en todo. Es un libro precioso, muy emotivo, en el que no pasa nada y pasa de todo. Para mí también ha sido una de las mejores lecturas del año. Un besito y muchas gracias por participar
Esta ya sabes que me la he apuntado sí o sí. :-)
Le tengo muchas ganas al libro, que todos lo ponéis tan bien...!!
Besotes
Me está apeteciendo mucho con la lectura conjunta que habéis hecho y vuestras reseñas, la portada ya por sí sola es preciosa, pero es que encima el tema me gusta también, está ya más que anotado. Un besazo
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