Voy a echar de menos a Marcial, ya lo estoy echando de menos y acabo de leer la última línea, tras el mosqueo inicial por un final que me ha hecho jurar en arameo y que no intuía me he ido quedando huérfana, a pesar del mucho frío que ya transmitía Marcial y no menos heladoras eran las sensaciones que emitía Zoe. A pesar de todo ya eran como de la familia y yo esperaba cada entrega con entusiasmo.
Hace mucho que conocí a David de un modo casual, porque me metí de lleno en su Facebook para que me diera información sobre Castelló Negre, han pasado años desde aquello y tres novelas, algún café que otro, muchas conversaciones sobre literatura y por mi parte una creciente admiración por la persona y por el escritor.
Por la persona, porque sabe escuchar y toma nota de lo que le puede servir para evolucionar, como escritor porque libro a libro sorprende lo que ha aprendido, lo que ha crecido y aún así sigue escuchando, sigue tomando nota de lo que la gente le comenta. Es cercano, no se cree ninguna leyenda, porque sabe que sin sus lectores un escritor no es nadie. He conocido autores autopublicados que no escuchan y se creen alguien en el mundo de la escritura, ningunean al lector que no les baila el agua, y contentar a todos es muy difícil, pero de todo se aprende
Pero como siempre me pierdo en disquisiciones a las que podréis llegar cualquiera que coincidáis con él, no perdáis la oportunidad de acercaros a una presentación, mesa redonda, cualquier evento en el que participe, es un gran conversador literario y no solo habla de su libro.
El autor:
David Jiménez "El Tito" nació en Cartagena en 1978. Es licenciado en Biología por la universidad de Murcia. Después de haber desarrollado su carrera como biólogo en el ámbito del control de calidad, en la actualidad trabaja como agente marítimo de Vigilancia Aduanera.
Ha sido colaborador de Castellón Noticias, como especialista en género negro, hasta su debut literario con Muertes de Sobremesa (ACEN 2015). Dos años después llegó Inspector Solo (Ediciones Versátil, 2017) y ahora No es tiempo de peros. Una serie de novelas que pueden leerse como una trilogía o de manera independiente.
Sinopsis:
Ella ya no es esa policía tímida que no se atrevía a mirarlo a la cara. Él ya ni siquiera es policía.
Ambos han pagado un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo único que los une es una causa común: encontrar al Cazador.
Pero compartir un objetivo no los convierte en compañeros, sólo en socios; unos socios que tendrán que lidiar con una relación amor-odio basada en engaños.
Para Zoe. Marcial es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su novio. Para Marcial, Zoe es la única compañía humana que no le resulta insoportable.
La búsqueda del Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada será igual. Marcial ya no tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado de cumplirlas. Ambos iniciaran un descenso a los suburbios de Cartagena en la investigación de una de blanqueo de capitales que salpicará de sangre los cimientos de la ciudad.
Mis impresiones:
David ha conseguido lo que muchos autores sueñan y pocos consiguen crear el PERSONAJE, si en mayúsculas, porque eso es Marcial, un personaje que no deja a nadie indiferente, que cimenta toda la trama, que la arma, que la sustenta incluso cuando el autor lo convierte en un secundario. Un personaje que violenta al lector, que lo sube en una montaña rusa de sensaciones, que lo lleva desde el odio hasta la comprensión, aunque no en todos los casos, que obliga a que tome partido y en mi caso no siempre sale bien parado, aún así reconozco que Marcial se ha convertido en un imprescindible, que ansío encontrar un personaje como él en cada novela que empiezo, y por supuesto no lo encuentro.
Y ahora viene lo peor lectores adictos a Marcial, David concibió esta historia en tres novelas, y hemos llegado a su final, y no piensa estirar el éxito de su inspector de policía más allá de lo que se había propuesto en su día, por lo menos no de momento, quiere explorar nuevas historias, crear nuevos personajes, seguir evolucionando.
Después de No es tiempo de peros pretende hacer un borrón y cuenta nueva, de hecho ya lo está haciendo y yo al menos me voy a quedar huérfana sin ese policía, porque aunque haya entregado la placa lo sigue siendo, políticamente incorrecto, machista, asocial y muy peculiar que ha creado en mi vocabulario un nuevo vocablo a lo Luis Piedrahita amorodio y siempre en los extremos, sin matices, sin escalas de grises, en uno u otro lado del ring.
Después de No es tiempo de peros pretende hacer un borrón y cuenta nueva, de hecho ya lo está haciendo y yo al menos me voy a quedar huérfana sin ese policía, porque aunque haya entregado la placa lo sigue siendo, políticamente incorrecto, machista, asocial y muy peculiar que ha creado en mi vocabulario un nuevo vocablo a lo Luis Piedrahita amorodio y siempre en los extremos, sin matices, sin escalas de grises, en uno u otro lado del ring.
No es tiempo de peros empieza donde termina Inspector Solo, aunque el autor dice que las novelas se pueden leer de forma independiente aconsejo leerlas en orden para:
1.- Tener una visión global de todos los personajes, los hay que solo aparecen en Muertes de Sobremesa y se recuperan en No es tiempo de peros.
2.- Apreciar el derrumbamiento de Marcial, esa autodestrucción que comienza en la primera de la serie y que avanza imparable hasta el punto final de No es tiempo de peros.
3.- Aprehender la metamorfosis de Zoe, confieso que he podido entenderla, pero no me ha gustado en que se ha convertido y se me queda un sabor amargo con ese punto y final.
4.- Constatar la evolución de David como escritor, y es que novela a novela se ha ido notando el cambio, un mayor dominio del lenguaje, de las técnicas de narración, de la utilización de recursos, una mayor soltura al narrar y al construir las tramas que ganan en complejidad y benefician a la historia y a sus personajes y por ende al lector que se pierde entre sus páginas.
No es tiempo de peros es una novela redonda en muchos sentidos que cierra muchos frentes y deja oros abiertos a la imaginación del lector para que este le de el final que más le convenga, el que más le guste. Aparenta que en cualquier momento puede empezar a andar de nuevo la historia, porque hay personajes para rato, sobre todo hay Marcial para muchos casos más aunque hoy parezca sólo la sombra de sí mismo, hay Zoe para muchas batallas más y sorpresas que solo descubrirás si te pierdes entre sus páginas.
Ambientada en Cartagena la ciudad que lo vio nacer y crecer, en esta novela se convierte en un personaje más, ganando protagonismo. No es necesario haber visitado la ciudad para pasear por ella de la mano de David que en esta ocasión se ha empeñado en llevarnos a aquellos barrios que no pisan los turistas, barrios marginales y oscuros, donde las drogas campan a sus anchas, donde malviven delincuentes, camellos y yonkis. Calles en las que más vale no perderse a según que horas y menos solo.
Al hilo de esto el autor utiliza su novela para hacer critica social, para poner en solfa a los políticos de Cartagena, para denunciar las deficiencias, porque no todo es bello en la ciudad que los turistas inundan a diario, también hay esos lugares que quedan olvidados, en los que cualquier delito es posible, y en los que posiblemente un poco de acción gubernamental sentaría de lujo. No conozco la ciudad pero novela a novela he podido recorrer sus calles, pasear por sus parques y bajar a las zonas más sórdidas, un tour completo el que ofrece David al alcance de todo aquel que se aventure en esta trilogía, aunque es en No es tiempo de peros donde más peso tiene la ambientación y la ciudad se convierte en un personaje más.
Hay una palabra que sobrevuela toda la novela LEALTAD, el leit motiv de Marcial, la razón de que sea tan peculiar, lo que exige a cualquier persona de su entorno, una cualidad que solo aprecia en su fiel galga Sola, ni siquiera Zoe que logró traspasar su coraza lo ha sido. La vida de Lisón se desmorona, pieza pieza van cayendo todos los hombres que creía honestos, sus referentes, aquellos por los que hubiera dado su vida. A veces la ignorancia es una bendición, pero conforme ese caso endiablado va resolviéndose conforme desenredan esa enorme madeja de corrupción y blanqueo de capitales, en la medida que se van acercando al final, la verdad lacera a Marcial, lo hunde más y más y lo aboca a los brazos de las rubias, ellas si saben consolar.
Marcial representa valores que ya están en desuso hoy en día, quizás por ello a pesar de su canallesca personalidad, a pesar de que no comprendamos todo lo que hace y que nos parezcan reprobables muchas de sus decisiones y actuaciones, nos atrae y parte de la culpa de ello la tiene su actitud con la perra; aunque en este libro parece descuidarla un tanto, si no es capaz de cuidarse a si mismo como va a hacerlo de un animal, más bien parece que es la galga quien cuida de él, quien lo saca de su letargo, quien le obliga a levantarse cada mañana aunque la resaca le martillee las sienes y le convierta en esparto la lengua.
Son precisamente esos pasajes con Sola, en los que Marcial se nos muestra como es, como se siente, es justamente ahí donde lo vemos navegar a la deriva, y justo ella es su puerto, su salvación, quien le pone los pies en la tierra, quien más se ha asomado a ese pozo oscuro, quien mejor conoce a su diablo interior porque ha sido capaz de asomarse a sus pupilas y sin embargo ha seguido a su lado sin reprocharle nada, dándole cariño, siéndole LEAL.
Pero Marcial no está solo en esta intricada trama, la acompaña una agente, Zoe Ochoa, una mujer que ha sufrido uno de los reveses más importantes de su vida; una mujer llena de odio que solo vive para la venganza. Una mujer que es la sombra de lo que fue, a pesar de que la veremos más aguerrida, más resuelta, porque el odio es un motor poderoso, más incluso que el amor. Nada queda de esa amistad que lograron forjar, se la llevaron los silencios, las mentiras, la desconfianza. Sólo les une una fuerza, la venganza. Marcial en ocasiones flaquea, le gustaría abandonar y no lo hace por lealtad a Zoe, otra vez esa virtud tan en desuso.
No puedo decir que me haya gustado la Zoe con la que me he encontrado, no creo que pueda volver a ser feliz ni tampoco ser una buena policía, el autor coloca a los personajes al límite, y traspasando una y otra vez la línea que separa la legalidad de la ilegalidad, una línea que en ocasiones es muy gruesa y otras tan fina que en el momento menos pensado estás al otro lado. A pesar de todo he entendido ese cambio, no se como hubiera actuado yo en su lugar, posiblemente igual que ella, porque si algo ha logrado David con esta novela es verosimilitud, personajes de carne y hueso que traspasan el papel, que respiran, que empatizan con el lector.
David ha conseguido que sus personajes bajen al infierno, y los lectores les acompañemos, nos muestra la realidad del alma humana de forma cruda, sin miramientos, esa maldad latente que anida en muchas personas. Pone de manifiesto todos los resortes de la autodestrucción, tanto la de Marcial como la de la misma Zoe, y de otros personajes que no quiero adelantar, vais a tener que descubrirlos entre las páginas de esta última novela.
Y como no podía ser de otra forma demuestra que es un gran lector, podemos encontrar guiños en la última de la trilogía, hay uno que me ha hecho especial ilusión, la mención a Pere Cervantes y a su novela Tres minutos de Color, aunque no es la única referencia metaliteraria que encontrarán los amantes de la novela negra.
Mención especial para ese final que me hizo jurar en arameo, y que redondea una trilogía en la que la mentira, la corrupción, la prostitución, el blanqueo de capitales y sobre todo la deslealtad tienen un papel predominante y también la LEALTAD esa virtud tan sobrevalorada y que se resume en una línea cargada de intenciones.
Conclusión:
Con esta última entrega David Jimenez "El Tito" ha demostrado que ha llegado para quedarse, que se ha ganado un lugar más que merecido en la novela negra española, ha tenido la destreza de ambientar en una ciudad que conoce bien y la ha dibujado con su cara más bonita y con la más amarga. Ha sabido crear un personaje magistral cuya alargada sombra le va a perseguir en cada nuevo proyecto que emprenda, ojalá nos de muchos más personajes de ese calado tan profundo, con esos matices tan amargos y ácidos con esas sombras tan oscuras que hasta opacan la poca luz que logra emitir.
Nos encontramos ante una novela que tiene un ritmo constante, en la que no decae la tensión en ningún momento, con un vocabulario rico, pulido y cambios de registro cuando son necesarios, dotando a cada personaje de una individualidad muy marcada tanto física como psicológicamente. Y sobre todo si hemos leído las novelas por orden hemos ido asistiendo al nacimiento de un escritor, al que le deseo muchos éxitos y al que pienso seguir los pasos.
Ya solo me queda recomendarte encarecidamente esta trilogía, desde la primera de la serie que puedes encontrar por muy poco en la red, disfrutar de unos personajes ricos en matices y muy complejos y de una trama que vira en multitud de ocasiones haciendo que el lector cree sus propias hipótesis para finalmente demostrarle lo equivocado que estaba. Y como tres libros no se sustentan con una sola trama, novela a novela encontraremos una subtrama distinta igual de atractiva que la principal.
David ha conseguido que sus personajes bajen al infierno, y los lectores les acompañemos, nos muestra la realidad del alma humana de forma cruda, sin miramientos, esa maldad latente que anida en muchas personas. Pone de manifiesto todos los resortes de la autodestrucción, tanto la de Marcial como la de la misma Zoe, y de otros personajes que no quiero adelantar, vais a tener que descubrirlos entre las páginas de esta última novela.
Y como no podía ser de otra forma demuestra que es un gran lector, podemos encontrar guiños en la última de la trilogía, hay uno que me ha hecho especial ilusión, la mención a Pere Cervantes y a su novela Tres minutos de Color, aunque no es la única referencia metaliteraria que encontrarán los amantes de la novela negra.
Mención especial para ese final que me hizo jurar en arameo, y que redondea una trilogía en la que la mentira, la corrupción, la prostitución, el blanqueo de capitales y sobre todo la deslealtad tienen un papel predominante y también la LEALTAD esa virtud tan sobrevalorada y que se resume en una línea cargada de intenciones.
"Yo cuido de los míos"
Conclusión:
Con esta última entrega David Jimenez "El Tito" ha demostrado que ha llegado para quedarse, que se ha ganado un lugar más que merecido en la novela negra española, ha tenido la destreza de ambientar en una ciudad que conoce bien y la ha dibujado con su cara más bonita y con la más amarga. Ha sabido crear un personaje magistral cuya alargada sombra le va a perseguir en cada nuevo proyecto que emprenda, ojalá nos de muchos más personajes de ese calado tan profundo, con esos matices tan amargos y ácidos con esas sombras tan oscuras que hasta opacan la poca luz que logra emitir.
Nos encontramos ante una novela que tiene un ritmo constante, en la que no decae la tensión en ningún momento, con un vocabulario rico, pulido y cambios de registro cuando son necesarios, dotando a cada personaje de una individualidad muy marcada tanto física como psicológicamente. Y sobre todo si hemos leído las novelas por orden hemos ido asistiendo al nacimiento de un escritor, al que le deseo muchos éxitos y al que pienso seguir los pasos.
Ya solo me queda recomendarte encarecidamente esta trilogía, desde la primera de la serie que puedes encontrar por muy poco en la red, disfrutar de unos personajes ricos en matices y muy complejos y de una trama que vira en multitud de ocasiones haciendo que el lector cree sus propias hipótesis para finalmente demostrarle lo equivocado que estaba. Y como tres libros no se sustentan con una sola trama, novela a novela encontraremos una subtrama distinta igual de atractiva que la principal.
16 comentarios:
Tengo que leer ya el primero de esta trilogía, sí o sí!
Besotes!!!
Ozú, Carmina, la reseña es S-U-B-L-I-M-E. La suscribo totalmente. Por cierto, imagino que una vez que David Jiménez la lea, los cafés correrán por su cuenta de aquí a un lustro.
Un beso.
Gran reseña Carmina y coincido plenamente en todo contigo, palabra a palabra todo lo que has contado de la novela y de David, para mí su ascenso como autor es brutal. Genial!!
Bravo Carmina, has sacado a relucir en esta reseña la esencia de la novela, sin dejar ningún cabo suelto y sin spoilers. La novela me ha emocionado, me ha sorprendido y me ha enamorado, El progreso como escritor del autor es espectacular. Ahora a esperar impaciente la próxima. Un beso
Suscribo todo lo que dices, Carmina. No me queda más que agregar, que leídas las dos novelas, he visto una clara evolución en el autor y aunque no le conozco en persona, doy fe que es una persona muy cercana a quien esos humos a los que haces referencia en otros autores autopublicados, no existen. La novela en sí misma, me ha impactado muchísimo, sobre todo en lo que Lisón se refiere, me ha resultado un personaje que se ha creado así mismo con sus más y sus menos, un ser que ha sufrido mucho (no he leído el primero libro, pero lo leeré) y cuya vida, desde luego, no ha sido nada fácil. Zoe en cambio, se vistió de hielo y lo único que busca es venganza, una dupla que desde luego, pueden seguir contando casos y cosas hasta el infinito y más allá.
Hola gracias por la reseña la trilogía suena bien... me la apunto para más adelante. Saludos
Qué envidia me das por conocer a David Jiménez. Tiene que ser una pasada poder comentar con él todos los aspectos de la novela. En cuanto al PERSONAJE de Marcial.... sin palabras. Nunca me había encontrado a nadie como él en una novela. La trilogía es fantástica. Bss.
Me habéis dejado con ganas de leer la trilogía, tiene pintaza.
Besos
Me han entrado unas ganas enormes de leerla, queda apuntada
Besos!
Buenísima reseña Carmina, la verdad es que es espectacular la trilogía de David, para mi me ha marcado Marcial por su personalidad tan peculiar, no tengo palabras para describirlo. Besos
Me has puesto los dientes largos y tengo que hacerme con la trilogía ya. Besinos.
No he leído nada de este autor y no lo descarto, pero tendría que descubrir la serie completa y ahora mismo tengo otras sagas pendientes que me apetecen más.
Besos.
Hola!! Pues me has picado mucho la curiosidad por esta trilogía que desconocía. ¡Genial reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
Si tenía algo claro cuando afronté la lectura de este tercer libro es que iba a quedar huérfana de Marcial Lisón, y eso es algo que no me apetecía. Aún recuerdo la campaña que hicimos por twitter para pedir a David que acelerara su escritura y publicara cuanto antes este tercer libro, después de disfrutar con "Inspector Solo". David ha creado un personaje espectacular, a pesar de sus sombras, que se mueve por lealtad hacia los que considera suyos, y que por tanto se lleva más de un revés. Me ha gustado cómo ha evolucionado el personaje a lo largo de estos tres títulos, y de la transformación de Zoe, qué decir; personalmente tampoco me ha gustado aquello en que se ha convertido, pero he llegado a entenderla, porque el autor nos ha explicado el porqué de esta evolución. Me ha gustado visitar los bajos fondos de Cartagena, esa parte que tampoco conozco, y disfrutar de la evolución de David como escritor (yo también te envidio los cafés que puedas tomarte con él). Huérfana de Marcial, quedo a la espera de la nueva aventura literaria del autor, que espero no se demore mucho, y que en un futuro, si le viene bien, retome a los personajes del libro que hoy traes, porque hay historia para rato.
Muy buena reseña como siempre, Carmina. Besos.
No he tenido aún ocasión de leer la primera entrega y espero ponerle remedio pronto, porque con lo cuadriculada que soy, no sé si seré capaz de perdonarme este desliz, jajajaja. A mí también me daba mucha pena pensar que nos íbamos a quedar huérfanos de Marcial, porque menudo personaje ha creado David; aunque yo casi me quedo con Sola. :-)
Una grandisima novela y un gran autor al que pienso seguir de cerca y Marcial, el PERSONAJE... yo tambien le estoy echando de menos.
Grandisima reseña Carmina. Un beso.
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